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lunes, 22 de junio de 2015

U.E. - EE.UU. (2013) Ante el nacimiento de un nuevo multilateralismo


Efectos colaterales
Diario "La Nación". Buenos Aires, 12 de marzo de 2013.

Ante el nacimiento de un nuevo multilateralismo

Con la decisión de Estados Unidos y la Unión Europea de comenzar a negociar un TLC queda en claro que la prolongación de la crisis es un hecho y que las grandes potencias pretenden escapar de la modorra que impone Doha
Por   | LA NACION
Un solo anuncio con múltiples mensajes para variados destinatarios. Finalmente, Estados Unidos y la Unión Europea oficializaron su intención de negociar un tratado de libre comercio (TLC). De concretarse, la iniciativa dará vida a la zona de libre comercio más grande del mundo. Los virtuales aliados transatlánticos concentran la mitad de la producción del planeta y un tercio de los intercambios comerciales.
¿Los une el amor o el espanto? Decididamente, el espanto. Hace pocos días, el comisario de Comercio de la UE, Karel De Gucht, dijo que un TLC entre Europa y Estados Unidos sería el menos costoso de los planes de reactivación para sortear la crisis.
La decisión de dar el gran paso -esperan que las negociaciones formales arranquen antes de finales de junio- muestra que ambos prevén una prolongación del escenario de estancamiento y que han decidido tomar el toro por las astas, explica Gustavo Idígoras.
El ex agregado agrícola de la Argentina ante la UE y actual director de la Consultora BIM, agrega otro dato: "También dejan en claro que no seguirán dependiendo de la inercia de la OMC para sus acuerdos".
Los protagonistas de esta historia muestran hoy realidades macroeconómicas muy parecidas: contracción del gasto público, déficit y tasas de desempleo crecientes. ¿Qué buscan con un acuerdo como éste? Según voceros de las dos partes, estudios hechos por especialistas muestran que un TLC impulsaría el crecimiento del PBI hasta un 2% y crearía dos millones de puestos de trabajo a ambos lados del Atlántico.
Naturalmente surge la idea de los paralelismos: ¿qué diferencia a este acuerdo del que desde hace más de 10 años negocian Europa y el Mercosur? ¿Cuánto de voluntad política real hay en este lanzamiento y cuánto de especulación anti crisis para "ganar tiempo"?
"Nadie -y menos Barack Obama- lanzaría este anuncio si previamente no se ha conversado con los líderes de ambas bancadas y a su vez con las autoridades comunitarias. Existe voluntad política para iniciar las negociaciones", asevera Raúl Ochoa. "El acuerdo es posible, dependiendo de que exista una real voluntad de avanzar en una agenda definida que determine los alcances en los aspectos más controversiales que lo han impedido en el pasado: normas y reglas comunes en materia de propiedad intelectual, compras gubernamentales, servicios, política agrícola, incentivos y subsidios en determinadas industrias como la aero-espacial, defensa, automotriz, energías no renovable y renovable y programas de cooperación científicos-tecnológicos", dice el especialista de la Untref.
"Las reformas estructurales que deben encarar los países europeos son muy costosas y de difícil implementación política; un acuerdo con EE.UU. es, en medio de la crisis, complejo pero a su vez una oportunidad para reactivar la economía europea. Lo es también para EE.UU., pero por diferentes razones más ligadas a mantener un liderazgo económico, que en los últimos años se ha opacado, a pesar de su enorme potencial", añade Ochoa.
Idígoras señala que no se trata de una negociación comercial típica. "Estamos frente a lo que se denomina acuerdo de última generación. La cosa no pasa por discutir aranceles ni cupos para el maíz o los vinos, lo importante es establecer reglas comunes para que las inversiones tengan tratamiento nacional, habilitar la participación en igualdad de condiciones en licitaciones para obras públicas, el reconocimiento de patentes... El eje central es generar inversiones y con ello, empleo. Este tipo de acuerdos suele ser menos conflictivo porque no está el lobby de los productores de por medio. No me imagino al presidente de un banco haciendo una protesta en la plaza. La lógica indica que por eso se avanza más rápido que en una negociación tradicional", explica.
Para Juan Gabriel Tokatlian, director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella. "Me parece que ese eventual acuerdo es por el momento más simbólico que sustantivo. Creo que fue una nueva señal de Washington -más que de Bruselas- de apoyo a las políticas de Europa y a favor de la continuidad política de las coaliciones endebles en el poder. Fue un gesto importante y barato: no hay nada en el camino de una ágil negociación comercial; y menos aún con las proclividades proteccionistas a ambos lados del Atlántico", dice.
Según Tokatlian, EE.UU., y particularmente, desde el discurso de Obama en 2011 en el Parlamento de Australia, está más concentrado en Oriente en general que en Occidente, en el Pacífico más que el Atlántico, y en Asia más que en Europa.
Marcelo Halperin, miembro del Instituto de Integración Latinoamericana de la Universidad Nacional de La Plata, no cree que deba interpretarse a los TLC de última generación como si fueran mecanismos generadores de desarrollo, o siquiera de crecimiento económico. "Cumplen (nada más y nada menos) una función de supervivencia. De ahí su valor: permiten ordenar las relaciones comerciales y económicas en el fragor de la globalización", sostiene. Y describe: "Son códigos extensos y minuciosos que no inducen, pero tampoco se oponen a la economía global: cabalgan sobre ella. La economía global genera efectos indeseables que necesariamente deben ser asumidos por cada Estado, pero negociando con otros Estados. Y negociar significa disposición para concertar reglas abarcando cuestiones que cada uno, a la luz de una percepción interna, interpreta como sus puntos sensibles. Los acuerdos reflejan esta concertación de vulnerabilidades mediante la consagración inicial de límites recíprocos y mediante la fijación de múltiples foros para asegurar la continuidad de negociaciones en el futuro".
Halperin dice que esa función de supervivencia que aportan los acuerdos en la realidad globalizada marca una tendencia que algunos autores califican como "bottom up". Con esa expresión se indica una posible reconstrucción del multilateralismo sobre nuevas bases a partir de la multiplicación y convergencia progresiva de acuerdos, explica.
¿Cuál será el impacto del potencial acuerdo en la economía de la región? ¿Y en las eternas negociaciones Mercosur-UE?
"El impacto en nuestra economía es insignificante, pero sí influirá en el Mercosur si se quiere retomar seriamente la negociación con Europa. Este tipo de acuerdos se vuelven una guía-base para los futuros", dice Idígoras.
Ochoa asegura que por sus características y trascendencia, un acuerdo entre EE.UU. y Europa marcará un antes y un después en materia de negociaciones económicas y comerciales. "Es un proceso para seguir con atención y aprender ya que la cantidad de sutilezas y letra chica que incluirá implicará para los negociadores públicos y privados dotarse de un nuevo bagaje de conocimientos. El cambio de época va llegando también a los acuerdos", concluyó.
Pocos arriesgan una respuesta segura sobre si el acuerdo entre EE.UU.-UE finalmente se concretará, pero todos coinciden en algo: si ocurriera, para el mundo de las negociaciones sentará jurisprudencia.

europa y américa latina

Gradual proceso de desacople
Juan Gabriel Tokatlian, director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella, señala que América latina y Europa tienen relaciones cambiantes en materia económica, en general, y en el frente comercial, en particular.
"El Mercosur y la UE han avanzado poco y nada. La VI Cumbre América Latina, el Caribe y la UE (2010), la XXII Cumbre Iberoamericana (2012) y la I Cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la UE (enero último), reafirman una tendencia observable desde hace lustros: el gradual proceso de desacople entre Europa y América latina", sostiene.
Agrega que los propósitos "espléndidos" de esos encuentros distan de materializarse. "En momentos en que Europa aceleraba el desmantelamiento del Estado de bienestar, la Cumbre de Madrid de 2010 tuvo como leitmotiv la inclusión social y, con ello, un ambicioso plan de acción que no ha sido seriamente ejecutado", cita como ejemplo.

Datos y dichos

Implicancias de la movida transatlántica
  • Cifras atractivas
    La economías combinadas de EE.UU. y Europa representan casi la mitad del PBI mundial y un tercio del intercambio comercial.
  • Anuncio presidencial
    "Conversaremos sobre un amplio acuerdo comercial y de inversiones con la UE porque los intercambios libres y justos a través del Atlántico dan sustento a millones de buenos salarios para los estadounidenses", dijo Barak Obama.
  • Luz verde
    Antes de fin de mes, la UE enviará a sus miembros el documento para aprobar el inicio de la negociación considerada "urgente". La meta es arrancar antes de fin de junio.
  • Socios
    Las inversiones de EE.UU. en Europa triplican las que posee en Asia; las europeas en EE.UU. son 8 veces superiores a las del bloque en China e India.
  • Advertencia
    "Defendemos el multilateralismo, pero si no se avanza allí habrá que hacerlo en lo bilateral." José Barroso, presidente de la CE.
  • Advertencia II
    "Eliminar las barreras comerciales que quedan para asegurar un amplio acuerdo no será fácil y requerirá valentía de ambas partes, pero será muy beneficioso." David Cameron, primer ministro británico.

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