Traducir

lunes, 5 de enero de 2015

ECONOMÍA. ERRORES ACADÉMICOS CON EFECTOS SOCIALES. 2013

Debates

Errores académicos con efectos sociales

Un estudiante demostró que una famosa teoría económica usada para justificar políticas de austeridad estaba basada en datos equivocados
Por   | EL PAIS
cuando la deuda de un país supera el 90% del PBI, el crecimiento de la economía es inviable. La afirmación, nacida de dos cerebros de Harvard, sobre la que se asientan las políticas de austeridad que están a punto de dinamitar los pilares del Estado de bienestar en medio mundo ha resultado tan falaz como las armas de destrucción masiva que sirvieron para justificar la invasión de Irak.
"Es exagerado hacer la comparación, pero acepto la analogía porque es cierto que se están adoptando políticas a partir de premisas que son falsas", dice Thomas Herndon, el estudiante de 28 años que, en su camino hacia el doctorado en Economía en la Universidad de Massachusetts, desenmascaró la mentira macroeconómica más significativa de los últimos años, sobre la que Estados Unidos y Europa se han apoyado en su campaña por la austeridad fiscal y el recorte drástico del gasto.
Herndon cruzó los datos de su trabajo con los del hipercitado informe de los profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff. Los errores eran básicos. De hecho, al principio pensó que el equivocado era él. No podía ser que dos eminencias hubieran pasado por alto cosas así.
El estudio que está en el centro de la controversia global fue publicado por Reinhart y Rogoff en la American Economic Review en 2010. Ahí muestran cómo el crecimiento cae de golpe cuando la deuda pública de un país supera el 90% del PBI. Reinhart, nacida en La Habana hace 57 años, fue economista jefa durante tres años del difunto Bear Stearns, la primera víctima de la crisis financiera. Eso fue en los años 80, antes de ocupar varios cargos en el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde llegó a ser la número dos en el departamento de investigación, antes de llegar a Harvard. Rogoff, de 60 años, fue su jefe en el FMI, donde tuvo un sonado encontronazo con Joseph Stiglitz a cuenta de la crítica que el premio Nobel hizo de esa institución en su libro El malestar en la globalización , publicado en 2002.
No fueron pocos los políticos que echaron mano del trabajo para defender que se pase la podadora al gasto para volver a la senda de un crecimiento sano y robusto. Entre ellos, Paul Ryan, el candidato republicano a la vicepresidencia de Estados Unidos. También el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, y el ex presidente del Banco Central Europeo Jean-Claude Trichet. Ninguno cuestionó la metodología del trabajo, ni sus datos, como hizo el joven Herndon.
"Estaba convencido desde el principio de que algo iba realmente mal con el estudio. Y cuando me llegaron los datos [los autores le mandaron las tablas de Excel que utilizaron, a petición del estudiante], se confirmaron mis sospechas", relata Herndon. Criado en Austin (Texas), de padre texano y madre de Hong Kong, Herndon le pasó las tablas a su novia, Kyla Walters. Ella tiene un doctorado en Sociología y gracias a su trabajo de investigación está muy acostumbrada a cruzar números. "No creo que te estés equivocando", le respondió.

Impacto en círculos de decisión

El siguiente paso fue acudir a Michael Ash y Robert Pollin, dos de sus profesores, que ahora le cubren las espaldas, pero que en un primer momento se mostraron más bien incrédulos. Lo que no logró anticipar Herndon, ni tampoco Ash y Pollin, es lo que vendría a continuación. Hay economistas que los han llamado para emprender con ellos una batalla contra la idea de que el alto endeudamiento frena el crecimiento.
Pero hasta ahora ni un solo dirigente político se ha puesto en contacto con el trío para conocer su teoría. Aun así, el estudiante señala que el trabajo "está empezando a marcar la diferencia en los círculos de decisión política". Cita, por ejemplo, el blog de John Taylor, el reputado economista de Stanford, que asegura que el error puesto en evidencia por el joven influyó en la decisión de los ministros de Finanzas del G-20 para omitir en un comunicado reciente una referencia al nivel de endeudamiento.
En el origen del descubrimiento está un encargo de los profesores de Herndon. Pidieron a los alumnos que emularan resultados estadísticos de estudios ya publicados. Él eligió el estudio de Reinhart y Rogoff porque, "aunque era poco atractivo", le pareció oportuno dadas las dificultades que tienen Europa y Estados Unidos para salir del agujero de la recesión y del impacto de las políticas que se están adoptando en los países.
Los profesores de Harvard ahora cuestionados le facilitaron todo el material que necesitaba para descifrar el estudio y le dieron libertad para publicar lo que quisiera. "Vi el error muy rápido", dice Herndon. A comienzos de abril, Reinhart y Rogoff admitieron que habían cometido algunas fallas a la hora de codificar las cifras. Pero siguen defendiendo su metodología e insisten en que existe una clara correlación entre alto endeudamiento y lento crecimiento. "Este lamentable desliz no afecta el mensaje central", dijeron.
Herndon no cree que hubiera una intencionalidad de los profesores cuando omitieron ciertos datos, como el hecho de que Australia, Canadá y Nueva Zelanda crecieran en períodos de alto endeudamiento, o que se equivocaran al introducir las cifras en la planilla de Excel. Pero está convencido también de que la teoría no puede replicarse, porque está mal planteada. Y apoya que se adopten políticas de estímulo para salir de la recesión. "La austeridad es contraproducente, crea sufrimiento", dice.
El joven no se declara ni conservador ni liberal. Pero sí parece tener muy claro que "es falso decir que el alto endeudamiento es malo". Por eso cree que los dirigentes deben ver las circunstancias específicas en las que la deuda puede ser efectiva en un escenario de recesión.
De momento se está dedicando con sus profesores a publicar los primeros hallazgos para seguir desarrollando el trabajo en los próximos meses. Y entre clase y clase busca tiempo para conceder entrevistas. Las siglas con las que los tres autores firman el trabajo, HAP, tomada de las iniciales de sus apellidos, ha inspirado ya una expresión entre los estudiantes: " To get happed ", que alguien te señale los errores.
Ahora, como señala Kyla, su novio tendrá menos tiempo para practicar música, pero sus perspectivas de trabajo han mejorado..

No hay comentarios:

Publicar un comentario