Lunes 14 de octubre de 2013
América latina: la región en la que los ex presidentes jamás se retiran
Varios
líderes políticos que terminaron sus mandatos con altísimos índices de
popularidad se preparan para volver al poder o para ser árbitros en las
elecciones que en los próximos meses se celebrarán en Chile, Colombia,
Uruguay y Brasil; advierten sobre una falta de renovación que complica
el funcionamiento de la democracia
Hubo
un tiempo, no muy lejano, en el que eran destituidos por "incapacidad
mental", presentaban su renuncia desde un país tan lejano como Japón o escapaban en helicóptero
en medio de violentas protestas... Las salidas poco decorosas de los
presidentes latinoamericanos a fines del siglo pasado y principios de
éste estaban a la orden del día. Y nadie se atrevía siquiera a aventurar
el regreso de alguno de ellos.
Hoy, un fenómeno inverso recorre
la región: tras dejar el poder con altísimos niveles de popularidad,
varios ex mandatarios se preparan para volver a sus respectivos palacios
de gobierno. Y, a juzgar por los sondeos de opinión y el pálpito de sus
plataformas políticas, la victoria, para muchos de ellos, parece
garantizada.Entre fines de este año y el cierre del próximo, habrá elecciones presidenciales en Chile, Colombia, Uruguay y Brasil. Y, en los cuatro casos, la carrera electoral gira en torno a la presencia -o la poderosa sombra- de un ex presidente.
El primer y más probable regreso al gran escenario político es el de Michelle Bachelet, favorita indiscutida para que la Concertación chilena recupere el Palacio de La Moneda.
La ex mandataria (2006-2010) dejó el poder en marzo de 2010, con un nivel de aprobación de 84%, el más alto en la historia de Chile. Y, pese a que sus años siguientes fueron de una discreción absoluta (fue entre 2010 y 2013 secretaria general de ONU-Mujeres, en Nueva York), su nombre siempre figuró al tope de la lista de políticos más populares del país, razón de sobra para que finalmente anunciara su candidatura para las próximas elecciones del 17 de noviembre, en las que las encuestas le auguran una holgada victoria.
Un mes atrás, también el ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez (2005-2010) dijo que volvía y los dirigentes de la coalición oficialista Frente Amplio respiraron aliviados.
Resulta que, en octubre de 2011, Vázquez había anunciado su "retiro de la actividad política pública". Y aunque muchos estaban convencidos de que buscaría un segundo mandato en las futuras elecciones presidenciales, que se celebrarán en octubre de 2014, desde entonces había guardado un silencio similar al de Bachelet.
Aunque Uruguay debe aún sortear las primarias para definir a sus candidatos, el oficialismo se sabe poseedor de una carta ganadora: Tabaré se retiró con una aprobación del 75%, algo inédito en el país, y esa popularidad nunca más lo abandonó.
Según encuestas recientes, de hecho, Tabaré es al día de hoy el político más popular del país, con un 62% de apoyo.
En Brasil, el futuro es más borroso. Al igual que en Uruguay, en octubre se celebrarán elecciones presidenciales. Y la gran incertidumbre parece ser quién será el candidato del oficialista Partido de los Trabajadores (PT): ¿la actual presidenta, Dilma Rousseff, o su mentor, Luiz Inacio Lula da Silva?
Hasta hace pocos meses, la reelección de Rousseff parecía garantizada. Pero en un abrir y cerrar de ojos el panorama mutó radicalmente: en junio, los brasileños coparon las calles en reclamo de mejoras sociales, la popularidad de la jefa del Estado se desplomó y todos los ojos se posaron, cómo no, en Lula.
Y es que, aunque el ex mandatario insiste en que será "el mayor defensor de la candidatura de Dilma" para 2014, las piezas están revueltas.
Según una encuesta de Datafolha, si bien Rousseff ganaría hoy un ballottage contra cualquier candidato, el único político que lograría imponerse en primera vuelta es Lula, ya completamente recuperado del cáncer que le fue detectado en 2011. Se trata de un dato no menor si se tiene en cuenta la reciente afiliación de la popular ecologista Marina Silva, segunda en las encuestas después de la mandataria, al opositor Partido Socialista Brasileño (PSB), algo que podría complicar la eventual reelección de Dilma.
En el caso colombiano, al igual que Lula, el ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010) dejó el cargo con una popularidad altísima y, desde entonces, se mantuvo lo más presente y público que pudo, lanzando desde su cuenta en Twitter dardos contra el presidente Juan Manuel Santos, su ex delfín devenido en principal enemigo.
Aunque daría lo que fuese por ser candidato presidencial para las elecciones de mayo del año próximo, la Constitución colombiana no se lo permite. Pero eso no impide que intente volver de todas formas. Sólo necesita encontrar un camino alternativo a la Casa de Nariño.
Y en eso está: según medios locales, Uribe, que días atrás finalmente anunció que será candidato a senador en 2014, intentaría recuperar la presidencia en cuerpo ajeno, a través de un candidato presidencial "incondicional" suyo.
Con estos pronósticos de fondo, y la probable reelección de Evo Morales en Bolivia -tal como ocurrió con Rafael Correa, en Ecuador, a principios de año-, América latina podría volver a ser liderada en 2015 por los mismos jefes de Estado que hace cinco años.
Como nunca antes, en una región donde las instituciones son débiles y los liderazgos fuertes, la falta de renovación de rostros políticos está más vigente que nunca. "Es complejo encontrar las razones de esta tendencia. Pero, sin exagerar, vivimos en términos de liderazgo en el peor momento de los últimos 50 años. Hay un enorme vacío, que es pésimo para el funcionamiento de la democracia", señaló a LA NACION el brasileño Marco Antonio Villa, sociólogo y profesor de historia de la Universidad Federal de San Carlos.
Para Ignacio Zuasnabar, director de la consultora uruguaya Equipos Mori, en tanto, "la década de crecimiento económico sostenido y extendido en la región favoreció y aún favorece la continuidad de los proyectos políticos. Ahora bien, si las condiciones económicas variasen en la próxima década, deberíamos esperar una frecuencia mayor de alternancias en el gobierno". Entretanto, el regreso de los que nunca se fueron parece infalible.
LOS QUE LO INTENTARON Y NO LO CONSIGUIERON
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