Diario "La Capital". Rosario, jueves,
02 de
marzo de
2006
Juicio y confesión. Hussein justificó sus condenas a muerte y pidió que no juzguen a sus colaboradores
Saddam admite la responsabilidad
total por las acciones de su régimen
El ex dictador iraquí reconoció por primera vez que él ordenó el proceso a 148 shiítas que fueron ejecutados
Bagdad. - Por primera vez ante la corte, después de cuatro
meses de juicio, Saddam Hussein reconoció que fue él quien ordenó el
proceso de 148 shiítas, posteriormente ejecutados, que atentaron contra
su vida en la localidad de Dujail en 1982. También asumió su
responsabilidad en la destrucción en represalia de los campos de cultivo
de esta población, aunque negó en todo momento haber cometido un
crimen. "Soy el único responsable", afirmó. "Juzguen al presidente, pero
dejen a los otros tranquilos", dijo en alusión a los siete
colaboradores que están siendo juzgados con él.
El derrocado dictador iraquí justificó las condenas a muerte. "Vi pasar
las balas ante mis ojos. Estas personas cometieron un crimen contra el
jefe de Estado", aseguró. Hussein insistió en que la llamada "masacre de
Dujail" había sido una acción legal, ya que se trataba de gente acusada
de participar de un atentado en su contra. "¿Dónde está el crimen?",
preguntó frente a cinco jueces. "Denunciar a un acusado que le disparó a
un jefe de Estado, cualquiera que fuese su nombre, ¿es un crimen?",
recalcó.
Esta declaración se produjo un día después de que los fiscales
presentaran un decreto presidencial, supuestamente firmado por Saddam,
que aprobaba la pena de muerte para 148 shiítas. Esta es la prueba más
directa hasta el momento en cuatro meses de juicio, pero el ex dictador
no admitió haber firmado la aprobación.
Por su parte, el fiscal dijo al ex director del aparato de inteligencia
del régimen anterior, Barzan Al Tikriti, hermanastro de Saddam Hussein,
que "el juicio que se celebró (durante la dictadura) sobre las víctimas
de Dujail fue ficticio y sólo se realizó sobre el papel". Además aseguró
que los documentos presentados el martes ponen de manifiesto otras
medidas represivas tomadas por Saddam y sus colaboradores, como la
tortura de sospechosos y la expulsión al desierto de más de 400
personas.
Dos de los acusados presentes en la sala negaron la veracidad de estos
informes, argumentando que habían sido falsificados y que no eran
creíbles. Ante el contraataque del fiscal, Al Tikriti aseguró que "el
uso de la palabra víctimas es una acusación a priori que presupone que
somos culpables de la muerte de esas personas". El hermanastro de Saddam
pidió al juez que interviniera para impedir al fiscal el empleo de este
tipo de "expresiones". "¿Permite la ley este tipo de expresiones?",
preguntó desafiante.
A la sesión del juicio celebrada ayer acudieron Saddam Hussein y siete
de sus más cercanos colaboradores, aunque no su equipo defensor. El jefe
del equipo de la defensa, Jalil Duleimi, se retiró de la sesión en
protesta por el rechazo de las peticiones que presentó al tribunal,
entre las que se encuentra la sustitución del presidente del tribunal y
de la fiscalía. Tras la vista de ayer, el juez kurdo Rauf Abderrahman
fijó para el próximo 12 de marzo la siguiente sesión del juicio.
La violencia no cesa
Mientras tanto, al menos 27 personas murieron ayer en
Irak, en medio de la ola de violencia desatada por la destrucción de la
Mezquita Dorada en Samarra hace una semana. Desde el atentado contra el
templo, uno de los lugares más sagrados del shiísmo en el país, unas 480
personas han sido víctimas del enfrentamiento entre shiítas y sunitas.
Según un portavoz del Ministerio del Interior, al menos 19 personas
fallecieron en el barrio shiíta de Nuevo Bagdad y otras 33 resultaron
heridas al explotar un coche bomba en un concurrido mercado. Por otro
lado, en el distrito sunita de Adhamiya, otro coche bomba se cobró la
vida de dos transeúntes y diez más resultaron heridos, informó la
televisión estatal Al Irakiya.
La tercera explosión se produjo en el centro de Bagdad. Como
consecuencia murió una persona y otras cinco sufrieron heridas. En el
barrio sur de la ciudad, Kadissiya, una granada de mortero disparada
contra un edificio causó la muerte a uno de los vecinos y cuatro más
resultaron heridos.
A su vez, en Mahmudiya, 35 kilómetros al sur de Bagdad, hombres armados
atacaron una vivienda privada y mataron a cuatro miembros de una
familia. El martes, casi 70 personas habían perdido la vida en varios
atentados con bomba perpetrados en la capital iraquí.
Un vocero de la Asociación de Eruditos Musulmanes fustigó al gobierno
por no impedir la violencia que ha colocado al país al borde de la
guerra civil. "Es obvio que el gobierno y sus fuerzas de seguridad son
incapaces de tomar medidas", dijo Abdul-Salam al-Kubaisi, vocero del
grupo. Las fuerzas gubernamentales, dijo, "deberían cumplir su deber y
replegarse a la zona verde", una zona muy fortificada en el centro de la
capital donde se encuentran diversas embajadas, entre ellas la de
Estados Unidos.
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