Diario "Clarín". Buenos Aire, 14 de julio de 2013. P.26
Crisis en el Mercosur: Paraguay pone límites y no regresa al mercado regional
EL BLOQUE REGIONAL Cuestiona el ingreso de Venezuela como socio pleno cuando Asunción fue suspendida luego de la destitución de Lugo. Muy duro, el gobierno electo paraguayo denuncia fallas jurídicas no subsanadas.- Eleonora Gosman
La permanencia de Paraguay en el Mercosur es
incierta. A pesar de la decisión del bloque de levantar inmediatamente
la suspensión decidida hace un año y afirmar que el país ya puede
retornar a la vida política regional, una declaración del presidente
electo Horacio Cartes dejó ese reingreso en el limbo.
Anunció, a través de un comunicado, que no asistirá a ninguna cita, en ninguno de los niveles de funcionarios, durante este segundo semestre cuya presidencia pro tempore tocará a Venezuela.
Hace poco más de un año, el parlamento paraguayo destituyó al ex presidente Fernando Lugo en un juicio político relámpago, que no le dio margen al ex jefe de Estado a ensayar su defensa. Ese impeachment dio lugar a la suspensión de Paraguay en el Mercosur y la asunción de Federico Franco, quien debe entregar la presidencia a Cartes el próximo 15 de agosto.
Se suponía que el futuro gobernante tendría una actitud negociadora; aunque ya el viernes a media tarde fue evidente que Asunción no pensaba volver al bloque en cuanto su titularidad estuviera en manos del venezolano Nicolás Maduro, lo que debe ocurrir hasta diciembre próximo cuando le traspase el mando a la presidenta Cristina Kirchner.
Cartes cuestiona, en lo esencial, el ingreso de Venezuela como miembro permanente el 31 de julio de 2012, justo cuando le habían cancelado la voz y el voto al gobierno de Franco. Para el futuro jefe de Estado “un hecho fundamental de la política internacional es la vigencia del derecho internacional. La política no es fuerza ni arbitrio. Tampoco legitima cualquier hecho y procedimiento que se aparten del derecho”. Sostuvo además que la incorporación de Venezuela “no ha sido subsanada conforme a las normas legales a que deber ajustarse” y que “el mero transcurso del tiempo y las decisiones políticas posteriores no restablecen por sí el imperio del derecho”.
En verdad, de no haber mediado el “golpe parlamentario” paraguayo contra Lugo, Caracas hubiera estado todavía en la sala de espera del bloque regional. La razón era, y es aún, la resistencia del Congreso asunceño de votar el tratado que habilitaba la entrada del quinto socio pleno. Los otros tres fundadores –Brasil, Argentina y Uruguay– ya habían ratificado el protocolo. La ausencia obligada del gobierno encabezado por Franco sirvió para eliminar el obstáculo.
Durante la cumbre, el medido canciller brasileño Antonio Patriota no dejó lugar a dudas sobre la posición brasileña respecto de este diferendo, acompañada por el resto. Dijo que el traspaso de la presidencia pro tempore del bloque al presidente venezolano Maduro era “irreversible” y no estaba sujeta a ninguna clase de litigio. En otras palabras, no había lugar para los reclamos paraguayos (ver extracto de la entrevista de Cartes a Clarín en página 27).
La presidenta Dilma Rousseff saludó efusivamente el estreno de Nicolás Maduro como presidente del Mercosur, a quien le dijo: “Usted va a contar con nuestro total respaldo”.
Respecto de Cartes, Dilma colocó las cosas en términos de expectativa. “Su asunción (el 15 de agosto) es motivo de esperanza en la región”. Reconoció que “Paraguay es parte esencial del Mercosur” y subrayó que “como expresó Nicolás (Maduro) esa tarea de asegurar que retorne a la región será perseguida por todos nosotros”. Dilma subrayó por último: “Nosotros jamás tuvimos actitudes de retaliación del pueblo paraguayo; lo que hicimos fue tomar una actitud política”. Recordó que durante este tiempo “hemos ampliado las relaciones económicas y comerciales con Paraguay y esto marca una diferencia. Mercosur actuó en forma madura y mostró que los pueblos no pueden ser víctimas de nuestras acciones”. En una conferencia de prensa ofrecida al finalizar la cumbre, anticipó: “Todos nosotros iremos a la asunción de Cartes”. Y, en tono contemporizador, concluyó que “en el Mercosur podemos tener divergencias pero no tenemos la práctica de usar aquellos métodos (en alusión a eventuales represalias)”. En cuanto a la posición de Argentina, según el canciller Héctor Timerman, es la de ser “muy generosos”. Fue lo que respondió cuando los periodistas le preguntaron si el gobierno de Cristina Kirchner estaría dispuesto a ceder la presidencia pro tempore a Asunción, en el primer semestre de 2014.
Anunció, a través de un comunicado, que no asistirá a ninguna cita, en ninguno de los niveles de funcionarios, durante este segundo semestre cuya presidencia pro tempore tocará a Venezuela.
Hace poco más de un año, el parlamento paraguayo destituyó al ex presidente Fernando Lugo en un juicio político relámpago, que no le dio margen al ex jefe de Estado a ensayar su defensa. Ese impeachment dio lugar a la suspensión de Paraguay en el Mercosur y la asunción de Federico Franco, quien debe entregar la presidencia a Cartes el próximo 15 de agosto.
Se suponía que el futuro gobernante tendría una actitud negociadora; aunque ya el viernes a media tarde fue evidente que Asunción no pensaba volver al bloque en cuanto su titularidad estuviera en manos del venezolano Nicolás Maduro, lo que debe ocurrir hasta diciembre próximo cuando le traspase el mando a la presidenta Cristina Kirchner.
Cartes cuestiona, en lo esencial, el ingreso de Venezuela como miembro permanente el 31 de julio de 2012, justo cuando le habían cancelado la voz y el voto al gobierno de Franco. Para el futuro jefe de Estado “un hecho fundamental de la política internacional es la vigencia del derecho internacional. La política no es fuerza ni arbitrio. Tampoco legitima cualquier hecho y procedimiento que se aparten del derecho”. Sostuvo además que la incorporación de Venezuela “no ha sido subsanada conforme a las normas legales a que deber ajustarse” y que “el mero transcurso del tiempo y las decisiones políticas posteriores no restablecen por sí el imperio del derecho”.
En verdad, de no haber mediado el “golpe parlamentario” paraguayo contra Lugo, Caracas hubiera estado todavía en la sala de espera del bloque regional. La razón era, y es aún, la resistencia del Congreso asunceño de votar el tratado que habilitaba la entrada del quinto socio pleno. Los otros tres fundadores –Brasil, Argentina y Uruguay– ya habían ratificado el protocolo. La ausencia obligada del gobierno encabezado por Franco sirvió para eliminar el obstáculo.
Durante la cumbre, el medido canciller brasileño Antonio Patriota no dejó lugar a dudas sobre la posición brasileña respecto de este diferendo, acompañada por el resto. Dijo que el traspaso de la presidencia pro tempore del bloque al presidente venezolano Maduro era “irreversible” y no estaba sujeta a ninguna clase de litigio. En otras palabras, no había lugar para los reclamos paraguayos (ver extracto de la entrevista de Cartes a Clarín en página 27).
La presidenta Dilma Rousseff saludó efusivamente el estreno de Nicolás Maduro como presidente del Mercosur, a quien le dijo: “Usted va a contar con nuestro total respaldo”.
Respecto de Cartes, Dilma colocó las cosas en términos de expectativa. “Su asunción (el 15 de agosto) es motivo de esperanza en la región”. Reconoció que “Paraguay es parte esencial del Mercosur” y subrayó que “como expresó Nicolás (Maduro) esa tarea de asegurar que retorne a la región será perseguida por todos nosotros”. Dilma subrayó por último: “Nosotros jamás tuvimos actitudes de retaliación del pueblo paraguayo; lo que hicimos fue tomar una actitud política”. Recordó que durante este tiempo “hemos ampliado las relaciones económicas y comerciales con Paraguay y esto marca una diferencia. Mercosur actuó en forma madura y mostró que los pueblos no pueden ser víctimas de nuestras acciones”. En una conferencia de prensa ofrecida al finalizar la cumbre, anticipó: “Todos nosotros iremos a la asunción de Cartes”. Y, en tono contemporizador, concluyó que “en el Mercosur podemos tener divergencias pero no tenemos la práctica de usar aquellos métodos (en alusión a eventuales represalias)”. En cuanto a la posición de Argentina, según el canciller Héctor Timerman, es la de ser “muy generosos”. Fue lo que respondió cuando los periodistas le preguntaron si el gobierno de Cristina Kirchner estaría dispuesto a ceder la presidencia pro tempore a Asunción, en el primer semestre de 2014.
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