Diario "La Nación". Buenos Aires, Lunes 05 de julio de 2010
Guantánamo, lejos de las prioridades
WASHINGTON (De nuestra corresponsal).- No sólo es la cuestión de la
retirada militar. También el anunciado cierre de la prisión de
Guantánamo ha retrocedido, en los hechos, en la escala de prioridades de
la Casa Blanca, ante las dificultades con que tropieza la reubicación
de los prisioneros de la controvertida base militar.
"Parece que hay mucha inercia contra el cierre de la cárcel", admitió a
LA NACION un colaborador del senador Carl Levin, uno de los promotores
en la Cámara alta de la clausura del penal.
"No parece fácil que la prisión se pueda cerrar pronto", coincidió el republicano Lindsay Graham, que también apoya la idea.
No bien asumió, el presidente Barack Obama prometió cerrar la polémica cárcel durante el primer año de su gestión. Ese plazo se cumplió en enero pasado y, ante la imposibilidad de alcanzar el objetivo, la Casa Blanca comenzó a barajar plazos más flexibles.
Ahora se habla de que la persiana del penal podría bajarse "antes de que Obama termine su gobierno". Pero ni de eso se está seguro, por las dificultades con que se tropieza para reubicar a los internos.
En la actualidad hay 81 detenidos en Guantánamo. De ese total, algunos han logrado autorización para ser transferidos a otros destinos, aunque no a sus países de origen. Otros están listos para ser sometidos a proceso judicial y hay más de 40 que, hasta ahora, mantienen el estatus de "prisionero de guerra sin proceso".
La Casa Blanca insiste en que el cierre llegará. "Es una orden que va a cumplirse", dijo Ben Labolt, de la oficina de prensa de la Casa Blanca.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Pentágono comenzó a alojar a sospechosos de terrorismo en su base naval de la bahía de Guantánamo. De acuerdo con la información oficial, el penal acumula en su triste historia el suicidio de cinco internos y la muerte de uno de ellos por enfermedad. La prisión perdura como un símbolo de la "guerra contra el terrorismo", declarada por el antecesor de Obama, George W. Bush.
Debido a que la cárcel se encuentra en la isla de Cuba y no en territorio norteamericano, la administración Bush no garantizó los derechos constitucionales de quienes estaban allí encerrados, ya que los prisioneros se encontraban legalmente fuera del país.
Los abusos y torturas denunciados por algunos de los prisioneros llevaron a un clamor mundial por el cierre del penal. Entre esas voces estaba la del propio Obama, que, hasta ahora, no ha logrado cumplir su promesa. .
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