Diario "Clarín" iECO. Buenos Aires, 1 de diciembre de 2013. |
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lunes, 30 de junio de 2014
C.E.L.A.C. COMUNIDAD DE ESTADOS LATINOAMERICANOS Y CARIBEÑOS. 2010.
BRASIL Y ARGENTINA, RUMBO A LA INTEGRACIÓN. Arano, L. Roberto
Opinión
Brasil y la Argentina, rumbo a la integración
En
la Conferencia Industrial realizada en Buenos Aires el 27 y 28 de
noviembre pasado, organizada por la Unión Industrial Argentina (UIA), la
invitada principal fue Dilma Rousseff, presidenta del Brasil. Compartió
el estrado con la primera mandataria argentina, Cristina Fernández de
Kirchner.
Este encuentro recordó el del 21 de abril de 1961,
cuando se reunieron los entonces presidentes de la Argentina y Brasil,
Arturo Frondizi y Janio Quadros, buscando diseñar políticas comunes
frente al mundo. Frondizi había iniciado en 1958 su gobierno trabajando
febrilmente por el desarrollo de su país. Quadros trataba de afianzarse
en un difícil marco político y el rumbo económico del Brasil era más
vacilante que el argentino. La producción industrial brasileña estaba al
mismo nivel que la argentina y en los casos más extremos la duplicaba.
Hoy, en cualquier comparación, Brasil es 5 veces la Argentina. ¿Por qué
pasó tal cosa cuando la Argentina tenía todas las condiciones para
seguir con un proceso de desarrollo exitoso?La respuesta no es fácil. Pensamos que la clase dirigente argentina, en su mayoría, se entusiasmaba más por un modelo agroexportador tradicional que por uno industrial e integrado. La sociedad no entendió el mensaje de Frondizi y lo pagó con atraso y pobreza. Tal vez y simplificando, la razón sea que en la Argentina prevaleció la concepción agroexportadora de Julio A. Roca frente a los planteos industrialistas de Carlos Pellegrini.
Después del gobierno de Frondizi, dos fueron los hitos de la desindustrialización del país: los ministerios de José Alfredo Martínez de Hoz, en los ?80, y de Domingo Cavallo, en los ?90. En nombre de la libertad de mercado se controlaban los precios más importantes de la economía, el dólar y la tasa de interés. Estas políticas tornaron inviables a zonas y sectores industriales del país, sostenidas en los prejuicios de quienes no querían una argentina industrial.
Mientras, Brasil seguía con sus políticas industrialistas y su estímulo a la integración económica, con sectores básicos que sostenían la expansión de las manufacturas, convirtiéndose en una potencia de rango mundial.
En el empresariado industrial argentino fueron épocas de grandes enfrentamientos entre una mayoría liberal, que no creía en la necesidad de proteger y veía en el mercado libre la solución, y un minoritario grupo desarrollista y proteccionista, con componentes conservadores, nacionalistas y peronistas, integrado, entre otros, por Alberto Tedín, Bertil Kingard, Jimmy Roca, José Luis Coll, Juan Moravek, Pedro Benejam, Eduardo Patrón Costa, Luis María Blaquier, Arnaldo Etchart y, más adelante, Claudio Sebastiani y Héctor Massuh. En el plano de la elaboración intelectual la posición nacional e industrialista fue sostenida por Marcelo Diamand y Carlos Pedro Blaquier, dentro del marco conceptual y teórico de Rogelio Frigerio.
En la época de Martínez de Hoz sectores enteros, como el textil y metalmecánico, prácticamente desaparecieron. Y otros como el del azúcar sobrevivieron penosamente a la libre importación. En este último caso fue determinante el liderazgo de las familias Paz en Tucumán, Patrón Costa en Salta y Blaquier en Jujuy, firmemente enfrentadas a las concepciones ultraliberales y antiindustriales de la época. Más adelante, cuando en los ?90 el Congreso sancionó una ley de protección al azúcar argentino mediante derechos móviles, la misma fue vetada por el presidente Carlos Menem. La movilización de Tucumán y del Norte logró, por unanimidad, la insistencia de las dos cámaras, que anularon el veto dejando vigente la norma.
Hoy la UIA y el país han cambiado. La mayoría sostiene que la Argentina debe alentar una amplia industrialización y avanzar hacia un modelo de desarrollo económico y social sostenido. Es en este marco que los gobiernos de la Argentina y Brasil se reunieron en la reciente conferencia, con el fin de avanzar en la integración y aplicar estrategias comunes ante el peligro de primarización de sus economías, una de las caras de la desindustrialización..
ECONOMISTAS CONOCEN LOS INGREDIENTES PARA COMBATIR LA POBREZA, PERO NO LA RECETA. Wessel, David.
Por David Wessel
(El Mirador de Washington, La Nación de Argentina-The Wall Street Journal Americas, 11/1/2007)
Con
los miles de millones que están gastando, Bill Gates, Warren Buffett,
Bill Clinton y Bono tienen posibilidades de progresar en su campana para
impedir que las enfermedades curables maten a millones de personas.
Casi todas estas personas viven o vivirán en países pobres.Esto le preocupa al economista Simon Johnson, quien no pone en duda el imperativo moral de combatir las enfermedades, pero se pregunta: “¿Realmente sabemos cómo ayudar a la gente pobre, el creciente número de gente pobre? ¿Sabemos realmente cómo ayudarlos a salir de la pobreza?"
Estas cuestiones obsesionan a académicos, gobiernos, instituciones internacionales y filántropos de todo el mundo. Están impresionados con la rápida modernización de China, pero los desconcierta que le haya ido tan bien sin seguir los preceptos tradicionales.
El hecho de que América latina 1 no haya tenido un mejor desempeño los deja perplejos y decepcionados, sobre todo porque muchos siguieron los consejos de los expertos. Los deprime y sorprende la miseria generalizada en África.
Con humildad intelectual, Johnson, profesor de la Escuela de Negocios Sloan del Instituto de Tecnología de Massachusetts, se enfrentó la semana pasada a una habitación llena de colegas durante la reunión anual de la American Economics Association y dijo: "La salud pública tuvo la teoría de los microbios de las enfermedades. La economía ha hecho grandes progresos, pero aún está esperando su 'teoría de los microbios'." Esto probablemente exagera los desafíos que aún tienen quienes pelean por la salud publica -la gripe aviar, sida/VIH malaria y demás-, pero no las deficiencias de la economía para entender lo que los países pobres deberían hacer para alcanzar el crecimiento sostenido.
Países con algo especial
EE.UU. y Europa tomaron la delantera frente al resto del mundo en el Siglo XIX, como consecuencia de la revolución industrial, la evolución de los mercados financieros y el descubrimiento de nuevos medicamentos y productos químicos. Con unas pocas excepciones, como Corea del Sur, persiste la misma brecha entre naciones ricas y pobres. La noción de que había algo especial en las "economías en desarrollo" data de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando la mayoría de las colonias pobres y principalmente agrícolas lograron la independencia.
Anne Krueger, economista que finalizó recientemente una tempo rada como número dos del Fondo Monetario Internacional, dice: "Era natural que un objetivo importante de la élite modernizadora fuera alcanzar economías y estándares de vida similares a los de las economías desarrolladas, como se las llamaba por entonces.” Los países pobres tenían cultivos de arroz y plantaciones de café; las ricas tenían fábricas. El truco, se pensaba, era acelerar la industrialización de los países pobres; y eran los gobiernos quienes debían abrir el camino.
Las recomendaciones no funcionaron tan bien como esperaban los activistas contra la pobreza. Los países pobres han registrado rachas de crecimiento salpicadas de crisis.
Los países ricos también tuvieron crisis, pero se recuperaron rápido, mientras los países pobres a menudo quedaron estancados durante años tras una crisis, resalta Sebastian Edwards economista de la Universidad de California en Los Angeles.
¿Por qué es esto? ¿Por qué no más países pobres poniéndose al mismo nivel más rápido?
Una opinión, expresada por Krueger, es que los gobiernos del Tercer Mundo y sus consejeros del Primer Mundo aplicaron buenos principios económicos incorrecta mente, o sin prestar suficiente atención a la realidad. Las políticas para animar las exportaciones y proteger de las importaciones a las industrias que apenas se formaban parecían una buena idea, pero alimentaron la corrupción, malcriaron sectores y crearon poderosos intereses políticos que impidieron los cambios necesarios.
Historias de éxito
Otra opinión es que los países pobres recibieron malos consejos y pagaron las consecuencias, pero los expertos ahora saben mucho más que sus predecesores. Edwards dice que no se sabe la receta perfecta, pero sí los ingredientes: educación de los trabajadores, acumulación e inversión inteligente de capital y la mejora de la productividad. El economista incluso reconoce que sus colegas son mejores analizando historias de éxito, como la de China, que aconsejando a países pobres sobre qué medidas tomar para mejorar los estándares de vida de la población.
Una tercera opinión es que los primeros economistas se equivocaron. Johnson, entre otros, sostiene que lo que realmente importa es tener sólidas instituciones políticas, legales y económicas: tribunales, bancos centrales, burócratas honestos y derechos de propiedad que permitan florecer a las empresas.
La imposición de lo que podrían ser políticas económicas sanas a gobiernos corruptos, incompetentes o miopes está condenada al fracaso. El desarrollo de instituciones fuertes es un requisito necesario. En esta área, hay otro debate sobre quién vendrá primero: las instituciones o la gente educada que las crea.
sábado, 28 de junio de 2014
DESARROLLISMO. AMÉRICA LATINA HABLA DE NUEVO DESARROLLISMO, PERO NO SABEMOS SI FUNCIONA. Domingues, José M.
Diario "Clarín". Buenos Aires, 7 de febrero de 2010
JOSE MAURICIO DOMINGUES: SOCIOLOGO BRASILEÑO
"América latina habla de nuevo desarrollismo, pero no sabemos si funcionará"
Nuestra región dejó el neoliberalismo, pero no está claro si va hacia opciones superadoras. Tal vez porque la integración no es sólida ni existe una apuesta fuerte por la ciencia y la tecnología.
Claudio Martyniuk.cmartyniuk@clarin.com
La modernidad tiene una multiplicidad de maneras de desplegarse, con tensiones y componentes imaginarios, arrastrando tradiciones y transfigurando paisajes. La modernidad latinoamericana está atravesada de particularismos y contingencias, dosis de realismo mágico, miseria, voluntarismo y creatividad. El sociólogo brasileño José Mauricio Domingues, que participó de un encuentro en la sede porteña de CLACSO, es un preciso analista de estas aristas y del porvenir de las retóricas neodesarrollistas en circulación.
¿Cuáles son los rasgos definitorios de la actual modernidad periférica de América latina?
América latina es una región con muchas diferencias, pero con un pasado y situaciones económicas y culturales que son comunes. Un rasgo fundamental desde el inicio de la década de 1980 es el crecimiento de la complejidad social, lo cual tiene que ver con desarrollos internos, pero también con el impacto de globalización en nuestra región.
¿Características de esa complejidad social?
Las diversidades sociales se extienden y hay cambios del Estado en cómo se vincula con la sociedad. Paralelamente, hay modificaciones en la cultura política y en la organización de los movimientos sociales, que también se pluralizan y democratizan, porque la clase obrera ya no es más agente de la revolución en ninguna parte. También se presenta una ciudadanía más activa, que promueve la democratización de instituciones estatales. Pero estos rasgos chocan con un movimiento neoliberal que ratifica la posición periférica o semiperiférica del subcontinente y una apertura al exterior de la economía, asumiendo que se agotó el proceso de sustitución de importaciones. Y esto conlleva también reformas de la política social, ya que el movimiento de democratización demanda derechos sociales, pero el modelo neoliberal no los satisface, con lo que la democracia, un proyecto global, queda limitada a una baja intensidad.
¿Qué perspectiva tiene en este escenario la pretensión de algunos gobiernos de dotar a las burguesías nacionales y al campo industrial de más potencia para el desarrollo económico? ¿Se logra quebrar la hegemonía neoliberal en la economía?
Es una discusión interesante. Vivimos ya una era posneoliberal en América latina, pero soy pesimista sobre esa corriente que, en Brasil, y en buena parte de América latina, habla de un nuevo desarrollismo. A pesar de los intentos de Brasil y Argentina -Bolivia va a intentar hacerlo-, el camino es muy difícil, porque en los últimos 30 años América latina se retrasó ante la revolución científico-tecnológica.
¿Puede brindar alguna ventaja ese atraso? Me refiero a que pueda alentar realmente la incorporación definitiva a la sociedad del conocimiento.
Ese es un reto tremendo para América latina. Aunque en Brasil tengamos un aparato de ciencia y tecnología bastante desarrollado y una base industrial fuerte, se carece de los sectores más importantes, más adelantados de la ciencia y tecnología, que Estados Unidos, Japón y Europa tienen. Argentina tiene un buen sistema de ciencia y tecnología, pero debe avanzar más. Tenemos que pensar el proceso de integración regional no solamente en términos de comercio, sino también planteando la cuestión de un desarrollo científico y tecnológico integral, porque, insisto, los retos son muy grandes.
¿Cuál es el principal obstáculo para la integración regional?
Que las economías no sean complementarias. Es cierto que Brasil y Argentina tienen cierta complementariedad en términos industriales, y para América latina lo que pase entre Brasil y Argentina es absolutamente decisivo. Venezuela tiene mucha plata, pero carece de un proyecto de industrialización y de desarrollo científico tecnológico. Chile se conformó con una posición de exportador de productos primarios. La hegemonía del pensamiento neoliberal es muy profunda y lleva a que se debata la macroeconomía y no las estructuras de asociación de la economía latinoamericana. La economía política latinoamericana prácticamente no existe, fue colonizada por el pensamiento neoliberal. Perdimos consistencia intelectual para enfrentarnos con un debate que no es sencillo, pero que en Asia está hecho y da resultados para salir de la periferia sin aceptar el consenso neoliberal. Ahí hay verdaderamente un neodesarrollismo y de ellos podríamos aprender mucho.
¿Usted cree que los países latinoamericanos comparten agenda en materia de construcción y fortalecimiento de la ciudadanía?
La izquierda en la región tenía una visión instrumental de la democracia y de los derechos. El corporativismo presentaba una noción de ciudadanía muy controlada. Pero hubo una democratización social muy grande, con movimientos sociales fuertes y reacciones a las dictaduras militares, que hicieron que se desarrollara una agenda distinta, con énfasis en los derechos sociales y civiles. También en este terreno hay mucho por avanzar.
El Estado parece ausente en muchos ámbitos comunitarios que escapan a sus regulaciones. Este rasgo de cierto pluralismo jurídico, ¿es compatible con un proyecto de desarrollo moderno?
Hay pluralismos que deben reconocerse, como los que se presentan en las sociedades andinas, con sus tradiciones. Pero hay límites que no se pueden sobrepasar. En Brasil, en las favelas, hay un pluralismo jurídico que está vinculado a las reglas del narcotráfico y los grupos paramilitares ligados a la policía.
Hay mucho por hacer en muchos ámbitos.
¿Pero no cree que se están registrando cambios en los lazos familiares y en materia de género en nuestros países?
Coincido: hay una apertura tremenda, que es parte del proceso de democratización social. La gente ya no tiene posiciones fijas, puede elegir su vida. Un matrimonio no tiene que perdurar eternamente, y eso conlleva también cambios en las estructuras de la familia porque la gente se casa, se separa y las familias se descentran. La familia se volvió bastante más compleja pero mucho más abierta, la gente es mucho más libre. Lo mismo pasa con el género, pero tenemos que avanzar más para llegar a la igualdad todavía. Las identidades sexuales y de género se pluralizaron mucho porque la gente ya no tiene que aceptar definiciones que están dadas desde el nacimiento.
¿Cómo entiende el desenvolvimiento demográfico en América latina? ¿Haría falta que los Estados tuvieran políticas activas para controlar la natalidad?
No, no creo, ese no es un gran problema para América Latina. Es grave el problema urbano, con poblaciones que son marginales y no tienen acceso a servicios básicos ni a derechos de ciudadanía. Estamos haciendo otra transición demográfica, después de lograr una disminución de la mortalidad y de la natalidad. Lo que va a pasar ahora es más complejo.
¿Se vincula al crecimiento de las ciudades y a que el sector agroproductivo dejó de ser relevante en términos ocupacionales?
La agricultura en América latina incluía una proporción muy importante de la población, y ya no es así. Brasil, Argentina, México y Chile son países totalmente urbanizados. Pero no tenemos una economía industrial ni de servicios adelantada, que incorpore a esta gente a las ciudades.
¿Estamos, entonces, condenados a tener favelas y villas miserias?
No, no es un destino. Depende de decisiones políticas; no hay ninguna razón para que las villas miserias, las favelas, sigan existiendo. No es fácil solucionarlo, pero en Brasil ahora vemos que hay intentos de lidiar con ese problema de una manera democrática, ofreciendo servicios a las poblaciones de las favelas. Una manera de controlar la violencia es través de asignar derechos sociales y manteniendo un Estado que brinde servicios y no sea sólo represivo. Insisto en que hay una cuestión de voluntad política que está vinculada a la persistencia o erradicación de favelas y villas miserias. Es imprescindible reforzar las economías para incorporar esas poblaciones a un mercado de trabajo formal, más adelantado, con ocupaciones que paguen mejor y que hagan de las villas miserias y de las favelas un fenómeno residual del pasado.
¿Transformaciones de ese tipo se darán de modo gradual?
Creo que hubo una revolución democrática, popular y molecular. De a poco, sin un proyecto muy claro, tuvimos una transformación del paisaje latinoamericano de gran alcance, pero creo que es verdad. En términos económicos las cosas son más complicadas; no soy pesimista, pero es difícil. Estamos quizás en los umbrales de un proyecto neodesarrollista, pero para mí no está nada claro si va a funcionar.
¿Deberíamos seguir empleando el término "América latina"?
Es un término convencional, porque no somos latinos en un sentido formal. ¿Qué quiere decir latino? Podríamos hablar de América ibérica, pero así dejamos a los indígenas a un costado; podríamos hablar de América negra, pero dejamos a la población no negra a un costado. América latina remite de alguna manera a las poblaciones de origen blanco del sur de Europa que están en la región. No es muy preciso, pero no es fácil encontrar un término para sustituir la noción de América latina. Si entendemos lo que hablamos, la expresión "América latina" está muy bien, pero como un término convencional y no como uno que apunte a algo sustantivo, a una esencia latinoamericana, como en muchos momentos se pensó.
Copyright Clarín, 2010.
BRASIL SE ESTANCA PERO SIGUE SIENDO PROTAGONISTA. Castro, Jorge
Diario "Clarín". Buenos Aires, 2 de junio de 2013.
Brasil se estanca, pero sigue siendo protagonista
MIRADA GLOBAL- Jorge Castro
La economía brasileña creció 0,6% en el primer
trimestre de este año (1,9% anual), lo que implica que la tasa de
expansión en los cuatro trimestres previos fue 1,2% por año, virtual estancamiento.
La sexta economía del mundo, con un PBI de US$ 2,2 billones -mayor que el de India- no crece y este fenómeno central de la economía mundial en 2013 es parte de una extensa depresión estructural que comenzó en 1982, con la crisis de la deuda externa (gobierno de Ernesto Geisel / 1974-1979) y se mantiene.
Ese período coincidió con los 20 años iniciales del proceso de globalización. En él, Brasil no se expandió, tras haber sido el país de mayor crecimiento del mundo (8% anual) en las dos décadas que continuaron a 1950.
También en esos años, Brasil se transformó en el mayor centro de atracción de inversión extranjera del mundo en desarrollo y San Pablo se convirtió, a través de la industria automotriz y por decisión de Juscelino Kubitschek (1956-1961), en la capital de la inversión alemana en el exterior. Hannover y la capital paulista fueron los dos grandes ejes de la manufactura germana.
Entonces, en agosto de 1982, México declaró el default de su deuda pública.
Fue el comienzo de la “década perdida” en América Latina y ningún país latinoamericano perdió tanto como Brasil.
A partir de 2000, Brasil fue el país emergente más favorablemente afectado por el papel central de la demanda china en la acumulación global. Entre 2004 y 2008, el PBI creció 4,8% anual, el doble que en las dos décadas previas. La crisis financiera global 2008-2009 obligó a Brasil a retomar el arduo camino de depresión estructural iniciado en 1982, que culminó con la expansión de 0,9% en 2012 y un alza de 0,6% en el primer trimestre de este año.
El dato disruptivo del primer trimestre es el auge excepcional de la producción agroalimentaria, que aumentó 9,7% (17% en el año). Sin el alza de los agroalimentos, los resultados de los primeros tres meses hubieran sido 0,1%. Al mismo tiempo, la contracción de la industria manufacturera se profundiza, con una caída de -1,4% en el primer trimestre, que adquiere forma de pauta permanente al continuar los resultados de 2012 (-1,2% anual).
El problema de fondo de Brasil es su bajo nivel de productividad, que es menor que el crecimiento promedio del PBI per cápita entre 1980 y 2012 (1,2% anual). Directamente vinculada a la débil productividad, se encuentra la baja tasa de inversión (18,7% en 2012) y la dimensión todavía menor del ahorro doméstico (15,7%). Esta carencia estructural golpea sobre todo a la industria manufacturera, que requiere un nivel alto y sostenido de inversión para incorporar sistemáticamente la tecnología más avanzada, y así evitar el retraso frente a sus competidores. Los costos de producción de la manufactura brasileña aumentaron 65% en los últimos 5 años, en tanto los de EE.UU. crecieron 1%, los de Corea del Sur 18% y 20% los de China.
La apreciación del real está inscripta en la naturaleza de las cosas. Brasil depende de la inversión extranjera (IED / US$ 65.600 millones en 2012) y esto valoriza inexorablemente a la moneda.
El sector más golpeado por este dato estructural es la industria manufacturera, cuyos costos aumentan con el mismo ritmo con que pierde competitividad.
Brasil soporta el más alto nivel de presión tributaria de los países emergentes (38% del PBI). Pero esta enorme loza es imprescindible para financiar un gigantesco aparato estatal, hondamente disfuncional, capaz de paralizar cualquier iniciativa de reforma y crecimiento.
Aun así, en los últimos 10 años, Brasil ha modificado su status internacional y se ha convertido en un actor global, tanto en lo político como en lo económico, como lo reconoció esta semana en Brasilia Joe Biden, vicepresidente de EE.UU.
“Amigo -dice Chesterton- es alguien que te quiere, a pesar de que te conoce”.
La sexta economía del mundo, con un PBI de US$ 2,2 billones -mayor que el de India- no crece y este fenómeno central de la economía mundial en 2013 es parte de una extensa depresión estructural que comenzó en 1982, con la crisis de la deuda externa (gobierno de Ernesto Geisel / 1974-1979) y se mantiene.
Ese período coincidió con los 20 años iniciales del proceso de globalización. En él, Brasil no se expandió, tras haber sido el país de mayor crecimiento del mundo (8% anual) en las dos décadas que continuaron a 1950.
También en esos años, Brasil se transformó en el mayor centro de atracción de inversión extranjera del mundo en desarrollo y San Pablo se convirtió, a través de la industria automotriz y por decisión de Juscelino Kubitschek (1956-1961), en la capital de la inversión alemana en el exterior. Hannover y la capital paulista fueron los dos grandes ejes de la manufactura germana.
Entonces, en agosto de 1982, México declaró el default de su deuda pública.
Fue el comienzo de la “década perdida” en América Latina y ningún país latinoamericano perdió tanto como Brasil.
A partir de 2000, Brasil fue el país emergente más favorablemente afectado por el papel central de la demanda china en la acumulación global. Entre 2004 y 2008, el PBI creció 4,8% anual, el doble que en las dos décadas previas. La crisis financiera global 2008-2009 obligó a Brasil a retomar el arduo camino de depresión estructural iniciado en 1982, que culminó con la expansión de 0,9% en 2012 y un alza de 0,6% en el primer trimestre de este año.
El dato disruptivo del primer trimestre es el auge excepcional de la producción agroalimentaria, que aumentó 9,7% (17% en el año). Sin el alza de los agroalimentos, los resultados de los primeros tres meses hubieran sido 0,1%. Al mismo tiempo, la contracción de la industria manufacturera se profundiza, con una caída de -1,4% en el primer trimestre, que adquiere forma de pauta permanente al continuar los resultados de 2012 (-1,2% anual).
El problema de fondo de Brasil es su bajo nivel de productividad, que es menor que el crecimiento promedio del PBI per cápita entre 1980 y 2012 (1,2% anual). Directamente vinculada a la débil productividad, se encuentra la baja tasa de inversión (18,7% en 2012) y la dimensión todavía menor del ahorro doméstico (15,7%). Esta carencia estructural golpea sobre todo a la industria manufacturera, que requiere un nivel alto y sostenido de inversión para incorporar sistemáticamente la tecnología más avanzada, y así evitar el retraso frente a sus competidores. Los costos de producción de la manufactura brasileña aumentaron 65% en los últimos 5 años, en tanto los de EE.UU. crecieron 1%, los de Corea del Sur 18% y 20% los de China.
La apreciación del real está inscripta en la naturaleza de las cosas. Brasil depende de la inversión extranjera (IED / US$ 65.600 millones en 2012) y esto valoriza inexorablemente a la moneda.
El sector más golpeado por este dato estructural es la industria manufacturera, cuyos costos aumentan con el mismo ritmo con que pierde competitividad.
Brasil soporta el más alto nivel de presión tributaria de los países emergentes (38% del PBI). Pero esta enorme loza es imprescindible para financiar un gigantesco aparato estatal, hondamente disfuncional, capaz de paralizar cualquier iniciativa de reforma y crecimiento.
Aun así, en los últimos 10 años, Brasil ha modificado su status internacional y se ha convertido en un actor global, tanto en lo político como en lo económico, como lo reconoció esta semana en Brasilia Joe Biden, vicepresidente de EE.UU.
“Amigo -dice Chesterton- es alguien que te quiere, a pesar de que te conoce”.
LIBRE COMERCIO Y OTRAS FÁBULAS. Rapoport, Mario
EL LIBRE COMERCIO Y OTRAS FABULAS
Por Mario Rapoport Director del Instituto de Investigaciones de Historia Económica y Social de la UBA |
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Los
países que defienden el libre cambio y se benefician con
él defienden también actividades productivas ineficientes. |
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Confederación Argentina de la Mediana Empresa Florida 15 piso 6° (C1005AAA) Buenos Aires Tel./Fax: (011) 5556-5556 / (011) 5556-5502 |
PACÍFICO VS ATLÁNTICO: ESTRATEGIAS QUE DETERMINAN LAS FORTALEZAS. Carbone, María Florencia
Diario"La Nación". Buenos Aires, Martes 26 de febrero de 2013
Pacífico vs. Atlántico: estrategias que determinan las fortalezas
En
las dos costas de América latina, el Mercosur y la Alianza del Pacífico
contrastan estilos y resultados; cuál es el papel de la crisis, de
China, Europa y Estados Unidos.
Si
la actual tendencia hacia los acuerdos interregionales hace que cada
vez sea más habitual hablar de clubes privados de comercio, el Mercosur
debería prestar atención al alcanza que tiene su carnet. La crisis, el
creciente protagonismo chino en la economía mundial y la virtual
parálisis de la vía multilateral parecen haber dado un nuevo impulso a
los acuerdos comerciales. Y la región muestra reacciones bien
diferentes.
Quietud, reparos y demoras con los proceso en trámite
del lado del Atlántico; dinamismo en la internacionalización e
integración en la costa del Pacífico. De un lado, el Mercosur. El bloque
que integran la Argentina, Brasil, Paraguay (actualmente suspendido),
Uruguay y Venezuela lleva 10 años negociando con la Unión Europea y
desde que nació -en marzo de 1991- firmó algunos acuerdos de libre
comercio aunque con alcances relativos (Comunidad Andina, Israel, Egipto
y Palestina). Del otro, la Alianza del Pacífico. El bloque formado por
Chile, Colombia, México y Perú exhibe una lista de acuerdos de sus
miembros con China, la UE y Estados Unidos, entre otros, y muestra pasos
concretos en su integración."La idea de estos países es avanzar en una integración real. Van más allá de lo comercial, buscan atraer inversiones de Asia Pacífico, no sólo de China. Quieren posicionarse como plataforma importadora/exportadora para los países del sudeste asiático", dice Raúl Ochoa.
Según su opinión, el crecimiento que muestra el grupo en los últimos años es un dato positivo para el Mercosur, aunque con una advertencia. "Son potenciales clientes -de hecho ya figuran entre los principales compradores de la Argentina-. Pero si el Mercosur no toma el tema con mayor profundidad, es probable que asistamos a desvíos (de comercio) hacia países asiáticos o europeos (a raíz del reciente anuncio de negociaciones entre Estados Unidos y la UE)."
Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI, dice que mientras el Mercosur está más preocupado por sus discusiones internas que por su relacionamiento global, los países del Pacífico se han encargado de dinamizar su relacionamiento internacional, cosa que les produjo réditos objetivos: el crecimiento de su comercio. Mientras en 2010 las exportaciones del Mercosur en promedio aumentaron 28%, en Chile las ventas crecieron 38,5%, en Perú 35,2%, México 33%, y en Colombia, 21,2%.
"El Mercosur perdió entidad como bloque ante terceros y están discutiendo entidad entre sus propios miembros. Argentina reniega de Brasil que es su principal socio y el más afectado en 2012 con los límites a las importaciones (la caída de las exportaciones desde Brasil representan 70% de la caída de las exportaciones totales). Uruguay se manifiesta contrario a los dos socios más grandes. Paraguay fue excluido por el ingreso de una Venezuela ahora en transición política. Se trata de un bloque sin cohesión. Y por ende sin agenda", apunta. Como contracara, habla de que Colombia y Perú avanzan en sus vínculos con Estados Unidos, ala vez que se abren hacia Asia donde Chile ya ha hecho mucho, México recupera su tradicional apertura global, y Centroamérica avanza en su relacionamiento comercial. "A través de acuerdos y tratados, de prácticas comerciales y regímenes de incentivos, el eje Chile-Perú-Colombia-Panamá-México ya es un propulsor del gran memento de Latinoamérica", asegura Elizondo.
Para Roberto Bouzas, profesor de la Universidad de San Andrés, más que una salida para la crisis, los acuerdos preferenciales son trajes hechos a la medida de los participantes. "En esos acuerdos es cada vez menos importante el tema arancelario y más relevante los aspectos regulatorios, de logística e infraestructura, y en este contexto, el Mercosur ha quedado a mitad de camino entre uno y otro, sin concretar ninguno", sostiene.
¿Cómo imagina el futuro cercano del Mercosur? "En el contexto de políticas comerciales defensivas, el futuro no es promisorio. La alternativa de construir un Mercosur como fortaleza lleva a preguntarse: ¿para defender a quién?", responde Bouzas.
Ochoa dice sin muchas vueltas: "El Mercosur tiene que apurar el expediente, si no nos quedamos afuera". La respuesta llega luego de la consulta por los eternas negociaciones con la UE, el supuesto renovado compromiso para avanzar este año, y la novedad de las charlas entre Estados Unidos y Europa.
"La inmovilidad es el peor de los consejos en una etapa de dinamismo y de tanta incertidumbre como la actual. Hoy predomina aquí un pensamiento imperativo que sostiene que los acuerdos atacan la industrialización. Y alcanza con mirar alrededor para comprobar que eso no es así", dijo Ochoa.
Las comparaciones entre lo que ocurre en las dos costas de América latina sea tal vez uno de los motivos que impulsan a sectores brasileños para "cortarse solos". Así, expertos brasileños citados por el diario O Globo expresaron sin tapujos su pensamiento.
José Botafogo Gonçalves, actual presidente del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales y ex embajador en la Argentina, dijo: "El club comercial que crearán Estados Unidos y la UE para hacer frente a China tendrá un impacto tremendo en el mundo entero", en momentos en que el Mercosur tiene "casi paralizadas" sus negociaciones externas.
Según comentó, Brasil debe actuar con rapidez para "no seguir ausente en las grandes negociaciones comerciales", e incluso debería alterar la norma del Mercosur que obliga a discutir acuerdos externos en conjunto. Sus palabras coincidieron con la Confederación Nacional de la Industria, que antes sugirió que Brasil proponga al Mercosur alternativas que "flexibilicen" la capacidad de negociar acuerdos con otros bloques o países, para que "cada miembro camine según sus propios intereses". El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Castro, consideró también que el Mercosur "dejó de ser un bloque comercial para ser un acuerdo ideológico" y corre el riesgo de "quedar aislado del mundo" con la negociación anunciada por la UE y Estados Unidos.
Aunque pueda sonar paradójico, todo indica que la inmovilidad exterior puede producir grandes movimientos al interior del Mercosur. Tal vez esos planteos sirvan para relanzar al alicaído bloque..
MEGAACUERDOS COMERCIALES. LA REDISTRIBUCIÓN DEL PODER MUNDIAL EMPUJA LOS ACUERDOS INTERRGIONALES. Peña Felix
Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 26 de febrero de 2013
Nuevo contexto
La redistribución del poder mundial empuja los acuerdos interregionales
Para el presidente Obama el TTP ( Trans-Pacific Partnership
) ha ocupado un lugar central en su estrategia comercial internacional.
Ahora tiene compañía. En su mensaje anual al Congreso, Barack Obama
colocó al TPP junto a un nuevo protagonista: el Tatip ( Transatlantic Trade and Investment Partnership ).
Lo
hizo en un mensaje con tónica positiva sobre crecimiento económico,
equidad social, empleo, comercio exterior y seguridad en Estados Unidos.TTP y Tatip son los únicos pilares estratégicos que mencionó al referirse al comercio internacional. Nada dijo sobre la Rueda Doha y al no decir nada, quizá dijo mucho.
Ambos pilares reflejan similares objetivos en espacios interregionales con fuerte valor geopolítico. Consisten en lograr, a través de acuerdos preferenciales, lo que por el momento no parece alcanzable en el marco multilateral de la OMC. O sea, algo ambicioso, abarcativo, flexible y de alta calidad.
Por un lado, implica incorporar al acervo de compromisos internacionales una amplia eliminación de aranceles y de otras restricciones al comercio de bienes, y también procurar una mayor nivelación del campo de juego en materia de marcos regulatorios, por ejemplo, relacionados con normas técnicas o que aspiran a garantizar la calidad de los alimentos, cuestión ésta de actualidad en el imaginario de consumidores y ciudadanos tras el episodio de la carne equina en Europa.
Por otro lado, es avanzar mucho más de lo que sería viable hoy en el marco multilateral, especialmente en materia de servicios, inversiones, propiedad intelectual y compras públicas.
Estos acuerdos aspirarían a señalizar, por caso, lo que tendrían que ser en la visión de sus promotores las disciplinas colectivas multilaterales en un mundo multipolar, en el que el comercio y las inversiones se canalizan cada vez más en el ámbito de cadenas transnacionales de valor.
Ningunas de las dos negociaciones son fáciles. Pueden fracasar. Por algo el fantasma del ALCA flota en el ambiente.
El TPP se concluiría en octubre. Al menos por ahora. Sobre el Tatip lo que se anunció es el inicio de procedimientos internos en ambas partes, a fin de comenzar a negociar lo más pronto posible. La Comisión Europea espera tener el mandato aprobado en el primer semestre del año.
Son negociaciones con muchos nudos a desatar y algunos son muy sensibles. La cuestión agrícola es uno, al menos en el espacio transatlántico. La protección de la propiedad intelectual es otro, al menos en el espacio transpacífico. Pero hay muchos otros que pondrán a prueba la expresión de que también en las negociaciones comerciales "el diablo está en los detalles".
Sus objetivos son tan ambiciosos y complejos que pueden tener razón quienes sostienen que "con que consigamos la mitad de los objetivos ya sería mucho".
El TPP tiene ya acumuladas quince rondas negociadoras. En marzo se realizará la próxima. Por ahora ya son once los países participantes, con dimensiones e intereses muy dispares. China no participa. Pero sí lo hace en la gestación del Recep ( Regional Comprehensive Economic Partnership ), otro acuerdo significativo originado en la Asean.
A su vez, el Tatip refleja una idea con raíces. Se asienta en un denso tejido de intereses cruzados entre ambos lados del Atlántico Norte. Sumados sus países representan el 50% del producto mundial. Su comercio recíproco significa un tercio del global. Ahora podrá tener, además, el peso de la voluntad política que es indispensable para concluir cualquier negociación comercial ambiciosa.
Como sostuvo hace poco Pascal Lamy (director general de la OMC), "la geopolítica ha retornado a la mesa del comercio". En la creación del GATT, el impulso provino de la política exterior de grandes potencias -especialmente Estados Unidos- interesadas en detener la expansión soviética. La Rueda de Doha se lanzó en el clima traumático post 9-11. A pesar de la ilusión de que sólo son factores económicos los que movilizan las estrategias comerciales externas, hoy está claro que es en la actual redistribución del poder mundial donde deben rastrearse factores que impulsan a la proliferación de los acuerdos preferenciales interregionales. Pero teniendo en cuenta el debilitamiento del marco multilateral de la OMC, la gran duda que habrá que despejar es sobre si tal proliferación contribuirá o no a los objetivos de gobernanza global.
Sumados los TTP, Tatip y Recep, a los TLC que la UE negocia, entre otros, con la India y con Canadá, de concluirse los respectivos acuerdos producirían cambios profundos en el mapa institucional del comercio mundial. Sus resultados no serían indiferentes para ningún país, sobre todo si no son parte de algunos de los acuerdos. Incluso pueden acentuarse efectos de demostración en socios del Mercosur. Algunos de ellos ya se han manifestado en Brasil. En sectores densos en productos y servicios inteligentes, los efectos de estos nuevos acuerdos podrían ser significativos. Por ello son negociaciones que conviene seguir de cerca y con mucha atención.
DATOS
La Alianza del Pacífico, que nació con la Declaración de Lima en abril de 2011, es un bloque comercial integrado por Chile, Colombia, Perú y México (Panamá y Costa Rica son países observadores). Según los postulados, busca "la conformación de un área de integración profunda en el marco del arco del Pacífico Latinoamericano para avanzar progresivamente a la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas". El bloque conforma un mercado de 200 millones de habitantes. El producto interno total de los miembros representa más de un tercio del producto interno de Latinoamérica y más del 50% del comercio de la región con el mundo, alrededor de US$ 900.000 millones en 2011. Según datos de la OMC, los países de la Alianza del Pacífico exportaron en conjunto cerca de US$445.000 millones en 2010, casi 60% más que las ventas del Mercosur en el mismo año..MEGABLOQUES NUEVOS MEGABLOQUES COMERCIALES. Oppenheimer Andrés
MIAMI.- El anuncio del presidente Barack Obama
, en su discurso del Estado de la Unión, de que Estados Unidos
negociará acuerdos de libre comercio con Asia y Europa ha planteado una
pregunta espinosa: ¿cómo impactará en América latina la creación de
estos nuevos bloques comerciales de las economías más grandes del mundo?
La
respuesta parece ser que algunos países latinoamericanos se
beneficiarán con esos megaacuerdos comerciales, mientras que otros se
perjudicarán. Antes de analizar cuáles países saldrán bien parados de la
nueva geografía comercial mundial y cuáles no, veamos los hechos.En su discurso anual ante el Congreso, Obama anunció que además de las actuales negociaciones para firmar el Acuerdo de Asociación Transpacífico con varios países asiáticos y algunos países latinoamericanos de la costa del Pacífico, Washington iniciará conversaciones para firmar el Acuerdo de Asociación Transatlántico con los 27 países de la Unión Europea.
El Acuerdo Transatlántico, que busca entre otras cosas impulsar la recuperación de Europa y reactivar la economía mundial, llevaría a la creación del bloque de libre comercio más grande del mundo. Estados Unidos y Europa ya representan el 47% de la economía mundial y un tercio del comercio mundial.
Aunque la Unión Europea ya es el socio comercial más importante de Estados Unidos y las tarifas aduaneras entre ambas partes ya son bajas, de alrededor del 4%, el Acuerdo Transatlántico le daría un impulso mayor al comercio bilateral, reduciendo costos a las exportaciones por barreras regulatorias.
Los acuerdos de libre comercio Transpacífico y Transatlántico de Obama son las iniciativas comerciales más ambiciosas de Estados Unidos después del colapso en 2005 de las negociaciones para el Área de Libre Comercio de las Américas, que incluía a 34 países del continente.
Ahora, en ausencia de otro proyecto estadounidense para crear un bloque de libre comercio continental en las Américas, los nuevos planes comerciales de Obama con Asia y Europa podrían tener un impacto positivo en México, América Central, Colombia, Chile y otros países que ya tienen acuerdos de libre comercio tanto con Estados Unidos como con Europa, dicen la mayoría de los expertos en comercio internacional.
Inversamente, las nuevas iniciativas comerciales estadounidenses pueden perjudicar a los miembros del Mercosur -el bloque comercial integrado por la Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela-, que no tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos ni con Europa.
"Si ya tienes acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y con Europa, como es el caso de México o Colombia, podrás exportar el mismo producto, bajo las mismas condiciones, a un mercado mucho más grande", señaló David Lewis, un especialista en comercio de la empresa consultora Manchester Trade, con sede en Washington DC.
Además, los países latinoamericanos que ya tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Europa posiblemente lograrán atraer más inversiones estadounidenses y europeas, agregó. Eso se debe a que el Acuerdo Transatlántico podría eliminar restricciones que actualmente enfrentan empresas europeas para, por ejemplo, enviar productos hechos con insumos europeos libres de impuestos desde Colombia, por ejemplo, al mercado estadounidense.
Claudio Loser, un ex funcionario del Fondo Monetario Internacional que actualmente es miembro del Centennial Group, otra empresa consultora de Washington DC, afirma que países del Mercosur como Brasil y la Argentina serán los mayores perdedores si se concretan estos megaacuerdos comerciales.
A menos que los países del Mercosur concreten como mínimo un acuerdo de libre comercio con Europa, les resultará cada vez más difícil competir con sus vecinos que ya tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Europa.
"Brasil o la Argentina pueden creer que van a poder seguir creciendo eternamente comerciando principalmente con China, pero el hecho es que Estados Unidos y Europa representan el 47% de la economía mundial, mientras que China representa alrededor del 12%", dice Loser.
Mi opinión: aún está por verse si los acuerdos de libre comercio Transatlántico y Transpacífico se concretarán, y si serán tan ambiciosos como los pintó Obama. Y también es posible que China reaccione acelerando sus propias negociaciones para formar su propio megabloque comercial con India y otros países asiáticos.
Pero coincido con casi todos los expertos en comercio internacional en que si los países del Mercosur no se insertan en alguno de los nuevos megabloques comerciales del mundo, se quedarán cada vez más atrás respecto de México, Colombia, Chile y otros de los países mas globalizados de América latina.
Considerando que América latina representa tan sólo el 8% de la economía mundial, los miembros del Mercosur se engañarán a sí mismos si creen que podrán crecer más rápido comerciando tan sólo con su propio vecindario.
El mundo de los megabloques comerciales se parecerá cada vez mas al juego de las sillas, en el que los países que no encuentren un lugar se quedaran fuera de juego.
© LA NACION.
MERCOSUR 2012. INTEGRACIÓN. QUE BLOQUE PUEDE IMAGINARSE PARA LOS PRÓXIMOS CINCO AÑOS. 2012
Diario "La Nción". Buenos Aires, Martes 17 de julio de 2012
Qué bloque puede imaginarse para los próximos cinco años
Reflexiones sobre los participantes y los avances en integración logística y de infraestructura
Luego
de tanto pedido y necesidad de repensar el gran proyecto sudamericano
de integración política, económica, social y cultural, ¿cómo imaginan
los expertos que estará el Mercosur en los próximos cinco años? ¿Quiénes
serán sus integrantes? ¿Cuál será el formato que los una? ¿Cómo
evolucionará la integración física y logística del bloque?
En
opinión de uno de los máximos especialistas y referentes locales en
materia del Mercosur, Félix Peña, resulta a simple vista algo "difícil
de imaginar"."Estamos en un mundo de tantas incertidumbres que es preferible no trabajar sobre diseños fijos ni de libros de texto -explica Peña-, pero más difícil aún es imaginar que no exista o que no exista algo similar. Mi apuesta es que en cinco años el Mercosur seguirá existiendo, pero que será el nombre de un proceso con muchas diferencias al concebido originalmente e incluso al actual", resumió.
Lo importante para Peña consiste en generar un intenso debate entre todos los sectores de nuestra sociedad sobre qué tipo de adaptaciones del Mercosur a los nuevos tiempos es lo que más nos conviene.
"Nuestros socios deberán hacer lo mismo. El resto resultará de muchos factores, incluida la evolución del contexto global y regional, y del acierto con el cual sepamos articularnos entre nosotros y con nuestros socios. Mucho de lo que hay que hacer, por ejemplo, en términos de mayor conectividad física, no será sólo como una resultante del Mercosur. Pero lo que sí es fundamental es que éste sea percibido como una palanca que permita potenciar los esfuerzos de desarrollo compartido, y no como un peso muerto o como una construcción de utilería con objetivos mediáticos", culminó el académico de Untref y de la Fundación Standard Bank.
Por su parte, su colega Raúl Ochoa proyectó un panorama "más favorable para los próximos cinco años".
Lo justificó de la siguiente manera: "La región va a tener un peso en el ámbito mundial creciente, debido a los cambios en los ejes de poder global y creo que si se aprovecha este cambio de época, el Mercosur estará muy bien posicionado".
Para Ochoa, resulta más que posible que más países integren el bloque. "Además de Venezuela, preveo el ingreso de Bolivia y Ecuador. Si esto es así, deberá existir un formato más flexible desde el punto de vista del arancel externo común y de otros aspectos vinculados a desarrollos industriales, agrícolas, entre otros, teniendo en cuenta los diferentes niveles de desarrollo", agregó.
Ahora bien, advirtió que si la ampliación del Mercosur resulta factible, los aspectos vinculados a "infraestructura, logística y facilitación de comercio pasan a ser aún más imprescindibles como lo será también la integración energética", concluyó.
Por último, el consultor en comercio internacional especializado en intercambio con países del Mercosur, Dante Sica, dijo: "Será difícil dar marcha atrás con el Mercosur después de todo el camino recorrido, sería un costo político difícil de asimilar. Además, las implicancias sociopolíticas de un retroceso de la integración serían perjudiciales para los actuales miembros. Como tradicionalmente ha sucedido en los distintos episodios de marchas y contramarchas en el bloque, y en la relación bilateral entre la Argentina y Brasil, las decisiones políticas son las que han permitido seguir hacia delante y superar los problemas. De manera que a futuro se espera que los socios puedan trascender la agenda de las dificultades comerciales y dar prioridad a los temas de bloque".
- HOJA DE RUTA
- El bloque fue fundado el 26 de marzo de 1991 por Brasil, la Argentina, Uruguay y Paraguay, suspendido en la última cumbre.
- Sus objetivos son lograr la libre circulación de bienes y servicios; adoptar una política comercial común; coordinar posiciones en foros internacionales, y converger en políticas macroeconómicas.
- Su producto bruto interno representa el 75% del producto bruto de América del Sur. Es un mercado de 230 millones de consumidores.
- Tiene tratados de libre comercio con Chile, Bolivia, Israel, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Egipto y la Autoridad Palestina.
viernes, 27 de junio de 2014
MERCOSUR. TIEMPO DE METAMORFOSIS. 2012. Carbone, María Florencia
Diario "La Nación". Buenos Aires,Martes 17 de julio de 2012
Mercosur
Tiempo de metamorfosis
Uno
de los principales bloques del mundo en cuanto a provisión de
agroalimentos cumplió la mayoría de edad, pero no configuró del todo su
personalidad. Por qué no alcanzan los avances comerciales y por qué es
necesario una profunda redefinición
Ciertos
animales tienen la capacidad de hibernar. Gracias a que en ese estado
administran la energía que acumularon durante los meses más cálidos,
logran adaptarse a condiciones climáticas extremadamente frías, para
luego volver a la actividad.
¿Está el Mercosur hibernando?
¿Logrará despertar y volver a una mayor actividad? ¿Fue la cumbre de
Mendoza un reloj despertador o sólo otra señal de que el letargo
continuará?"El Mercosur tiene que reflexionar sobre cuál es su verdadero objetivo. El diseño institucional actual llegó a un límite. No tiene sentido continuar con la misma estructura y funciones de integración regional porque los países están pensando en forma distinta", alerta Gustavo Idígoras, ex agregado agrícola de la Argentina en la UE. "Entre los socios del bloque, hay una potencia mundial", advierte.
"Brasil -continúa Idígoras- tiene que asumir el liderazgo de la región, y la Argentina tiene que reconocerlo. Asumir el liderazgo significa sus costos. Así como Alemania afronta todos los años los costos de mantener la Unión Europea, transfiere parte de su producto bruto al presupuesto comunitario y ayuda a los países que están en crisis, como Grecia y España; Brasil tiene que madurar como líder regional. Y la Argentina tiene que madurar reconociéndolo y adaptándose a esta situación. Si partimos de esa base tiene que haber un nuevo Mercosur", dice a LA NACION.
Félix Peña cree que el camino del cambio ya comenzó.
"Tras la cumbre, el Mercosur habría iniciado su transición hacia una nueva etapa. Difícil es saber cuánto tiempo demandará ni cómo será el bloque al concluir esa transición. En todo caso, parece ser una metamorfosis. En lo inmediato le corresponderá a Brasil liderarla", indica.
Peña, testigo y protagonista del nacimiento del Mercosur, destaca tres cuestiones que pondrán a prueba "la tradicional habilidad diplomática brasileña".
Una proviene de los múltiples desdoblamientos que derivan de la suspensión de Paraguay en los órganos del Mercosur. "Es una situación inédita que requiere mucha prudencia y sabiduría. Están en juego realidades políticas y económicas, pero también sensibilidades y emociones de un pueblo hermano", señala.
La segunda es la de completar en todas sus dimensiones la incorporación de Venezuela en los términos acordados en el Protocolo de Caracas. Pero más importante aún serán las modalidades que conducirán a una ampliación del Mercosur a otros países de América del Sur.
La tercera es la que resultaría de la sugerencia del primer ministro de China, Wen Jiabao, en su visita a la región, de estudiar la factibilidad de un acuerdo de libre comercio, así como de la idea de duplicar el comercio recíproco en cuatro años. Es algo que sin dudas impactará en las demoradas negociaciones Mercosur-UE. Con respecto a estas negociaciones se requerirá mucho oxígeno político, así como flexibilidad conceptual y técnica, a fin de lograr un acuerdo que permita abrir un proceso de largo plazo que sea, en todas sus etapas, equilibrado y ambicioso.
En letargo
Raúl Ochoa, en tanto, es de los que creen que hace largo tiempo que el bloque "está hibernando"."No agoniza, pero en los últimos años le ha costado muchísimo avanzar en su profundización y mayor relacionamiento internacional. Vive en una suerte de profundo letargo", dice.
¿Cumplió el bloque con los objetivos fijados en 1991? "En parte sí, y con creces: aumento de los flujos comerciales y de las inversiones intrarregionales; relación más estrecha y permanente entre los ámbitos público y privado de los cuatro países en los más diversos temas de amplia agenda", destaca el especialista de la Untref.
Luego marca como tema pendiente la reducción de las asimetrías. "Se atacó el tema tarde y muy parcialmente con el Focem [Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur], quedando fuera los temas de legislación no armonizada."
Ochoa opina que institucionalmente el Mercosur debe plantearse cambios para lograr una organización común con capacidad decisoria: "La Secretaría del Mercosur debe reformarse. Hay un formato de cumbres públicas, pero hay poco contacto presidencial de discusión privada. No deben descartarse las cumbres bien organizadas con sherpas [guías] preparando todo previamente".
Ochoa dice en voz alta lo que muchos susurran: "Si se observa la organización actual del Mercosur, se han creado innumerables grupos, comisiones, reuniones especiales, pero, en los hechos, hay una mayor complejidad no por crecimiento o grado de participación, sino para cubrir la ausencia de decisiones o su postergación en el largo letargo".
Para sortearlo, propone "flexibilidad, más diálogo entre presidentes y ministros, y la creación de áreas de seguimiento de temas esenciales".
Poco avance comercial
Dante Sica señala que en los últimos diez años, el Mercosur avanzó muy poco en los temas económicos y comerciales, mientras se tendió a hacer más cumbres "sociales y políticas". El director de abeceb.com admite que los temas económicos que aparecieron se limitaron a problemas coyunturales que no aportan al fondo de la cuestión."Tampoco se avanzó en la «nueva agenda» del bloque: mejorar la infraestructura, la integración energética, la conexión Brasil-Chile con el corredor interoceánico, etcétera." Casi de inmediato recuerda que enviar un contenedor desde Córdoba hasta Buenos Aires cuesta 2000 dólares, mientras que el mismo viaje de Buenos Aires a China cuesta la mitad.
"Los factores de impulso del bloque en su primera década ya no están presentes, y hoy existen elementos que no contribuyen a la asociación: los mercados más importantes para los productos regionales están fuera del bloque [con la importante excepción de los mercados para bienes industriales en los cuales la Argentina sigue siendo relevante para Brasil, y a la inversa ocurre lo mismo]; la política comercial argentina apunta a un objetivo interno y contribuye a bilateralizar la relación, y Brasil ha tomado una entidad distinta a nivel global, no necesitando ya tanto del bloque para tener relevancia mundial. Sí lo necesita para convertirse de manera definitiva en representante o vocero del bloque ante los organismos internacionales y en componedor de las posiciones individuales, no sólo de sus miembros, sino de los Estados asociados y otros países latinoamericanos", añade.
"Tal vez ya llegó a su techo y el renovar cada tanto, a través de programas de distinto nombre, pero igual contenido, los plazos de avance en esos temas está produciendo un desgaste y deslucimiento cada vez mayor", dice Sica.
Marcela Cristini, economista de FIEL, opina: "El bloque sigue siendo una unión aduanera imperfecta con muchas falencias", y desde su fundación hasta hoy, hubo un avance: "A fines de los 80, el comercio entre los países del Mercosur era 9%; hoy es 25 por ciento".
Crecimiento con fricción
Sin embargo, explica que ese crecimiento del comercio intra-Mercosur generó muchas fricciones. "Cuando se pone arancel cero entre los países, naturalmente cada uno revé cuál es su mejor ventaja, y lo que antes mantenía porque tenía un arancel alto, ahora tiende a mudarse. Hubo actividades que se mudaron para la Argentina y otras para Brasil. Eso creó fricciones entre el statu quo del patrón productivo y el de empleo que nunca se resolvieron bien. El Mercosur debería ser un proyecto con una buena chance de éxito, pero no bajo su formato institucional y organizativo actual."Cristini apunta otro dato: "Ninguno de los miembros del bloque es capaz de ayudar a solucionar la crisis de alguno de los otros por sí solo ni siquiera Brasil. Si la Argentina entra en una crisis económica, Brasil no puede solucionarla".
-No hay "una Alemania" en el bloque.
-No hay una Alemania, un Estados Unidos, un Japón o una China. Más allá de que su característica de proveedor de alimentos al mundo hace que sea un bloque diferente. De todas formas, creo que se deberían capitalizar esas diferencias si encontramos el perfil adecuado. Deberíamos pensar en fortalecer y ganar espacios en el mercado de las commodities juntamente con Brasil, Uruguay y Paraguay. Por ejemplo, nunca trajimos el mercado futuro de soja al Mercosur, a pesar de que en una parte muy significativa del año somos los únicos productores que estamos en el mercado y China es el único comprador. En mercados futuros está Estados Unidos y ahora se planifica otro en China, que es el comprador, no el vendedor. Si bien no produce grandes derrames económicos, tener mercados futuros es una señal de fortaleza institucional.
Peña aprovecha para enviar un mensaje a quienes piensan que el Mercosur está agonizando.
"Muchos piensan así; sin embargo, no siempre indican cuál podría ser un «plan B». Especialmente uno que contemple las dimensiones políticas, económicas y sociales de naciones que comparten un espacio geográfico regional y que han desarrollado un tejido cada vez más denso de todo tipo de intereses cruzados. Sería muy difícil imaginar opciones realistas al Mercosur, concebido como idea estratégica de contenido a la vez político y económico, y como un espacio regional compartido", arranca.
El especialista en comercio internacional de la Fundación Standard Bank y la Untref habla del futuro: "Hacia adelante los esfuerzos deberán concentrarse en mejorar sustancialmente la calidad del proceso de integración. Eso implica poner énfasis en reglas de juego que, por su contenido y previsibilidad, incentiven el desarrollo de encadenamientos productivos transnacionales en un cuadro de ganancias mutuas. Especialmente aquellos orientados a aprovechar oportunidades abiertas a la región como resultante de la nueva realidad económica y política global. Es el mejor camino a la necesaria generación de empleo productivo en nuestros países, con los consiguientes efectos de inclusión social".
A 21 años de su nacimiento, el Mercosur define su supervivencia y fisonomía. El final aún no se escribió..
ACUERDOS DE INTEGRACIÓN. SUPERVIVENCIA. Carbone, María Florencia
Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 30 de abril de 2013
Supervivencia: la vitalidad de los acuerdos
Virtudes
y defectos de las fases evolutivas de los procesos: de la
hiperactividad infantil y la rebeldía adolescente, a la experiencia y
quietud de la vejez; condiciones que ayudan a una longevidad productiva
La
convulsionada realidad mundial es testigo de crisis y planteos de la
tercera edad europea, de las idas y venidas de la adolescencia
mercosuriana, y del ímpetu escolar de la Alianza del Pacífico. Si se
analizaran los procesos de integración según su etapa evolutiva, la
Unión Europea, con sus 62 años a cuestas, podría figurar en el "estadío
madurez" (de los 30 a 60 años)... ¿o debería ubicarse en la "senectud"
(última parte en la vida de las personas, que va desde los 60 hasta la
muerte)...; el Mercosur (22 años) podría ser un adolescente tardío y la
flamante Alianza del Pacífico que Chile, Colombia, Perú y México dieron
vida en junio del año pasado, un niño inquieto.
"Como en la vida
humana, en la tercera edad (caso UE) se puede demostrar también espíritu
joven, esto es, capacidad continua de adaptación a nuevas realidades,
algo que los europeos han demostrado varias veces en las últimas
décadas, especialmente cuando cayó el Muro de Berlín. Y es su desafío
actual. Adaptación puede implicar incluso cambios metodológicos
profundos. Pero ellos no tendrían por qué afectar, al contrario,
reforzarían, la voluntad política de trabajar juntos, que es lo que
importa. Aunque eventualmente algún o algunos países queden en el
camino. Lo bueno de la edad es que en general -¡no siempre!- va
acompañada con mayor sabiduría", reflexiona Félix Peña, director del
Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank.Cada etapa plantea una serie de retos y crisis que deben superarse para avanzar con solidez al próximo casillero. Si la teoría evolutiva fuera válida, ¿es sólo cuestión de tiempo para que el Mercosur supere la actual situación, en la que, como en la adolescencia, sus miembros parecen enfrentar una crisis de identidad que no deja en claro hacia dónde, hasta dónde y con quiénes quieren marchar?
"El problema de los adolescentes (caso del Mercosur) a veces es más complejo. Pueden superar con esfuerzos propios sus crisis. Pero les resulta más difícil si no perciben factores externos que los impulsen a fortalecer la idea de trabajar juntos y a adaptar también sus métodos de trabajo. A veces se dejan arrastrar por romanticismos y sueños que incluso pueden ser fascinantes, pero los alejan de las realidades. El desafío del Mercosur es precisamente demostrar que puede superar las crisis de identidad propias de la adolescencia. La buena noticia es que el proceso conjunto puede ser adolescente, pero no lo son los países que lo constituyen", responde Peña.
Isidoro Hodara, catedrático de Comercio Internacional de la Universidad ORT Uruguay, cree que la evolución del Mercosur ha confirmado desde hace algo más de una década la percepción del ex embajador uruguayo Gustavo Magariños, quien sostiene que tradicionalmente los intentos de integración en América latina tienen una crisis importante alrededor de los siete años de edad.
"El Mercosur vivió esa crisis casi con el cambio de siglo, después de los primeros años de cierta euforia anclada en la buena performance económica de la región. La devaluación de Brasil en 1999 y las convulsiones en la Argentina en 2000-2001 constituyeron hitos significativos de esa crisis. Desde ese momento, el bloque ha vivido instancias de involución. Si en algo ha progresado es en la incorporación de los elementos políticos en lo que fue esencialmente un acuerdo comercial, pero eso no ha redundado necesariamente ni en mayor credibilidad ni en mejor funcionamiento", agrega.
Si bien acepta que las "analogías siempre ayudan a la intuición", Marcela Cristini, economista de FIEL, destaca que más allá de los posibles estadíos evolutivos, la integración entre países desarrollados o entre desarrollados y en desarrollo (Nafta, Asean), se hace sobre reglas y en plazos que, en general se cumplen. "El Mercosur -que es un acuerdo entre países en desarrollo, como lo fue la Aladi-, ha resultado muy exigente en los objetivos y laxo en el cumplimiento de las reglas que se fueron gestando desde el Tratado de Asunción y con cada uno de los Protocolos. Los países miembros no reconocieron esta debilidad para tratar de solucionarla adhiriendo a programas con objetivos quizá menos ambiciosos pero que dieran cuenta de avances efectivos. En ocasiones se escondieron los retrocesos limitando, por ejemplo, las funciones técnicas que podría haber desempeñado la Secretaría del Mercosur."
Norberto Consani, director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata, señala que si bien es cierto que el ejemplo jurídico e institucional para el Mercosur es la UE, los procesos de integración no son lineales.
"No hay paso del tiempo que valga si no hay salto cualitativo, y en el Mercosur no hay voluntad política para dar el salto institucional necesario. El bloque está ahora en su peor momento. El problema gravísimo e histórico del Mercosur es la falta de respeto a las instituciones. Brasil quiere ser un primus inter pares, y un proceso así tiene patas muy cortas. No hay posibilidades de que un proceso de integración se consolide si no se acepta que haya un organismo supranacional. El Parlamento del Mercosur es una mala copia del original (el europeo). Si no legisla, no tiene sentido. Hay que dar un salto: el discurso va por un lado y la realidad por otro. La no firma de acuerdos hace perder credibilidad. No se puede generar confianza hacia afuera si tenés problemas internos", sostiene.
Alberto Trejos, ex ministro de Comercio Exterior de Costa Rica y negociador del Cafta (el TLC entre Estados Unidos y Centroamérica), propone otra figura para hablar del tema. En lugar de la metáfora de la edad, dice que los procesos de integración se parecen a una pareja: "Hay veces que en la primera cita, mientras uno está pensando: «Esta es la persona de mi vida»; el otro está pensando con quién va a salir el próximo sábado".
Trejos se refiere a la diferencia de intereses. "En la UE hay distintos grados de profundidad en las metas que tienen los países. La UE se convirtió en la primera unión aduanera plena de la historia, en la primera unión económica en regular sus mercados y permitir la movilidad de gente, dinero y productos. Eso fue muy exitoso. Los problemas empezaron con la aspiración de algunos países de ir más allá compartiendo la moneda. Eso tiene sentido si hay control recíproco y común de las finanzas públicas. Estados Unidos nació en 1786, pero el dólar, un siglo después. En el caso del Mercosur hay una cuestión de fondo que va más allá de la edad y tiene que ver con las asimetrías de tamaño, de lenguaje y de hechos. Hay posturas diferentes entre los socios: Uruguay ha sido siempre proclive a la integración; la Argentina, no; y Brasil ha ido oscilando su postura. Más allá de tirar paredes entre ellos, se están levantando paredes grandes hacia fuera. Es fundamental definir qué se quiere hacer", dice.¿Y la Alianza del Pacífico? "El problema de los niños es que a veces son muy divertidos, pero luego se cansan de jugar y no pasa nada. Sólo el tiempo podrá decir si lo que planean puede ser sustentable. Quizá sea el verdadero desafío del Acuerdo del Pacífico: demostrar que es algo más que un ejercicio de «diplomacia mediática» con fuerte acento mexicano", dice Peña.
Consani responde escuetamente: "La Alianza del Pacífico tiene un fuerte tinte económico, no creo que tenga mucho de institucional".
Trejos recuerda que Chile, Colombia, Perú y México tienen sendos acuerdos de libre comercio (entre otros con Estados Unidos, China y la UE) y que la idea es homologar esos tratados, además de sumar a Canadá y Costa Rica. "Empiezan a ser un bloque interesante", arriesga.
El economista costarricense señala que la firmeza no significa dejar de lado la negociación, y que en este momento, "el gran riesgo es quedarse afuera de todo". Y recuerda que la crisis provocó un importante resurgimiento proteccionista en algunas partes del mundo.
"Respecto de lo que se temía, las reacciones proteccionistas han sido menos graves. Tener un acuerdo con otro país significa haberse amarrado las manos mutuamente. Entre el 80 y 90% del comercio de Canadá, México, Chile y Costa Rica ocurre con un proveedor/cliente que forma parte de un acuerdo comercial profundo, por eso cuando surge un intento de proteccionismo te podés defender", sostiene.
Trejos insiste en que la clave pasa por "aprovechar las circunstancias". Y se refiere a lo que sucede con la inconclusa Ronda de Doha. "Los costos de cerrar un acuerdo en septiembre de 2003 eran más bajos que ahora porque las condiciones del mundo eran más favorables. ¿Sería posible para Costa Rica negociar hoy lo que hicimos hace cuatro años? Seguramente no." Por último, un mensaje para el Mercosur: "Reúne a países que en el mundo desarrollado tienen un ingreso alto y una clase media grande, buen tamaño de población y un share de la riqueza natural. De cara al mundo, lograrían acuerdos muy valiosos".
Cristini señala que la crisis internacional paralizó las negociaciones de la OMC, que se ha concentrado sobre todo en la defensa del comercio internacional frente a los avances proteccionistas. "En ese escenario hubo un aumento de las negociaciones regionales, pero en un ambiente que ya era muy activo en este tipo de acuerdos y del que el Mercosur se ha excluido. Ese ha sido un problema recurrente de nuestro acuerdo regional, en parte por la reticencia brasileña, que maneja, en mi opinión su propia agenda con los Brics y posicionando al Brasil como economía emergente", dice.
Al fin de cuentas, como ocurre con las personas, los procesos de integración miden su vitalidad con factores que van mucho más allá de su edad cronológica. Saber con quién se quiere estar, para qué, hasta dónde se quiere profundizar la relación y cuán amplio será el círculo de amistades parecen elementos suficientes para un acuerdo longevo y productivo..
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