Diario "La Capital" Rosario, Jueves, 24 de julio de 2014
Las nuevas viejas ideas conservadoras
Renovación. El autor sostiene que los republicanos norteamericanos carecen de buenas propuestas.
Por Paul Krugman (*)
El escritor Sam Tanenhaus preguntaba recientemente
en la portada de The New York Times Magazine: "¿Puede el partido
republicano ser un partido de ideas?". Pues no. Esta es otra edición de
respuestas sencillas a preguntas sencillas, más concretamente, da la
impresión de que los "conservadores reformistas" sobre los que escribía
Tanenhaus proponen principalmente ideas supuestamente nuevas solo para
que se les vea proponer nuevas ideas. Y no hay mucho más; ¿pueden
ustedes encontrar en el artículo algo que parezca una nueva idea
importante en vez de un pequeño retoque al actual catecismo conservador?
Yo no.
Pero claro, la noción de que la política consiste en
nuevas ideas está muy sobrevalorada. Gobernar no es como vender
teléfonos inteligentes; el Estado subyacente de los problemas a los que
uno tiene que enfrentarse cambia bastante despacio, y los principios
básicos del debate político son bastante estables.
En concreto, el debate político principal en la
política estadounidense no ha cambiado en décadas, ni debería hacerlo.
Los liberales quieren una red de seguridad social sólida y financiada
con impuestos relativamente elevados, especialmente para las rentas
altas. Y los conservadores quieren una red de seguridad mucho más
reducida y unos impuestos para los ricos mucho más bajos.
Hace 35 años los conservadores propusieron un nuevo
argumento: la afirmación de que los impuestos elevados y los subsidios
generosos estaban lastrando hasta tal punto la economía que incluso a
los estadounidenses con rentas más bajas les iría mejor si se redujese
todo eso.
Y consiguieron casi todo lo que querían, es decir,
unos impuestos mucho más bajos sobre las rentas más altas y el fin de la
asistencia social tal y como la conocíamos, aunque no el de los
programas importantes para la clase media.
Pero el crecimiento no se aceleró mientras que la
desigualdad se disparó, por la que las rentas de las familias medias
subieron mucho más despacio después de la revolución conservadora que
antes. Adiós a esa gran idea.
¿Hay algo parecido a eso en el horizonte? No, y no
está claro por qué deberíamos esperar algo parecido. Lo que es seguro es
que retocar ligeramente la política no va a servir de mucho. Y sospecho
que, hasta cierto punto, los conservadores reformistas lo saben.
Sostendría que la finalidad de los ligeros cambios que proponen no es
tanto la de lograr resultados como la de desligar al partido republicano
del incremento de la desigualdad y del estancamiento de las rentas, sin
cambiar su postura política fundamental. Y no es un truco que tenga
probabilidades de funcionar.
Una idea que no para. Hace poco
respondí a algunas preguntas para la revista de Princeton, y entre ellas
estaba esta: "Por favor, comente cómo los tipos de interés
artificialmente bajos han afectado al valor actual de las carteras de
jubilación de la generación de la explosión demográfica y si es algo que
la Reserva Federal deba analizar".
No culpo al director, que después de todo no tiene
por qué ser economista, pero esto debe reflejar las noticias financieras
que la gente escucha. Estoy bastante seguro de que muchas personas
creen que todos los expertos consideran que los tipos de interés son
"artificialmente bajos" y no tienen ni idea de hasta qué punto dicha
noción carece totalmente de sentido, ya que los tipos de interés son
demasiado altos, no demasiado bajos.
(*) Premio Nobel de Economía
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