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lunes, 13 de julio de 2015

PETRÓLEO. 2011 Los petróleos no convencionales transforman el mapa energético

Ieco Diario "Clarín". Buenos Aires, 13 de noviembre de 2011.

HIDROCARBUROS informe especial
Los petróleos no convencionales transforman el mapa energético

Gracias a los avances de la tecnología, las reservas de crudo y gas han dado un enorme salto en los últimos años. Hay polémicas por el costo ambiental.

THE NEW YORK TIMES ESPECIAL PARA CLARIN

La extinta primera ministra de Israel Golda Meir solía bromear sobre Moisés y el éxodo. “Nos llevó 40 años por el desierto para traernos al único lugar del Medio Oriente que no tiene petróleo”.
Según se ve ahora, Moisés no andaba tan errado. En el último par de años, se han encontrado enormes cantidades de gas natural a gran profundidad bajo las aguas del Mediterráneo israelí, y hay estudios en curso para testear la factibilidad de extraer petróleo sintético de un vasto roquedal rico en querógeno al suroeste de Jerusalén.
Ese vuelco en Israel es una de las muchas sorpresas energéticas que se están produciendo con el avance de una nueva generación de combustibles fósiles no convencionales.
Desde el Artico al norte de Noruega, hasta un yacimiento de shale (esquisto bituminoso) en la Patagonia argentina, desde las arenas petrolíferas del oeste de Canadá hasta las prospecciones de aguas profundas frente a las costas de Angola, nuevas tecnologías están permitiendo extraer, recuperar o perforar nuevas fuentes gigantescas de gas y petróleo. Algunas de esas reservas se conocían desde hacía décadas, pero eran inaccesibles económica o tecnológicamente.
Esos combustibles podrían poner en el mercado en las próximas décadas cientos de miles de millones de barriles de reservas recuperables y modificar cálculos geopolíticos y económicos. Se espera que el nuevo boom perforador diversifique las fuentes del planeta, quitando centralidad al Oriente Medio.
Algunos hablan de un cambio tectónico, o de un cambio de ciclo “Llámeselo como se lo llame”, dice Edward Morse, jefe de investigación de commodities en Citigroup, “estas fuentes van a cambiar muchísimo el panorama de la oferta energética”.
La transformación se inició en los 90 con los primeros pozos de aguas profundas del Golfo de México y de Brasil, pero cobró envergadura en la última década al compás de la declinación de los yacimientos convencionales, la suba de los precios de la energía y los rápidos cambios tecnológicos.
Estados Unidos ahora puede pensar en reducir sus cincuenta años de dependencia de Medio Oriente. China e India pueden tener los recursos para el crecimiento de sus clases medias. Para Japón y gran parte de Europa podría ser la oportunidad de reducir su dependencia de la energía nuclear. Y, al menos en teoría, países pobres de Africa podrían salir de la pobreza.
Pero dar nueva vida a los combustibles fósiles es un trato con el diablo, que probablemente dificultará aún más las soluciones para el cambio climático y el desarrollo de energías renovables. “No sólo se está extendiendo la era de los combustibles fósiles”, dice Daniel Lashof, director del programa de clima del Natural Resources Defense Council, “sino que se está yendo hacia combustibles fósiles que son más sucios y liberan más contaminación carbónica en el proceso de extraerlos y utilizarlos”.
Aguas profundas Para la perforación mar adentro en aguas profundas –que ha aumentado considerablemente la oferta de petróleo y gas en todo el planeta–, el futuro es hoy. La producción mundial de petróleo de aguas profundas saltó de 1,5 millones de barriles diarios a casi 7 millones en los últimos 11 años, y hoy representa un 8% de la oferta total. Dicen los expertos que esa producción se duplicaría para 2020.
La mayoría de las perforaciones son en el Golfo de México, costa afuera de Brasil, Australia e India, y en la costa occidental de Africa.
Pero apenas un 10% de los yacimientos de gas y petróleo de aguas profundas han sido explorados y perforados en forma extensiva.
En los últimos años, los avances en la capacidad de procesamiento de las computadoras han permitido a los geólogos descifrar datos sísmicos a 5.000 metros o más por debajo del lecho oceánico.
Hoy es posible obtener imágenes tridimensionales y hacer mapas sísmicos aun debajo de gruesas capas de sal, que antes no dejaban ver con nitidez los yacimientos no explotados.
Aun con todos los avances, hay riesgos, como lo demostró el desastre de BP Deepwater Horizon el año pasado. Las reglamentaciones se endurecieron un poco en el mundo, pero no lograron mucho más que una pausa en las perforaciones.
Incluso en EE.UU., a un año del accidente, la perforación volvió casi a los niveles anteriores al hundimiento de la plataforma.
Cuba planea comenzar a perforar pozos exploratorios offshore a fin de año, y México da lentos pasos hacia la perforación en aguas profundas. Ya hay perforaciones en aguas profundas frente a costas de Ghana, y según los expertos, existen yacimientos fértiles a lo largo de toda la costa oeste de Africa.
Los geólogos sostienen que los yacimientos de Africa occidental encajan como piezas de un rompecabezas con los posibles yacimientos de América del Sur, porque ambos continentes estuvieron conectados hace cientos de millones de años. Hace poco, Total y Shell hicieron un descubrimiento en la costa de la Guayana francesa, y también el vecino Surinam, al parecer, va camino de convertirse en un productor de importancia.
Según algunos analistas, se descubrirán más yacimientos offshore bordeando las costas brasileñas y hacia el sur, en la Argentina.
Arenas bituminosas Las oil sands o arenas bituminosas ya han convertido a Canadá en una superpotencia energética; para EE.UU. eso significa depender menos de la OPEP, en favor de una fuente más amigable. Estas arenas se conocen hace décadas, pero eran demasiado caras para producir en gran escala. Luego, el aumento de los precios del crudo alteró la economía a su favor, al atraer inversiones de miles de millones de dólares de petroleras internacionales, entre ellas las de China.
A partir de 2000, la producción de petróleo sintético pasó de 600.000 a más de 1,5 millones de barriles diarios, convirtiendo a las oil sands de Canadá en la principal fuente de petróleo importado a Estados Unidos. (Canadá también exporta gran cantidad de crudo convencional a EE.UU.). La estimación actual de cuánto hay supera las reservas totales de Irak.
Las cuestiones ambientales son lo único que le pone cierto freno a la producción de estas arenas canadienses. En muchos casos, la producción mediante excavación minera exige deforestar bosques boreales, que constituyen un importante depósito de carbono. La refinación de las arenas bituminosas requiere la combustión de gas y genera más emisiones de carbono que la mayoría de las variedades de crudo, pese a la reducción del 40% desde 1990 de las emisiones de carbono por barril producido.
Los avances tecnológicos de los últimos años han perfeccionado el engorroso proceso de refinación del betún, la materia prima de la producción de petróleo sintético.
Recuperar reservas que están muy profundas mediante inyección de vapor en vez de usar minería ha reducido el impacto de las operaciones y del riesgo ambiental para los bosques.
Pero hay fuerte oposición de ambientalistas estadounidenses y canadienses, que pugnan por detener la construcción de oleoductos.
Esa resistencia obligó a las compañías petroleras a realizar fuertes inversiones en investigación para reducir el impacto de la extracción y las emisiones de carbono.
Los combustibles sintéticos hoy van casi exclusivamente a los mercados de EE.UU. y Canadá, pero China y otros países asiáticos están cada vez más interesados en las arenas bituminosas. En los últimos dos años, compañías chinas han invertido más de U$15.000 millones en proyectos de oil sands canadienses, aunque todavía no existe una manera de transportar el combustible a China.
Shale La principal carta para el futuro del petróleo y del gas pueden ser el shale (esquisto bituminoso) y otras rocas compactas.
A comienzos de la última década, se creía que EE.UU. estaba agotando sus recursos gasíferos, y se empezaron a construir numerosas terminales de importación de gas natural licuado. Pero el gran alza de producción en los yacimientos de shale de Pensilvania, Texas, Luisiana y otros estados en los últimos cinco años generó tal superabundancia que el precio del gas natural se derrumbó, y las petroleras quieren convertir sus terminales de importación vacías en instalaciones de exportación.
La nueva perforación fue posible gracias a una combinación de tecnologías antiguas y modernas. El fracking o fractura hidráulica –inyección de agua, arena o productos químicos a alta presión para fracturar la roca dura– se hace desde hace décadas. Hoy, combinando esta práctica con la perforación horizontal se han aprovechado los yacimientos que estaban prácticamente en desuso en el pasado.
La producción de shale gas (gas de esquistos) en EE.UU. hoy quintuplica la de 2006, y en 2009 el país superó a Rusia como primer productor de gas del mundo.
Los grupos ecologistas se oponen a esta práctica, argumentando que los productos químicos que integran los fluidos de fractura pueden contaminar las reservas de agua.
Hubo prohibiciones permanentes o temporarias del fracking en Nueva York, Nueva Jersey y Maryland.
Sin embargo, la perforación para extraer gas de esquistos al parecer continuará a ritmo vertiginoso en los estados productores.
El resto del mundo observa.
Hubo prohibición en Francia, Alemania, Sudáfrica y Quebec; Gran Bretaña, Ucrania y otros países avanzan en el tema con cautela. Pero, según proyecciones del Departamento de Energía de EE.UU., el shale gas podría representar el 14% de la oferta mundial de gas para 2030, con 32 países con potencial de producción. Polonia se perfila como el próximo gran productor.
Casi 33.000 kilómetros cuadrados han sido arrendados por Chevron, Exxon Mobil, ConocoPhillips y otras grandes petroleras.
Europa importa un 60% de su gas (casi la mitad, de Rusia). El deseo de los europeos de no depender tanto de la energía nuclear o del carbón podría dar un fuerte impulso a la producción local, al menos en algunos países.
China también se mueve. Con el objetivo de satisfacer con shale el 10% de su demanda de gas para 2020, ya hizo su primera licitación.
En los últimos cinco años, gracias al perfeccionamiento de las técnicas, se obtiene también petróleo de los shales. La producción crece velozmente en Dakota del Norte, Montana y Texas. Y en el resto de EE.UU. hay otros 20 yacimientos de shale y otras rocas compactas que podrían convertir a estados como Ohio y Michigan en grandes productores.
La exploración de este tipo de yacimientos fuera de EE.UU. y Canadá todavía está en pañales, si bien existen importantes yacimientos de shale en Europa, China, Africa y Sudamérica. “Esto podría cambiar los pronósticos de producción de todo el planeta”, dijo Bobby Ryan, vicepresidente de exploración mundial de Chevron. “Pero todavía estamos en los umbrales”.
La Argentina también parece un lugar promisorio para el petróleo y el gas: empresas estadounidenses como Apache, Exxon Mobil y EOG Resources están haciendo grandes inversiones en shale en la provincia de Neuquén (ver páginas 6/7).
Pero existen obstáculos, entre ellos la oposición política. El análisis geológico de los shales en todo el mundo recién comienza, y faltan equipos y mano de obra calificada.
Esto retrasa la contratación para el fracking y eleva los costos en los yacimientos ya desarrollados. Africa y Medio Oriente podrían contar con reservas promisorias, y Arabia Saudita ha comenzado a estudiar sus yacimientos de shale, pero las necesidades de agua para el fracking serán un gran obstáculo de no mediar algún vuelco tecnológico.

Traducción: Susana Manghi



Efectos en la geopolítica y la ecología

Estratégico. Si bien muchos países se beneficiarán con los nuevos recursos , EE .UU. sería el gran ganador. Hasta los años 60, las petroleras de EE.UU. dominaban los recursos petroleros del norte de Africa y del Golfo Pérsico, en alianzas con gobiernos autocráticos.
Para los 70, cuando la producción de EE.UU. empezaba a declinar y la OPEP y las petroleras estatales tomaron el control del crudo del mundo, EE.UU.
prácticamente tuvo que aceptar la condición de rehén.
Hoy eso se está revirtiendo.
“Ahora hay posibilidades de reequilibrar el poder estratégico en u el mundo”, dice David Goldwyn, ex coordinador del Departamento de Estado. “Si somos capaces de manejar una oferta incremental significativa de EE.UU., de Canadá, de Brasil y de países amigos de Africa occidental, podremos reducir el riesgo de problemas de oferta causados por Medio Oriente u otros países que pudiesen utilizar el petróleo como arma”.
Planeta. Para EE .UU., China y muchos otros países, la bonanza tendrá su precio, ya que la ampliación del uso de combustibles fósiles traerá aparejada degradación ambiental. Según el Departamenu to de Energía de EE.UU., la demanda de energía en el mundo va a aumentar un 50% para 2035. Las energías renovables subirán su parte, del actual 10% de las energías usadas a un 15%, pero esto no alcanzará para cubrir el aumento de la demanda.
Ciclo. “La era de los combustibles fósiles se va a prolongar en varias décadas”, dice Ivan Sandrea, presidente de Energy Intelligence Group “El petróleo y gas no convencionales representan los comienzos de un ciclo tecnológico que puede durar 60 años.
Están realmente en pañales”.

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