Sábado 26 de octubre de 2013
Un programa polémico / El escándalo por la vigilancia electrónica
La UE baja el tono y pide nuevas reglas para el espionaje
Reunidos en una agitada cumbre en Bruselas, los líderes europeos buscaron preservar la relación con Washington
PARÍS.- En dos días el discurso cambió
sensiblemente de tono. Del lapidario "el espionaje entre amigos es
inadmisible" de anteayer, Francia y Alemania pasaron ayer a la
conciliadora afirmación de que "hay que evitar demonizar a los servicios de inteligencia de Estados Unidos ".
A pesar del escándalo desatado por las revelaciones de espionaje de líderes europeos e internacionales
por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en
inglés) de Estados Unidos, los 28 miembros de la Unión Europea (UE)
parecen haber decidido hacer esfuerzos para preservar las buenas
relaciones transatlánticas.A lo largo de esta semana la prensa reveló que Washington espió a 35 líderes mundiales, en especial a Angela Merkel, cuyo teléfono celular habría sido hackeado durante años.
"La Guerra Fría terminó", declaró en ese tenso contexto Merkel al término de la cumbre europea de dos días, en Bruselas. Junto al presidente francés, François Hollande, la canciller llamó a definir un código de "buena conducta" entre sus respectivos servicios de inteligencia y los estadounidenses antes de fin de año.
La iniciativa se abrió a otras capitales europeas, aunque ninguno de sus pares se sumó en forma inmediata.
La cumbre, que debía ser consagrada a la economía digital, terminó transformada en un agitado cónclave por las revelaciones que se sucedieron durante la última semana.
La última conmoción se produjo anteayer, cuando los 28 jefes de Estado y de gobierno, apenas ubicados en torno a la mesa de debates, se enteraron de las revelaciones del periódico británico The Guardian, que afirmaba que la NSA había espiado los teléfonos de 35 líderes mundiales.
En esas condiciones, Merkel y Hollande solicitaron una declaración común, leída al término de la cumbre por el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. Los 28 expresan su convicción de que el respeto y la confianza que unen a Europa y Estados Unidos también "incluyen el trabajo y la cooperación de los servicios secretos".
Eso, para guardar las formas. En el fondo, fuentes europeas creen que Merkel aprovechará este escándalo para obtener de Washington un sitio de primer orden en el exclusivo club de los servicios de inteligencia anglosajones.
Durante los acalorados debates que mantuvieron los 28 durante la cumbre sobre las actividades de la NSA, la canciller alemana evocó la relación especial que une a los servicios de inteligencia británicos y estadounidenses.
"Hizo incluso alguna alusión al llamado «cinco ojos»", afirmó una fuente diplomática, refiriéndose a décadas de intercambio de inteligencia entre cinco países anglófonos (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y Canadá).
"Lamentablemente, nosotros no formamos parte del mismo club", habría agregado Merkel. Para muchos, el nuevo "código de buena conducta" evocado por Merkel al término de la cumbre tiene el objetivo de que su país establezca una relación similar con Estados Unidos.
Ese acuerdo, firmado en 1946 entre Washington y Londres, no sólo requiere la mutualización de las informaciones reservadas entre los cinco aliados. Incluye el principio de que no se espiarán entre ellos.
Hace años que Alemania busca sin éxito un acuerdo de ese tipo con Estados Unidos, según algunos especialistas. Ése no parece ser el deseo de Hollande, para quien los servicios de inteligencia de su país "se sienten muy bien operando en forma independiente". "Francia es un país europeo, forma parte de esa alianza y es independiente cuando se trata de tomar decisiones", precisó.
El objetivo de Hollande parece ser lograr un acuerdo que comprometa a los aliados a informarse mutuamente cada vez que espían a sus ciudadanos respectivos y evitar el almacenamiento a largo plazo de datos telefónicos de los franceses.
Una delegación del Parlamento Europeo viajará el lunes a Washington para analizar la situación con responsables de la administración norteamericana. Alemania enviará su propia delegación, integrada por colaboradores de Merkel y miembros de los servicios secretos.
Los reclamos de Dilma, cada vez más duros
- Tras las nuevas revelaciones de espionaje de Estados Unidos, Brasil elevó el tono de sus reclamos. La presidenta Dilma Rousseff reiteró su propuesta de adoptar un marco global para proteger la privacidad en Internet, la cual, dijo, no debe ser vulnerada en nombre de la lucha contra el terrorismo.
- Dilma instó a sancionar "un marco civil multilateral para que haya una gobernanza internacional", y respaldó a la canciller alemana, Angela Merkel, tras las revelaciones de que su celular habría sido sometido a la vigilancia estadounidense.
- Además, Brasil anunció una alianza con Alemania en las Naciones Unidas para lograr la aprobación de una normativa global sobre el espionaje cibernético. Dilma planea llevar el tema al Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Alto Comisariado de los Derechos Humanos.
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- Sábado 26 de octubre de 2013El escenario
Una crisis poco común entre aliados históricos, pero no una ruptura
Las nuevas filtraciones de documentos de la Agencia de seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) pone a prueba, en una crisis poco común, las relaciones transatlánticas.Expertos consultados por LA NACION opinaron que el escándalo representa, sin duda, una crisis política que obliga a reflexionar acerca de acuerdos internacionales sobre la vigilancia y la privacidad de datos. Pero no llegará, sin embargo, a convertirse en una ruptura.
Según Ben Scott, un experto en datos digitales que fue asesor de Hillary Clinton, en el Departamento de Estado, "es demasiado hablar de regresión en las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos".
"Nos encontramos frente a un problema político, pero estamos todavía en una fase inicial; los líderes políticos todavía no tuvieron serias conversaciones acerca de cómo superar estos problemas y cómo pueda ser la reconciliación", dijo a LA NACION en un encuentro con periodistas extranjeros.
A pesar de que no es una ruptura, "deberá haber acciones por parte de Estados Unidos para restaurar la confianza".
"Las relaciones transatlánticas siguen siendo fuertes y hay de ambos lados razones fuertes para devolver la confianza en las comunicaciones digitales, que sirven a la sociedad y la economía", añadió Scott.
El experto dirige en Berlín el proyecto Data Agenda, en la Fundación Nueva Responsabilidad. Desde las primeras filtraciones del ex agente Edward Snowden, su trabajo se centra en los documentos de la NSA.
"Como regla, vale lo siguiente: para un servicio de inteligencia, si las operaciones que se están considerando son legales, técnicamente posibles y económicamente sustentables, entonces están ocurriendo. Por eso, no hay que sorprenderse por la magnitud de la vigilancia digital en la época de Internet", agregó.
Esto en particular porque las leyes -en este caso, las leyes de Estados Unidos que regulan la actividad de la NSA- fueron diseñadas cuando todavía no se podían prever los desarrollos tecnológicos actuales.
"Las agencias de seguridad actúan de manera bastante trivial: observan las leyes existentes y sus mandatos ,y a partir de ahí se expanden cuanto más les permiten las tecnologías."
En este sentido, las declaraciones del gobierno de Angela Merkel, repetidas desde que empezaron a surgir los detalles del espionaje, de que "no hay pruebas de que Estados Unidos haya violado las leyes alemanas" parecen palabras vacías.
En Alemania, hasta ahora, la protesta contra la vigilancia de Internet fue intensa.
En varias ocasione jóvenes activistas de la Red se manifestaron por las calles de Berlín. El Partido Pirata, nacido para defender la privacidad de datos, congrega a muchos de esos jóvenes.
Katharina Nocum, secretaria de esta formación, denunció a LA NACION la "doble moral" de Angela Merkel, quien no hizo nada cuando se enteró del espionaje contra los ciudadanos y sólo reaccionó ahora, cuando su celular quedó involucrado.
Según Nocum, las relaciones transatlánticas no están amenazadas por el escándalo, en particular porque las potencias europeas, en concreto Alemania, también espían comunicaciones en Internet y tienen poco interés de que esto se descubra.
Espera sin embargo que la situación actual aumente la presión para un acuerdo internacional para contener la vigilancia en la Red, según el modelo del acuerdo internacional para el abandono de las armas químicas, por ejemplo.
"No espero, sin embargo, que esto llegue del gobierno de Merkel, una administración que intensificó de manera exponencial su control de las comunicaciones.".
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