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martes, 3 de febrero de 2015

ISRAEL -EL LÍBANO 2006. ISRAEL PENETRÓ EN EL LÍBANO Y HUBO FURTES COMBATES


Diario "La Nación". Buenos Aires, 20 de julio de 2006.


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La guerra en Medio Oriente

Nuevas incursiones de Israel en el Líbano

Hubo más enfrentamientos en la frontera entre ambos países; docenas de aviones lanzaron más de 20 toneladas de explosivos contra un edificio de los suburbios de Beirut
BEIRUT.- Después de varias horas de calma en Beirut, Israel reanudó sus bombardeos contra los barrios del sur de la capital, y Hezbollah anunció la muerte de cuatro soldados israelíes.
Según las televisiones locales, el blanco de los ataques israelíes se concentra en el barrio de Haret Hreik.
Las fuentes dijeron también que aviones israelíes sobrevuelan y llevan a cabo ataques contra objetivos en el norte de la Bekaa, región situada en el este del país y en las cercanías de la localidad meridional de Nakura.
Tanto el sur del Líbano como el sur de Beirut y el valle de la Bekaa, son considerados feudos del movimiento chiita Hezbollah.
Los canales locales han informado también de que aviones israelíes están sobrevolando intensamente el norte del país.
Por otra parte, el canal de televisión de Hezbollah, Al Manar, anunció la muerte de cuatro soldados israelíes en la localidad libanesa de Marun al Ras y sus cercanías, en el sur del Líbano, sin que la información haya podido ser confirmada.
Según el canal, la muerte de los militares tuvo lugar durante unos enfrentamientos entre las milicias del movimiento libanés y el ejército israelí, en el que resultaron heridos otros 10 soldados hebreos.
Bombardeos. Aviones de guerra israelíes atacaron Líbano mientras civiles temían que los bombardeos empeoraran una vez que miles de de extranjeros terminaran de ser evacuados del país árabe.
Docenas de aeronaves lanzaron 23 toneladas de explosivos contra un edificio en los suburbios del sur de Beirut, donde el ejército dijo que sospechaba que antiguos líderes de Hezbollah estaban reunidos. Sin embargo, el grupo guerrillero negó que alguno de sus líderes o miembros hubieran muerto en el ataque que dijo que impactó en una mezquita en construcción.
Sesenta y tres civiles libaneses murieron en bombardeos aéreos ayer, la cifra más letal en la guerra de nueve días que empezó en venganza contra la captura el 12 de julio de dos soldados israelíes por parte de Hizbollah en una operación a través de la frontera.
A pesar de la preocupación internacional, no había señales de que Israel o Hezbollah estuvieran listos para considerar la petición del gobierno de Beirut de un inmediato cese de los combates, que han dejado al menos 299 muertos en Líbano y 29 en Israel.
Hezbollah liberará a los soldados sólo por medio de negociaciones. El jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, reiteró que los dos soldados israelíes capturados en la frontera sólo serán liberados a través de "negociaciones indirectas en el marco de un intercambio" de prisioneros, en declaraciones a la televisión Al-Jazeera.
"El mundo entero sólo logrará la liberación de los dos soldados prisioneros a través de negociaciones indirectas en el marco de un intercambio" de prisioneros, declaró Nasrallah en una entrevista.
Más temprano, Hezbollah aseguró que ninguno de sus líderes estaba en el edificio atacado por aviones militares israelíes en el sur de Beirut, indicó hoy la televisión Al Manar, órgano de la milicia chiita libanesa.
Evacuación de extranjeros. La presidenta Michelle Bachelet anunció hoy que dispuso el envío de un avión de la Fuerza Aérea a Damasco, Siria, para recoger a chilenos atrapados en la zona del conflicto.
Según el cónsul de Chile en Beirut, Roberto Abu-Eid, son unos 30 los chilenos que viven o estaban de visita en distintas ciudades del Líbano.
En tanto, la cancillería brasileña informó que al menos 1500 brasileños desean retornar al país.
Mil brasileños estarían en el valle de Bekaa, en el sur de Líbano, y otros 400 en la capital libanesa de Beirut. Por sus propios medios, un centenar de brasileños huyó de Líbano hacia Damasco, en Siria, dijo en conferencia de prensa Everton Vieira, coordinador del grupo de apoyo de la cancillería de Brasil a sus compatriotas en Líbano.
Por otra parte, un centenar de familias de empleados de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (UNIFIL) y cerca de 400 ciudadanos franceses y de otras nacionalidades abandonaron el puerto de Tiro, 83 kilómetros al sur de Beirut, a bordo de una nave fletada por la ONU.
Al menos 40 marines estadounidenses desembarcaron en las playas de Beirut para ayudar en la evacuación de unos 1200 ciudadanos norteamericanos de Líbano. .
Agencias AP, Reuters, AFP y EFE
 
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La guerra en Medio Oriente: opiniones

Hezbollah y una apuesta temeraria

Por Thomas L. Friedman
De The New York Times

NUEVA YORK.- Los perfiles del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, lo describen siempre como el protagonista árabe más "inteligente" o "estratégico". Me permito disentir. Cuando se disipe el humo, Nasrallah será recordado como el líder más temerario e imprudente desde que el líder egipcio Gamal Abdel Nasser se equivocó de rumbo y desembocó en la Guerra de los Seis Días.
Sí, sí, ya sé. Soy un occidental excesivamente racional. No comprendo la mentalidad oriental y la victoria emocional que Nasrallah conseguirá después de tanto dolor. No se trata de ganar o perder, sino de matar judíos. Bueno, tal vez, pero en última instancia las guerras se libran con fines políticos. Habrá una rendición de cuentas, de manera que hagamos algunos cálculos.
Primero, Nasrallah ha hecho retroceder todo el incipiente movimiento democrático árabe. A propósito, ese movimiento fue utilizado por partidos islámicos -como Hezbollah y Hamas- para llegar al poder por la vía pacífica. Hezbollah, por primera vez, tenía dos ministros en el gabinete libanés. Hamas, a través de una elección promovida por los Estados Unidos, asumió la Autoridad Nacional Palestina.
Y, en ambos casos, así como en Irak, a esos partidos islámicos se les permitió hacerse cargo del gobierno y mantener sus propias milicias por afuera.
Lo que Hamas y Nasrallah hicieron -al arrastrar a sus respectivos países a guerras innecesarias contra Israel- es demostrar que los islámicos ya no serán considerados responsables por el poder político. Precisamente lo contrario: no sólo no arreglarán los cráteres sino que iniciarán guerras, cuando así lo decidan, que dejarán cráteres incluso más grandes.
¿Significa esto que Hamas y Hezbollah nunca ganarán otra elección? Por supuesto que no. Sus partidarios siempre los seguirán. Lo que sí significa es que si la Hermandad Musulmana, en Egipto, o los islámicos en Jordania o el Golfo Pérsico tenían alguna esperanza de asumir el poder por la vía electoral, ahora deben olvidarse de sus sueños.
No veo que esos gobiernos permitan alguna vez elecciones que podrían llevar a partidos islámicos al poder, y no veo que Estados Unidos vaya a promover ninguna otra elección en la región, por ahora. El experimento democrático árabe está paralizado, porque si no se puede confiar en los partidos islámicos en el gobierno, tampoco se puede confiar en las elecciones.

Todos los dictadores árabes dicen: "Gracias, Nasrallah".

En el frente de la paz, veamos: Israel se retira del Líbano y de la Franja de Gaza, ¿y cuál es la respuesta de Hamas y Hezbollah? ¿Construir escuelas, caminos y crear fuentes de trabajo en los territorios recuperados? No. ¿Respetar la frontera con Israel pero exigir que Israel se retire de Cisjordania? No. La respuesta es bombardear Israel desde Gaza y secuestrar soldados israelíes en el Líbano.
Hamas y Nasrallah reemplazaron la fórmula "tierra por paz" por "tierra por guerra", según el ex enviado a Medio Oriente de Estados Unidos, Dennis Ross. Al hacer eso, se aseguraron que ningún gobierno israelí se retirará unilateralmente de Cisjordania y se arriesgará a que caigan cohetes sobre Tel Aviv. Nasrallah y Hamas hicieron que "la profundidad territorial estratégica" estuviera de vuelta en el pensamiento israelí. Todos los colonos judíos en Cisjordania dicen: "Gracias, Nasrallah".

Cuidar su lugar

Pero supongamos que a Nasrallah no le importa la democracia ni un Estado palestino. Que tiene que cuidar su propia posición. Sus aventuras causaron la devastación de su pueblo -lo que está pasando en el Líbano es una tragedia terrible-, pero causaron relativamente poco daño a Israel. Inició una guerra en nombre de Irán que arruinó a su pueblo y el mejor resultado que puede esperar es un cese el fuego que exija que Hezbollah se aleje de la frontera israelí.
Además, Irán dio a Nasrallah misiles para impedir cualquier ataque israelí u occidental contra el programa nuclear iraní. Ahora, al jugar frívolamente su carta de los misiles, Hezbollah e Irán pusieron en riesgo y debilitaron la capacidad de disuasión iraní. Una jugada realmente estúpida.
¿Puede Estados Unidos capitalizar la locura de Nasrallah? Para mí, la gran movida estratégica en el tablero es tratar de dividir a Siria e Irán, y llevar nuevamente a Damasco al bando árabe sunnita. Esa es la jugada que cambiará la partida. ¿Cuál será el precio que exigirá a cambio Siria? No lo sé, pero ciertamente pienso que valdría la pena averiguarlo. Después de todo, Siria alberga a la conducción de Hamas en Damasco. Es el puente terrestre entre Hezbollah e Irán, sin el cual Hezbollah no podrá sobrevivir. Y es el refugio para los insurgentes del grupo Baath en Irak.
Sí, tenemos mucho que discutir con Siria. Y también los sauditas, los egipcios y los jordanos, a los que les preocupa que Siria pudiera estar allanando el camino para que los chiitas iraníes se apoderen de la política árabe.
Por cierto, me interesaría saber si Damasco respondería positivamente a una propuesta de Estados Unidos y Arabia Saudita, como la que logró que Libia abandonara sus armas nucleares. Es improbable, admito, pero si el equipo de Bush tuviera la gente lo suficientemente sagaz para lograr eso -algo también improbable- se produciría la madre de todas las derrotas para Irán y Nasrallah. .

Traducción: Luis Hugo Pressenda 

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LA NACION en el Líbano

Beirut, donde hoy nadie se siente a salvo

Por   | LA NACION
BEIRUT.- El barco se acerca y la bruma desnuda, como un milagro después de ocho días de bombardeo, el perfil intacto de la costa. Pero la ilusión dura poco: lo primero que ofrece la ciudad, cuando se pone un pie en ella, es silencio. El silencio de la falta de vida y el de mucha muerte.
En la segunda semana de ataques israelíes, el panorama es desolador. Se habla de más de 300 muertos, pero nadie sabe bien cuántos son los que están sepultados en los escombros de la zona sur. Los ataques avanzaron ayer por primera vez sobre zonas antes consideradas seguras, y con las horas se multiplican el éxodo y la falta de alimentos.
Como nuevo signo de desesperación, los libaneses ya no sólo acopian comida, agua y remedios sino que arrasan con cuanto dólar tienen a la vista y lo acumulan, buscando un refugio económico que los rescate del hundimiento que consideran inevitable. Los bancos acusaron ya falta de billetes.
A las 20.30 sonaron nuevas explosiones. La agresión israelí irrumpe hasta por la nariz: el aire se satura de un acre olor a fósforo. Pero la sorpresa estuvo en la extensión de los blancos: los disparos llegaron por primera vez al barrio cristiano de Ashrafiyeh, considerado hasta ayer una "zona segura".
El dato es más que geográfico. "No estamos seguros en ningún lado", fue el mensaje ayer de los habitantes de una ciudad convertida en estación de salida: el único lugar donde hay movimiento es en el puerto, donde la gente espera como puede la ocasión de abordar un barco de evacuación antes de que termine el operativo.
Tras el peor día de fuego cruzado se estima que más de la mitad de la población abandonó la ciudad y se reubicó donde pudo. Algunas de las avenidas ofrecen el paisaje muerto de balcones cerrados y ventanas bajas.
Pero la verdadera desolación está en la zona sur, arrasada por la aviación israelí, donde numerosos cadáveres podrían estar bajo las ruinas de los edificios. Un paisaje que parece de película de guerra.
"Tenemos gente de la ciudad viviendo en hoteles, donde buscan refugio. Pero cada vez quedan menos porque empiezan a no poder pagar la cuenta", explicaron a LA NACION. Entre abrazos con otros pasajeros, una familia se despedía ayer del que había sido su hogar durante la primera semana de ataques. Otros se refugian en casas de quienes pueden recibirlos en la zona montañosa que rodea la ciudad. O acampan, medrando como logren rebuscárselas. "Es cuestión de plata. Si tenés dinero, estás más a salvo; si no, estás perdido" fue la síntesis durante el primer recorrido por la ciudad bombardeada.
Una nueva fobia se desarrolló ayer: nadie maneja camiones, nuevo blanco de las bombas israelíes. Beirut se convirtió en las últimas horas en un centro urbano con mucha menos capacidad para atender su necesidad de provisiones, ante lo difícil que resulta conseguir quien quiera manejarlos.
"Faltan cosas y todo sube de precio", es la denuncia. Los más confiados aseguran que, de no adoptarse medidas de refuerzo, el material acumulado en depósitos garantiza la provisión de agua y alimentos por dos semanas más. De allí en adelante sería casi imposible si no hay cómo transportarlo.
Hay suba de precios. Todo sube, desde la comida hasta el contrato de los barcos para que partan los evacuados: según supo LA NACION, los primeros costaron cerca de 270.000 dólares. Pero ahora ya se habla de un millón para lograr que un crucero complete la ruta entre esta ciudad y Larnaca. La guerra es un negocio para muchos.
Los camiones de transporte volvieron a ser ayer el blanco de los misiles israelíes, que también alcanzaron uno de los mayores centros de distribución de alimentos agrícolas y la lechería más grande del país.
"¿Qué tiene que ver la leche y la manteca con Hezbollah?", era ayer la pregunta repetida. Por la noche hubo que añadirle los medicamentos: se reportó el ataque de un camión con productos medicinales en Bekaa. "Quieren hambrearnos, matarnos de a poco", era la queja.
Inoperante hace una semana por las bombas, el aeropuerto fue ayer atacado nuevamente, lo que aleja todavía más las posibilidades de que la ciudad quiebre el cerco que la rodea y que sólo puede ser atravesado por el puerto y por el paso de la frontera norte con Siria.
Desde el mar, una hora antes de llegar a puerto, Beirut es apenas una línea en el horizonte, una señal tan débil como la que, a esa altura, padecen los teléfonos celulares de los desesperados libaneses que retornan a casa y quieren saber qué pasó en las largas horas que quedaron incomunicados en la ruta marítima.
Y lo que pasó no es bueno.
Al caer la noche suena un ruido: es un generador que intenta paliar un corte energético. El otro ruido, el temido, es el de los cohetes. Y el que no se escucha es el de la evidencia: el silencio de toda vida que, a esta altura, intente ser algo más que supervivencia. .

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EE.UU. acordó con Israel que la ofensiva continúe una semana

WASHINGTON.- A pesar de la creciente presión internacional para lograr un cese de las hostilidades, Estados Unidos acordó con Israel que su ofensiva militar contra Hezbollah podrá extenderse hasta una semana más, antes de iniciar las negociaciones que conduzcan a una tregua, dijeron ayer funcionarios de ambos países y de la Unión Europea (UE).
Las Naciones Unidas (ONU) y el bloque europeo presionan para acordar cuanto antes un alto el fuego para aliviar la crisis humanitaria en el Líbano, pero el presidente George W. Bush apoya la decisión del gobierno israelí de debilitar todo lo posible a Hezbollah como paso previo a la apertura de cualquier diálogo diplomático.
La administración republicana dio a entender ayer que sólo después de alcanzado el objetivo militar la secretaria de Estado Condoleezza Rice viajaría a la región, lo que sin embargo es visto por sus pares europeos como una jugada de altísimo riesgo y de consecuencias imprevisibles.
"Un cese del fuego que mantenga intacto el statu quo anterior, que deje intacta la infraestructura terrorista, es absolutamente inaceptable", explicó el vocero de la Casa Blanca, Tony Snow. "Lo que queremos es un cese de la violencia que sea consistente con la estabilidad, la paz y la democracia en el Líbano, y con el fin del terror", dijo.
La posición de Bush abrió un nuevo contrapunto con las potencias europeas, que se suma al cisma registrado en los meses que precedieron la invasión de Irak. Como entonces, el primer ministro británico, Tony Blair, se alió ahora con la Casa Blanca, mientras que "la vieja Europa", como la definió en aquel entonces el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, se opuso.
La UE llamó en los últimos días a un cese de las hostilidades, calificó de "desproporcionada" la fuerza militar aplicada por Israel y alertó que terminará por alentar el caldo de cultivo del que se beneficiarán Hezbollah y otras organizaciones terroristas.
Uno de los ejes centrales del derecho público internacional en asuntos bélicos es la "proporcionalidad en la respuesta" ante un ataque, lo que un amplio sector académico en Estados Unidos teme que se haya vulnerado esta vez. "Toda nación tiene el derecho a defender a sus ciudadanos. Pero debe lanzarse un ataque de manera proporcionada y no se puede causar un sufrimiento innecesario a civiles", planteó el profesor de Derecho de la Universidad Syracuse, David M. Crane.

Estrategia combinada

La canciller israelí, Tzipi Livni, rechazó esas críticas. Sostuvo que la campaña no responde al último ataque de Hezbollah, sino a la amenaza más amplia que sus terroristas representan para su país desde hace muchos años. El objetivo de Israel se combina además con la estrategia norteamericana, que abarca otros objetivos. En particular, golpear a Irán y a Siria, países que Estados Unidos cree que dirigen en secreto a los militantes del movimiento palestino Hamas y del Hezbollah.
En esa línea, Bush, con el respaldo de Blair, se abstuvo de apoyar un alto el fuego tanto en la reciente cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) en San Petersburgo como ante el Consejo de Seguridad de la ONU y la reunión de cancilleres europeos en Bruselas.
Rice sí llamó a un alto el fuego, pero "de valor duradero", es decir que incluso le permita al ejercito libanés recuperar el control del sur del país, hoy bajo la tutela solapada de Hezbollah. Rice trató ya la crisis por teléfono con los líderes de Israel, el Líbano, Jordania, Egipto y Arabia Saudita, entre otros, pero no con Siria. También discutió con el responsable de las relaciones exteriores de la UE, Javier Solana, pero no arribaron a un acuerdo.
Los europeos creen que Israel podría obtener una ventaja de corto plazo, al diluir la amenaza actual que representa el Líbano. Pero temen que eso se pierda luego, cuando las imágenes de una Beirut atacada sean difundidas para promover la jihad (guerra santa). "Si la ofensiva causa más sufrimiento en la gente de lo que es necesario para alcanzar un objetivo -alertó Solana-, será más difícil ganar sus "corazones y mentes en la lucha contra los terroristas".
El plan de la Casa Blanca es, sin embargo, permitir que los israelíes bombardeen por una semana zonas del Líbano donde estarían las instalaciones, el arsenal y la cúpula del Hezbollah. Sólo luego promoverá un plan por intermedio de la ONU, explicaron altos funcionarios de la administración.
El plan incluiría la creación de una zona especial, en el sur del Líbano, en una franja de 19 kilómetros a lo largo de la frontera con Israel. También, se emplazaría una fuerza de paz de la ONU en la región; y se impondría un embargo de armas en el territorio libanés, con la excepción de su ejército, considerado hoy muy débil como para combatir contra las milicias de Hezbollah.
Como último eje, el plan incluiría una iniciativa para recolectar fondos en la comunidad internacional, incluyendo los organismos multilaterales de crédito, para reconstruir el Líbano cuando se acalle el fragor de las armas.  

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La guerra en Medio Oriente: Israel, más cerca de una invasión terrestre

Hubo fuertes combates en el Líbano

Soldados israelíes se enfrentaron por primera vez con militantes de Hezbollah; ya son más de 300 los muertos en la ofensiva

BEIRUT.- En el día más sangriento desde el inicio de la guerra abierta entre Israel y el grupo terrorista Hezbollah, la semana pasada, el ejército israelí se enfrentó ayer por primera vez en un feroz combate directo con militantes de la organización extremista en el sur del Líbano, durante una incursión que amenaza con ser el preludio de una masiva invasión del país vecino.
Mientras el conflicto entraba ayer en su segunda semana, por lo menos 68 personas murieron a ambos lados de la frontera, lo que elevó la cifra total de víctimas mortales a más de 300.
Ajenos a los desesperados llamados de la comunidad internacional para un cese del fuego, Israel continuó con sus ataques aéreos contra el Líbano y bombardeó por primera vez el principal barrio cristiano de Beirut, mientras Hezbollah mantuvo su ofensiva contra el norte del Estado judío, donde, también por primera vez, lanzó cohetes contra Nazaret, una ciudad habitada principalmente por árabes.
A última hora de ayer, unos 20 aviones israelíes lanzaron un fuerte ataque contra un refugio en el sur de Beirut, donde supuestamente se ocultaban algunos de los principales dirigentes de Hezbollah. La operación, en la que se usaron 23 toneladas de explosivos, no habría dejado víctimas, según informó el grupo terrorista en un comunicado.
Anoche no se descartaba que en el refugio hubiera estado Hassan Nasrallah, el líder del grupo terrorista y principal objetivo de los ataques israelíes. Nasrallah había escapado ileso el viernes pasado de un ataque que destruyó su domicilio y sus oficinas en la periferia sur de Beirut, bastión del grupo chiita, tras lo cual declaró una "guerra abierta" contra Israel.
El método de "asesinatos selectivos" es utilizado con frecuencia por Israel. El propio Nasrallah se hizo cargo de Hezbollah en 1992, después de la muerte de su antecesor Abbas Mussawi, víctima de un ataque selectivo. En la Franja de Gaza, Ahmed Yassin, fundador de la organización terrorista Hamas, y Abdel Aziz Rantisi, su sucesor, también fueron eliminados en ataques aéreos israelíes, en 2004.
La guerra entre Israel y el grupo chiita, que se desató el miércoles de la semana pasada, cuando Hezbollah secuestró a dos soldados y mató a otros ocho en una incursión en territorio israelí, ya dejó 320 muertos: 29 en Israel y 291 en el Líbano.
En medio de nuevas advertencias de organismos internacionales sobre una crisis humanitaria en el Líbano, miles de extranjeros seguían huyendo ayer del país, mientras otros miles de libaneses dejaban sus hogares para escapar de los bombardeos y refugiarse en escuelas, plazas y estacionamientos.
Un día después de que Israel amenazara con invadir por tierra el Líbano y convocara a tres unidades de reservistas, las tropas chocaron ayer por primera vez con militantes de Hezbollah. Soldados israelíes penetraron antes del amanecer en territorio libanés, supuestamente para buscar túneles y armas del grupo terrorista. La incursión provocó un feroz enfrentamiento con militantes que aparentemente intentaban ingresar en territorio israelí. Los combates dejaron dos soldados israelíes y un extremista libanés muertos.
Aunque Hezbollah dijo luego que había logrado "repeler" a las fuerzas israelíes, el gobierno de Ehud Olmert afirmó que se había tratado de una operación acotada y no del inicio de una invasión. Israel, que se ha limitado a realizar ataques desde el mar y el aire, por ahora se negó a llevar a cabo una gran operación por tierra, porque sabe que Hezbollah conoce mejor el terreno y por el mal recuerdo que dejó la ocupación judía del sur del Líbano, entre 1982 y 2000.
Sin embargo, una operación terrestre a gran escala parecía ayer más cercana, después de que el ejército admitiera que los ataques aéreos que está llevando a cabo desde hace ocho días no eran suficientes para detener los cohetes que lanza Hezbollah.
Por otro lado, los bombardeos israelíes, que se suelen concentrar en la infraestructura del Líbano -como rutas y el aeropuerto internacional- y los suburbios del sur de Beirut, ayer tuvieron como blanco al principal barrio cristiano, en pleno centro de la capital. La aviación israelí también destruyó unas 20 casas y edificios de ciudades del sur del país y cuatro puentes en dos regiones limítrofes con Siria. Por lo menos 64 personas murieron en estos ataques.
El grupo chiita, por su parte, lanzó más de 100 cohetes contra el norte de Israel, donde dos hermanos árabes de 3 y 9 años murieron en Nazaret.

Lejos del cese del fuego

Pese a los crecientes esfuerzos diplomáticos, no había señales ayer de que ninguno de los dos lados estuviera dispuesto a considerar un cese de los combates. Mientras el primer ministro israelí, Ehud Olmert, afirmó que los bombardeos durarán "el tiempo que sea necesario" para la liberación de los soldados, su par libanés, Fuad Siniora, acusó a Israel de ser una "máquina de guerra salvaje". El premier libanés también criticó a los países que, como Estados Unidos, afirman que Israel está actuando en defensa propia.
"¿Es esto lo que la comunidad internacional entiende por defensa propia?", se preguntó Siniora, que dijo que obligará a Israel a pagar compensaciones al Líbano por los daños "incalculables" contra la infraestructura de su país.
Washington, principal aliado de Israel, se negó ayer a presionar a Olmert para que declarara un cese del fuego "con una organización terrorista". La secretaria de Estado Condoleezza Rice buscará hoy apoyo a la postura norteamericana, durante una reunión que mantendrá con el responsable de política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan. .

Agencias AP, AFP, Reuters y DPA

 

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