El próspero califato del siglo XXI
La delgada línea roja- Gustavo Sierra
El califato implantado por el Estado Islámico
o ISIS en un vasto territorio de Siria e Irak prospera y va acomodando
sus crueles y estrafalarias leyes a la vida de casi dos millones de
personas que viven allí.
El ISIS que estuvo asociado a la red terrorista Al Qaeda y está compuesto por extremistas islámicos sunitas ganó espacio en la guerra civil siria y logró desplazar a los grupos integristas shiítas asociados al Hezbollah libanés y el gobierno iraní. Hace seis meses tomó por asalto la ciudad siria de Raqqa de más de medio millón de habitantes e impuso allí la sharía, la ley coránica. Hace un mes entraron en territorio iraquí y se hicieron fuertes en la ciudad de Mosul de casi 700.000 personas. También borraron la frontera entre ambos países que dicen es sólo una “herencia imperialista” para recrear el califato implantado aquí en el siglo IX por el califa Haroun al-Rasheed.
Esta semana anunciaron las nuevas directivas para las mujeres del califato: tendrán que estar totalmente cubiertas con velos, incluidas las manos y los pies. Las vestimentas deben ser suficientemente holgadas como para que no permita ver las formas del cuerpo. Están prohibidos los perfumes. No pueden salir a la calle sin la compañía de un hombre. No pueden estudiar ni trabajar. La representante de la ONU para la ayuda humanitaria en Irak denunció que los integristas también están practicando mutilaciones genitales a las adolescentes.
La comunidad cristiana de Mosul que estaba compuesta hasta 2003 por 35.000 personas quedó reducida a apenas unas cuantas familias. Ahora, si quieren vivir dentro del califato tienen que pagar un impuesto de unos 100 dólares al mes. La antigua iglesia armenio-católica de Raqqa fue ocupada por los milicianos que la convirtieron en un centro de reclutamiento. Tampoco se salvó la mezquita de Mosul eregida en honor a la figura bíblica de Jonas, reconocido en el Corán como el profeta Yunus. La destruyeron por “apostasía”.
La fuerza del ISIS es de apenas unos 20.000 milicianos. Por ahora, pareciera ser suficiente para controlar su nuevo califato del siglo XXI.
El ISIS que estuvo asociado a la red terrorista Al Qaeda y está compuesto por extremistas islámicos sunitas ganó espacio en la guerra civil siria y logró desplazar a los grupos integristas shiítas asociados al Hezbollah libanés y el gobierno iraní. Hace seis meses tomó por asalto la ciudad siria de Raqqa de más de medio millón de habitantes e impuso allí la sharía, la ley coránica. Hace un mes entraron en territorio iraquí y se hicieron fuertes en la ciudad de Mosul de casi 700.000 personas. También borraron la frontera entre ambos países que dicen es sólo una “herencia imperialista” para recrear el califato implantado aquí en el siglo IX por el califa Haroun al-Rasheed.
Esta semana anunciaron las nuevas directivas para las mujeres del califato: tendrán que estar totalmente cubiertas con velos, incluidas las manos y los pies. Las vestimentas deben ser suficientemente holgadas como para que no permita ver las formas del cuerpo. Están prohibidos los perfumes. No pueden salir a la calle sin la compañía de un hombre. No pueden estudiar ni trabajar. La representante de la ONU para la ayuda humanitaria en Irak denunció que los integristas también están practicando mutilaciones genitales a las adolescentes.
La comunidad cristiana de Mosul que estaba compuesta hasta 2003 por 35.000 personas quedó reducida a apenas unas cuantas familias. Ahora, si quieren vivir dentro del califato tienen que pagar un impuesto de unos 100 dólares al mes. La antigua iglesia armenio-católica de Raqqa fue ocupada por los milicianos que la convirtieron en un centro de reclutamiento. Tampoco se salvó la mezquita de Mosul eregida en honor a la figura bíblica de Jonas, reconocido en el Corán como el profeta Yunus. La destruyeron por “apostasía”.
La fuerza del ISIS es de apenas unos 20.000 milicianos. Por ahora, pareciera ser suficiente para controlar su nuevo califato del siglo XXI.
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