Sábado 12 de enero de 2013
Buenos datos
Optimismo en la UE: la crisis da una tregua
En Bruselas creen que el euro ya no está en riesgo; mercados, en calma
PARÍS.- La crisis económica que azota a los europeos
desde hace cinco años parece haber decidido darles una inesperada
tregua. Los mercados se han serenado; las tasas exigidas a los países
del Sur, en especial a España e Italia, cayeron a niveles razonables, mientras declaraciones y reacciones de responsables políticos contribuyen a devolver a la Unión Europea (UE) un sentimiento casi olvidado: el optimismo.
"La
amenaza que pesaba sobre el euro quedó disipada", afirmó anteayer José
Durão Barroso, titular de la Comisión Europea (CE).Un día antes, la
calificadora Standard & Poor's había dicho que "2013 podría ser el
año del cambio en la crisis de la zona euro", y que la unión monetaria
"podría salvarse de sus problemas de deudas".Hace apenas un año, la agencia repartía castigos y malas notas a los países de la zona euro, degradaba a sus miembros y exigía una acelerada reducción de los déficits públicos. Por entonces, todos pensaban que el euro estaba en peligro de muerte. Hoy el ambiente cambió.
Los inversores parecen haber recuperado la confianza y los signos alentadores se multiplican. Anteayer, la tasa exigida para la deuda española a diez años cayó por debajo del 5% por primera vez desde marzo de 2012, mientras que el euro acentuó ayer su alza frente al dólar, alcanzando niveles inéditos en los últimos nueve meses.
Mario Draghi sumó su grano de arena a la corriente del optimismo al evocar anteayer un proceso de "estabilización de la macroeconomía de la zona euro". Para el presidente del Banco Central Europeo (BCE), "2013 debería aportar una reactivación económica progresiva". Draghi citó entre otros factores el aumento del índice de confianza, el retorno de capitales hacia la zona euro y la reducción de tasas de interés para ciertos países en dificultad.
Esa tendencia quedó ilustrada con el éxito de las primeras emisiones obligatorias de España e Italia. Madrid consiguió colocar en el mercado mucho más de los 5000 millones previstos: 5816 millones de euros a mediano y largo plazo.
Pero esos progresos, logrados sobre todo gracias al nuevo programa de compra de deuda pública por parte del BCE, están muy lejos de permitir a la eurozona que baje la guardia, advirtió Draghi.
"La situación actual está marcada por una gran incertidumbre, ligada a riesgos geopolíticos, al precio de las materias primas y del petróleo, y a las políticas gubernamentales", precisó. "Para anunciar un cambio definitivo, hace falta mucho más que una estabilización de los mercados financieros", afirmó Draghi al término de una reunión del comité político del BCE.
En resumen: es muy temprano para cantar victoria, en especial cuando Europa bate todos los meses récords de desempleo. Draghi invitó a los responsables políticos a continuar sus esfuerzos de saneamiento de las finanzas públicas y las reformas, a fin de mejorar la competitividad. A los bancos les recordó la necesidad de sanear sus balances.
Es verdad, la zona euro está lejos de haber salido del marasmo. Los parámetros económicos siguen deteriorándose, el desempleo batió un nuevo récord de 11,8%, mientras la recesión no cede en Europa del Sur.
Aun compartiendo el naciente optimismo, el comisario europeo de Economía y Finanzas, Olli Rehn, también estimó que los europeos deben continuar la reducción de sus déficits para salir de la crisis.
"Nuestro paciente puede haber salido de cuidados intensivos, pero va a tomar tiempo antes de que pueda ser dado de alta. Por eso, cualquier complacencia sería imperdonable. Necesitamos mantener las reformas en curso para revitalizar la economía europea", afirmó ayer en Bruselas.
Rehn se desmarcó así de la posición expresada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que estimó que la austeridad a ultranza debilitará todavía más las economías.
Después de predicar durante mucho tiempo la austeridad presupuestaria para sanear las finanzas, el FMI atemperó su posición la semana pasada, al pronunciarse contra las políticas de extremo rigor en países muy endeudados como Grecia.
La reacción de Rehn a la declaración del Fondo deja adivinar divergencias en el seno de la troika formada por la CE, el FMI y el BCE en cuanto a la mejor forma de obtener el saneamiento de los países en dificultad.
Para Rehn, los recortes ya efectuados hicieron más llevaderos los déficits y las deudas de los Estados más frágiles. Pero estos deben seguir haciendo esfuerzos, pues sus endeudamientos son muy elevados. "¿Qué habría pasado si Italia hubiese distendido su política presupuestaria en noviembre de 2011?", argumentó.
En ese ambiente fluctuante entre alivio y rigor, un estudio del World Competitiveness Center (WCC) de Suiza seguramente aportará agua al molino de la austeridad. En su informe anual, la organización afirma que los países desarrollados que primero resolverán el problema de su deuda pública serán Alemania y Gran Bretaña. "en el año 2028".
Francia lo hará en 2029; Grecia, en 2031; Estados Unidos, en 2033; Portugal, en 2037; Italia, en 2060, y Japón, en 2084.
Para matizar esas asombrosas proyecciones, el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, evocó una conocida frase del escritor y político italiano Antonio Gramsci: "El pesimismo de la realidad no debería impedir el optimismo de la voluntad".
Un respiro para la eurozona
Con los mercados en calma, vuelve el optimismo- 331
Puntos
La mejora que atraviesan los mercados hizo que la prima de riesgo de España bajara ayer hasta los 331 puntos, la mitad desde el pico de 649 de julio pasado
- Al límite
Hace siete meses, la elevada prima de riesgo había puesto contra las cuerdas la financiación del Estado
- 0,5%
Subió el euro
En el mercado cambiario, el euro cobró vuelo al alejarse los temores sobre la crisis de deuda en Europa
- Escalada
Así, la moneda única trepó ayer a su nivel más alto frente al dólar (1,336 por unidad) desde abril pasado
- 3500
Millones de euros
La tregua de los mercados también alivió las condiciones de financiación del Tesoro italiano, que emitió ese monto en bonos con ?el interés más bajo desde marzo de 2010 (1,85%)
jueves 25 de abril de 2013 |
La supervivencia de la zona euro depende de Angela Merkel
Angela
Merkel escuchaba con atención el mes pasado cuando el papa Francisco
exhortó a los poderosos a cuidar a los más débiles en su misa de
inauguración.
Unas horas después, mientras su limusina la
trasladaba al aeropuerto, la canciller alemana recibió una llamada
urgente del desesperado presidente de Chipre, Nicos Anastasiades.
"Necesito más solidaridad", imploró, según fuentes al tanto de la
conversación del 19 de marzo. El Parlamento chipriota se disponía a
rechazar el acuerdo de rescate de la zona euro y el diminuto país podía
quedar en la ruina."No negociaré con usted. Debe hablar con la troika", contestó Merkel, en alusión al Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo.
Fue un gesto típico de la canciller: intentar minimizar el rol dominante de Alemania en la unión monetaria. Pocos le creen en Europa.
A pesar de la cautela de Merkel, el poderío alemán está provocando tensiones en la zona euro. Muchos griegos y españoles culpan a los germanos de las políticas de austeridad que han convertido las crisis financieras en depresiones económicas.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, advirtió el lunes que las medidas de austeridad defendidas por Alemania deben ser suavizadas porque no tienen suficiente "apoyo político y social" en los países más abatidos. El Ministerio alemán de Finanzas respondió que el recorte de los déficits fiscales es la única forma de restaurar la confianza de los mercados.
El siguiente relato, basado en entrevistas con numerosos políticos europeos, muestra que el rescate de Chipre emanó directamente de los principios que seguirán guiando el accionar de Alemania en Europa.
Se prevé que Merkel obtenga en septiembre un tercer período como canciller. Eso significa que su agenda dominará la repuesta a la crisis europea por años. La supervivencia del euro depende, en buena parte, del éxito de su estrategia. Merkel es partidaria de que los países más endeudados asuman su responsabilidad reduciendo sus déficits fiscales, costos laborales y prestaciones sociales. La estrategia es tan popular en Alemania como cuestionada en las economías más débiles del continente.
Los críticos advierten que si esta clase de recortes se prolonga por años, podrían causar un daño duradero a las economías, el tejido social y la estabilidad política de las naciones en aprietos.
"La depresión que les está imponiendo a estos países podría durar un tiempo bastante largo", dice Paul De Grauwe, profesor del London School of Economics. "La percepción de Alemania se está deteriorando", agrega.
Los alemanes confían en que Merkel salve al euro y proteja el dinero de los contribuyentes. Sin embargo, si la recesión de la zona euro comienza a golpear con más fuerza a Alemania, podría crecer la presión para que Merkel reconsidere su estrategia.
Merkel, una física teórica de 58 años, está convencida de que está conduciendo a Europa hacia la redención. Reducir la deuda de los gobiernos y eliminar riesgos como los bancos excesivamente grandes de Chipre es una medicina dolorosa, indican sus asesores. Merkel declinó ser entrevistada.
Pero incluso los políticos de los países del sur de Europa que son partidarios de las reformas estructurales apuntan que Alemania tiene que hacer más para reactivar el crecimiento. "Necesitamos una convergencia. Berlín tiene que comprender más los argumentos del sur, y el sur tiene que comprender más los argumentos de Berlín", expresa el ministro de Finanzas de Grecia, Yannis Stournaras.
Desde el rescate de Grecia en 2010, Merkel ha buscado impedir que los países de la zona euro se conviertan en cargas para Alemania, que ingresó al euro bajo la promesa de que sería un club de naciones autosuficientes.
Después de que estallara la crisis de Grecia, Merkel y sus asesores trabajaron en una nueva arquitectura para el bloque. Querían atacar los problemas de raíz.
Su diagnóstico demuestra cómo la visión alemana estaba divergiendo del consenso internacional sobre la crisis: le asignaba toda la culpa a los países deudores.
La mayoría de los observadores internacionales, en cambio, advertían una falla colectiva que requería de una solución colectiva: la profundización de la unión económica. Eso implicaría presupuestos compartidos pan-europeos para atenuar los bajones económicos y apoyar a los bancos en problemas, y un nivel de endeudamiento común, así como un banco central más osado.
En 2012, Europa arremetió contra las reglas estrictas de Merkel. Cuando los bancos españoles estaban en una situación muy precaria, Alemania insistió en que el gobierno debía pedir prestado hasta 100.000 millones de euros para apuntalarlos. Los mercados reaccionaron mal.
En junio de 2012, bajo presión de España, Francia e Italia, Merkel acordó que el fondo de rescate de la zona euro, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, o MEDE, podría recapitalizar los bancos directamente una vez que la zona euro creara un supervisor del sector.
El resto de Europa pensó que Alemania finalmente había acordado que la zona euro necesitaba aunar recursos. Pero Alemania pronto desinfló cualquier esperanza de que estaba dispuesta a salvar a los bancos de otros países. "Los países del sur creyeron que podían traspasarle los problemas de sus bancos al MEDE", dijo un funcionario alemán. "Era una quimera".
La posterior crisis de Grecia, que necesitó un nuevo plan de estabilización, dejó clara la postura de Berlín: los países que reciben un paquete de rescate deben pagarlo y apoyar a sus bancos.
Chipre no podía cumplir las dos condiciones. Alemania se negó a prestar más de lo que el FMI consideraba que la isla podía pagar. También insistió en que el MEDE aún no podía invertir directamente en los bancos. Eso significaba que la única forma en que Chipre podía seguir a flote era confiscando los depósitos en sus bancos.
Al final de cuentas, Chipre cedió a las exigencias alemanas y del FMI de reducir radicalmente sus bancos e imponer pérdidas a los depósitos.
Merkel nunca quiso que Alemania dominara el bloque a tal extremo. "Alemania se encuentra en una posición difícil", confesó a The Wall Street Journal en 2009, al comienzo de la crisis europea. "Si hacemos demasiado, dominamos. Si hacemos muy poco, nos critican" por falta de liderazgo. "Siempre me aseguraré que que un país grande no esté dictando instrucciones"..
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