Lunes 05 de julio de 2010
Diario "La Nación". Buenos Aires.
Las guerras de la Casa Blanca / La tensión después del escándalo por McChrystal
El frente militar, un foco de tensión para Obama
Crecen las dudas por la estrategia en Afganistán y por el costo económico; asumió ayer Petraeus
WASHINGTON.- Es el tema del que no se habla. Pero cuando faltan seis
semanas para que comience el retiro de tropas norteamericanas de Irak,
crecen las dudas sobre la marcha de las dos guerras que Barack Obama
heredó del ex presidente George W. Bush y la sensación de que, después
de años de combate, se está lejos de una victoria.
La sospecha es más evidente en el caso de Afganistán, donde con la
llegada del general David Petraeus al teatro de operaciones, se abre,
tal vez, la última oportunidad de avanzar en una guerra que, en voz
baja, en la clase política se empieza a dar por perdida. "Estamos en un
momento crítico", admitió ayer Petraeus, que tomó el mando después de
que Obama defenestrara a su predecesor, el general Stanley McChrystal,
por declaraciones en las que cuestionó, precisamente, la marcha de la
guerra.
El tema se habla más abiertamente fuera del ámbito oficial. En Afganistán, "las únicas opciones reales son perder pronto, perder tarde, perder por mucho o perder por poco", escribió, días atrás, Thomas Friedman en The New York Times.
Para el gobierno de Obama no es sencillo. Si bien heredó ambos conflictos, en cierto modo los abrazó, y definió a Afganistán como "una guerra necesaria", expresión que muchos consideraron su peor error dialéctico. Ahora, cuando hasta el jefe de la CIA, Leon Panetta, admite que ganar en Afganistán "no será fácil" y que los talibanes están "mucho más fuertes" que cuando Obama llegó al poder, al presidente le piden explicaciones.
"[Obama] debería preguntarse con un poco más de rigor por qué su estrategia no ha dado resultado hasta ahora", dijo a LA NACION Brian Katulis, del Center for the American Progress, tradicionalmente cercano al mandatario. "Estamos frente a una guerra que no va bien; limitarse a remendar no es buena idea", añadió.
Los límites
Con los frentes de Irak y Afganistán abiertos y sin salida a la vista, el gobierno parece estar chocando con los límites de su estrategia militar. Algo de eso reveló el episodio de McChrystal. "Una rebelión más propia de otras latitudes que de Estados Unidos", comentó a LA NACION Edward Podorsky, de la Universidad de Oregon."En este momento, nada es más impopular que seguir hablando de la guerra", reconoció un asesor legislativo demócrata en la Cámara de Representantes. Con eso aludió a la fatiga causada por años de una guerra que, en el caso de Afganistán, ya supera en duración a la de Vietnam. Esto es: la población está cansada; el Congreso se resiste a aprobar más gasto; crecen las bajas; los oficiales (con McChrystal a la cabeza) se rebelan y hablan mal de los políticos. Además, los republicanos ganan rédito con su estrategia de criticar e insinuar que el presidente es indeciso en la materia.
Cada día, Obama pierde aliados en su propio partido ante la corriente interna que preferiría que aprovechara el cambio de comando para modificar de fondo el plan militar y acelerar una retirada con menos compromiso.
La complicada guerra tensa el frente político. Los demócratas en el Congreso se pelean con los demócratas en la Casa Blanca, como acaba de revelar la descarnada guerra por el presupuesto militar que ofrecieron los dirigentes del partido gobernante. "¿Cómo pretende el presidente que salga adelante la economía si este año gastaremos más de 167.000 millones de dólares en guerra?", disparó el representante demócrata David Obey. Otros de su partido tuvieron que respaldarlo, entre ellos la titular de la Cámara baja, Nancy Pelosi.
"Una causa perdida"
Cuando se trata de guerra, las sensibilidades están a flor de piel, y los oportunismos se castigan, incluso cuando vienen del lado de la oposición republicana, tal como le acaba de ocurrir al titular del partido, Michael Steele, que -en un acto cerrado- declaró que la guerra de Afganistán era una "causa perdida"."Esta es una guerra de todos. Steele nos avergüenza y debe renunciar", dijo el senador republicano Lindsey Graham. Su par y ex candidato presidencial, John McCain, mostró la misma indignación. "Esperemos que Steele haga lo apropiado", declaró.
En el caso de Irak, Obama tiene previsto empezar el retiro de tropas el mes que viene. En Afganistán, la idea es abrir una transición para entregar la autoridad a las fuerzas afganas y empezar un retiro gradual de soldados a partir de julio de 2011.
La meta suena lejana para muchos demócratas. "Es necesario repensar la estrategia -dijo la representante Jackie Speier (California)-. Me cuesta creer que el presidente no lo está haciendo." La suya fue una expresión similar a la que puede recogerse en el cada vez más vasto frente "antiguerra" que crece en el bando demócrata del Congreso. Legisladores que pueden apoyar a Petraeus, pero que empiezan a detestar la guerra y temen que contagie a su futuro político.
Son los que, como el representante demócrata Jim McGovern, consideran que Obama está perdiendo "una oportunidad de oro" para salir de Afganistán lo más rápido posible.
Pero tuvieron que tragarse la decepción cuando el presidente ratificó su decisión de seguir peleando una guerra que, crecientemente, se advierte como la "guerra de Obama".
"La guerra es más grande que ningún hombre, sea un soldado, un general o un presidente", dijo Obama al destituir a McChrystal, y ratificar su decisión de seguir combatiendo en Afganistán con la misma estrategia, porque "de eso depende la seguridad de Estados Unidos".
El golpe de timón por la rebelión de McChrystal fue la mayor crisis castrense desde la asunción de Obama, y dejó en evidencia las serias dudas en el alto mando sobre la posibilidad de ganar la guerra, a diez años de la invasión y con una escalada en las víctimas uniformadas. Pero las dudas siguen. "Una cosa es manejar bien el costado político de la crisis. Otra, muy distinta, encontrar una solución a la guerra de Afganistán", dijo a LA NACION Mary Francis Berry, de la Universidad de Pensilvania.
Comienza ahora el capítulo de Petraeus, que acumula tanto prestigio como para que su nombre suene insistentemente como posible candidato a presidente por los republicanos en 2012, algo que no había ocurrido desde los tiempos de Colin Powell.
"Es un hombre al que respetamos y apoyamos", dijo McCain, al anticipar la aprobación republicana a su designación. Después de su exitosa campaña en Irak, donde forjó su fama de héroe, su llegada a Afganistán podría ser la última oportunidad para dar vuelta la guerra. Mientras tanto, el descontento avanza: el viernes pasado, la Cámara de Representantes no consiguió aprobar una enmienda para imponer un cronograma de salida forzosa de Afganistán. Pero con 162 votos, produjo la mayor votación en contra de esa guerra en toda su historia. No es un dato menor del clima político hoy en Washington.
CAMBIO DE MANDO
DAVID PETRAEUS
General al mando en Afganistán
Profesión: militar Edad: 57 años
Origen: Estados Unidos
El general David Petraeus asumió ayer como nuevo comandante de las tropas aliadas en Afganistán, en reemplazo del general Stanley McChrystal, destituido por el presidente Barack Obama el 23 de junio. Petraeus, de 57 años, que tras estudiar en la academia de West Point logró un doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Princeton, cuenta con grandes dotes de negociador y es considerado uno de los líderes más influyentes en Estados Unidos. Entre 2007 y 2008 estuvo al mando de las tropas estadounidenses en Irak, donde se ganó un gran prestigio por su estrategia contra la insurgencia. Ayer asumió su cargo bajo estrictas medidas de seguridad en una ceremonia en el cuartel general de la OTAN, en Kabul. Petraeus afirmó que la campaña afgana se encuentra "en un momento crítico", pero advirtió que las tropas aliadas ganarán la guerra. Bajo el mando de Petraeus están ahora los 140.000 efectivos de las fuerzas extranjeras en Afganistán.
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