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sábado, 27 de junio de 2015

EE.UU. OBAMA - BRASIL 2011 Las bases de una renovada relación

El análisis

Las bases de una renovada relación

RIO DE JANEIRO (De nuestro corresponsal).- Con la ofensiva en Libia como inesperado telón de fondo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no bailó en Brasil la música que pretendían sus anfitriones, que tenían enormes expectativas con esta visita.
Sin embargo, a pesar de que no todos los deseos brasileños se concretaron, el viaje del mandatario y sus contundentes declaraciones ratificaron el inicio de una nueva etapa en las relaciones bilaterales y confirmaron el liderazgo global de Brasil.
El Palacio de Itamaraty, la cancillería brasileña, había trabajado de forma incansable para buscar que Obama expresara en público su apoyo a que Brasil ocupe eventualmente un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Sin embargo, la tibia declaración conjunta que emitieron sobre el tema ambos mandatarios apenas destacó que Washington "aprecia" el interés brasileño en formar parte de ese selecto grupo.
Si bien desde el gobierno brasileño intentaron minimizar el hecho, un diplomático de Itamaraty confesó a La Nacion: "Hay cierta frustración porque el lenguaje del texto no fue tan contundente como esperábamos". De hecho, Brasil apostaba a un respaldo más explícito, como el que le dio a la India en noviembre pasado, cuando visitó Nueva Delhi.
De cualquier forma, en los varios discursos que dio en Brasilia y en Río de Janeiro, Obama reconoció de manera inequívoca el nuevo papel de Brasil a nivel mundial.
"Brasil es un líder global, que pasó de receptor de ayuda internacional a ser donante, señalando el camino para un mundo sin armas nucleares y en el liderazgo de los esfuerzos mundiales para enfrentar el calentamiento global", fue una de las tantas frases con las que celebró "el sorprendente crecimiento" brasileño.
Después de los roces que hubo entre Washington y Brasilia durante el último gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva sobre el programa nuclear de Irán y el golpe de Estado en Honduras, la visita de Obama dejó en claro que con Dilma se abre la oportunidad de dar vuelta la página. E hizo hincapié en que Estados Unidos quiere invertir fuertemente en Brasil, tanto en la explotación de sus nuevas reservas petroleras como en las obras de infraestructura para el Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016. Además, quiere venderle más productos, desde computadoras hasta cazabombarderos.
Por su parte, Dilma, preocupada también por que la sombra de la crisis en Libia no opacase por completo el encuentro, no dudó en echarle en cara a Obama las trabas a la importación de productos brasileños ni la política monetaria de desvalorizar al dólar, e insistió en que Brasil quiere un trato de igual a igual. Sus firmes palabras, que fueron muy bien recibidas en el público local, tuvieron eco en la retórica del jefe de la Casa Blanca. Y ayer, en Río de Janeiro, Obama hizo alusión a esa relación "entre iguales".
"Mientras ustedes enfrentan los muchos desafíos que se les presentan en casa y en el exterior, mantengámonos juntos, pero no como socios de categoría diferente, sino como socios de igual a igual, unidos en un espíritu de interés y respeto mutuo,. Juntos podemos hacer avanzar nuestra prosperidad común", subrayó en el pasaje más aplaudido de su discurso en el Teatro Municipal.
Tal vez, las grandes expectativas brasileñas representaban un exceso de optimismo, pero la visita del presidente norteamericano ya sentó bases sólidas sobre las cuales los dos países avanzarán en su renovada relación..

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