EL FONDO MONETARIO
INTERNACIONAL DEBERÍA SER MÁS TRANSPARENTE
Entrevista
con Michel Camdessus
Por
Brook Larmer
Diario “La Nación”,
Buenos Aires, 24 de agosto de 1994, pág. 9. Trad. Luis Hugo Pressenda.
Nueva
York (Newsweek).- El francés Michel Camdessus es desde hace siete años director
del Fondo Monetario Internacional. Creado para dar estabilidad financiera a los
países industrializados después de la Segunda Guerra Mundial, el FMI ayuda ahora a
apuntar casi todas las economías del mundo en vías de desarrollo mediante
políticas de mercado libre a menudo criticadas.
Pregunta:
Señor Camdessus, ¿Qué le sugieren las
críticas en el sentido de que el FMI se ha convertido en una entidad de
beneficencia para el Tercer Mundo?
Respuesta:
Es cierto, especialmente en términos de financiación, que nuestra acción ha
estado concentrada en los países más pobres hemos introducido instrumentos con
lo posibilidad de otorgar subvenciones. Pero ¿por qué no? No porque seamos una
entidad de beneficencia. Los nuestros no son esencialmente programas para el
desarrollo. Son programas para que eso países vuelvan a ser merecedores de
crédito, y eso es todo.
-¿Hasta qué punto han
sido exitosos?
-Miremos
lo que pasó en 1993, un año en que los países industriales estuvieron
virtualmente estancados (salvo el caso de los Estados Unidos). El mundo, sin
embargo, creció el 2,3 por ciento. Todo ese crecimiento provino de los países
en vías de desarrollo y casi exclusivamente de los cuarenta países que
perseveraron en los programas coordinados por nosotros. Si eso países no
hubieran tenido esa clase de guía no se hubiese registrado ningún crecimiento al año último. De manera que no
nos disculparemos por eso.
Al sur del Sahara
-Lo hecho por el FMI en
los países del sur del Sahara no ha sido favorable. ¿Hay presiones para que se
retire el FMI de allí?
-Es
una posibilidad que tenemos en cuenta, ciertamente. El escaso impacto de
nuestros programas en el crecimiento y el desarrollo en el corto y mediano
plazo, por supuesto, está muy por debajo de nuestras expectativas. Pero también
están esos cuarenta países (principalmente en Asia y América latina) que fueron
las locomotoras del crecimiento mundial el año anterior. De manera que la
cuestión no es tanto si nuestros programas llevarán hacia el crecimiento, sino
que eso lleva tiempo.
Instituciones y
crecimiento
-Muchas naciones
parecen estancada, incapaces de superar la etapa de estabilización y ajuste y
de encaminarse hacia la tierra prometida del crecimiento. ¿Por qué?
-Cuando
uno emprende una acción estructural, como las privatizaciones o la
liberalización del comercio, debe vérselas con poderosos intereses creados. De
manera que es sumamente importante contar con líderes que puedan convencer al
pueblo de que esos cambios son esenciales para el crecimiento. Uno de los
elementos más importantes para el cual estamos movilizando nuestras fuerzas es
el aspecto relacionado con el ejercicio de poder y la consolidación de las
instituciones.
En
muchos países, 30 años después de la independencia, la propia estructura del
Estrado debe ser reformulada.
-¿Qué función puede
ejercer el FMI al respecto?
-Limitada,
pero importante. Concentramos nuestra asistencia técnica en unas pocas áreas:
la elaboración de una política macroeconómica, la actividad del Banco Central,
la creación del Tesoro y los presupuestos. Cuanto mejor funcionen las
instituciones tanto más posibilidades de impulsar el crecimiento. Los países
del sudeste asiático son ejemplos que hablan a las claras.
-Pero, ¿se sigue
verdaderamente el modelo del este asiático? Corea del Sur comenzó con una
industria protegida y grandes inversores, sin embargo, se pide a los países africanos
que se abran a la competencia extranjera virtualmente de la noche a la mañana.
-Cierto,
la política industrial del este asiático no fue completamente abierta, sino que
experimentó un proceso de apertura. Si uno mira los países que crecen más rápidamente
verá que son los que están más abiertos y miran al exterior. La clave consiste
en no exponerlos a una feroz competencia sin proteger, por lo menos
transitoriamente, las industrias que es necesario reestructurar. No hay muchos
casos de industrias eliminadas por el embate indiscriminado del FMI para que se les quite la protección. Existen
casos aislados, pero son excepciones.
Medio ambiente
-Sus propuestas para
hacer que los programas del FMI sean más sensibles frente al medio ambiente
cayeron en saco roto en el directorio del organismo. ¿Cuál es su opinión?
-Eso
forma parte de mi vida diaria. Cada cambio en esta institución es consecuencia
de un largo diálogo socrático. Es verdad que el FMI está algo distanciado de
los intereses ecológicos. Pero puesto que nuestra tarea consiste en dar una
especie de bendición para los programas macroeconómicos debemos saber cómo
afectarán al medio ambiente. Ahora tenemos una comisión que nos informa sobre
el posible impacto de nuestros programas en el medio ambiente.
-¿Cuántas personas
integran esa comisión?
-Dos
o tres. Se encargan de hacer sonar la alarma en caso de que hay problemas.
Secreto
-Una de las
características más frecuentes respeto de las políticas del FMI es que éstas
son redactadas en Washington y negociadas en secreto. ¿Por qué no es más
democrático ese proceso?
-Una
misión del FMI que negocia un programa importante nunca tiene más de doce
integrantes, generalmente durante una crisis en la que un país está contando
sus últimos centavos. De modo que uno queda absorbido por un grupo de personas,
y esto no es propicio para establecer mayores contactos. No obstante,
reconocemos la importancia de explicar lo que hacemos a la gente que puede
formar parte del consenso nacional. Para que el FMI haga un mejor trabajo se lo
debe comprender más y su actividad deber ser transparente. Pero no somos
mayoría los que pensamos así.
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