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sábado, 28 de diciembre de 2013

LA VIOLENCIA VUELVE A ADUEÑARSE DE IRAK Y TEMEN UNA GUERRA CIVIL

Las revueltas árabes / Crecen las divisiones sectarias

La violencia vuelve a adueñarse de Irak y temen una guerra civil

Los enfrentamientos entre chiitas y sunnitas dejaron casi 6600 muertos en lo que va del año, más del doble de los registrados en 2012; ayer hubo 31 muertos por una ola de atentados en varias ciudades

BAGDAD.- La violencia sectaria que sacude a Irak ya sumió al país en su año más sangriento desde 2008. La escalada de violencia es tal que, desde hace meses, prácticamente todos los días hay un atentado en algún lugar del país.
Ayer, por ejemplo, una serie de ataques en distintas ciudades dejó por lo menos 31 muertos y alimentó el temor a que se desate una nueva guerra civil entre sunnitas y chiitas.
El malestar que el gobierno chiita genera en la comunidad sunnita, el desbordamiento de la guerra civil en Siria y el fortalecimiento de Al-Qaeda en el país influyeron directamente en el aumento de la violencia, que dejó 6592 víctimas en lo que va del año. Un repunte notable respecto de las 3283 víctimas de 2012.
De nada sirvieron las medidas para frenar la violencia que trató de aplicar el gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki, incapaz hasta ahora de llenar el vacío de seguridad que dejó la retirada de las tropas estadounidenses a finales de 2011.
La invasión de Irak por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, en 2003, para desalojar a Saddam Hussein disparó la violencia en el país, que alcanzó un pico en 2006 y 2007 con las batallas entre sunnitas y chiitas.
Ayer, 31 civiles y miembros de las fuerzas de seguridad murieron en distintas ciudades en una serie de ataques contra mercados, paradas de ómnibus, destacamentos policiales y una patrulla anti-Al-Qaeda.
El ataque más violento ocurrió en Hillah (en la provincia de Babilonia), 95 kilómetros al sur de Bagdad, donde tres coches bomba estallaron en diferentes mercados y dejaron nueve muertos y 25 heridos.
También hubo ataques en la ciudad sureña de Najaf, en el pueblo de Suwayra (40 kilómetros al sur de Bagdad) y en Tarmiya y Samara, al norte de Bagdad.
La ola de atentados llegó un día después de la muerte de 33 personas en otros ataques y del hallazgo de 19 cadáveres en Bagdad.
 
La furia prevaleció ayer en el funeral de una familia sunnita en Basora. Foto: AP 
Durante el pico de enfrentamientos de 2006 y 2007, las milicias sunnitas y chiitas cometían secuestros y asesinatos y dejaban decenas de cadáveres tirados en las calles, muchos de ellos atados, con los ojos vendados y signos de tortura. Aunque las cifras mensuales de muertos aún son bastante menores a las de ese período de virtual guerra civil, un aumento de ataques registrados en los últimos siete meses genera temores de una recaída en la violencia generalizada.
De hecho, octubre fue el mes más sangriento desde abril de 2008, con 964 muertes. El aumento de los atentados coincide con el creciente descontento de la minoría sunnita, que representa el 20% de la población y se queja de ser perseguida, vivir en condiciones inferiores que los chiitas y no poder conseguir trabajo. Las protestas de esta comunidad fueron, además, duramente reprimidas por el gobierno.
Los sunnitas se sintieron marginados tras el ascenso al poder de la mayoría chiita (el 70% de la población), luego del desalojo de Saddam.
Pero los expertos coinciden en que el descontento de los sunnitas aumentó este año por la debilidad del gobierno del polémico Al-Maliki y por su intimidación hacia sus adversarios políticos, representantes kurdos y chiitas. La ONU y numerosos diplomáticos le pidieron Al-Maliki que adopte reformas para evitar una mayor marginación de esta comunidad.
La inestabilidad política, sumada a la corrupción y a la falta de servicios públicos, alienó aun más a los sunnitas y creó una atmósfera que favorece su reclutamiento por parte de los extremistas. Es que detrás de la ola de ataques está la filial iraquí de Al-Qaeda, formada por extremistas sunnitas y hermanados ahora con el grupo Al-Nusra en la vecina Siria, en guerra desde 2011.
Según dijo anteayer el representante especial de la ONU para Irak, Nickolay Mladenov, el estancamiento político de Irak es explotado por terroristas y grupos armados que incitan a odios sectarios, impulsados además por el conflicto en Siria, que desestabiliza a la región entera.
"Esto está permitiendo que grupos como Al-Qaeda forjen vínculos con facciones similares a través de la frontera. Hoy más que nunca, los retos de Irak no pueden verse aislados del contexto más amplio de la región", dijo Mladenov.
Pero más allá del fortalecimiento de Al-Qaeda, mientras la guerra en Siria se intensifica, los sunnitas iraquíes experimentan una creciente solidaridad con los rebeldes y se oponen al eje chiita de Damasco, Teherán y Bagdad.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó recientemente su preocupación por el deterioro de la seguridad en Irak y apeló a los dirigentes políticos a que actúen para contener la violencia.
Agencias Reuters, AP, EFE y AFP.

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