Diario "La Capital". Rosario, Jueves, 25 de abril de 2013
Reaparece el terrorismo y vuelve a crecer el miedo entre los estadounidenses
Por un instante fue como si la pesadilla se hubiera vuelto realidad: "Urgente: dos explosiones en la Casa Blanca y Barack Obama está herido". La noticia se publicó el martes en la cuenta de...
Dolor. Agentes rinden honores al policía que murió baleado por los atacantes chechenos en un campus universitario.
Por Marco Mierke / DPA
Resignación. El ataque con bombas en
la maratón de Boston, las cartas con veneno dirigidas a Obama y a un
senador y el frustrado plan para atentar contra un tren de pasajeros en
Canadá, todo en unos pocos días, volvieron a poner el peligro del
terrorismo frente a los ojos de los estadounidenses. Según una encuesta
del instituto de investigación Pew, un 75 por ciento de los ciudadanos
es consciente de que "los actos terroristas ocasionales serán en el
futuro parte de la vida de Estados Unidos". Hace poco menos de dos
semanas la cifra era de 64 por ciento. El ciudadano se siente claramente
en una situación constante de peligro. Desde 2003 este valor nunca
estuvo por debajo del 50 por ciento, según Pew.
Un país fortificado. La inseguridad
es palpable y las medidas preventivas son más fuertes que nunca. Durante
más de una semana los turistas en Washington sólo podían ver el lugar
desde lejos. La frecuentada parte peatonal de la avenida Pennsylvania,
frente a la Casa Blanca, estaba desierta y se veía flamear la cinta
amarilla de la policía en los alrededores de la mayor atracción de la
capital estadounidense.
La escena sugiere que la ciudad está en grave
peligro, aunque no haya ningún indicio concreto para eso. Sólo el miedo a
que haya otros que imiten estas acciones alcanza para un protocolo de
seguridad más estricto. En todo el país aparecen amenazas de bomba. Hace
unos días, en el Estado de Utah hubo que evacuar una escuela y una
autopista fue cerrada. En otras ciudades como Nueva York y San Francisco
se nota claramente una mayor presencia policial.
Las voces que advierten que se trata de una sensación
de amenaza irracional no tienen mucha repercusión pública. Entre ellas
hubo algunos que hicieron referencia a un informe de la Universidad de
Carolina del Norte que dice que era más probable que un estadounidense
muriera por la caída de un rayo que por un atentado. Desde el 11-S de
2001 las acciones terroristas con justificaciones islámicas costaron la
vida a 33 personas en EEUU, dijo el informe, publicado dos meses antes
del ataque de Boston. En el mismo período fueron asesinadas 180.000
personas. Sólo en 2012 hubo 66 muertos por ataques de personas armadas a
instituciones, que no son considerados actos de terrorismo.
Ira conservadora. De todas formas,
muchos estadounidenses son extremadamente sensibles cuando se escucha la
palabra terrorismo. A pesar de que el sospechoso del atentado de Boston
que quedó vivo, Dzhokhar Tsarnaev, es un ciudadano estadounidense que
no tuvo contactos con grupos terroristas, muchos políticos conservadores
querrían llevarlo ante una comisión militar antes que ante la Justicia
civil. Para ellos, el joven es un enemigo de la patria y sus derechos
civiles pueden ser pasados por alto.
Incluso la reforma migratoria evaluada en el Congreso
se pone en tela de juicio porque Dzhokhar se había convertido
recientemente en ciudadano estadounidense y su hermano mayor Tamerlan,
que murió al enfrentarse con la policía, podía salir y entrar sin
problemas del país a pesar de haber tenido conductas sospechosas.
Algunos republicanos consideran que allanar el camino para obtener la
ciudadanía, como demandan Obama y los demócratas, podría abrir la puerta
a los terroristas.
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