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miércoles, 29 de julio de 2015

EE.UU. OBAMA. EE.UU.tiene reparos sobre cómo se está encarando la crisis griega

Diario "Clarín". Buenos Aires, 19 de julio de 2015.

EE.UU.tiene reparos sobre cómo se está encarando la crisis griega

discrepancias entre washington y bruselasEl acuerdo salido de la maratónica reunión europea del fin de semana pasado fue demolido en un documento del FMI.

  • Larry Elliott - Traducción: Susana Manghi

Imagínese que usted es Barack Obama mirando desde el otro lado del Atlántico los acontecimientos de Grecia. Sus aliados europeos le han estado diciendo durante los últimos cinco años que pueden resolver sus propios asuntos y que no hay necesidad de que Washington participe. Pero Angela Merkel y François Hollande no han cumplido. ¿Usted qué hace?
La respuesta es que usted comienza a mostrar los músculos. Utiliza la influencia estadounidense en el Fondo Monetario Internacional para asegurarse de que un documento muy crítico con el último intento de Europa para resolver la crisis griega llegue al dominio público. Lo que es más, elige el momento. Justo 24 horas antes de que el enormemente polémico acuerdo se vote en Atenas, hace que el FMI deje caer una bomba: el acuerdo no va a funcionar.
Así que cuando Jack Lew, el secretario del Tesoro de EE.UU., se reunió con su par alemán, Wolfgang Schäuble, el miércoles, Berlín ya estaba anoticiado del mensaje de la Casa Blanca: el presidente dice que ya es suficiente: ajusten más a los griegos; denles más alivio de la deuda; mantengan la moneda única intacta.
La decisión de Obama de dejar caer sin mucho ruido su posición se venía gestando desde hacía algún tiempo. Hubo comentarios puntuales sobre la necesidad de un plan de crecimiento para Grecia. Hubo llamadas telefónicas a Berlín y París. Hubo presión sobre los europeos en las reuniones de los países industrializados del G-7 y la reunión ampliada del G-20, de países desarrollados y en desarrollo. Un análisis de la sostenibilidad de la deuda anterior se filtró en los días previos al referéndum griego y ayudó a endurecer la oposición a las condiciones (menos draconianas entonces) que se ofrecían. Una vez más, el fondo eligió bien su momento. Una vez más, las huellas digitales del Tesoro de Estados Unidos estaban por todas partes.
Pero no funcionó. Europa ha insistido en asestarle a Grecia un acuerdo que a criterio de los Estados Unidos está condenado al fracaso. Así que ahora Washington ha dejado en claro que está dispuesto a utilizar su influencia para asegurarse de que el Fondo no participe en un tercer rescate a menos que haya suficiente alivio de la deuda como para que el paquete “dinero a cambio de reformas” cierre.
El supuesto, cuando se llegó al principio de acuerdo entre Grecia y sus acreedores el lunes, era que el FMI iba a aportar alrededor de 20% del dinero necesario, algo más de 16.000 millones de euros. Pero eso está lejos de estar asegurado. Después de dar a conocimiento público su trabajo de demolición del plan elaborado en las maratónicas conversaciones del fin de semana, un funcionario del FMI dijo que “una solución ambiciosa y concreta al problema de la deuda griega” es un prerrequisito para que el FMI le presente un nuevo progama a su directorio.
A pocos les quedó alguna duda de qué quería decir el funcionario, ni acerca de quién estaba hablando en realidad. Era el Tesoro de los Estados Unidos diciendo que Europa tenía una decisión por tomar. Podía esperar 30 años para que Grecia empezara a pagar su deuda; podía proporcionar más apoyo financiero a Atenas para que pueda cumplir con sus pagos de la deuda; o podía dar de baja parte de la deuda. Si no hacía ninguna de estas tres cosas, el Fondo se lavaría las manos respecto de Grecia.
Obama puede hacer esto porque los Estados Unidos dominan el FMI y lo vienen haciendo desde que la organización fue creada en la conferencia de Bretton Woods en 1944. Europa siempre ha tenido el derecho a elegir el director gerente del Fondo – en la actualidad, la francesa Christine Lagarde– pero nada puede ser hecho sin la aprobación de Estados Unidos.
La crítica de EE.UU. tiene una dimensión geopolítica tanto como económica. Para decirlo en pocas palabras, el enfoque que Estados Unidos tuvo de la economía despues de la crisis fue anteponer el crecimiento a la reducción del déficit. La idea era que primero la economía se moviera y luego resolver la cuestión de las finanzas públicas. Europa, con Alemania como el mejor ejemplo, tomó el camino contrario. La evidencia sugiere que el enfoque de Estados Unidos está funcionando mejor.
Aun así, Grecia no les importaría tanto a los Estados Unidos si no fuera porque la ven como un miembro clave de la OTAN en el Mediterráneo oriental, una región que los EE.UU. creen que ya está suficientemente inestable. A Washington le preocupa el conflicto en Ucrania. Le preocupa la guerra civil en Siria. Le preocupa Turquía. Le preocupa la posibilidad de que una Grecia salida del euro y desesperada por divisas quisiera congraciarse con Moscú y Pekín. A fin de cuentas, Obama piensa que vale la pena ser mucho más generosos con Grecia con el fin de asegurarse de que no se vaya del euro.
Los Estados Unidos tienen muchos aliados entre los demás miembros no europeos del FMI. India, Brasil y China expresaron dudas sobre el plan de rescate inicial del 2010 y, dado el análisis de la sostenibilidad de la deuda, verán el último plan como tirar dinero a la basura. Estados Unidos probablemente no necesite usar su poder de veto para bloquear la participación del FMI en un tercer rescate: el Fondo tendría que romper sus propias reglas y contrariar los deseos de muchos de sus países miembros para intervenir.
La crisis griega ha dejado al descubierto diversas tensiones. Está el cisma entre Grecia y sus socios de la eurozona. Está la división entre Alemania y Francia. La última escición que está emergiendo es entre EE.UU. y Europa. Christine Lagarde, una europea al timón de una institución que EE.UU. dirige, necesitará de todo su famoso charme para que las cosas se allanen.

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