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miércoles, 15 de enero de 2014

ESQUIMALES. CLIMA FRÍO, SANGRE CALIENTE. 1997



Diario “La Nación”. Buenos Aires, lunes 06 de octubre de 1997 | Publicado en edición impresa
Hipótesis de conflicto: los esquimales
Clima frío, sangre caliente
Repartidos en cuatro países, constituyen una solitaria excepción entre los aborígenes de América por el reconocimiento político que han conseguido
El humorista P. G. Wodehouse comenzó su novela "Psmith periodista" indicando zumbonamente que si un esquimal llegara a Nueva York, "lo primero que vería en los quioscos sería seguramente La revista del iglú o una publicación similar escrita por y para esquimales". No existe, desgraciadamente, un periódico así e, informativamente, nos encontramos casi con la "catástrofe periodística" que está en la base de la trama de la novela.
El público ignora, en efecto, que el mundo esquimal hierve, frío y hielo externo aparte. Repartido entre cuatro países, Rusia, los Estados Unidos, Canadá y Dinamarca, ha hecho su aparición política con estruendo y está decidido a hacer oír su voz, y lo está logrando con considerable éxito.
No hasta aquí, sin embargo, y esta nota trata, en cierto modo, de hacer de "revista del iglú" (1).
Lo del carácter ardiente del mundo esquimal tiene mucho más de verdad de lo que se piensa.
En el extremo oeste de su enorme país, en la punta extrema de Siberia, mantuvieron cuatro siglos de guerra, del siglo XII al XVI, con sus parientes remotos, los chukchis, que los vencieron y desalojaron, dejándoles sólo pequeños enclaves. Combatieron en la Edad Media contra los vikingos, en Terranova, y luego contra los indios algonquinos, en el Labrador, el río Coppermine y el delta del Mackenzie.
Sobre esto anota Knut Rasmussen que "invariablemente cargan con las culpas a sus adversarios. Asimismo, siempre que relatan sus luchas son los indios los que resultan vencidos. A este respecto, los hombres primitivos en nada se distinguen de los civilizados". ("De la Groenlandia al Pacífico", 1a. parte, Barcelona, 1930, Pág. 170).
Los esquimales de Siberia son muy pocos: 1118, de los que el 83,8 por ciento hablaba su idioma, el dialecto yupik del esquimal. Es algo característico de ellos la devoción a la golondrina, que protege a los cazadores y en invierno se vuelve lobo para ayudarlos a atrapar renos.
Son importantes, en cambio, en Alaska, donde constituyen algo menos del tercio de la nación (30.000 en total). Sufrieron gran discriminación del tipo clásico norteamericano: no podían comer en restaurantes ni entrar en hoteles y teatros. Ello terminó con la ley estatal de igualdad de derechos. Actualmente están integrados en el mismo sistema que los indios y con ellos forman la Federación de Nativos (fundada en 1966).
Pero la base de los grandes cambios actuales se da en Canadá y en Groenlandia, donde se concentra la gran mayoría de la nación, unos 50.000 en la primera y 55.000 en la segunda.
El nombre común de toda la nación esquimal es innuit (hombres, algo racista por demás). Los de Alaska, Canadá y Groenlandia hablan alguna de las 17 variedades del gran dialecto inupik, el más importante. En 1977 los cuatro se unieron en la Conferencia Circumpolar Innuit.
RECLAMOS DE AUTONOMÍA
La actividad política comenzó en Groenlandia hace casi un siglo, en 1900, pero limitándose a entonar los primeros cantos patrióticos esquimales y a profundizar el sentido de unión entre todos los grupos de la dispersa nación. Su país era colonia danesa desde 1721, tras un largo hiato desde los vikingos medievales. Era muy pobre y vivía de la venta de pieles, aceite y grasa a compañías ajenas a la comarca.
Esto comenzó a cambiar en 1950, las condiciones de vida mejoraron, y más aún con la anexión de Dinamarca, en 1963. Consiguientemente, los esquimales comenzaron a reclamar la autonomía. La obtuvieron en 1970 y tomaron nombre oficial en su idioma: Kalaallit Nunaat. Tienen dos bancas en el Parlamento danés en Copenhague. Su isla -la mayor del mundo- tiene 2.100.000 kilómetros cuadrados y 55.000 habitantes, de los que casi el 90 por ciento son esquimales. El 1º de febrero de 1985 abandonaron la Comunidad Europea por desacuerdos sobre derechos de pesca en sus aguas cuyo control querían y lograron mantener. Su economía depende de la exportación del langostino en un 80 por ciento y el resto del bacalao, salmón y otros peces; pero en regiones remotas (extremo norte y costa este) siguen viviendo de la caza de focas. Tienen su propio gobierno y Parlamento con poder en todo, excepto relaciones exteriores, defensa, justicia y policía.
Hay cinco partidos, todos nacionalistas esquimales, aunque ninguno pide la independencia: Siumut, socialdemócrata (11 bancas, el primer ministro y cuatro carteras), aliado con Inuit Ataqitigiit, socialista (5 bancas y dos carteras); Atassut, liberal (8 bancas); Akulliit, liberal (2 bancas), e Insittup, cuya principal plataforma es económica: privatización de la pesca (una banca).
A esta situación excepcional en América, si consideramos la isla como parte del continente, se sumará desde 1999 el Estado esquimal canadiense de Nunavut (Nuestra Tierra), que ocupará la mitad del actual Territorio del Noroeste y parte de Quebec, con 1.300.000 kilómetros cuadrados.
RADARES CONFLICTIVOS
Ha habido algún escándalo a raíz de la instalación de 58 estaciones de radar y comunicaciones en tierra esquimal por los Estados Unidos para observación de eventuales ataques misilísticos soviéticos y lanzamiento de un contraataque atómico. Al mismo tiempo, se desplazó a numerosos esquimales de sus residencias para poblar con ellos islas vacías en el extremo ártico hasta en los paralelos 72 y 75.
Todo ello provocó inquietud y molestia sumado a la derogación del status especial de indios y esquimales (1969). Hasta ese momento, no habían sido perturbados mayormente por la colonización blanca, pero ello cambió tanto por la presencia militar y sus efectos como por las explotaciones mineras (plomo, zinc y gas submarino).
Se organizaron en un cuerpo colegiado, Innuit Tapirisat. Reclamaron, con éxito, indemnizaciones. En el caso de Quebec, votaron siempre contra la soberanía (84 por ciento en 1980 y 95 por ciento en 1995) y en caso de que se concretare, decidieron pedir su unión con Nunavut (los indios tomaron la posición contraria). Sin embargo, el dirigente Pita Astami indicó: "Si Quebec viene a nosotros, se arrodilla y nos pregunta qué queremos... yo no cerraría esa puerta".
Se ha señalado que por contactos forzados conocen más de la alianza militar Ottawa-Washington -incluida la eventual guerra atómica- que la mayoría de los no indígenas de ambos países y que "para controlar sus destinos y evitar la completa erradicación de su pueblo y su cultura han desplegado una determinación e inteligencia que deberían avergonzar a los otros pueblos nativos".
LOGROS INUSUALES
Y es cierto que con la realidad de Kalaallit autónoma y de Nunavut Estado en menos de dos años, son el único pueblo aborigen de América entera que ha logrado un reconocimiento en el nivel político (2). Ello a partir de comienzos modestísimos, mucho más que en México, Guatemala o en la zona andina de América del Sur, y aun que los mapuches. ¿No abrirán con ello una puerta a planteos concretos de pueblos que recibieron a los blancos como embajadores de igual a igual? (3) Es para pensarlo.
(1) Hoy, ya no se usan. Los esquimales viven en casitas de tipo europeo.
(2) En los Estados Unidos se pensó en crear un Estado indio en Oklahoma, pero no se concretó.
(3) La recriminación indignada de Felipe II al virrey Toledo antes de desterrarlo de la corte, pese a su brillante gestión, que incluyó la captura y ejecución del último inca, Túpac Amaru, da una visión europea: "Yo os envié al Perú a servir a reyes y no a matar a reyes".


SANGRE VIKINGA EN LOS POBLADORES DE GROENLANDIA
Para los esquimales no existía ninguna diferencia entre Asia y América. El "encuentro de culturas" en su tierra no tenía sentido porque esquimales de uno y otro continente eran del mismo pequeño mundo, se hacían la guerra y comerciaban entre una y otra orilla del estrecho de Behring hablando el mismo idioma.
Fue distinto en el Oriente, en el Atlántico. Hace unos mil años, durante su viaje, el prestigioso comerciante Thorfinn Karlsefni, de Islandia, los describió en su visita a Vinlandia (Terranova): "Vieron muchas canoas, cuyos tripulantes blandían sus lanzas... produciendo un ritmo peculiar". En señal de paz les mostraron un escudo blanco. "Al verlo, se acercaron remando los salvajes, que eran hombres de tez cobriza, de mal aspecto y largas melenas; sus ojos eran grandes y sus facciones bastas." Intercambiaron hermosas pieles por telas rojas y los vikingos los llamaron "skrellings".
La opinión general es que eran esquimales y el mismo nombre se aplicó a los groenlandeses. Hay leyendas -o, más probablemente, historias- de combates de vikingos de Groenlandia con piratas, de destrucción de iglesias y toma de cautivos como esclavos. Una de las historias en especial indica que cinco mujeres, blancas salvadas de los piratas, se refugiaron entre los esquimales y se casaron con ellos. Existiría, en suma, una pequeña mezcla de sangre escandinava entre los esquimales de la gran isla, recuerdo lejano de la vieja presencia vikinga allí. Fue larga: en 1261 informaron al rey Haakon de Noruega que le pagarían impuestos; en 1378 murió su último obispo, y en la sugestiva fecha del 23 de octubre de 1492 el Papa envió uno nuevo. Justamente ese día -era martes- Colón decidió dejar las Bahamas rumbo a Cuba en su primer viaje.
LA DIOSA DEL MAR
La diosa del agua, muy importante para los esquimales, es conocida con muchos nombres, pero los más comunes son los de Sedna o Nuliayuk ("la mujer de allá abajo"). Se cuenta que era una muchacha a la que cortejaba un ave marina; ella escapó en una canoa llevada por su padre y hermanos hacia una isla, pero el pájaro conjuró una tormenta. Para prevenir un vuelco, sus deudos la arrojaron al agua. Ella salió a flote y tres veces fue rechazada por sus parientes, pero se transformó en diosa del mar, con poder sobre todos los animales de tierra y agua. Gracias a ella, los esquimales tienen comida, pieles para vestirse, para sus carpas y canoas, grasa, huesos y marfil. La mitología esquimal incluye historias sobre la creación; sobre duendes, gigantes, monstruos y fantasmas; sobre héroes de gesta; sobre crimen y venganza. .
Por Narciso Binayán Carmona

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