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lunes, 5 de enero de 2015

GRUPO DE LOS 8. L´AQUILA. ITALIA 11.07.09.




La cumbre del G-8 / El futuro de la economía mundial

Inquietud en las potencias por Grecia y por la crisis del euro

Ambos temas, junto con la sucesión de Strauss-Kahn, monopolizaron el encuentro
Por   | LA NACION
PARIS.- El presidente francés, Nicolas Sarkozy, concibió la cumbre del G-8 en Deauville como la bisagra que debía abrir las puertas de un nuevo mundo político y tecnológico.
Pero las siete horas de negociaciones y la cena que clausuró la primera jornada de la conferencia fueron monopolizadas por la angustiante situación de Grecia, la crisis del euro, las amenazas que pesan sobre la economía mundial y la sucesión de Dominique Strauss-Kahn al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Internet y la primavera árabe quedaron casi eclipsados por la economía mundial", constató un diplomático europeo al final de la primera jornada de cumbre en la exclusiva estación balnearia francesa en las costas de Normandía.
Era casi inevitable. Consagrado en parte a ayudar a los países que acaban de hacer su revolución democrática, este G-8 se abrió bajo los nubarrones de un euro debilitado por la crisis de la deuda soberana de varios países europeos, así como por los enormes déficits de Estados Unidos.
De nada sirvieron los esfuerzos de Sarkozy, decidido a defender con nuevas iniciativas el sitio ocupado por ese exclusivo club de países ricos, ahora jaqueado por el nuevo protagonismo de los grandes emergentes: los debates de la primera jornada giraron, directa o indirectamente, en torno a la economía.
El primer tema omnipresente -que, sin embargo, no figura en la agenda oficial- fue la sucesión de Dominique Strauss-Kahn al frente del Fondo Monetario Internacional (ver aparte).
La ministra de Economía francesa, Christine Lagarde, apoyada por los países europeos, se perfila por el momento como la candidata con más posibilidades. "Todos coinciden en que es una mujer de grandes cualidades. Pero [...] el G-8 no puede sustituir al directorio del FMI", dijo Sarkozy en una conferencia de prensa.
El mensaje estaba destinado a calmar la irritación de los países emergentes, ausentes de la cumbre, que presionan para que deje de ser un europeo que asuma la dirección del Fondo, como sucede desde su creación en 1945.
Las cifras también monopolizaron el capítulo de la cumbre destinado a la ayuda a los países de la primavera árabe. Invitados de honor de la reunión, Túnez y Egipto se ven azotados por el derrumbe de sus industrias turísticas desde que se produjeron los violentos cambios de régimen. El Cairo solicitó al G-8 entre 10 y 12.000 millones de dólares en el próximo año y medio, mientras que Túnez pidió 25.000 millones en cinco años.
Los occidentales se declararon dispuestos a hacer un verdadero esfuerzo financiero. Se espera que el FMI desembolse unos 35.000 millones de dólares en préstamos y el Banco Mundial otros 6000 millones. Por su parte el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) debería orientar parte de su acción hacia las costas mediterráneas. En ese marco, hoy será oficializado un acuerdo de asociación entre el G-8 y ambos países.
La crisis de la deuda griega, la debilidad del euro y los enormes déficits de Estados Unidos se invitaron a su vez al almuerzo que abrió oficialmente los debates de la cumbre.
La canciller alemana, Angela Merkel, apeló a los líderes de los países más industrializados a examinar sus déficits y el elevado endeudamiento de sus propios países. "La estrategia alemana de incluir en la Constitución límites para la deuda pública y los déficits es la vía correcta", declaró.
La reducción de la deuda es necesaria "no sólo para nosotros, sino para las generaciones futuras; es preciso no olvidarlo", insistió Merkel.
La firme posición de la canciller alemana contrasta con la actual batalla de la administración estadounidense, que intenta elevar el límite de la deuda de 14,3 billones de dólares fijado por el Congreso a fin de evitar un default que, según el secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, causaría "un daño irrevocable" a la economía.
El G-8 también urgió a Grecia a resolver su problema de deuda soberana, mientras que la delegación de Estados Unidos manifestó su preocupación ante el debilitamiento del euro, que -insistieron sus representantes- amenaza la economía mundial.
En todo caso, la buena voluntad expresada para ayudar a los países árabes en vías de democratización representa sin duda un aliento para Sarkozy en un G-8 en el que sus integrantes tienen serias dificultades para llegar a un acuerdo sobre otros temas urgentes. ¿Qué posición adoptar ante la represión siria? ¿Qué hacer con la guerra en Libia? ¿Qué política nuclear escoger después del desastre de Fukushima en Japón?
Sobre este último punto, los miembros del G-8, cuyos recursos energéticos reposan básicamente en el átomo, se comprometieron ayer a reforzar la seguridad de sus centrales nucleares y manifestaron su solidaridad con Japón, que anunció la organización de una cumbre sobre seguridad nuclear a fines de 2012..



Cumbre en L´Aquila / Declaración final, luego de tres días

Plan del G-8 por la crisis alimentaria

Las naciones desarrolladas destinarán 20.000 millones de dólares para impulsar la producción y combatir el hambre en los países pobres
L´AQUILA, Italia.- En la última jornada de una cumbre que duró tres días y en la que se abordaron temas tales como la crisis económica y el calentamiento global, los líderes de los ocho países más industrializados (G-8) acordaron ayer destinar 20.000 millones de dólares a los países pobres para apoyar la producción de alimentos, lo que significa un nuevo enfoque en la lucha contra el hambre, que hasta ahora tuvo como única herramienta la ayuda directa.
Los países más poderosos desembolsarán los fondos en un lapso de tres años, según el documento final firmado por los 27 gobernantes que participaron de la cumbre del G-8, a la que se sumaron 19 países y varias organizaciones internacionales.
"Existe una necesidad urgente de una acción decisiva para liberar a la humanidad del hambre y la pobreza. Apuntaremos a incrementar sustancialmente la ayuda a la agricultura y la seguridad alimentaria", dijeron los miembros del G-8 en la declaración. "El número de las personas que sufren hambre y viven en la pobreza son hoy más de 1000 millones", agregaron, en concordancia con las últimas cifras de la ONU, que detallan un escalofriante aumento durante el último año de 100 millones de personas más con hambre en el mundo.
El anuncio inicial era de 15.000 millones de dólares, acompañado por un llamado a otros países y al sector privado para incrementarlo, que tuvo un efecto inmediato. Poco después, el premier italiano, Silvio Berlusconi, anfitrión de la cumbre en la ciudad de L´Aquila, que en abril pasado sufrió un trágico terremoto que mató a más de 300 personas, anunció que el monto total se había elevado a 20.000 millones.
Estados Unidos aportará unos 3500 millones de dólares; Japón y la Unión Europea (UE) prometieron también de 3000 a 3500 millones cada uno.
"Pensamos que la ayuda debe focalizarse en crear las condiciones para que ya no haga falta ayudar a personas que consiguieron sustentar sus propias vidas, alimentar a sus familias y elevar sus niveles de vida", dijo el presidente Barack Obama, que ayer emprendió su primer viaje a Africa, principal destinatario del paquete de ayuda.

Reacciones dispares

La ONU saludó la iniciativa, pero organizaciones de lucha contra la pobreza lo cuestionaron. "Es un cambio total, bienvenido y alentador", dijo el director de la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf. Hizo alusión, así, al giro que implica facilitar a los campesinos pobres las herramientas para producir más alimentos, en lugar de centrarse en la ayuda directa. Pero la organización humanitaria Oxfam consideró los fondos insuficientes. "Teniendo en cuenta las dramáticas dimensiones de la crisis de hambre serían necesarios, por lo menos 25.000 millones de dólares anuales adicionales", señaló. Por su parte, el jefe de la organización Acción Global contra la Pobreza, Kumi Naidoo, fue aún más crítico y acusó a los países del G-8 de "racismo subliminal".
"Existe una enorme diferencia entre lo que dicen y lo que hacen", añadió Naidoo.
El plan se acordó en la jornada de clausura de la cumbre que reunió a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Italia, Canadá y Rusia. La cumbre se amplió anteayer para incluir a Brasil, China, la India, México y Sudáfrica (G-5), y ayer, a países de Africa.
En materia climática, los líderes acordaron limitar el aumento de la temperatura promedio a 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, pero no hubo acuerdo sobre la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar ese objetivo.
A su vez, el G-8 también coincidió en que aún continúan existiendo "riesgos significativos" en la economía mundial, por lo que se mantendrán el gasto y la expansión monetaria para estimular el crecimiento hasta que la "recuperación esté asegurada".
Al respecto, Obama declaró ayer que el mundo parece haber evitado el colapso económico total, pero agregó que la "plena recuperación todavía está lejos". El mandatario estadounidense se mostró también favorable a reducir el número de cumbres internacionales. .
Agencias AP, AFP, ANSA y Reuters

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