Michelle Bachelet arrasó en las urnas y vuelve a la presidencia de Chile
Fuerte abstención: de los 13,5 millones de chilenos con derecho a voto, sólo lo hicieron 5,2, un 40%o. Superó por más de 20% a la oficialista Evelyn Matthei. Piñera llamó por teléfono a la ganadora...
Carisma y convicción. Bachelet venció con un 62% de votos y volverá al palacio La Moneda el 11 de marzo.
La socialista Michelle Bachelet arrasó ayer
en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, y
regresará al poder con una ambiciosa agenda de reformas sociales para
acortar la brecha entre ricos y pobres en el mayor exportador de cobre
del mundo. Bachelet, que gobernó Chile entre 2006 y 2010, venció con un
62,15 por ciento de los votos con el 100 por ciento de los sufragios
válidos escrutados, el mayor porcentaje logrado por un candidato desde
el retorno a la democracia en 1990. "Estoy contenta con el resultado y
con la victoria y voy a ser la presidenta de todos los chilenos y
chilenas", dijo la médica de 62 años en una conversación telefónica con
el saliente presidente conservador, Sebastián Piñera, transmitida en
directo por la televisión estatal. Piñera llamó anoche telefónicamente a
la líder opositora para felicitarla por su triunfo. "Tómese un
descanso", aconsejó además Piñera a Bachelet. "Quiero desearle todo la
suerte", agregó el mandatario chileno a su ex amiga y vecina en el
turístico lago Caburgua, al sur de Chile. Bachelet lo invitó a desayunar
hoy en su casa.
Su triunfo fue tan rotundo que su rival derechista
Evelyn Matthei reconoció su derrota cuando aún no se computaban ni la
mitad de los votos. Matthei obtuvo un 37,84 por ciento en una votación
con un fuerte nivel de ausentismo, dijo el Servicio Electoral. Fue la
peor elección de la derecha en unas dos décadas.
Sin mayoría en el Congreso. Los
seguidores de Bachelet agitaban anoche banderas y hacían sonar las
bocinas de sus coches afuera del palacio presidencial de La Moneda. Pero
pese al fuerte respaldo del electorado, Bachelet no tendrá en el
Congreso la sólida mayoría necesaria para llevar adelante algunos de los
cambios prometidos y tendrá que demostrar cintura para tejer alianzas
con la oposición. Su victoria no representa un giro radical hacia la
izquierda ni tampoco un cambio en el rumbo de la sexta mayor economía de
América latina. Su coalición, que abarca desde comunistas hasta
demócrata cristianos, gobernó Chile durante 20 años tras el final de la
dictadura de Augusto Pinochet en 1990. Bachelet, que asumirá la
presidencia el 11 de marzo próximo, es la primera mandataria en gobernar
por segunda vez en Chile desde el fin de la dictadura. En la región, se
sumará a otras mujeres líderes como la presidenta brasileña Dilma
Rousseff y la argentina Cristina Fernández.
Marcado ausentismo. La fuerte
abstención electoral no pareció en tanto haber sido un obstáculo para la
líder socialista, a pesar de que le jugó una mala pasada en la vuelta
inicial el mes pasado de las primeras elecciones con voto voluntario.
Entonces la socialista había obtenido un 46,7 por ciento y Matthei un
25,03 por ciento. De los 13, 5 millones de ciudadanos con derecho a
voto, sólo votaron 5,2, un 40 por ciento. De hecho, durante todo el día
en los colegios electorales se repitieron las escenas de vocales
aburridos, salas vacías y de aplausos espontáneos a quienes sí se
animaron a ejercer su derecho al voto. Muchos analistas estimaron que
parte de la apatía electoral se dio porque la victoria de Bachelet
estaba cantada.
En estos comicios, la líder de centroizquierda logró
capitalizar el descontento con las políticas sociales del presidente
Piñera, un multimillonario conservador. La presidenta electa ha
prometido revolucionar la educación pública en esta nación de 16,6
millones de habitantes, una mejora que financiará aumentando los
impuestos a las empresas.
"Me parece excelente, porque este (el triunfo) es un
pequeño paso en los cambios que se van a venir en Chile. No sé si pueda
hacerlo todo, porque es demasiado, pero va a hacer gran parte de eso",
dijo Beatriz Jorquera, una estudiante que festejaba en el centro de
capital con una bandera chilena en su mano.
Honrar compromisos. Durante su
campaña, Bachelet se comprometió a lanzar un paquete de 50 medidas en
sus primeros 100 días de gobierno, con un marcado enfoque en mejorar la
educación pública. Soltera y madre de tres hijos, prometió una reforma
fiscal para recaudar 8.200 millones de dólares adicionales con un alza
de los impuestos corporativos y el fin de beneficios a empresas. Parte
del dinero será usado también para mejorar la salud pública y las
pensiones.
Su propuesta es aplaudida por muchos chilenos, que
dicen no sentirse beneficiados por las riquezas minerales del país. Y
tampoco encontró resistencia entre los empresarios que deberán abrir la
billetera. "No existe preocupación respecto a la inversión privada en
relación de quién será el nuevo presidente del país", dijo ayer el
millonario Andrónico Luksic.
Pero su tarea no será fácil. A pesar de que la
victoria de Bachelet en puntos porcentuales fue un récord, en términos
absolutos menos ciudadanos chilenos la votaron para esta segunda vuelta
electoral que en 2005, en parte porque ahora el voto no es obligatorio.
Aunque tiene suficiente apoyo para subir los
impuestos y mejorar la educación, difícilmente conseguirá los votos que
necesita en el Congreso para reformar la Constitución heredada de la
dictadura. Bachelet quiere cambiar las reglas del sistema electoral que
limita la construcción de mayorías parlamentarias para gobernar. "Las
expectativas están muy altas y Bachelet va a tener que hacerse cargo muy
rápido de bajar esas expectativas", advirtió Patricio Navia, analista
político y profesor de la Universidad de Nueva York.
Comunistas aún no deciden. Mientras,
el Partido Comunista, integrante de la coalición que llevó por segunda
vez a la presidencia a Bachelet, decidirá en los próximo días si formará
parte del gobierno de centroizquierda. "Tomaremos una decisión el 21 de
diciembre", dijo anoche Guillermo Teiller, presidente de los comunistas
chilenos, luego del categórico triunfo.
Los comunistas, que lograron doblar su representación
parlamentaria, de tres a seis diputados, en los comicios del 17 de
noviembre pasado, forman parte de la Nueva Mayoría, la coalición que
llevó a su segundo mandato a Michelle Bachelet. Además de los
comunistas, la agrupación la integran también demócratas cristianos,
socialistas, socialdemócratas e independientes de izquierda, entre
otros.
“Otro Pinochet”
El multimillonario
chileno-alemán Sven von Appen dijo ayer que si Bachelet hace un mal
gobierno, los empresarios deberán buscar a otro Augusto Pinochet, en
alusión al dictador que gobernó entre 1973 y 1990. “Bachelet no hizo
mucho en su gobierno comparado con los que estuvieron antes que ella,
especialmente Pinochet. Si pasa eso, buscamos otro Pinochet”, dijo.
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