Lunes 23 de mayo de 2011
Escándalo en el FMI / Un matrimonio célebre en Francia
Anne Sinclair, la mujer que aún cree en Strauss-Kahn
La millonaria esposa del ex jefe del Fondo paga los gastos de defensa y de seguridad
PARIS.-
Era mucho más famosa que su marido y también mucho más rica. Ahora se
ha unido al desdichado club de esposas que respaldan a sus maridos
frente a un crescendo de relatos de infidelidades sexuales, en
su caso potenciados por los extraordinarios y escabrosos cargos
criminales de intento de violación de una mucama de hotel.
Cuando
se casó con Dominique Strauss-Kahn, en noviembre de 1991, Anne Sinclair
era una famosa periodista de televisión. Su cabellera oscura y sus ojos
azul acero eran emblemáticos de 7/7, el programa de entrevistas más
visto del país en ese entonces. Sinclair realizó más de 500 entrevistas,
entre otros, a presidentes como François Mitterrand, Mikhail Gorbachov y
Bill Clinton, así como a Hillary Clinton cuando era primera dama, y a
estrellas como Yves Montand y hasta Madonna. Cada domingo, el programa
concitaba la atención de hasta 12 millones de espectadores.La boda de 1991 fue un matrimonio por amor: Strauss-Kahn ya tenía dos matrimonios previos y cuatro hijos, y Sinclair se había casado una vez y tenía dos hijos. Anne pertenece a una familia que tuvo que huir a Estados Unidos para escapar de los nazis, y "Sinclair" era el alias de su padre en la Resistencia Francesa, así que después del intercambio de votos legales en el registro civil parisino, la mujer insistió también en realizar una ceremonia judía.
Y para hacerse una idea de la belleza y la fama de Anne Sinclair, basta recordar que se casó en un salón presidido por el busto de Marianne -símbolo francés de la libertad y la república- para el que ella misma había servido de modelo: su rostro no sólo estaba en la mayoría de los televisores de Francia, sino en todas las dependencias públicas.
Se conocieron en un estudio de televisión en 1989. Michel Taubmann, que recientemente publicó una oportuna biografía del posible candidato presidencial Strauss-Kahn, dijo que Sinclair "estaba subyugada por su inteligencia y su carisma".
Cuando su marido se convirtió en ministro de Finanzas, en 1997, Sinclair abandonó su programa de televisión para evitar un conflicto de intereses. Se convirtió a su vez en subdirectora del canal TF1 y, más tarde, en directora general de la rama de esa emisora en Internet. "Cuando una se ha pasado 13 años de su vida entrevistando a políticos -declaró en aquel entonces- el poder ya no fascina en absoluto."
Sin embargo, era la fuerza detrás de las ambiciones políticas de su marido, y su fortuna -que heredó de su abuelo, el marchand de arte Paul Rosenberg- le ha permitido a la pareja una vida de lujos e independencia, que incluye dos fabulosos departamentos en París, una casa de cuatro millones de dólares en Georgetown y un palacete en Marrakech.
Sinclair también colaboró financiando un equipo de asesores políticos, agentes de prensa y sitios de Internet que estaban preparando el que se suponía que sería un regreso triunfal de Strauss-Kahn a Francia para embarcarse en la carrera por la presidencia, que según muchos iba a ganar.
De 62 años de edad, la misma que su marido, Sinclair nació con el nombre de Anne-Elise Schwartz. Su padre, Joseph-Robert Schwartz, adoptó legalmente el apellido Sinclair un año más tarde, en 1949; su madre, Micheline Nanette Rosenberg, modeló para Picasso, que la llamaba "Michou". Del padre de Micheline y uno de los primeros promotores de Picasso, la familia heredó parte de una colección de cuadros valuada en muchos millones de dólares.
Anne Sinclair integra el comité directivo del Museo Picasso de París y está escribiendo un libro sobre la vida de su abuelo.
Según la revista Paris Match , Sinclair estaba en París a la espera del nacimiento de su primer nieto, cuando recibió una llamada de su marido, a las 11 de la noche hora de París. De pronto, se puso pálida. Aparentemente, él le dijo que había tenido "un problema grave".
El domingo pasado, Sinclair difundió un comunicado de respaldo incondicional a su esposo, en el que afirmó que no cree en los cargos en su contra, y luego voló a Manhattan, donde debió pagar el millón de dólares de fianza de Strauss-Kahn y los demás gastos originados por su detención: el alquiler de un departamento, el brazalete de seguimiento electrónico y guardias armados de una empresa de seguridad autorizada por la corte. "No creo ni por un instante las acusaciones de agresión sexual contra mi esposo", dijo. "Estoy convencida de que su inocencia quedará probada."
Un seductor
No quedan dudas de que Sinclair sabía que su marido era mujeriego, pero, por lo menos, en público no parecía importarle. En 2006, cuando un periodista de L'Express le preguntó si la reputación de su marido la hacía sufrir, Sinclair respondió: "¡No! Hasta me enorgullece. Para un político es importante saber seducir. Mientras se siga sintiendo atraído por mí, y yo por él, suficiente".La mayormente soslayada historia de las relaciones de Strauss-Kahn salió a la luz en 2008, cuando fue investigado por el Fondo Monetario Internacional por abuso de poder, después de mantener un amorío con una economista húngara, Piroska Nagy. El organismo concluyó que el romance había sido consensual, reprendió a Strauss-Kahn, pero lo mantuvo en su cargo. El hombre contrató a una empresa asesora de imagen y emitió una declaración lamentando el amorío y disculpándose con su esposa.
En ese momento, Sinclair escribió en su blog: "Todos sabemos que son cosas que pasan en la vida de las parejas; ya hemos dejado atrás esa historia de una noche"..
S. Erlanger y M. de la BaumeThe New York TimesTraducción de Jaime Arrambide
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