La voz estratosférica
La artista británica se prepara para cantar desde la Internacional Space Station. En 2015 se embarcará desde Rusia en un Soyuz.
Diario "Clarín". Buenos Aires, 23.06.2013
Por Gaspar Zimerman
“Sí, voy a viajar a la International Space Station en un par de años”, confirma vía telefónica. “Iré desde Rusia, en un cohete Soyuz. Pasé los exámenes y parte del entrenamiento, así que ahora estoy oficialmente realizando el entrenamiento de cosmonauta en la Agencia Espacial Rusa. La última parte del entrenamiento se hará seis meses antes del lanzamiento”.
En qué consiste el entrenamiento?
No puedo hablar de eso. Es confidencial.
¿Cómo se te ocurrió viajar al espacio exterior?
Crecí en los ‘60, en un pequeño pueblo en Inglaterra, donde todos fuimos estimulados por este tema. Era una época en la que el espacio exterior era un tema muy relevante. Todo era sobre el espacio, era parte de nuestras vidas. Y el hecho de que algo asombroso como la llegada del primer hombre a la Luna ocurriera en mi juventud me ayudó en mi propia carrera, me dio un foco, la comprensión de que como ser humano podías hacer cosas maravillosas en el mundo. Me ayudó a trabajar más duro. La gente que trabaja en un área espacial debe ser muy creativa, en un grado similar al de los artistas.
¿Quién te propuso ese viaje?
No puedo dar más detalles sobre el tema. Lo único que puedo agregar es que viajo en 2015.
Plata no le falta: Brightman tiene unos 55 millones de dólares. Figura en el último puesto de la lista de los 50 músicos más ricos de Gran Bretaña e Irlanda, un ránking en el que su ex marido, Sir Andrew Lloyd-Webber, está segundo detrás de Paul McCartney. Justamente, Brightman se hizo famosa a partir de su trabajo con Lloyd-Webber: lo conoció en Cats, se casaron en 1984 y compartieron varios musicales, incluyendo El fantasma de la Opera, donde él escribió el personaje de Christine Daaé, la protagonista, especialmente para ella.
Y ella lo recuerda con cariño: “Fue muy importante a esa altura de mi carrera. Yo era muy joven cuando empezamos a trabajar juntos y nos casamos. Aunque yo tenía noción de quién era y quién quería ser, siempre necesitás un mentor, alguien con más experiencia que te guíe. Yo fui su musa: antes de mí, él no había trabajado con una joven soprano tan preparada. Fue una época muy creativa y muy exitosa para los dos”.
A principios de los ‘90 se divorciaron y ella dejó de actuar en musicales: “No soy un animal de teatro musical. Cuando nuestra relación se terminó y dejé de trabajar en ese área, fui muy feliz. Mi carrera empezó estudiando música clásica, y volví a ser quien era”.
Entonces formó otra pareja amorosa-laboral con Frank Peterson, ex productor de Enigma: entre 1993 y 2008, él le produjo ocho discos. Y ella adquirió el rimbombante título de “soprano más vendedora de la historia” con esa fusión de pop y música clásica que el mercado llama “classical crossover”, etiqueta que ella detesta. “Eso es márketing. Obviamente, tenían que crear un género. Ahí nos incluyeron a Pavarotti, a Andrea Bocelli, a mí y no muchos otros. La mezcla de pop y música clásica que yo hago nunca fue el producto de un cálculo.
¿Y por qué es tan exitoso el classical crossover?
No puedo realmente contestar tu pregunta, porque no sé qué es realmente el classical crossover. Si hablás de alguien cantando una canción de Los Beatles con una voz de formación clásica, la explicación sería que la gente quiere escuchar su canción favorita en distintas versiones. Pero no estoy segura.
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