Jueves 24 de octubre de 2013
Un programa polémico / La Casa Blanca, otra vez en la mira
Crece el escándalo del ciberespionaje: EE.UU. habría hackeado a Merkel
La
canciller, molesta con la injerencia de Washington en sus
comunicaciones, llamó a Obama para advertirle que no tolerará la
práctica; ambigua desmentida de la Casa Blanca
BERLÍN.
- El escándalo global de espionaje abrió ayer un nuevo capítulo de alto
voltaje, que amenaza con dañar las relaciones de dos de las mayores
potencias del mundo: el gobierno alemán reveló que tiene indicios de que
la norteamericana Agencia de Seguridad Nacional (NSA) hackeó durante
años el teléfono celular de la canciller Angela Merkel.
La reacción de la canciller fue inmediata. Molesta, Merkel llamó por teléfono a su par norteamericano, Barack Obama, para pedirle explicaciones
y para advertirle que no está dispuesta a tolerar semejantes prácticas.
Bajo presión, el presidente le respondió que los servicios de
inteligencia no monitorean su teléfono celular.La furia alemana estalló sólo dos días después de que otras revelaciones similares complicaran las relaciones de Estados Unidos con otro aliado europeo, Francia.
El presidente François Hollande pidió explicaciones el lunes a Washington después de que Le Monde publicara que la NSA monitoreó 70 millones de llamadas dentro de Francia durante por lo menos un mes.
En los últimos meses, documentos filtrados por Edward Snowden, ex agente de la NSA y la CIA, y divulgados por medios de todo el mundo pusieron en la mira el espionaje norteamericano y complicaron la relación de Washington con otros centros de poder del mundo.
Ahora, los indicios recopilados por el gobierno alemán ofrecerían pruebas de que el teléfono celular de la canciller fue monitoreado por los servicios de espionaje de Estados Unidos.
Según informó el gobierno en su comunicado, Merkel dejó en claro en su conversación con Obama que, "de confirmarse las sospechas, considera estas prácticas inaceptables y las condena de manera inequívoca".
El vocero de la canciller, Steffen Seibert, dijo que "supondría una grave ruptura de la confianza" entre los dos países y añadió que estas prácticas "se tienen que interrumpir inmediatamente". El tono empleado tanto por Merkel como por su vocero es particularmente duro para lo que es habitual en las prácticas diplomáticas de Alemania.
La reacción de Washington ante la airada protesta alemana no se hizo esperar, pero fue ambigua. Jay Carney, vocero de la Casa Blanca, dijo que "Estados Unidos no está controlando, ni controlará en el futuro, las llamadas de la canciller", aunque no aclaró si esto pudo haber ocurrido en el pasado. La revista alemana Der Spiegel ya había publicado hacía unos meses informaciones sobre el espionaje de Estados Unidos en Alemania, basadas en los datos filtrados por Snowden, hoy refugiado en Rusia.
Sus filtraciones sacaron a la luz un vasto programa de espionaje electrónico de Washington en multitud de países, que afectaba las comunicaciones telefónicas y de Internet de millones de personas.
Una investigación realizada por los servicios de información alemanes y la Agencia Federal de Seguridad llevaron ahora al gobierno de Berlín a considerar que la sospechas de espionaje son "plausibles". La contundente reacción de Merkel se produjo precisamente tras conocer los resultados de la investigación.
Con su actuación, la líder del ejecutivo alemán admitió implícitamente un error de evaluación.
Desde que se empezaron a filtrar los documentos de la NSA, su gabinete siempre minimizó el problema. La propia canciller llegó a decir que no había razón para creer que Estados Unidos no respetara las leyes alemanas sobre privacidad. Y hasta tuvo la ocasión de hablar directamente del tema con Obama cuando éste estuvo de visita oficial en Berlín. La llamada de ayer pone de manifiesto la incapacidad de los servicios de seguridad alemanes de proteger a su gobierno del espionaje extranjero.
En aquella ocasión, Obama defendió en Berlín las tácticas antiterroristas de Estados Unidos y aseguró, en una conferencia de prensa conjunta con Merkel, que sus servicios secretos no habían espiado a ciudadanos concretos.
Hasta ahora, sólo formalismo
Desde que en junio Snowden empezó a filtrar sus documentos al periodista de The Guardian Glenn Greenwald, Estados Unidos pasó de un incidente diplomático a otro. Las revelaciones causaron protestas airadas por parte de Brasil y México, cuyos mandatarios fueron directamente controlados.Las revelaciones más recientes afectaron a Francia. Su gobierno convocó el embajador de la Casa Blanca, y Obama se vio obligado a hablar por teléfono con Hollande con el fin de aclarar lo ocurrido.
Según la versión oficial de Washington, Obama dejó en claro que Estados Unidos comenzó a revisar la forma en que recopila información de inteligencia, con el objetivo de equilibrar de manera adecuada las preocupaciones legítimas en materia de seguridad con las de privacidad.
Hasta ahora, las reacciones de los gobiernos europeos a las filtraciones de Snowden fueron más bien de fachada y se limitaron siempre a una formal petición de explicaciones.
La iniciativa de Merkel de ayer llegó, sin embargo, inesperadamente, ya que desde hacía tiempo el país no era objeto de nuevas revelaciones.
Bloquearían el acceso a datos bancarios
El Parlamento Europeo llamó ayer a suspenderle a Estados Unidos el acceso a una base de datos financiera global debido a las preocupaciones de que el país haya obtenido información de la Unión Europea de manera encubierta.Los legisladores votaron a favor de congelar la capacidad de Washington de hacer seguimientos de pagos internacionales debido a sospechas de que habría abusado de un acuerdo que le otorgó acceso limitado a la base de datos Swift.
"Necesitamos transparencia completa, especialmente con todas las revelaciones de la NSA", dijo Guy Verhofstadt, líder de los liberales en el Parlamento Europeo, en referencia a la vigilancia realizada por la agencia norteamericana. "Europa no puede aceptar que se acceda a los datos de ciudadanos privados sin que nadie lo sepa", declaró Verhofstadt, ex primer ministro belga.
Aunque no es legalmente vinculante, el voto en el Parlamento refleja la ira por los informes de que la NSA estaría espiando a ciudadanos europeos..
Del editor: cómo sigue.
Por más que el espionaje sea una práctica usual entre países, el programa de la NSA no hace más que debilitar cada vez más el poder y la imagen de EE.UU.
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Las revelaciones también crean tensiones entre aliados, como ocurrió el lunes cuando Francia y México reaccionaron con indignación al enterarse por Le Monde de que la NSA había espiado millones de comunicaciones y todo tipo de mensajes en esos países, o ayer, cuando Berlín anunció que el celular de Angela Merkel habría sido hackeado .
Esas prácticas son "inaceptables", insistió anteayer el canciller francés, Laurent Fabius. La ministra de Economía Digital francesa, Fleur Pellerin, emitió críticas similares, aunque reconoció que ese fenómeno "ha existido siempre". Una opinión compartida por expertos.
Las revelaciones sobre las operaciones de la NSA hacen "que se señale a un país, pero hay espionaje en todas partes", afirmó recientemente Patrick Pailloux, director de la Agencia Francesa de Seguridad de Sistemas de Información (Anssi).
"La NSA tiene medios financieros enormes, lo que forzosamente sirve para algo. Hay una fingida ingenuidad por parte de ciertos Estados, pero si sus propios servicios secretos pudieran hablar...", comentaba recientemente Bernard Ourghanlian, director de Microsoft France.
Espiar a otro Estado o a empresas de otro país es práctica conocida. Desde mediados de año, "todo el mundo se ha dado cuenta de que no estamos en un mundo de angelitos y que nadie se priva de espiar a países «aliados»", señala Loic Guezo, director de la firma japonesa Trend Micro.
Sea con fines económicos y de competencia (recuperar datos industriales), con objetivos ideológicos (espionaje diplomático) o simplemente por hazaña técnica, "todos los Estados son ciberespías cuyas motivaciones varían, pero que utilizan las mismas técnicas", sostiene Laurent Heslault, director de seguridad de Symantec. "Hoy, cualquier conflicto conlleva su ciberconflicto. El ciberespacio es un nuevo «ámbito» militar, como la tierra, el aire o el mar", afirma.
Los ataques contra los sistemas informáticos son cada vez más obra de grupúsculos "patrocinados" por Estados, como el Ejército Electrónico Sirio o grupos chinos "que se sabe tienen mandato oficial del gobierno", asevera Guezo. En China se identificaron unos 200 grupos ligados al gobierno, según la firma norteamericana FireEye.
"El ciberespacio es una zona de guerra de pleno derecho en la que los tiros se desencadenan mucho antes de que empiecen las operaciones militares clásicas en el terreno de combate. Pero un misil puede ser identificado, en tanto resulta sumamente difícil saber quién está detrás de un ciberataque", afirma Denis Gadonnet, ejecutivo de FireEye en Europa..
Por más que el espionaje sea una práctica usual entre países, el programa de la NSA no hace más que debilitar cada vez más el poder y la imagen de EE.UU.
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Diario "La Nación", Buenos Aires, Jueves 24 de octubre de 2013
El escenario
Una táctica inevitable, incluso entre los aliados
PARÍS.-El
espionaje electrónico entre países, incluso aliados, es algo habitual e
inevitable para defender el ciberespacio, que se ha convertido en un
"ámbito" militar como cualquier otro, señalan expertos.
Desde hace varios meses, las revelaciones del ex consultor de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) Edward Snowden muestran la magnitud de Prism, el programa de espionaje masivo mundial.Las revelaciones también crean tensiones entre aliados, como ocurrió el lunes cuando Francia y México reaccionaron con indignación al enterarse por Le Monde de que la NSA había espiado millones de comunicaciones y todo tipo de mensajes en esos países, o ayer, cuando Berlín anunció que el celular de Angela Merkel habría sido hackeado .
Esas prácticas son "inaceptables", insistió anteayer el canciller francés, Laurent Fabius. La ministra de Economía Digital francesa, Fleur Pellerin, emitió críticas similares, aunque reconoció que ese fenómeno "ha existido siempre". Una opinión compartida por expertos.
Las revelaciones sobre las operaciones de la NSA hacen "que se señale a un país, pero hay espionaje en todas partes", afirmó recientemente Patrick Pailloux, director de la Agencia Francesa de Seguridad de Sistemas de Información (Anssi).
"La NSA tiene medios financieros enormes, lo que forzosamente sirve para algo. Hay una fingida ingenuidad por parte de ciertos Estados, pero si sus propios servicios secretos pudieran hablar...", comentaba recientemente Bernard Ourghanlian, director de Microsoft France.
Espiar a otro Estado o a empresas de otro país es práctica conocida. Desde mediados de año, "todo el mundo se ha dado cuenta de que no estamos en un mundo de angelitos y que nadie se priva de espiar a países «aliados»", señala Loic Guezo, director de la firma japonesa Trend Micro.
Sea con fines económicos y de competencia (recuperar datos industriales), con objetivos ideológicos (espionaje diplomático) o simplemente por hazaña técnica, "todos los Estados son ciberespías cuyas motivaciones varían, pero que utilizan las mismas técnicas", sostiene Laurent Heslault, director de seguridad de Symantec. "Hoy, cualquier conflicto conlleva su ciberconflicto. El ciberespacio es un nuevo «ámbito» militar, como la tierra, el aire o el mar", afirma.
Los ataques contra los sistemas informáticos son cada vez más obra de grupúsculos "patrocinados" por Estados, como el Ejército Electrónico Sirio o grupos chinos "que se sabe tienen mandato oficial del gobierno", asevera Guezo. En China se identificaron unos 200 grupos ligados al gobierno, según la firma norteamericana FireEye.
"El ciberespacio es una zona de guerra de pleno derecho en la que los tiros se desencadenan mucho antes de que empiecen las operaciones militares clásicas en el terreno de combate. Pero un misil puede ser identificado, en tanto resulta sumamente difícil saber quién está detrás de un ciberataque", afirma Denis Gadonnet, ejecutivo de FireEye en Europa..
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