Tras 50 días de guerra, Israel y Hamas acuerdan una tregua duradera
Diario "Clarín" Buenos Aires, 27 de agosto de 2014
Fue anunciado por los palestinos y el gobierno de Egipto. Fuertes divisiones en el gobierno del premier israelí.
Con tiros al aire y festejos en las calles de la Franja de Gaza y caras bastante más serias en Tel Aviv, se llegó a un cese el fuego duradero por primera vez en este conflicto
desde que comenzó la ofensiva israelí cincuenta días atrás. Las dos
partes enfrentadas alcanzaron un amplio acuerdo que contempla abrir los
pasos fronterizos para reconstruir los territorios palestinos, la
ampliación de su zona de pesca y el tránsito hacia Cisjordania. Mientras
tanto continúan abordándose en la mesa de diálogo en Egipto otros
puntos más conflictivos de la negociación.
El acuerdo fue anunciado por Hamas y confirmado dos horas después por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y por el Gobierno egipcio, que ha mediado en su consecución. Durante ese tiempo, la aviación israelí intensificó sus ataques en el sur de la Franja y las milicias palestinas multiplicaron los lanzamientos de cohetes y proyectiles de mortero contra el sur de Israel, intercambio en el que murió un civil israelí y tres palestinos.
Aunque no ha sido aún confirmado oficialmente, el acuerdo ahonda la brecha en la coalición de gobierno israelí y afecta la popularidad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ahora deberá luchar por conservar su puesto, contra la dura crítica de los sectores más conservadores. Apenas un par de días atrás, el propio premier dijo que la ofensiva iba a continuar “todo el tiempo que fuera necesario”, algo muy aplaudido tras la muerte de un nene de cuatro años, nieto de argentinos, en un ataque con cohetes.
Según el diario Haaretz, los ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Economía, Naftalí Bennett, representantes de la extrema derecha nacionalista israelí y con capacidad para hacer caer el Ejecutivo, mostraron ayer su clara oposición al pacto.
Igual de crítica, Zahava Gal-On, dirigente del partido opositor de izquierda Meretz, cuestionó a Netanyahu y culpó a su “irresponsable Gobierno” de haber puesto “en bandeja la victoria a Hamas, que se apoderó del triunfo cuando iba a una derrota segura”.
Este alivio incluye la apertura del paso fronterizo de Rafah -que quedará bajo el control de la ANP, como deseaban Israel y Egipto-, la ampliación de la zona de pesca y la relajación de las restricciones israelíes para salir de la Franja, explicaron a Efe fuentes palestinas. Aplazada por un mes ha quedado la discusión de otros asuntos, como la reapertura del puerto y el aeropuerto, la liberación de prisioneros y la entrega de los cadáveres de los soldados.
Las organizaciones palestinas fueron muy determinados en reivindicar el éxito sobre Israel por la “heroica resistencia del pueblo”. Entre las escenas más repetidas y difundidas por la televisión se veían a militantes de Hamas tirando tiros al cielo, con banderas verdes desplegadas al viento y autos en caravana.
Desde las mezquitas, los altoparlantes comenzaron a difundir a altísimo volumen cantos reservados para los días de fiesta musulmanes. Cantos que se mezclaban con pirotecnia de dudosa seguridad. Pero no todo era euforia y felicidad. En otras partes de la Franja aún se recuperaban de los intensos y continuos bombardeos en los que murieron más de 2.100 palestinos, en su gran mayoría civiles y una cuarta parte de ellos niños, y más de 11.000 han resultado heridos. En ese territorio, según las Naciones Unidas, unas 450.000 personas también debieron dejar sus casas, que fueron destruidas.
El acuerdo fue anunciado por Hamas y confirmado dos horas después por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y por el Gobierno egipcio, que ha mediado en su consecución. Durante ese tiempo, la aviación israelí intensificó sus ataques en el sur de la Franja y las milicias palestinas multiplicaron los lanzamientos de cohetes y proyectiles de mortero contra el sur de Israel, intercambio en el que murió un civil israelí y tres palestinos.
Aunque no ha sido aún confirmado oficialmente, el acuerdo ahonda la brecha en la coalición de gobierno israelí y afecta la popularidad del primer ministro, Benjamin Netanyahu, que ahora deberá luchar por conservar su puesto, contra la dura crítica de los sectores más conservadores. Apenas un par de días atrás, el propio premier dijo que la ofensiva iba a continuar “todo el tiempo que fuera necesario”, algo muy aplaudido tras la muerte de un nene de cuatro años, nieto de argentinos, en un ataque con cohetes.
Según el diario Haaretz, los ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Economía, Naftalí Bennett, representantes de la extrema derecha nacionalista israelí y con capacidad para hacer caer el Ejecutivo, mostraron ayer su clara oposición al pacto.
Igual de crítica, Zahava Gal-On, dirigente del partido opositor de izquierda Meretz, cuestionó a Netanyahu y culpó a su “irresponsable Gobierno” de haber puesto “en bandeja la victoria a Hamas, que se apoderó del triunfo cuando iba a una derrota segura”.
Este alivio incluye la apertura del paso fronterizo de Rafah -que quedará bajo el control de la ANP, como deseaban Israel y Egipto-, la ampliación de la zona de pesca y la relajación de las restricciones israelíes para salir de la Franja, explicaron a Efe fuentes palestinas. Aplazada por un mes ha quedado la discusión de otros asuntos, como la reapertura del puerto y el aeropuerto, la liberación de prisioneros y la entrega de los cadáveres de los soldados.
Las organizaciones palestinas fueron muy determinados en reivindicar el éxito sobre Israel por la “heroica resistencia del pueblo”. Entre las escenas más repetidas y difundidas por la televisión se veían a militantes de Hamas tirando tiros al cielo, con banderas verdes desplegadas al viento y autos en caravana.
Desde las mezquitas, los altoparlantes comenzaron a difundir a altísimo volumen cantos reservados para los días de fiesta musulmanes. Cantos que se mezclaban con pirotecnia de dudosa seguridad. Pero no todo era euforia y felicidad. En otras partes de la Franja aún se recuperaban de los intensos y continuos bombardeos en los que murieron más de 2.100 palestinos, en su gran mayoría civiles y una cuarta parte de ellos niños, y más de 11.000 han resultado heridos. En ese territorio, según las Naciones Unidas, unas 450.000 personas también debieron dejar sus casas, que fueron destruidas.
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