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sábado, 3 de enero de 2015

EE.UU. ROOSEVELT. LA FATAL DEPRESIÓN DE UN PRESIDENTE

La fatal depresión de un presidente

Por John Harlow
The Sunday Times
LOS ANGELES.- Tras haber investigado los legajos médicos de Franklin D. Roosevelt, uno de los más grandes presidentes norteamericanos, el psiquiatra Alen Salerian atribuye a una depresión clínica el que haya entregado a Stalin un vasto sector de Europa Oriental, en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial.
El estudio de Salerian, ex asesor principal en psiquiatría del FBI, cuestiona a los historiadores que sostienen que aun en los últimos meses de su lucha contra los trastornos circulatorios y la polio, Roosevelt mantuvo su visión realista acerca de qué podía arrancar de manos de los ejércitos soviéticos que ocupaban gran parte de Europa. Apoya, en cambio, la opinión expresada en privado por Winston Churchill, su aliado en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945) donde se decidió el reparto del continente: un presidente norteamericano más fuerte podría haber salvado a Checoslovaquia y, tal vez, a Hungría de la dominación rusa.

Roosevelt en Yalta

Salerian basa sus conclusiones en una nueva interpretación de las escasas historias clínicas y recuerdos de testigos. Según ellas, Roosevelt sufrió un rebrote de la depresión que había tenido en 1921, luego de contraer la poliomielitis. Charles Bohlen, uno de sus colaboradores en la Casa Blanca, informó que poco antes de partir hacia Yalta, Roosevelt permaneció media hora en el Salón Oval en un estado de ofuscamiento y babeando. Murió a los dos meses, durante su cuarto mandato presidencial (todo un récord).
A juicio de Salerian, Roosevelt debería haberse hecho a un lado, y enviado a Yalta a su vicepresidente, Harry Truman. "He estudiado informes arrumbados por los herederos políticos de Roosevelt en el último medio siglo, analizándolos desde el punto de vista psiquiátrico -explica-. Representar a nuestro país en Yalta fue un acto irresponsable por parte de Roosevelt. Sus enfermedades quizás hayan acarreado consecuencias terribles."
Andrew Johnsson, catedrático de historia en la Universidad del Sur de California, prepara otro estudio del legado de Roosevelt. "Churchill no logró comprender por qué su viejo aliado dejó escapar tantas cosas en Yalta -comenta-. La debilidad mental y física de Roosevelt, en Yalta, explica muchos puntos."
Otros historiadores discrepan y alegan que las posiciones militares de los ejércitos soviéticos y norteamericanos determinaron el trazado de la futura cortina de hierro. "Si bien hay interrogantes pendientes respecto a su salud, no creo que estuvieran en duda su discernimiento y claridad mental", opina el profesor David Woolner, director de los Archivos Franklin D. Roosevelt en el Colegio Marista de Nueva York. .
(Traducción de Zoraida J. Valcárcel)

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