Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 13 de marzo de 2012
La guerra que complica a Obama
Los talibanes juran venganza tras la masacre de civiles
Crece la indignación en Afganistán; nuevos detalles del mortal raid del militar de EE.UU.
KABUL.-
En medio de una creciente indignación, los insurgentes talibanes
prometieron ayer vengar la masacre de 16 civiles afganos, perpetrada
anteayer a manos de un soldado norteamericano, en un incidente aún no
esclarecido que amenaza con incrementar el sentimiento
antinorteamericano en Afganistán.
"El Emirato Islámico [gobierno
talibán] apoya a las víctimas de esta acción salvaje, y garantizamos a
sus herederos que nos vengaremos de estos invasores y asesinos y
castigaremos sus acciones bárbaras", afirmaron los talibanes en un
comunicado en su sitio web.El mortal raid comenzó en la madrugada de anteayer en el distrito de Panjwai, en Kandahar, donde el militar, según fuentes oficiales, salió de su base e inició una incursión armada por varias casas de dos aldeas cercanas. Allí dejó 16 muertos -algunos de ellos luego quemados- y cinco heridos. Sin embargo, algunos testigos afganos afirman que el asesino tuvo colaboración de otros uniformados.
Fuentes de la OTAN, que mantiene una misión de 130.000 tropas en Afganistán, confirmaron ayer que el supuesto autor de los hechos es un sargento de 38 años que había llegado al país en diciembre pasado, aunque contaba con experiencia previa en Irak, donde participó en tres misiones en los últimos diez años.
El soldado, detenido y bajo custodia militar, podría haber actuado bajo los efectos de una crisis nerviosa. "Si los autores de la masacre tenían un problema mental, esto supone una transgresión moral del ejército norteamericano, porque está armando a lunáticos que disparan contra afganos indefensos", afirmaron los insurgentes.
Militares norteamericanos revelaron ayer que el sargento -cuya identidad fue preservada- había sufrido daños cerebrales durante un accidente automovilístico y que tenía problemas matrimoniales. Pero los médicos del ejército autorizaron su envío a Afganistán.
Según reconstruyeron los investigadores militares, el asesino dejó la base en medio de la noche con lentes de visión nocturna. Cerca de las 3, asesinó a 15 personas en la primera aldea y, minutos después, a la última víctima en el segundo poblado. El militar cumplía funciones en Camp Belambay, una base remota desde la que brindaba protección a las fuerzas de operaciones especiales dedicadas a instruir a las milicias locales.
Entre los interrogantes que desvelan a los funcionarios es cómo logró salir de la base sin despertar sospechas. Las bases militares están amuralladas y rodeadas de alambre y vigiladas por puestos de control armados. Además, cuentan con una seguridad extrema, especialmente en un distrito caliente como el de Panjwai, un ex bastión de los talibanes. Por motivos de seguridad, a los soldados no les está permitido salir de la base sin una misión o encargo.
También se supo ayer que el sospechoso pertenece a la Base Conjunta Lewis-McChord, de donde también procedían los cuatro soldados condenados por asesinar a varios civiles afganos y guardar parte de sus cuerpos como trofeos. Lewis-McChord está en las afueras de Seattle, en el noroeste de Estados Unidos, y es reconocida como la "más problemática del servicio militar" del país. Con más de 100.000 soldados y civiles, es criticada por el comportamiento de sus militares y el año pasado sufrió el mayor índice de suicidios de su historia.
Tras la matanza, los diputados del Parlamento de Afganistán decidieron no reunirse ayer en señal de protesta y exigieron a Estados Unidos que "los autores" sean puestos a disposición de la justicia y sometidos a un juicio público. "Esto será una lección para todos aquellos que viertan sangre afgana bajo cualquier pretexto", afirmaron los diputados.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, condenó la "espantosa e inexplicable" matanza y prometió justicia. "Está abierta una investigación y un sospechoso está detenido. Todo el mundo debe saber, dentro y fuera de Afganistán, que Estados Unidos mantiene su compromiso de ver a Afganistán avanzar hacia un estado próspero, democrático y seguro."Pese al baño de sangre, la Casa Blanca reforzó ayer su compromiso de retirar gradualmente las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán, como parte de un acuerdo con sus socios de la OTAN que prevé una retirada total para fines de 2014.
"Por muy trágicos que sean estos hechos, la estrategia está centrada en desbaratar, desmantelar y derrotar a Al-Qaeda y estabilizar el país, para que las fuerzas de seguridad afganas puedan asumir la responsabilidad. Esa es la estrategia que el presidente está implementando", afirmó Jay Carney, vocero del presidente Barack Obama.
Agencias DPA, ANSA, EFE y AP .
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