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lunes, 21 de julio de 2014

ARGENTINA - CHILE. CIENTÍFICOS ARGENTINOS Y CHILENOS EN BUSCA DE LA INTEGRACIÓN 2004.

Esta semana realizarán cientos de reuniones

Científicos argentinos y chilenos, en busca de la integración

SANTIAGO, Chile.- Ayer, desde las primeras horas de la mañana, mientras afuera caía una llovizna muy tenue, pero persistente, los señoriales salones de la embajada argentina fueron marco de un encuentro inédito: casi 180 investigadores de ambos lados de la Cordillera -pertenecientes a aproximadamente 20 instituciones del sistema científico argentino y 40 de Chile-, varios empresarios y los máximos funcionarios del área de sendos países se dieron cita para analizar fórmulas concretas de cooperación que permitan sumar fortalezas para el desarrollo científico e identificar oportunidades de innovación y transferencia tecnológica.
"Nuestras actividades en el exterior están dirigidas a movilizar las posibilidades productivas de la Argentina, y la innovación es, sin duda, uno de los factores fundamentales del crecimiento de cualquier país -dijo el doctor Carlos Abihaggle, titular de la representación argentina en Chile-. Por parte de los científicos chilenos he encontrado una gran admiración y aprecio por la ciencia argentina. Había un afecto ya en marcha y lo único que hacía falta era nuestra tarea de facilitadores."
El Encuentro de Integración Argentina-Chile en Ciencia y Tecnología, que continuará hasta pasado mañana, propone un intenso programa que incluirá 160 encuentros bilaterales, 10 conferencias e innumerables contactos personales que contribuirán a tender puentes entre los investigadores. La delegación argentina está encabezada por el ingeniero Tulio Del Bono, secretario de Ciencia y Tecnología, y, entre otros, participan el presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, doctor Lino Barañao; el vicepresidente de Asuntos Tecnológicos del Conicet, licenciado Mario Lattuada; investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica, de varios institutos y centros regionales del Conicet, de la Fundación Instituto Leloir, de Biosidus y Biogénesis, y algunos empresarios.
"Esta reunión se da en un momento en que ambos países están reformulando sus políticas científicas, intentando apostar a proyectos más ambiciosos y proponiendo encarar un frente común para trabar relaciones con la Unión Europea -aseguró Del Bono-. Queremos empezar a identificar prioridades, articular más la actividad científica con la productiva y generar una masa crítica para acordar mejores condiciones con organismos internacionales."
¿Es posible, para dos naciones con innumerables asignaturas pendientes en materia de investigación, plantearse objetivos que requerirán fondos que multiplican varias veces las sumas que se destinan a la ciencia en esta parte del mundo?
"Para esto es imprescindible una acción del Estado -contestó Barañao-. Si el único atractivo que existe para un investigador es el apoyo internacional, gran parte de la generación de conocimiento estará orientada hacia la demanda externa. Pero si el Estado plantea metas definidas y ofrece apoyo económico, una parte importante de los investigadores va a hacer la transición hacia lo que llamamos ciencia básica inspirada en el uso, en la que Chile tiene experiencias exitosas. Creo que en la Argentina hoy están dadas las condiciones para encarar este tipo de proyectos."
Jorge Yutronic, director del Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef), de Chile, expuso varios ejemplos del valor que la investigación del país trasandino viene sumando a sus exportaciones. Uno de ellos es el cultivo del salmón, cuyas ventas al exterior crecieron de un millón de dólares a 1200 millones en 17 años. Pero hay otros: la manipulación de bacterias para la obtención de cobre, la ingeniería genética de especies vegetales para adaptarlas a terrenos secos, y otros trescientos proyectos en los que científicos, tecnólogos y empresarios actúan al unísono. En la mayoría de estos casos, por cada peso que aporta el Estado, las empresas invierten otro.
Según los funcionarios argentinos, un nuevo crédito del BID permitiría volcar 80 millones de dólares en proyectos de áreas prioritarias que impliquen articulación entre distintos sectores, y que tendrán que abarcar no sólo la investigación básica, sino también la aplicación tecnológica y el comercio exterior.
Uno de ellos sería la aplicación de la biotecnología a la industria agroalimentaria para mejorar la calidad y el valor nutritivo de los alimentos. "Como países productores de alimentos -agregó Barañao-, estamos obligados a mejorar nuestros productos y a incorporarles valor agregado. Pero hay otras áreas en las que la Argentina tiene una ventaja comparativa, la del software, la tecnología médica, nuevos materiales?"
Para el científico, es imposible obtener resultados de alto impacto solamente con el trabajo individual: "En casi todas las disciplinas hay que alcanzar masa crítica -postuló-. En Europa, donde los países tienen ya una tradición científica y tecnológica, se agrupan para proyectos de gran envergadura. El mundo de la investigación mayorista requiere pautas diferentes".

Qué se dijo

  • "Hace casi dos siglos nuestros pueblos discutían la independencia de la corona española. Ahora se discute sobre la globalización y tenemos que ver cómo nos insertamos dignamente en ella. Está claro que el camino es la integración. No es fácil porque existe una historia previa de desencuentros. Pero somos optimistas y esperamos mostrar resultados en el corto plazo ."
  • "Estamos ingresando en un nuevo paradigma denominado la sociedad del conocimiento. Así se pueden producir cambios drásticos en los posicionamientos. Los que eran poderosos en el paradigma anterior pueden dejar de serlo en el nuevo.Y al revés, los que eran el último orejón del tarro pueden pasar a ser potencias mundiales. Se encierran amenazas, pero hay nuevas oportunidades que no podemos desaprovechar."
Ingeniero Tulio Del Bono Doctor Lino Barañao

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