Martes 07 de mayo de 2013
Claves americanas
México y EE.UU. dan impulso a la integración educativa
MIAMI.-Aunque
los titulares de la prensa durante la visita del presidente Obama a
México se centraron en la inmigración, la seguridad y el narcotráfico,
el resultado más importante de su viaje se dio en un área totalmente
diferente: los intercambios estudiantiles.
Suena aburrido, pero,
si el proyecto de Obama y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, de
aumentar significativamente los intercambios estudiantiles se convierte
en realidad, podría ser un punto de inflexión en la historia de las
relaciones entre los Estados Unidos y México, y en la integración
económica de América del Norte.Pese al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) entre Estados Unidos, México y Canadá, las cifras de los intercambios académicos entre Estados Unidos y México son patéticas. Sólo hay 13.700 estudiantes mexicanos en las universidades estadounidenses, mientras que hay 194.000 estudiantes chinos, 100.000 de India y 72.000 de Corea del Sur, según el Instituto Internacional de Educación (IIE).
De manera similar, el número de estudiantes estadounidenses en universidades mexicanas es ridículamente bajo: sólo 4000, mientras que hay 33.000 jóvenes estadounidenses que estudian en el Reino Unido; 30.000, en Italia; 26.000, en España, y 15.000, en China, dicen las cifras del IIE.
Obama y Peña Nieto acordaron en su encuentro del 2 de mayo la creación de un Foro Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación, dirigido por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, para acelerar los intercambios estudiantiles y académicos. "Queremos más mexicanos estudiando en Estados Unidos y más estadounidenses estudiando en México -dijo Obama-. Y vamos a centrarnos en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática."
Según el gobierno mexicano, antes de fin de año México lanzará un plan destinado a cuadruplicar, en el transcurso de los próximos cinco años, el número actual de estudiantes mexicanos en las universidades estadounidenses. El subsecretario mexicano de educación superior, Fernando Serrano, me dijo en una entrevista telefónica que México lanzará un programa de becas con fondos públicos y privados, que aumentará a "entre 40.000 y 50.000" el número de estudiantes mexicanos en las universidades estadounidenses para 2017.
Obama dijo que también buscará el modo de incrementar el número de estudiantes de su país en México, con su plan de aumentar a 100.000 el número de universitarios de Estados Unidos en América latina en los próximos diez años.
La idea que subyace a estos planes es la de replicar el exitoso programa de las becas Erasmus de la Unión Europea, por las que más de 1 millón de universitarios de Europa han podido estudiar en otros países europeos desde que el programa se inició a fines de la década de 1980. Tal como me recordó esta semana Guillermo Hirschfeld, profesor de la universidad española Rey Juan Carlos, en Europa el programa Erasmus hizo mucho más que darles una educación globalizada a los estudiantes: fue crucial para cimentar la idea de Europa como un bloque económico. "Lo más importante del Erasmus fue que ayudó a forjar lazos humanos, a derribar tendencias nacionalistas y a destruir prejuicios sobre otros países en un continente que había estado plagados de conflictos en la primera mitad del siglo XX", dice Hirschfeld, autor de un estudio que propone un programa Erasmus para las Américas.
Mi opinión: coincido totalmente. Es hora de darle nuevo impulso al acuerdo Nafta, que ya tiene dos décadas, y una de las mejores maneras de hacerlo sería aumentar los intercambios estudiantiles para que con el tiempo se reduzcan los prejuicios que han obstaculizado la integración económica.
Si Washington y México cumplen con sus promesas de aumentar sus intercambios estudiantiles -y en esto se justifica un cierto escepticismo, ya que ambos países lanzaron hace dos décadas un plan similar que no llegó muy lejos-, éste podría ser el plan bilateral más importante desde que se firmó el Nafta.
© LA NACION.
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