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lunes, 1 de junio de 2015

EE.UU. OBAMA 2013 Para la Casa Blanca, tantos desafíos adentro como afuera

El escenario

Para la Casa Blanca, tantos desafíos adentro como afuera

Por   | LA NACION
WASHINGTON.- Ni Barack Obama ni su equipo se han revelado como buenos vendedores de la guerra que anuncian, y los resultados están a la vista. El presidente no sólo quedó aislado y a la defensiva en el escenario internacional: transcurrida una semana de alegatos para conseguir el apoyo del Congreso, los sondeos son lapidarios al afirmar que si el voto fuera hoy, la derrota sería contundente.
De los 218 votos que necesita en la Cámara baja para llevar adelante su plan de bombardear Siria , anoche sólo tenía asegurada una treintena, un escenario demasiado difícil de revertir en poco tiempo y que, de no lograrlo, expone al presidente a la posibilidad de seguir adelante sin ese aval. Hipótesis extrema que, por el momento, no quiso abordar, ya que no sólo lo dejaría aislado en el mundo, sino también en su propio país.
"Sería un error entrar a hacer cálculos con eso ahora", eludió en la conferencia de prensa con que cerró su actividad en la cumbre del G-20 en San Petersburgo.
En este país, la batalla está en el Congreso, donde crece la resistencia a una guerra que tampoco parece entusiasmar a los militares, de acuerdo con insistentes versiones que dejan nuevamente solo al presidente en el terreno más impensado: en el de los ejecutores estratégicos y operativos de su decisión.
"Lo que sí puedo decirles es que mi pedido de voto al Congreso no fue simbólico", añadió Obama, quien, sin embargo, no entró en consideraciones sobre la potestad que tiene de iniciar acciones sin consentimiento legislativo.
Tan difícil es la situación para su gobierno que desde Rusia el propio presidente se puso al teléfono para presionar a legisladores remisos y canceló luego un viaje a California para ponerse al frente de la ofensiva política y hablar el martes al país.
Tras una semana de intensas tratativas, lo único que logró fue que el Senado redactara un texto de posible intervención. La previsión es que, la semana próxima, sea debatido en el recinto y, con suerte, avance en su votación.
Mucho más incierto es el panorama en la Cámara de Representantes, donde las dudas se reparten entre demócratas y republicanos. Pero si la cosecha no avanza entre estos últimos, Obama debería contar con casi la totalidad de sus diputados, algo que anoche parecía, cuando menos, improbable.
Ni siquiera Nancy Pelosi, la vocera partidaria y sobre quien cae buena parte de la responsabilidad en la materia, parecía una vendedora convencida.
"No es que yo me ponga al frente de la idea de la guerra, pero apoyo al presidente", dijo.
Está claro que, para no pocos republicanos que detestan al presidente, ésta es la gran oportunidad de hacerlo tambalear. Pero la cosa no parece agotarse en eso y contempla el fuerte rechazo popular a la idea de una guerra, así como dudas sobre la existencia de un plan que contemple las eventualidades y consecuencias de un primer bombardeo.
"No parece que la guerra sea el camino", coincidieron, palabras más, palabras menos, el republicano por Florida Ted Yohjo y la demócrata por California Janice Hahn. Al igual que otros legisladores, ambos compartieron ayer nuevos informes con datos "clasificados" sobre la situación.
Sin duda, la Casa Blanca tiene un camino más claro en el Senado, donde algunos demócratas remisos se sumaron al respaldo al presidente, entre ellos, el neoyorquino Charles Schumer. Eso hace manejar dos escenarios.
Uno, el más optimista, contempla la posibilidad de que la aprobación en esa cámara impulse su tránsito por Representantes, con lo que el presidente vería respaldado su pedido.
Pero, según otras fuentes, también podría ocurrir que, si ese voto se hace imposible, Obama decida avanzar sólo con el respaldo del Senado. O, en última instancia, que desista del plan. Algo que, a estas alturas del partido, le infligiría no sólo un daño grande a su presidencia, sino a la posición internacional de Estados Unidos.

Inquietud por los emergentes

Los países del G-20 estimaron en su comunicado final de la cumbre en San Petersburgo que la reactivación económica mundial es aún "muy débil" debido a los riesgos ligados a las economías de los países emergentes. "La reactivación es muy débil y persisten los riesgos", en particular los vinculados a la "desaceleración del crecimiento de las economías emergentes, que refleja en algunos casos el efecto de una volatilidad de los flujos de capital, de las condiciones financieras más difíciles y de una volatilidad de los precios de las materias primas", señala el texto que se difundió ayer..

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