Diario "La Capital". Rosario, Lunes, 15 de diciembre de 2014
La alianza Alba recibió un llamado de atención de Venezuela
Maduro advirtió a los beneficiarios del petróleo venezolano que deben mejorar sus economías. "Cada uno por su lado está condenado al fracaso", criticó. Cuba y Nicaragua, en alerta.
Socios. Raúl Castro y Nicolás Maduro se saludan al inicio de las deliberaciones en La Habana.
El presidente venezolano Nicolás Maduro reclamó a
los países del Alba "priorizar" el desarrollo económico, justo en
momentos en que el desplome de los precios del petróleo agudiza la
crisis en Venezuela, gran financista de muchos de los países miembros de
esa alianza de gobiernos de izquierda. "La prioridad del Alba es lo
económico", señaló Maduro en la inauguración en La Habana de la cumbre,
que celebra el décimo aniversario de la fundación de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Una buena parte
de los países que la integran, como el anfitrión Cuba, dependen del
petróleo subsidiado de Venezuela. Pero años de profunda crisis del
modelo económico chavista sumados a la reciente caída abrupta del precio
del petróleo han dejado las arcas de Venezuela en muy malas
condiciones, y el subsidio de sus aliados caribeños resulta cada vez más
problemático de sostener.
El presidente venezolano reclamó asimismo más
integración a los nueve países del bloque. "Cada quien anda por su
camino en la construcción de lo económico y cada uno por su lado está
condenado al fracaso", criticó. En su intervención ante el pleno, Maduro
defendió los logros sociales del bloque, aunque agregó que en los diez
años de existencia del Alba se podía "haber avanzado más". Venezuela
dirige la alianza Petrocaribe, que permite a más de una docena de países
de la cuenca del Caribe comprar crudo por debajo del precio de mercado
gracias a las facilidades de pago. Esto tiene un costo creciente para
Venezuela, sumida en la peor crisis económica de su historia reciente.
Ante este difícil cuadro, Maduro arengó a sus socios.
Al esquema de Petrocaribe es necesario "consolidarlo, fortalecerlo y
ampliarlo", dijo Maduro. Petrocaribe debe pasar de ser "un acuerdo
energético solidario" a "un gran acuerdo económico productivo que
integre la región", reclamó. Pareció un llamado de atención a sus
beneficiarios: o mejoran sus economías o el maná petrolero venezolano
puede ser revisado.
El desplome de los precios del petróleo verificado
desde junio agudiza los graves y crónicos problemas económicos de
Venezuela. El precio del barril de crudo se ha derrumbado en lo que va
de año desde unos 100 dólares a mediados de año a caer por debajo de 60
dólares en la semana que pasó.
Maduro, por otro lado, propuso una nueva reunión del
Alba, en enero en Caracas, centrada en el programa médico llamado
"Misión Milagro". Los programas médicos, ejecutados sobre todo por
profesionales de Cuba, han beneficiado a más de tres millones de
personas "con operaciones gratuitas", según dijo el presidente cubano
Raúl Castro. En los hechos, los servicios médicos cubanos no son
gratuitos, sino que resultan la contraprestación del petróleo que recibe
de Venezuela. La economía cubana depende marcadamente de los 100.000
barriles diarios, y que se pagan con servicios como los médicos. La
valuación de estos servicios está "inflada", según críticos en
Venezuela.
"Nuestra alianza representa una alternativa real al
modelo económico y social que se pretende hegemónico y que hoy se hunde
en una crisis sin salida visible", aseguró Castro en referencia a los
países occidentales desarrollados. La alianza es un bloque de ideología
marcada, al punto que se define por su contraposición a Estados Unidos y
a los pactos comerciales "liberales" en el continente, como la Alianza
del Pacífico, compuesta por México, Colombia, Chile y Perú.
El bloque fue creado el 14 de diciembre de 2004
mediante un tratado firmado entre Cuba y Venezuela, al que después se
unieron Antigua y Barbuda, Bolivia, Dominica, Ecuador, Nicaragua, Santa
Lucía, San Vicente y Granadinas. Ayer se oficializó la incorporación de
los caribeños Granada y San Cristóbal y Nieves, y asistieron como
invitados Haití y El Salvador.
El Alba respaldó en La Habana explícitamente a Cuba
para participar en la próxima Cumbre de las Américas, a la que asistirá
por primera vez en abril de 2015, tras aceptar la invitación de Panamá,
país anfitrión de la cita. El bloque reafirmó "el respaldo al derecho
soberano de Cuba de participar en las Cumbres de las Américas sin que
medie condicionamiento alguno", señaló el Alba en su declaración final.
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La yunta de Cuba y Venezuela, piedra angular desde 2004, sigue organizada en torno a este intercambio: Caracas entrega petróleo con grandes descuentos y La Habana responde con bienes y servicios sobrevaluados. Esta argamasa corre el riesgo de derrumbarse. La producción en Venezuela está en declive, y ronda los dos millones de barriles al día, acotada por la falta de inversión y la hemorragia de expertos de la estatal petrolera Pdvsa. El gobierno de Maduro se ve en la necesidad de revisar su diplomacia de hidrocarburos baratos para sus aliados hemisféricos. Si el futuro del Alba está vinculado al del petróleo, el Caribe parece la única zona de crecimiento. "En el fondo es un proyecto venezolano, de ahí la dificultad de encontrar relevos. Su dinámica está asociada además al Socialismo del Siglo XXI, que está bastante debilitado como horizonte", incide Stefanoni. Ni Ecuador ni Bolivia son potencias petroleras. Además, Correa y Morales, como Chávez en sus inicios, participan de distintos foros y ven en Unasur un motor de integración económica con un horizonte más claro que el del Alba. "Hay muy pocas opciones de que crezca como plataforma ideológica", opina Rojas: "Venezuela está saturada de problemas domésticos. Ha perdido muchísimo liderazgo regional".
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Diario "La Capital". Rosario, Lunes, 15 de diciembre de 2014
Un "club" que se debilita en beneficio de otros
La visita de Hugo Chávez a La Habana hace 10 años distó mucho de lo que se esperaba.
Por Javier Lafuente y Ewald Sharfenberg / El País (Madrid)
La visita de Hugo Chávez a La Habana hace 10 años
distó mucho de lo que se esperaba. Pocos pensaban que el acto político
que se celebró en el teatro Karl Marx fuese a ir más allá de una
escenificación de los lazos entre el entonces presidente venezolano y el
líder cubano, Fidel Castro. Ambos, sin embargo, sorprendieron con la
firma de un convenio que acababa con los aranceles a las importaciones
entre ambos países y que facilitaba a Cuba inversiones y petróleo
subvencionado por parte de Venezuela. "El Alca ha muerto", proclamó
Chávez en referencia al rea de Libre Comercio de las Américas, que
promovía Estados Unidos. Nacía el 14 de diciembre de 2004 el Alba, un
organismo que creció gracias al petróleo, cuyos bajos precios hacen que
hoy languidezca.
Los tiempos han cambiado. Al desplome del crudo se une la muerte de
Chávez en marzo de 2013 y la retirada de la escena pública de Fidel
Castro, que han dejado sin liderazgo el organismo, al que se sumaron
Bolivia, Ecuador y Nicaragua. El presidente venezolano, Nicolás Maduro,
carece del carisma de su antecesor, y otros mandatarios, como el
boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa o Raúl Castro, han
optado por diversificar sus políticas exteriores con la participación en
otros organismos como Unasur o la Celac, "más pragmáticos que
ideológicos o doctrinarios como el Alba", para Rafael Rojas. "La
diversidad ideológica de la izquierda iberoamericana ha acabado por
imponerse sobre el proyecto hegemónico bolivariano", dice el historiador
cubano. "El mayor logro fue cohesionar al bloque bolivariano,
introduciendo una visión propiamente política de la integración frente a
las visiones más comerciales y promercado", opina el argentino Pablo
Stefanoni, que añade: "El problema fue que su fuerza y sus límites
estaban asociados a la diplomacia petrolera venezolana. El Alba era una
extensión de la energía política de Chávez, y de su petróleo".La yunta de Cuba y Venezuela, piedra angular desde 2004, sigue organizada en torno a este intercambio: Caracas entrega petróleo con grandes descuentos y La Habana responde con bienes y servicios sobrevaluados. Esta argamasa corre el riesgo de derrumbarse. La producción en Venezuela está en declive, y ronda los dos millones de barriles al día, acotada por la falta de inversión y la hemorragia de expertos de la estatal petrolera Pdvsa. El gobierno de Maduro se ve en la necesidad de revisar su diplomacia de hidrocarburos baratos para sus aliados hemisféricos. Si el futuro del Alba está vinculado al del petróleo, el Caribe parece la única zona de crecimiento. "En el fondo es un proyecto venezolano, de ahí la dificultad de encontrar relevos. Su dinámica está asociada además al Socialismo del Siglo XXI, que está bastante debilitado como horizonte", incide Stefanoni. Ni Ecuador ni Bolivia son potencias petroleras. Además, Correa y Morales, como Chávez en sus inicios, participan de distintos foros y ven en Unasur un motor de integración económica con un horizonte más claro que el del Alba. "Hay muy pocas opciones de que crezca como plataforma ideológica", opina Rojas: "Venezuela está saturada de problemas domésticos. Ha perdido muchísimo liderazgo regional".
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Diario "La Capital" Rosario, Martes, 16 de diciembre de 2014
El ocaso del Alba
Reflexiones, por Javier Lafuente / El País (Madrid). La alianza que fundaron Hugo Chávez y Fidel Castro hace 10 años ha perdido influencia tras la muerte del líder venezolano y la caída del precio del crudo
La visita de Hugo Chávez a La Habana hace hoy 10
años distó mucho de lo que se esperaba. Pocos pensaban que el acto
político que se celebró en el teatro Karl Marx fuese a ir más allá de
una escenificación de los lazos entre el entonces presidente venezolano y
el líder cubano, Fidel Castro. Ambos, sin embargo, sorprendieron con la
firma de un convenio que acababa con los aranceles a las importaciones
entre ambos países y que facilitaba a Cuba inversiones y petróleo
subvencionado por parte de Venezuela. "El Alca ha muerto", proclamó
Chávez en referencia al Area de Libre Comercio de las Américas, que
promovía Estados Unidos. Nacía el 14 de diciembre de 2004 el Alba
(Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), un
organismo que creció gracias al petróleo, cuyos bajos precios hacen que
hoy languidezca.
Los tiempos han cambiado. Al desplome del crudo se
une la muerte de Chávez, en marzo de 2013 y la retirada de la escena
pública de Castro, que han dejado sin liderazgo el organismo, al que se
sumaron Bolivia, Ecuador y Nicaragua. El actual presidente venezolano,
Nicolás Maduro, carece del carisma de su antecesor, y otros mandatarios
como el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa o Raúl
Castro, en Cuba, han optado por diversificar sus políticas exteriores
con la participación en otros organismos como Unasur (Unión de Naciones
Suramericanas) o la Celac (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el
Caribe), "más pragmáticos que ideológicos o doctrinarios, como el Alba",
para Rafael Rojas. "La diversidad ideológica de la izquierda
iberoamericana ha acabado por imponerse sobre el proyecto hegemónico
bolivariano". dice el historiador cubano.
"El mayor logro fue cohesionar al bloque bolivariano,
introduciendo una visión propiamente política de la integración frente a
las visiones más comerciales y promercado", opina el analista argentino
Pablo Stefanoni, que añade: "El problema fue que su fuerza y sus
límites estaban asociados a la diplomacia petrolera venezolana. El Alba
era una extensión de la energía política de Chávez, y de su petróleo, y
no se pudo avanzar en su institucionalización real, ni en el aterrizaje
de sus horizontes ideológicos a políticas de integración concretas".
La yunta de Cuba y Venezuela, piedra angular para el
Alba desde 2004, sigue organizada en torno a este intercambio: Caracas
entrega petróleo y derivados con grandes facilidades y descuentos, y La
Habana responde con bienes y servicios sobrevaluados. Cálculos
independientes cifran en 100.000 barriles diarios el aporte de
hidrocarburos que Venezuela hace a Cuba, suficiente para cubrir la
demanda interna de la isla. Los poderes petrolero y financiero de
Venezuela, ahora en cuestión, han ejercido en el Alba un influjo
magnético. Al margen de pactos bilaterales y Petrocaribe, un club de
consumidores de petróleo diseñado por Hugo Chávez para proyectar su
propia influencia política en las Antillas, decir sí al Alba era el
camino más fácil para obtener acceso a combustibles baratos, la
eliminación de aranceles entre algunos países y la facilitación de
alianzas regionales. Las exportaciones venezolanas a los socios
promediaron durante el último quinquenio unos 4.000 millones de dólares
al año.
Si el petróleo venezolano fue la argamasa para la
alianza, esta corre el riesgo de derrumbarse. La producción de crudo en
Venezuela está en declive. Hoy ronda los dos millones de barriles al
día, acotada por la falta de inversión y la hemorragia de expertos
sufrida por la estatal petrolera Pdvsa. El gobierno de Nicolás Maduro,
bajo presión por la caída de los ingresos petroleros, se ve en la
necesidad de revisar su diplomacia de hidrocarburos baratos para sus
aliados hemisféricos.
Hace dos semanas, el canciller venezolano, Rafael
Ramírez, aseguró, en referencia a Petrocaribe, que a pesar de la caída
en los precios internacionales, sus compromisos de suministro de
combustibles en condiciones preferenciales son "perfectamente
sostenibles en el tiempo". La afirmación es coherente con el principio
chavista de dar prioridad a la política. Pero en nada satisface las
demandas internas de recortar esos subsidios que merman los recursos
locales mientras financian sonados casos de corrupción, como el de
Albanisa, en Nicaragua. La empresa encargada en ese país de administrar
las donaciones petroleras de Venezuela ha desviado ese dinero hacia
negocios privados.
"La falta de transparencia y rendición de cuentas del
Alba representa una inagotable fuente de corrupción, pero a los
venezolanos esto parece no preocuparles. La premisa fundamental de esta
cooperación no es de eficiencia económica o de desarrollo, sino
política: que el presidente Daniel Ortega se mantenga en el poder",
considera el periodista Carlos F. Chamorro. Entre 2008 y 2014, Nicaragua
ha recibido casi 4.000 millones de dólares, gracias al convenio de
cooperación con el Alba, pero manejado a través de empresas privadas.
Si el futuro del Alba está vinculado al del petróleo,
el Caribe parece la única zona de crecimiento. "En el fondo es un
proyecto venezolano, de ahí la dificultad de encontrar relevos. Su
dinámica está asociada además al Socialismo del Siglo XXI, que está
bastante debilitado como horizonte", incide Stefanoni.
Ni Ecuador ni Bolivia son potencias petroleras.
Además, Correa y Morales, como Chávez en sus inicios, participan de
distintos foros y ven en Unasur un motor de integración económica con un
horizonte más claro que el del Alba. "Hay muy pocas opciones de que
crezca como plataforma ideológica", opina Rojas: "Venezuela está
saturada de problemas domésticos. Ha perdido muchísimo liderazgo
regional".
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