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viernes, 5 de junio de 2015

CHINA 2013 China lanza una de sus mayores reformas sociales y económicas en años




La potencia se renueva / Un plan ambicioso

China lanza una de sus mayores reformas sociales y económicas en años

Pekín decidió suavizar la política del hijo único, eliminar los trabajos forzados y promover la competencia; es uno de los cambios más audaces desde su apertura a fines de los 70

PEKÍN.- Tres días después del plenario a puerta cerrada de los máximos dirigentes del país, China anunció finalmente ayer una de las reformas más audaces desde su apertura al mundo hace tres décadas, que la convirtió en una de las mayores potencias del mundo. Los cambios involucran temas sociales y económicos; el régimen, sin embargo, evitó reformas en el sistema político, también cada vez más cuestionado.
Las modificaciones prometidas en el informe emitido tras la conferencia del Comité Central del Partido Comunista (PCC) apuntan a suavizar un régimen muy criticado por su indiferencia a los derechos humanos. También aspiran a reemplazar parcialmente el exitoso modelo económico basado en exportaciones, que dio lugar a un asombroso crecimiento, pero que ya da señales de agotamiento.
Las reformas sociales no tienen igual en la historia reciente china y son las más importantes desde que el país inició su apertura económica , a fines de los 70.
Se trata de la flexibilización de la política del hijo único, la suavización de la pena de muerte y la abolición de los campos de trabajos forzados, dos de las normas más cruelmente represivas del régimen comunista instaurado en 1950 por el líder revolucionario Mao Tse-tung.
La política de hijo único rige la vida familiar desde fines de los años 70, cuando fue impuesta como intento de moderar el crecimiento demográfico de un país que hoy tiene 1400 millones de habitantes. Cualquier pareja que viole esa norma debe pagar fuertes multas. Pero según uno de los puntos más destacados de la reforma, una vez que ella entre en vigor, los matrimonios podrán tener dos hijos si uno de los padres es hijo único.
Si bien se estima que estos cambios no tendrán un impacto demográfico sustancial, podrían allanar el camino para la abolición total de la norma. "La importancia demográfica es mínima, pero el significado político es sustancial. Éste es uno de los cambios políticos más urgentes que hemos estado esperando por años", dijo el especialista en demografía china Wang Feng.
En línea con esta sorprendente desactivación de instituciones anacrónicas, el PCC decidió abolir el severamente cuestionado sistema de campos de trabajos forzados, una dudosa reliquia de la era Mao.
Diseñados para confinar a los primeros críticos del partido a fin de "reeducarlos a través del trabajo", los campos son usados ahora por los burócratas locales contra las personas que desafían su autoridad en asuntos como el uso de la tierra o la corrupción. Hay unos 350 campos de trabajos forzados con unos 310.000 prisioneros en todo el territorio chino.
En cuanto a la economía, el objetivo es "reforzar el papel del mercado" y permitir un protagonismo central del consumo y los servicios.
Para eso el PCC quiere abrir los grupos estatales para que estén controlados a la vez por capitales privados y públicos. En lo inmediato, sin embargo, la medida más espectacular es la reducción del margen de maniobra de los grupos públicos, que cuentan con una posición de monopolio en diversos sectores.
Las empresas públicas deberán pagarle al gobierno el 30% de sus beneficios, frente al rango actual de 5 al 15%. El excedente será transferido a los fondos de seguridad social, que están faltos de dinero, al tiempo que obligará a las empresas a gestionar mejor sus inversiones y a una mayor competitividad.
La medida concierne a 113 empresas públicas de diversos sectores, desde la energía hasta las finanzas pasando por los transportes, y situadas bajo el control directo del gobierno.
No menos importante, y en relación con el estímulo a la producción y al consumo, los agricultores recibirán derechos para "poseer, utilizar y transferir las tierras que cultivan, y podrán emplear sus derechos de propiedad como garantía" para efectuar operaciones financieras. Hasta ahora todas las tierras cultivables son propiedad del Estado, que cede su usufructo a los campesinos.
Los planes, más ambiciosos de lo que se pensaba, disiparon el temor de que el presidente reformista, Xi Jinping, llegado al poder hace un año, necesite más tiempo para enfrentar a los intereses creados por la vasta burocracia gubernamental. Toda reforma del sector público se verá de hecho complicada por la resistencia de los grupos estatales, que prosperaron gracias a la falta de competidores y a sus estrechas relaciones con las autoridades.
Como era de esperar, los cambios ni siquiera rozarán el control del PCC sobre la política del país, que incluso se reforzó últimamente con nuevos controles sobre los medios e Internet. Para los chinos, una cosa es la apertura y otra, la renuncia..
Agencias AFP, ANSA, AP y Reuters
Del editor: cómo sigue.
Con el boom económico, comenzaron a aparecer las protestas sociales, que hoy son más frecuentes. La reforma apunta, entre otras cosas, a desactivarlas.
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El perfil

Xi o el arte de amasar y ejercer poder sobre un grupo hermético

Por   | The New York Times
 
PEKÍN.- El presidente chino, Xi Jinping, confesó haber visto El padrino , y esta semana demostró ser un estudiante avezado de uno de los temas de la película: el arte de amasar y ejercer poder sobre un pequeño y hermético círculo de hombres.
De su reunión de cuatro días con el Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi emergió fortalecido. Consiguió apoyo para la creación de una nueva comisión de seguridad nacional que seguramente ampliará su influencia, así como para un grupo de liderazgo sobre cuestiones de la reforma que le daría más autonomía en cuestiones de política económica.
Un año después de haber accedido a la jefatura del PCCh, Xi da la imagen de un presidente enérgico, incluso imperial, con una clara preeminencia sobre sus otros seis colegas del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh.
Por el contrario, su predecesor inmediato, Hu Jintao, hizo un credo de fungir como anodino ejecutor de los consensos de la élite.
Xiao Gongqin, uno de los más prominentes impulsores del "neo-autoritarismo", piensa que Xi es muy bueno para China: una nueva encarnación de su idea de un líder ideal, Deng Xiaoping.
Xiao enseña historia en la Universidad Normal de Shanghai y se hizo famoso y controvertido a fines de la década de 1980, cuando postuló que China necesitaba de un caudillo pro mercado que extinguiera a la oposición política y guiara al país hacia la modernidad económica.
Xi absorbió esa idea "neoautoritaria" imitando a Deng, el patriarca del PCCh que supervisó las reformas económicas de la década de 1980, dijo Xiao en una entrevista telefónica. "Ahora lo esencial es acumular poder -agregó-. En estos tiempos hace falta un hombre fuerte, un líder poderoso."
Pero a los partidarios de la liberalización política, esa potencial acumulación de poder es peligrosa, lo mismo que la conformación de un nuevo y poderoso comité de seguridad. Rong Jian, un abierto opositor al neoautoritarismo desde la década de 1980, dice estar alarmado por los resultados de la reunión del Comité Central.
"Quiere ser Putin", dijo Rong, comentarista político. Según él, Xi tiene, en términos potenciales, mucho más poder de decisión sobre la economía nacional del que tenía Deng.
"Los recursos actuales son enormes, solo equiparables a los de Estados Unidos", señaló. "Si los gestionan bien, el cambio puede ser enorme. Caso contrario, el daño también puede ser inmenso", advirtió.
El estilo de liderazgo de Xi refleja sus orígenes, y también parece reflejar cierto consenso entre muchos altos funcionarios de que se necesita un líder más ágil y enérgico para hacer frente a la reestructuración económica, las presiones de la política exterior, y los desafíos que enfrenta un gobierno de partido único, según los analistas de la política china. Xi dijo varias veces que se necesita con urgencia un cambio.
El mandatario es como una matrioshka , una muñeca rusa de muchas capas sucesivas, que se fueron depositando sobre su persona política en distintas etapas de su vida: bajo el gobierno de Mao, luego de Deng, y más tarde de sus sucesores.
Aunque Xi y su familia padecieron bajo el gobierno de Mao -que expulsó al padre de Xi de la élite partidaria-, él siempre se mostró muy respetuoso con el líder de la Revolución Cultural.
"Creo que Xi dejó en claro que se propone recuperar algo de la mitología de un partido disciplinado que trabaja a favor del pueblo", dijo Joseph Fewsmith, profesor de la Universidad de Boston y especialista en la élite china. Pero Xi aspira a lograr, al igual que Deng, una fusión similar de control unipartidario y dinamismo capitalista, según varios expertos.
Muchos economistas y analistas políticos dicen que Hu, predecesor inmediato de Xi, no logró concitar autoridad, tal vez porque los altos niveles del PCCh estaban atestados de funcionarios que lo despreciaban. Nadie sabe si Xi podrá evitar hacer un mal uso de sus poderes ampliados o despilfarrarlos en promesas rotas que sólo engendrarán más descontento social.
Traducción de Jaime Arrambide.
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El escneario

Un proyecto épico, pero, a la vez, ambiguo

Por   | Agencia Reuters
NUEVA YORK.- El largamente esperado anteproyecto de la reforma china es épico, ambiguo, detallado y vago a la vez: un documento que cubre todos los aspectos, desde la flexibilización de la impopular política del hijo único hasta la apertura del sector financiero.
El debut ideológico del jefe del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, un año después de llegar al poder, tiene un poco de todo y para casi todo el mundo. Los inversionistas se van con la promesa de acelerar la liberalización de las cuentas de capital. Para los defensores de los derechos humanos, hay un compromiso de abolir los campos de trabajo forzado y aplicar con más restricciones la pena de muerte; para los habitantes de zonas rurales, una mayor libertad migratoria y de transferencia de los derechos sobre la tierra.
En lo financiero, se autorizará la operatoria de instituciones financieras privadas, se abrirán a la inversión extranjera algunos negocios del sector servicios, y la nueva zona de libre comercio de Shanghai tal vez sea copiada. Hay renovadas promesas de amor para Hong-Kong, Macao y Taiwan. Y el partido aspira a que el capital privado ayude a hacer más eficientes a las empresas estatales.
Igual, los inversores no tienen mucho de dónde agarrarse. En lugar de objetivos firmes, hay innumerables votos de "profundizar", "fortalecer" y "perfeccionar". Los políticos chinos siguen apegados a su hábito de no dar detalles.
Para los optimistas, el proyecto es motivo de esperanza. Parecería que Xi emergió de su primer año de gobierno con suficiente poder como para proponer reformas que sus antecesores no pudieron. Pero los pesimistas también tienen motivos para seguir siendo escépticos: todo el proyecto huele a cautela y centralización. Marx, el leninismo y Mao aún son piedras angulares del PCCh, que deja entrever que la reforma llegará, pero al estilo chino. El gran interrogante es si las contradicciones que eso implica pueden resistir otra década..
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EL TRABAJO FORZADO, LA PEOR CARA DEL RÉGIMEN
 

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