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viernes, 16 de enero de 2015

CHILE. JURA DE BACHELET. 11.03.06


Histórico cambio de mando en el país trasandino: asume una mujer la presidencia de Chile

La jura de Bachelet, una "cumbre" regional

La ceremonia de asunción, que se hará hoy en Valparaíso, se convirtió en caja de resonancia de varios conflictos en América latina
SANTIAGO, Chile.- Hoy es el día. Michelle Bachelet, médica pediatra divorciada, madre de tres hijos, militante socialista y la primera mujer que llega a la presidencia por los votos en América del Sur, se hará cargo por fin de la primera magistratura de Chile, en una histórica ceremonia que tendrá lugar en Valparaíso (a 120 kilómetros de la capital), con la que concluirá la transición que se abrió tras la dictadura de Pinochet para instaurar en este país una democracia completa.
Tal es el interés que despertó el traspaso de mando, en el que participarán delegaciones de 120 países, 30 mandatarios extranjeros, 1200 periodistas de medios nacionales e internacionales, que importantes líderes regionales y de todo el mundo comenzaron a llegar ayer en gran número a esta capital para conversar con el presidente saliente, Ricardo Lagos, que los recibió en el Palacio de La Moneda, la casa de gobierno, y con Bachelet, la mandataria electa, que los esperaba en la Academia Diplomática Andrés Bello, a unas pocas cuadras de allí. Para los actos programados para hoy se desplegará un operativo de seguridad de 3000 efectivos en Santiago y Valparaíso.
Con la llegada del mandatario boliviano Evo Morales, del paraguayo Nicanor Duarte, del argentino Néstor Kirchner, del uruguayo Tabaré Vázquez y con el arribo previsto para hoy del venezolano Hugo Chávez, del peruano Alejandro Toledo y de la secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice, cuyo horario concreto de llegada no se informó por razones de seguridad, el acontecimiento chileno también se transformó en una caja de resonancia de los conflictos regionales.
En realidad, Morales captó buena parte de la atención. Por ser el primer mandatario de su país en asistir a una transmisión del mando aquí, por visitar un país con el que Bolivia no mantiene relaciones diplomáticas desde 1978 y al que le reclama constantemente por la salida al mar perdida en 1904 y, por otro, porque realizó una serie de actos políticos paralelos, lo que le valió críticas periodísticas por un supuesto interés de "opacar" la asunción de Bachelet.
Tras abrazarse con Lagos, Morales -que recibió aplausos espontáneos de la gente congregada en la plaza al ingresar a La Moneda, pero que también fue recibido con una bandera que le pedía que no apoyara a Ollanta Humala, un candidato peruano nacionalista y crítico de Chile- se dirigió en un lujoso automóvil blanco a la Academia Andrés Bello donde conversó con Bachelet. A la salida, ambos se dirigieron brevemente a la prensa. La presidenta electa se congratuló porque dos presidentes representantes de dos minorías (las mujeres, en el caso de Bachelet, y los aborígenes aymaras, en el caso de Morales) se saludaran.
Con voz queda, Morales dijo que su visita correspondía a una reciprocidad del gesto de Lagos, que se transformó en el primer presidente chileno que visitó Bolivia durante el cambio de gobierno a fines de enero, y abogó por una mejora de las relaciones bilaterales, afectadas por el histórico reclamo boliviano de salida al mar. Además, le regaló un charango a Bachelet, que lo recibió con una sonrisa y simuló tocarlo, para cumplir otro compromiso que habría tomado durante la visita de Lagos a Bolivia.
Pero éste no es el único conflicto regional que adquirió protagonismo en esta ciudad. También Perú discrepa de Chile en cuanto a la delimitación de sus respectivas plataformas submarinas; las relaciones entre los miembros del Mercosur distan mucho de ser las ideales; Chile aún sufre la restricciones a la importación de gas, establecidas por el gobierno argentino, y Estados Unidos le reprocha a Bolivia su plan de "narcotráfico cero" sin erradicación total de cultivos de coca.
Las relaciones entre Chile y Venezuela tampoco son las mejores, ya que Chávez había apoyado el reclamo de salida al mar de Morales, actitud que no cayó bien en La Moneda, aunque Lagos llamó a "no demonizar" al líder venezolano.
Algunos de estos temas comenzaron a ser abordados ayer por los mandatarios en reuniones bilaterales, y se especulaba con que se realizarían otras hoy, informales, en las cercanías de Valparaíso, tras el traspaso de mando. Por lo pronto, Rice confirmó en Washington que verá a Morales en esta ciudad, pero descartó la posibilidad de encontrarse con Chávez.
Hoy también llegará e Chile el flamante presidente de Haití, René Préval. Su encuentro con los líderes de la región reviste interés para él por cuanto varios países latinoamericanos integran la fuerza multinacional de paz emplazada en el país caribeño.

Jornada agitada

De buen humor, en su último día completo como presidente, Lagos comentó al llegar a La Moneda que eran muchas las delegaciones, y agregó: "De aquí no paro hasta la noche".
Poco después del mediodía, recibió en la casa de gobierno a Duarte, de Paraguay; luego, a la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark; al príncipe de Asturias, Felipe de Borbón; a Morales; al presidente del Parlamento de Austria, Andreas Khol; al secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias; al presidente de Guatemala, Oscar Berger; al sudafricano Thabo Mbeki, y, por último, a Kirchner. Bachelet tuvo una agenda similar con 23 reuniones en la Academia Andrés Bello.
La mandataria electa llega al gobierno investida de gran legitimidad entre la gente, para quien representa la continuidad de un presidente exitoso como Lagos, con la añadidura de que podría instaurar una política de paridad de géneros que ya se reflejó en las designaciones de su gabinete de 20 miembros: la mitad de los ministros son mujeres.
Hija de un general asesinado tras el golpe de Pinochet, presa política durante la dictadura y exiliada en parte de ese período, la mandataria enfrentará el desafío de combatir la pobreza que afecta al 18% de los 15 millones de chilenos y el desempleo, que aqueja al 7% de la población. También deberá resolver la acentuada desigualdad en la distribución del ingreso, que hace de Chile uno de los países más inequitativos del mundo, aun cuando florece económicamente. .
Por Leandro Uría Enviado especial

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