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miércoles, 2 de julio de 2014

ARGENTINA - BRASIL SE CRUZARON POR MEDIDAS PROTECCIONISTAS. 2009. Gosman, Eleonora

Diario "Clarín". Buenos Aires, 19 de noviembre de 2009.

LOS GOBIERNOS PROMETIERON LEVANTAR RESTRICCIONES AL INTERCAMBIO COMERCIAL

En Brasil, Cristina y Lula se cruzaron por las medidas proteccionistas

El brasileño reclamó más competitividad. Ella le pidió que asuma el rol de socio mayor.

Un almuerzo en Itamaraty, ayer a las 15 horas, reveló que las tensiones entre Argentina y Brasil habían alcanzado un punto "perturbador" en las relaciones entre ambos países. Antes de comer, el anfitrión Lula da Silva no ocultó el disgusto de su gobierno por las trabas que su colega Cristina Kirchner impuso hasta ahora a las importaciones desde Brasil. Lula fue explícito: "El proteccionismo no es una solución". La Presidenta replicó que tanto en la compra de aviones a la brasileña Embraer como la adopción del patrón japonés de TV digital, decidida primero por Brasil, primó la "decisión política" antes que las ventajas económicas.

Pero un acuerdo terminado a último momento, elaborado entre las dos cancillerías, permitió remontar lo que se anticipaba como un empeoramiento de la relación bilateral. Argentina dio un paso atrás en las medidas restrictivas al intercambio comercial. Limitará el plazo para otorgar permisos a las importaciones desde Brasil al máximo de 60 días que permite la Organización Mundial del Comercio. Según el ministro de Industria y Desarrollo de Brasil Miguel Jorge las empresas de su país enfrentan situaciones anómalas: "El gobierno argentino ha demorado hasta 180 días para expedir esa autorización". El gobierno de Lula prometió a la Argentina que no tomará medidas intempestivas para frenar el ingreso de mercaderías al mercado brasileño. "Habrá aviso previo suficiente como para que no se vean afectadas las exportaciones de productos perecederos por demoras en nuestras aduanas" dijeron en Brasilia.

La comida en Itamaraty fue densa, a pesar de contar con figuras como el ex presidente José Sarney -titular del Senado- y de ministros como Guido Mantega y Amado Boudou. Lula abrió el fuego con una velada crítica al gobierno y las empresas argentinas. El camino, dijo, es "aumentar las exportaciones argentinas y no disminuir las brasileñas". Eso requiere un esfuerzo para ser más competitivos porque el "proteccionismo crea distorsiones difíciles de revertir".

La Presidenta reaccionó ante el mensaje que se desprendía del discurso de Lula. Recordó la iniciatiav de compra de aviones a la brasileña Embraer (700 millones de dólares) para equipar a Aerolíneas Argentinas. "Teníamos muchas otras buenas ofertas en el mercado de aviación". Pero donde subió el tono fue en el momento de recordar las "diferencias" de escala entre Brasil y Argentina. A eso, dijo, se suma algo que "no podemos ignorar y es que la industria argentina fue devastada. Somos una sociedad pero en ella hay un socio mayor: Brasil". Remató con más dureza: "Argentinos y brasileños no podemos ser tan necios de no estar asociados para el mundo que viene". Su brindis fue por la "inteligencia" que debe primar en ambos jefes de Estado. Previo a eso había dicho que ni Argentina ni Brasil pueden dejarse llevar por "intereses pequeños".

A pesar de los afectivos "querida compañera Cristina" que le prodigó Lula, el brasileño sugirió que los argentinos pueden perder más que ellos en la pulseada. "Somos es el principal mercado de los productos industriales argentinos. Representan 70% de las exportaciones de Argentina a Brasil".

El documento firmado en una sala aparte del Palacio de Itamaraty, cuando los comensales estiraban las charlas después del café, implica que la Argentina hace concesiones de las que hasta ahora había renegado. Para el embajador Alfredo Chiaradía, secretario de Relaciones Económicas Internacionales, eso tuvo un efecto: "Permitió reconstruir la confianza entre ambos países". Pero eso significa reconocer que había, en puerta, un proceso de fractura.

Para muchos miembros del gobierno brasileño el problema reside en los diferentes enfoques estratégicos de Argentina y de Brasil. Mientras este último país cifra su desarrollo en la mayor liberalización comercial y en ganar más competitividad (más en la teoría que en la práctica), los argentinos están más empeñados en "proteger" sus sectores productivos. Como ocurre, casi siempre en estos casos, Cristina y Lula decidieron que sus ministros del área económica se deben reunir cada 45 días para monitorear la marcha del comercio.

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