Diario "La Nación". Buenos Aires, Jueves 31 de octubre de 2013
El escenario
Una excusa débil que abre interrogantes sobre Obama
WASHINGTON- Barack
Obama está bajo fuego cruzado desde hace varios días, tanto por el
chapucero arranque del programa de salud que lleva su firma, como
por el espionaje secreto realizado sobre mandatarios aliados de
Washington. En ambos casos, las explicaciones del presidente
norteamericano se reducen básicamente a lo siguiente: "Yo no sabía".
En
el orden práctico, ningún presidente puede estar al tanto de todo lo
que ocurre en el extenso gobierno que teóricamente maneja. Pero en el
orden político, que Obama aduzca ignorancia, más que desviar la
responsabilidad, suscita nuevos interrogantes sobre hasta qué punto es
él quien realmente está al mando.En los últimos días, el secretario de Salud y Servicios Humanos de la Presidencia dijo que, a pesar de las preocupaciones internas y de una prueba fallida, Obama no fue informado de los serios problemas que tenía el sitio web del nuevo programa de salud hasta después de su lanzamiento, este mes.
Otros funcionarios dijeron que el presidente no estaba al tanto de que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tenía pinchado el teléfono de la canciller alemana, Angela Merkel, y de otros líderes aliados de Washington incluso hasta hace pocos meses, aunque los agentes de inteligencia dijeron anteayer que había otros en la Casa Blanca que lo sabían.
Los legisladores y gurúes de la oposición se han servido de las explicaciones de la Casa Blanca para acusar a Obama de ser "un presidente que se queda de brazos cruzados", según las palabras del Comité Nacional Republicano.
"A mí me parece que hay un patrón de conducta: frente a cada mala noticia que surge del gobierno, la excusa es que el presidente simplemente no lo sabía", dijo el representante republicano por Illinois Adam Kinzinger.
"Hay un punto en el que la excusa de «Yo no sabía» realmente viola el concepto de la cadena de responsabilidades -agregó Kinzinger-. Queremos sentir que nuestro presidente es quien en última instancia se hace responsable. El pueblo norteamericano quiere saber que tiene un presidente que tiene el control y está al mando."
Los demócratas se cuidaron más de no culpar a Obama, pero insinuaron que si no estaba bien informado era responsabilidad de sus colaboradores. "Si había gente que realmente sabía que habría problemas, me desconcierta que no lo supieran en los más altos niveles", dijo sobre el programa de salud Patrick Griffin, alto funcionario de la era Clinton.
En cuanto al espionaje de la NSA, la senadora demócrata por California Dianne Feinstein, que preside la Comisión de Inteligencia del Senado, habló sin medias tintas en un comunicado: "Tengo entendido que el presidente no estaba al tanto de que las comunicaciones de Merkel estaban siendo recolectadas desde 2002. Ése es un gran problema".
Los asesores negaron que Obama no preste suficiente atención a esas áreas de gobierno. Sobre el programa de espionaje, dijeron que el presidente estaba imbuido hasta el detalle en las prácticas de vigilancia del país, pero que se abocaba a las áreas que representan una mayor amenaza para Estados Unidos.
Los mismos funcionarios afirmaron que Obama no tenía razones para sospechar que Merkel y otros mandatarios aliados tenían pinchadas sus comunicaciones, y que tampoco se le ocurrió interrogar a nadie sobre el tema porque no representaba una prioridad.
En cuanto al programa de salud, los colaboradores dijeron que Obama se había concentrado en los detalles de la aplicación de la ley y que sus asesores no retuvieron información, pero que, de todos modos, se sorprendieron por la magnitud de los inconvenientes.
La acusación de que Obama es ajeno a los detalles de su programa de salud sorprende un poco, ya que durante los primeros años de su administración se ganó la reputación de ser un obsesivo de los detalles. Antes de ordenar el envío de más tropas a Afganistán, por ejemplo, llevó a cabo una serie de exhaustivos seminarios sobre la temática de la región, que duraron tres meses.
John Tuck, colaborador de la Casa Blanca durante la era Reagan, dijo no estar tan preocupado como otros republicanos por la ignorancia de Obama sobre los problemas del plan de salud. "¿Qué importancia tiene si sabía o no sabía?", dijo. Pero en cualquier gobierno, dijo Tuck, el patrón de conducta típico de la Casa Blanca es tratar de proteger al presidente de la responsabilidad de las malas noticias.
Traducción de Jaime Arrambide.
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