Diario "La Capital". Rosario, Jueves, 08 de noviembre de 2012
Los estadounidenses dieron a Obama los "cuatro años más" que les pidió
El triunfo en casi todos los Estados clave le dio la victoria nacional al presidente demócrata. Los republicanos se quedaron con la Cámara baja y un 48 por ciento de votos, contra 50 por ciento del ganador.
Obama y su familia durante la noche de la
victoria en Chicago. El presidente retuvo el voto de hispanos,
trabajadores, mujeres y jóvenes. Ahora lo espera una agenda exigente.
Barack Obama logró su reelección y de esta forma
los "cuatro años más" en la Casa Blanca, como reclamaba a los
estadounidenses, frente al republicano Mitt Romney. El triunfo fue
amplísimo en el colegio electoral, con 303 electores contra 206, cuando
faltaba definir el resultado en Florida. El presidente necesita 270
votos en el colegio electoral de 538 para ser ungido. Pero el resultado
fue mucho más estrecho en el voto de las urnas o "popular": 50 por
ciento a 48 por ciento, una diferencia de 60,3 millones a 57,5 millones
de votos. En el sistema norteamericano, el candidato que gana un Estado
se lleva todos los electores de ese distrito, lo que produce un marcado
sesgo en favor del ganador nacional. Los republicanos, sin embargo,
retuvieron la Cámara baja, mientras los demócratas hicieron lo propio en
el Senado. De manera que el balance de poder sigue igual. El Congreso y
Obama afrontarán en las próximas semanas un cuello de botella fiscal
realmente crítico. El voto latino y el Estado industrial de Ohio
resultaron definitorios para el triunfo de Obama (ver páginas 34 y 35).
Dos universos. El voto desagregado
da un perfil de votantes netamente diferenciados entre los dos
candidatos. En materia de género, Obama ganó 55 por ciento a 44 por
ciento entre las mujeres, pero perdió entre los hombres por 45 por
ciento a 52 ante Romney. Pero es sobre todo por edad y grupo étnico
("raza", como crudamente caracterizan en EEUU) donde la divisoria es
mucho más neta: Obama tuvo el voto joven y Romney el de los ancianos y
adultos mayores de 45 años; Obama tiene el voto abrumador de hispanos y
afroamericanos y Romney el de los blancos. Por franja de edad, entre 18 y
29 años, Obama se impuso por 60 por ciento a 37 por ciento; Romney en
cambio ganó netamente entre los mayores de 65 años: 56 por ciento a 44
por ciento, y también se impuso entre los mayores de 45 años. El 59 por
ciento de los blancos votó a Romney, contra sólo el 39 por ciento a
Obama. Pero este recibió un apoyo del 93 por ciento entre afroamericanos
y del 71 por ciento entre los latinos. Ningún presidente ha ganado
tanto respaldo latino, la primera minoría, ni siquiera Bill Clinton con
su histórico 72 por ciento en 1996. La coalición electoral que lo llevó
al poder a Obama en 2008 —hispanos, afroamericanos, mujeres, clase
obrera y clase media baja— sigue sólida. Y los datos demográficos la
favorecen a futuro, en desmedro de la de los republicanos.
Estos deberán replantearse su estrategia si quieren
volver a la Casa Blanca, en especial en cuanto al voto hispano, que
habían logrado captar con George W. Bush y que el Tea Party ha alejado.
Pero los republicanos mantuvieron su dominio de la Cámara baja, donde
obtuvieron 233 bancas (perdieron 3) contra 192 demócratas. Estos a su
vez retuvieron su ligera mayoría en el Senado: 54 bancas contra 45
republicanas, más un senador independiente. Quedan lejos, sin embargo,
de los 60 votos que impedirían a los republicanos aplicar maniobras para
bloquear el avance de los proyectos de ley. Con este panorama en el
Congreso, ambos partidos tendrán el desafío de agilizar la resolución de
los problemas.
Agenda urgente.A cortísimo plazo, la
gran cuestión es si los republicanos permitirán un acuerdo para que los
impuestos no suban a la clase media a partir del 1º de enero, cuando
vence una exención fiscal del presidente George W. Bush que beneficia
además a la clase alta. Obama quiere más impuestos para la clase alta,
pero los republicanos se niegan. "En las próximas semanas espero poderme
sentar con Romney para conversar sobre cómo podemos trabajar juntos",
adelantó el presidente reelecto. Y el jefe de la bancada republicana en
Representantes, John Boehmer, dio una señal negociadora: "No vamos a
resolver el desequilibrio fiscal de un día para el otro", dijo, pero "lo
que podemos hacer es evitar el abismo fiscal de una manera que sirva
como catalizador de soluciones importantes".

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