AMERICA LATINA CRECIÓ
PERO AUMENTARON LAS DISPARIDADES SOCIALES
La clave es el comercio
intrazonal
Entrevista
con Raúl Prebisch
Diario “Clarín, Buenos Aires, 28 de diciembre de 1978, págs. 4/5.
-Doctor
Prebisch, ¿cuáles son actualmente sus actividades y dónde las cumple?
-Ya
no tengo ninguna responsabilidad ejecutiva en las Naciones Unidas pero sigo estrechamente vinculado a la CEPAL, cuya revista, que se
ha iniciado en 1976, está bajo mi dirección.
-¿Qué opina de la falta de atención positiva
a América Latina por parte de los centros más importantes de decisión política
mundial?
-Efectivamente,
nada importante se ha hecho en los últimos años para cooperar con los países en desarrollo, Es cierto que las
graves dificultades que aquejan a los centros más importantes explican en parte
la falta de acción de los centros. Pero recuérdese que en los largos años de
bonanza que preceden a 1973 tampoco se hizo nada de gran significación a pesare
de los esfuerzos de los países en desarrollo.
-¿Cree que América
Latina crece social, política y económicamente?
-La América Latina ha
crecido económicamente con un ritmo extraordinario, Pero al mismo tiempo han
aumentado considerablemente las disparidades sociales, y es obvio que
políticamente tampoco hemos avanzado.
-¿Sigue creyendo que
los procesos de integración regionales en América Latina deben tener prioridad
respecto a los procesos de real y total integración nacional?
-Si
por política de integración de entiende una serie de medidas para acrecentar el
intercambio recíproco dentro de la periferia latinoamericana, no solamente no
hay incompatibilidad con la integración nacional, sino que creo que esta última
requiere cada vez más de la vigorosa promoción del intercambio con los centros
desarrollados. No será posible una plena integración nacional si no se vence la
tendencia al estrangulamiento exterior de la economía.
-¿No constituyen dichos
procesos de integración regional o subregional nuevas modalidades de la
división internacional del trabajo, dictadas por centros de decisión ajenos a
los intereses nacionales?
-Todo
lo contrario, siempre que sean nuestros propios gobiernos quienes determinen el
marco en que debiera realizarse una política semejante. Por otro lado, conviene
recordar que cuando en la CEPAL
lanzamos estas ideas de intercambio
recíproco fue necesario vencer la obstinada resistencia de algunos centros que
preconizaban el tipo tradicional de división internacional del trabajo.
-¿Qué países latinoamericanos
deben cumplir o realizar modelos de sustitución de importaciones e industrializarse?
-Celebro
que me haga esta pregunta porque hay una confusión lamentable en esta materia.
La industrialización latinoamericana ha tenido que basarse necesariamente en la
substitución de importaciones, puesto que durante la Primera Guerra
Mundial, la gran depresión y la Segunda Guerra no hubiera sido posible pensar en
una industrialización basada en exportaciones de manufacturas a los centros.
Había pues que substituir importaciones, y mediante el desarrollo del
intercambio regional reducir los costos a fin de poder competir en el mercado
internacional. Esta fue la tesis de la
CEPAL y fuimos los primeros en señalar, a comienzos de los
años 60, que la protección era excesiva y que había que seguir una política de
promoción de las exportaciones industriales. Y considero que todos los países,
en mayor o menor grado, tienen que combinar la substitución con las
exportaciones industriales.
-¿Cuál es su opinión
actual sobre el deterioro de los términos de intercambio?
-Viejo
problema que no ha sabido resolverse aún. Claro ejemplo de la actitud negativa
de los centros, si bien algo se ha andado en este asunto. En efecto, la idea de
un fondo financiero común para contribuir a la estabilización de precios de
productos primarios muy importantes ha hecho algún progreso aun cuando no se ha
logrado todavía un acuerdo definitivo.
-¿Qué opina del diálogo
Norte-Sur?
-Mucho
diálogo y muy poca sustancia. Las ideas que empezaron a discutirse en la UNCTAD en 1964 han hecho un
enorme avance intelectual, pero nada más.
-Usted explicó que en
la expansión del comercio externo los países subdesarrollados debían depositar
sus esperanzas de crecimiento. Empero, la participación en el comercio mundial
de eso países es cada vez más pequeña. Frente a este hecho, ¿Cuál es su
apreciación actual?
-Ello
es parte del problema. La expansión del comercio exterior y por supuesto la
substitución de importaciones es indispensable para llegar a ese desarrollo
vigoroso a que me refería. Es indispensable, pero no suficiente. Se requieren
también cambios fundamentales en el desarrollo interno.
-Dentro de la
estrategia que hace años propuso la
CEPAL, la integración regional se estableció como una
condición de la expansión del intercambio. No obstante los procesos de
integración en América Latina están estancados o retroceden. ¿Considera que
debe insistirse en la propuesta, pese a sus dificultades?
-Considero
absolutamente indispensable insistir en la idea del intercambio recíproco entre
nuestros países, pero creo que hay que hacer una crítica a fondo de los sistemas
vigentes. Bien se sabe que los centros siguen una política restrictiva para
nuestras exportaciones y por mucho que se logre una liberalización, de la cual
no hay síntomas en estos momentos, será necesario el intercambio recíproco,
para no sofocar la economía con una exagerada política de sustitución de
importación. A mi juicio, el intercambio
recíproco debiera recaer especialmente sobre bienes de capital y viene
intermedios a fin de contrarrestar los fenómenos de estrangulamiento exterior.
-¿Qué papel atribuye
usted a las grandes corporaciones transnacionales, tanto en el comercio actual
de los países subdesarrollados como en las posibilidades de integración
regional de nuestros países?
-Las
transnacionales son ambivalentes: pueden servir para bien y también para mal.
En gran parte depende de la aptitud de los gobiernos para negociar con ellas,
preferiblemente dentro de un cuadro de normas internacionales. Para
conseguirlo, será necesaria la lucha en común. Creo que pueden tener un papel
significativo en el intercambio regional siempre que se logren nuevas normas de
que el intercambio, como dije anteriormente, se realice conforme a acuerdos
formulados por los propios gobiernos.
-El valor relativo de
las exportaciones de alimentos y materias primas -con la sola excepción del
petróleo- ha decrecido persistentemente en los últimos años acentuando el deterioro
en los términos del intercambio. ¿Usted cree posible la modificación de esta
tendencia? ¿En qué condiciones?
-Es
así, efectivamente. Es un problema que venimos destacando hace ya 30 años. La
corrección fundamental está sobre todo en la exportación de manufacturas y en
los acuerdos de estabilización de productos.
-¿Opina que las
agroindustrias están llamadas a tener un rol promotor de la consolidación de
las estructuras fabriles? ¿No se aleja esta estrategia de las posibilidades de
integración económica a escala nacional?
-Desde
luego que las agroindustrias son muy importantes cuando hay condiciones básicas
que las favorezcan pero no podrían ser la solución de nuestros problemas, salvo
en uno que otro país pequeño y de población relativamente escasa y de
condiciones agropecuarias favorables. Pero sería absurdo que para un país como la Argentina se preconice
estas industrias como solución. Solamente debieran formar parte de un complejo
industrial.
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