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martes, 7 de abril de 2015

EE.UU. (2013) EXPANSIÓN AMERICANA: ILUSIONA CON SUS NÚMEROS


Expansión americana: Estados Unidos ilusiona con sus números

La principal economía mundial creció más de lo que se preveía; la construcción volvió a reactivarse y la demanda de empleo, a dinamizarse
Por   | Para LA NACION



 
NUEVA YORK.-En una esquina de Boerum Hill, uno de los lugares más pintorescos de Brooklyn, una empresa constructora levantó en un puñado de meses una hilera de nueve casas con fachadas modernas que imitan las tradicionales casas adosadas de ladrillos rojizos y escalinatas anchas que distinguen al barrio. Durante años, esa esquina estuvo en el olvido; ahora, ya está casi lista para ser habitada. A unas cuadras de allí, sobre la avenida Atlantic, comenzaron hace poco las obras para construir un edificio de departamentos. Y a las orillas del río Este, en Williamsburg, el rincón de moda de la ciudad, se multiplican los condominios de lujo.
Este año, el ruido de las obras ha comenzado a escucharse con más frecuencia también en otras ciudades. Luego de un extenso letargo, el mercado de la vivienda de Estados Unidos, allí donde se gestó la crisis financiera que hundió al país en la Gran Recesión, mejora con determinación y ha comenzado a aportarle algo de temperatura a la tibia y errática recuperación que despuntó en 2009.
Los pronósticos de los bancos de inversión de Wall Street coinciden en que el crecimiento de la primera economía mundial se acelerará en lo que resta del año. De no mediar sorpresas, esa tendencia se prolongará a 2014, cuando, además, la economía sentirá menos el freno que impuso el ajuste fiscal que Washington imprimió en los últimos años.
"No es una economía en auge, pero es mejor de lo que teníamos a principios de este año", graficó a LA NACION el economista senior de Moody's Analytics, Ryan Sweet. Este especialista es optimista respecto de lo que deparará el futuro, y lo justifica con un número: cada casa que se construye en Estados Unidos, significa cinco nuevos puestos de trabajo.
La recuperación del mercado de la vivienda, explica, va a fortalecer el mercado laboral -donde el desempleo supo ganarse el mote de "tercamente alto" por su lentísimo retroceso, algo que ocurrió, en parte, porque mucha gente dejó de buscar trabajo- y eso levantará el consumo, que dará un "empuje adicional".
"La economía va a estar en mucho mejores condiciones en 2014", sintetizó el economista.
El optimismo tiene también fundamentos veraniegos que no tienen nada que ver con los análisis técnicos: este verano boreal no hubo palos en la rueda, crisis, tragedias o piedras en el camino. En 2011, la pelea entre demócratas y republicanos por el llamado "techo de la deuda" puso a Estados Unidos al borde del default y del abismo, meses después del desastre nuclear de Fukushima, en Japón. En 2012, la crisis de la deuda en el Viejo Continente escaló a tal punto que se llegó a hablar de un desmembramiento de la Unión Europea y del fin del euro.
Europa ha comenzado a ver la luz al final del túnel; China crece menos, pero aún empuja, y Japón ha resucitado tras una década perdida, de la mano de su primer ministro, Shinzo Abe, y su pequeña revolución bautizada con el nombre de "Abenomics".
Brian Finn, analista de un hedge fund de Nueva York, ofreció dos razones a LA NACION para ser optimista más allá del año próximo: la recuperación en el mercado de la vivienda apenas ha comenzado (aún queda mucho margen para crecer, y hay una demanda expectante de jóvenes que han postergado la compra de su primera casa), y Estados Unidos se encamina a la independencia energética gracias a sus yacimientos de shale gas, como el de Vaca Muerta.
"Estas dos cosas caen fuera del ciclo normal de negocios. En los 90, tuvimos Internet y los negocios tecnológicos. Estos dos fenómenos van a aportar ahora un impulso similar", apuntó.
Sin dejarse llevar por el optimismo, el mercado aguarda, con algo de ansiedad, tres eventos que ocurrirán en los próximos meses, y que conforman los clásicos "nubarrones" en el horizonte de las proyecciones que circulan aquí.
El primero ocurrirá el 18 de septiembre, tres días después del quinto aniversario de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers. Ese día, Ben Bernanke cerrará una nueva reunión mensual del comité que analiza la marcha de la economía y decide la política monetaria del país. Esta vez, casi todos esperan que el hombre que diseñó las políticas que impidieron una nueva Gran Depresión marque el fin de la era de la hiperliquidez, al anunciar que la Fed pondrá un freno a la inyección de dinero en la economía. El mercado anticipó esa decisión. Basta, para confirmarlo, con observar el alza en los últimos meses de la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años, la principal referencia del costo del dinero a largo plazo que existe en los Estados Unidos. Esa suba atrajo a los inversores de vuelta a la primera economía mundial, ampliando las devaluaciones de las monedas de Brasil, Turquía, la India e Indonesia, entre otras economías emergentes.
Barry Bosworth, investigador de la Institución Brookings, no espera anuncios de la Fed este mes, pero sí piensa que el organismo aniquilará el programa de compra de bonos el año próximo, merced a la mejora de la economía y la creciente preocupación de que "la gente está tomando más riesgos de lo que debería".
"Al mirar para adelante, yo estaría más preocupado con la política fiscal que con la política monetaria", dijo Bosworth a LA NACION. Ahí aparece el segundo evento. En algún momento a mediados de octubre, el gobierno federal de Estados Unidos va a volver a alcanzar el "techo de la deuda". Cuando el Congreso vuelva de las vacaciones, esta semana, comenzará una nueva pelea entre demócratas y republicanos, que podría llevar a un nuevo ajuste fiscal y generar más incertidumbre.
El tercer evento tiene que ver con Bernanke. O, mejor dicho, con el sucesor de Bernanke. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunciará su nombre en algún momento antes de fin de año. Los dos principales candidatos son Larry Summers, asesor de Obama y ex secretario del Tesoro de Bill Clinton, y Janet Yellen, la número dos de la Reserva Federal.

Antecedentes que pesan

Los pergaminos de ambos son extensos. Yellen fue una de las pocas funcionarias de la Fed que advirtieron, en 2007, sobre la severidad de la crisis inmobiliaria, y tiene fama de ser buena pronosticadora, tener talento para comunicar y un carácter adecuado para guiar al Comité que decide la política del Banco Central.
Pero Summers tiene una mayor cercanía con Obama, con quien trabajó en la Casa Blanca. Por esto, algunos lo ven con mejores posibilidades, algo que genera inquietud: Summers tiene vínculos con Wall Street y un estilo más confrontacional que Yellen. Además, se lo ve como un "halcón" que podría ajustar más rápido la política monetaria de la Fed. (El mercado espera que el programa de compra de bonos termine alrededor de mediados de 2014.)
¿Qué significa todo esto para América latina y para la Argentina? Una recuperación más sólida en Estados Unidos abre el juego para más exportaciones a la primera economía mundial. Pero la suba de las tasas de interés, el fortalecimiento del dólar y la desaceleración de China le quitan fuerza al explosivo aumento en los precios de las materias primas, un dato clave para el país.
"China está en transición, de una economía que invierte más en infraestructura a una que lo hace más en consumo. Eso va a suceder durante los próximos cinco años y va a quitarle al mercado de materias primas la demanda inusual que tuvo en la última década", indicó Finn.
Bosworth no pintó un gran panorama: más allá de los repuntes, cree que cada vez es más probable que la recuperación de Estados Unidos se mantenga lenta en relación con los rebotes del pasado, y con altos niveles de desempleo. Nada indica que Washington hará algo para apuntalar aún más la recuperación, afirmó.
"Eso no es bueno para América latina, que necesita una economía de Estados Unidos en rápido crecimiento", apuntó.
Cinco años después de la debacle, el gigante de la economía global camina con determinación luego de haberse puesto de pie. Ya no se discute cómo rescatarlo, sino cuándo le quitarán las muletas.
"No es la clásica recuperación", concluyó Bosworth. "Pero la gente se está acostumbrando, y la determinación para conseguir una reactivación más fuerte está desvaneciéndose", concluyó..
 
 

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