Jueves 09 de julio de 2015 |
La Antimarcha, un reclamo artístico por la Amia: retroceder para avanzar
Ochenta
y cinco estudiantes de arte caminaron ayer hacia atrás, de Tribunales a
la sede de la mutual, en una performance de Mookie Tenembaum
Ochenta
y cinco personas -tantos como el total de víctimas fatales que produjo
la explosión de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA)-
formados en columnas de cuatro en veintiuna filas -tantas como los años
transcurridos desde aquel atentado- caminaron ayer desde los tribunales
hasta la sede de esa entidad judía. Pero no lo hicieron de forma
natural, sino que caminaron marcha atrás. Fue La Antimarcha, una
performance que el artista Mookie Tenembaum creó en el marco de un nuevo
aniversario de aquel trágico atentado y que repetirá en septiembre
próximo en Nueva York frente a la Asamblea de las Naciones Unidas.
De
zapatillas y con pilotines celeste cielo, los que marchaban eran
menores de 21 años, estudiantes de carreras artísticas. Cada uno se puso
en el lugar de una de las personas fallecidas. Conocía su historia y
los detalles que lo llevaron a estar en Pasteur 633, o en esa cuadra, en
la mañana del 18 de julio de 1994. Los rostros serios y concentrados de
los jóvenes imponían respeto e intrigaban a los transeúntes que se
acercaban a preguntar qué tipo de manifestación era esa que avanzaba por
el carril izquierdo de la avenida Corrientes. El silencio, que los
"manifestantes" mantuvieron durante toda la hora que duró el recorrido,
por momentos parecía más fuerte que las bocinas, sirenas y ruido de
motores propios de un mediodía porteño."Quería que fuera algo simple, de fácil lectura. No hace falta ser experto en Platón o en Shakespeare. Es algo que todo el mundo entiende", dijo a LA NACION Tenembaum, argentino residente en Paraguay, quien además de artista conceptual es filósofo y autor de Desilusionismo, un libro en el que desarrolla la teoría filosófica que lleva ese nombre.
Cubiertos
por pilotines, los performers-manifestantes tenían un aspecto
fantasmal; marcahron desde los tribunales hasta la sede de la AMIA.
Foto: LA NACION / Fernando Massobrio
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La imagen que veían los automovilistas era la de personas sin rostro (llevaban capucha) que avanzaban de forma extraña. "¡Ah, claro! Si estamos yendo marcha atrás en todo. ¡Qué bien que está esto!", exclamó un peatón después de leer "retrocedemos desde el Palacio de Justicia" en el volante que le dio Elio Kapszuk, curador del Espacio Arte Amia. "El rol performático de este gesto es real", dijo Kapszuk a LA NACION.
"El arte muchas veces tiene el rol de incomodar con preguntas u ocurrencias que hacen más potente el hecho de que el paso del tiempo transforma la justicia en impunidad", siguió Kapszuk. "Todos los años invitamos a varios artistas para que hagan distintas acciones con la intención de juntar el arte con la memoria y frenar el trabajo corrosivo del olvido. Entonces la conmemoración en términos artísticos hace que traigamos algo del pasado al presente y lo hacemos nuevamente presente."
Según las investigaciones previas que hizo Tenembaum, una "antimarcha" como la que se hizo ayer en las calles porteñas es un hecho artístico inédito en el mundo que repetirá en los Estados Unidos. "Queremos hacerlo para cuando se reúnan los mandatarios en la asamblea de las Naciones Unidas. Seguramente será caminar hacia atrás, pero en círculo, como acostumbran hacer en las marchas de ese país. No estoy seguro de si serán 85, lo estoy pensando", adelantó el artista, que también admitió haber sido "tocado" por su propia creación.
"Sentía una cosa antes y siento algo distinto ahora", confió al término de la performance en la que no hubo palabras introductorias ni de cierre. "Antes era el concepto, ahora la realización de ese concepto me pegó. Todavía no puedo interpretar exactamente lo que siento. Lo haré con el tiempo y veré qué queda", agregó..

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