Domingo 07 de diciembre de 2014
QUITO.- La cumbre de presidentes
de Unasur, que culminó anteayer en esta ciudad con la excusa de
inaugurar la sede del edificio que se llama Néstor Kirchner, dejó al
descubierto que el bloque regional transita uno de sus más profundos
desafíos de cara al futuro inmediato: dar muestras concretas de que se
trata de un grupo de presidentes dispuestos a profundizar la integración latinoamericana con resultados a la vista y decisiones pragmáticas.
La
retórica inconducente de las cumbres ha llegado casi al hartazgo. El
propio presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo que "el peligro será
cuando la gente se canse de estas cumbres y no vea hechos concretos". A
esto se suma la diversidad de intereses contrapuestos que conviven entre
los 12 presidentes que conforman el bloque regional y los contrapuntos
que no se logran zanjar, más allá del ánimo común de proteger el valor
común de las democracias.Trascendió que en el plenario a puertas cerradas, que los jefes de Estado de la Unasur hicieron en el flamante edificio Néstor Kirchner, hubo diferencias de criterio a la hora de visualizar el futuro de la Unasur, donde conviven dos bloques económicos como son la Alianza Pacífico y el Mercosur.
Estas diferencias quedaron expuestas de manera muy soslayada en el documento final de la cumbre, en el que se mencionó avanzar hacia lo que el secretario general del bloque, el colombiano Ernesto Samper, definió como un anexo llamado "De la visión a la acción".
Según pudo saber LA NACION de fuentes calificadas de la diplomacia de Brasil, de Colombia y de la Argentina, en el espíritu de concretar en hechos la retórica pomposa hay algunas metas que se fijaron como desafíos inmediatos.
Dichas metas, por ejemplo son las siguientes: darle mayor celeridad a la creación del directorio del Banco del Sur; la instrumentación de un "banco de precios" de medicamentos para la región; la concreción de un esquema de cielos abiertos para compartir entre países rutas aéreas y la materialización de varios proyectos de energía en común que están rezagados.
A su vez, se acordó la idea de reducir de 33 proyectos de infraestructura que estaban prometidos desde la creación de la Unasur en 2008 a sólo siete proyectos posibles de ser resueltos en lo inmediato.
Otras vías de acuerdo
La propuesta del presidente Correa para que las decisiones no se definan por unanimidad en el bloque, a fin de darles mayor celeridad a las resoluciones, apunta también a dar con hechos concretos.La presidenta Dilma Rousseff planteó la necesidad de establecer acuerdos energéticos y de infraestructura "de real cumplimiento".
En esa misma línea de trabajo se mostró el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. De hecho, la canciller colombiana Maria Holguin Cuellar expresó a LA NACION que "la integración debe transmitirse en más pragmatismo y en menos retórica".
Esto implica avanzar en las obras de infraestructura para lograr una conectividad terrestre que hoy es bastante precaria. En el corto plazo, Holguin Cuellar cree que es necesario concretar la movilidad social en términos de trámites, trabajo y estudios.
Es lo que el secretario general del bloque Ernesto Samper plantea como la "ciudadanía latinoamericana", una suerte de pasaporte común para que un ciudadano del bloque pueda trabajar en cualquier país sin problemas burocráticos.
La Argentina, al igual que países como Venezuela o Bolivia, no tiene exactamente la misma visión que Brasil, Colombia o Chile en cuanto al futuro de la Unasur. El canciller Héctor Timerman destacó en Quito que "la principal función de la Unasur es política y debe ser la defensa de las democracias". A la vez, ante una consulta de LA NACION remarcó que "es verdad que por ahora no hay resultados concretos de la integración". Pero aclaró que ello "se construye de acuerdo a la necesidad de cada pueblo para el desarrollo económico de cada pais".
El presidente de Uruguay, José Mujica, quien es el nuevo presidente Pro Témpore de la Unasur, destacó que "la integración es un edificio colosal y debe construirse en base a una realidad tangible".
Los tiempos avanzan
El tiempo no juega a favor de la Unasur y cualquier definición en cuanto a pragmatismo deberá tomarse de inmediato, si se tiene en cuenta que los tiempos económicos que se avecinan para la región no son los mejores.Según datos de BBVA Research, la economía latinoamericana crecerá 0,9% este año y 1,8% en 2015, debido a la desaceleración de la demanda interna y un entorno exterior menos favorable, en el que destacan el frenazo de la economía china y la menor demanda global de materias primas.
A ello hay que agregar la caída de los precios del petróleo, la inflación que sacude varias economías y la recesión que ya se deja ver en varios países.
En este contexto complicado, los presidentes de la Unasur deberán abordar reformas y medidas concretas si es que quieren disfrutar de la integración regional o padecerla.ß.
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