Diario "La Capital". Rosario, martes, 24 de febrero de 2015
El ministro Rossi anunció el repliegue de las tropas argentinas en Haití
El titular del Ministerio de Defensa Agustín Rossi señaló que el retiro será en abril. Las Naciones Unidas (ONU) dispusieron reducir los efectivos militares en este país.
El ministro de Defensa, Agustín Rossi, recorrió ayer las instalaciones junto a los Cascos Azules.
Por Adrián Gerber / La Capital
Enviado especial.- Comenzó el
principio del fin de los cascos azules argentinos desplegados en la
misión de paz en Haití dispuesta por las Naciones Unidas (ONU) desde
2004. Así lo señaló el ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi,
al arribar ayer a la capital de este país caribeño, Puerto Príncipe, en
una visita de dos días a los efectivos nacionales. El funcionario
anunció que a fines de abril está previsto el retiro de las tropas
argentinas en el marco de la resolución de la ONU que dispuso disminuir
en un 50 por ciento el componente militar multinacional en Haití.
Rossi detalló que Argentina replegará su Unidad Aérea
que opera con dos helicópteros Bell 212 y 47 efectivos desde la capital
haitiana y el Batallón Conjunto desplegado en Gonaives (ciudad ubicada a
150 kilómetros de la capital y con 800 mil habiantes), integrado por
428 miembros del Ejército y la Armada, bajo cuya responsabilidad está la
seguridad de esta localidad. Esta tarea quedará a partir del repliegue
militar bajo exclusiva responsabilidad de la Policía Nacional de Haití.
De todos modos, Argentina seguirá presente en esta
misión de paz ya que mantendrá en funcionamiento el Hospital Reubicable
de la Fuerza Aérea, situado en Puerto Príncipe, y que integran 67
personas. Además, Argentina tiene un Estado Mayor conformado por 20
militares, que coordina las tareas del contingente nacional.
Argentina integra desde un principio esta misión de
paz que desembarcó tras el golpe militar que destituyó al entonces
presidente Jean-Bertrand Aristide y que provocó un caos político e
institucional en el país más pobre y desigual del América. Más pobre
porque el 80 por ciento de los diez millones de haitianos vive en estas
condiciones (con 1,3 dólar diario), un millón y medio padece hambre, y
seis millones y medio no satisfacen con regularidad sus necesidades
alimentarias. Y más desigual porque el 20 por ciento más rico de los
hogares detenta el 64 por ciento de los ingresos totales del país,
mientras que el 20 por ciento más pobre recibe sólo un 1 por ciento.
Rossi desembarcó en Haití en un momento clave ya que
la misión de paz de la ONU atraviesa un momento crucial. Varios países
que aportan efectivos ya comenzaron a retirar tropas (tal el caso de
Uruguay), en consonancia con la disposición de la ONU que resolvió
reducir de los actuales 5.100 cascos azules a 2.500.
Minutos después de aterrizar en el aeropuerto
internacional Toussaint Louverture, el ministro de Defensa recorrió a
media tarde de ayer la Unidad Aérea y el Hospital Reubicable. "La última
resolución del Consejo de Seguridad de la ONU decidió replegar gran
parte de las fuerzas armadas que participan en esta misión y en ese
escenario se definió liberar de tropas la zona de Gonaives, donde están
los efectivos argentinos", explicó el ministro. Rossi hizo también un
balance de estos diez años de tropas argentinas en Haití. "Estamos más
que conformes con el rol que han cumplido las Fuerzas Armadas Argentina
en este país. Nunca hemos tenido ni una queja, ni de las ONU ni de la
población civil. Siempre hemos tenido mucho respeto por los haitianos".
El contingente nacional contribuye con 561 cascos
azules a la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití
(Minustah). Es uno de los más importantes, aunque Brasil tiene la mayor
cantidad de efectivos y mantiene bajo su órbita el mando militar de la
misión de la ONU. El Hospital Reubicable instalado en Puerto Príncipe y
que seguirá funcionando tras el repliegue de tropas argentinas está
íntegramente operado por efectivos de la Fuerza Aérea nacional y cuenta
desde hace un año con un equipo de telemedicina móvil para poder hacer
interconsultas vía satélite a cualquier centro del mundo. El mismo,
desarrollado y donado por la Facultad de Medicina de la Universidad
Nacional de Rosario, está diseñado especialmente para atender a las
poblaciones ante catástrofes naturales y situaciones extremas. Este
centro de salud atiende principalmente a los miembros de todos los
países que integran la misión de paz de la ONU, pero en casos de
emergencia también presta servicios a la población haitiana, que en su
gran mayoría no tiene acceso a la atención médica más básica. Argentina
tiene actualmente presencia en cuatro misiones en distintos lugares del
mundo bajo bandera de Naciones Unidas: contingentes en Haití (Minustah,
desde 2004) y Chipre (Unficyp, desde 1993), así como observadores
militares en Sahara Oriental (Minurso, desde 1991) y Medio Oriente
(Untso, desde 1969), contribuyendo con casi 900 miembros a la
construcción y consolidación de la paz y la seguridad internacional.
Un pueblo con un destino trágico
En el modesto aeropuerto de Puerto Príncipe se podían
ver ayer desde las ventanillas del avión las banderas haitianas a media
asta en señal de duelo por las 18 personas que murieron electrocutadas
la semana pasada cuando una carroza derribó un cable de electricidad
durante la celebración del carnaval.
Haiití es el país más pobre y desigual del continente, y está trágicamente acostumbrado a soportar padecimientos de toda índole.
Parece que fue hace muchísimo, pero sólo han pasado
cinco años desde que un terremoto de magnitud 7,3 grados en la escala de
Richter tuvo lugar en Haití matando a unas 316 mil personas, provocando
350 mil heridos y dejando a 1,5 millón de haitianos sin hogar. Cuando
uno recorre hoy las calles de Puerto Príncipe ya casi no se ven
escombros. Esto lo corrobora en cifras el Programa de Desarrollo de las
Naciones Unidas (Pnud) al señalar que fueron retirados el 97% de los 10
millones de metros cúbicos de desechos que dejó el sismo.
Pero el drama social en Puerto Príncipe sigue: cerca
de 85 mil personas continúan sin hogar viviendo bajo carpas en 123
campos de desplazados (en 2010 se habían establecidos 1.500 campamentos
para albergar a los refugiados). Las condiciones de vida en estos
lugares son extremadamente precarias: en más de la mitad de estos campos
no hay siquiera inodoros, y donde los hay cada uno lo comparten 100
personas). “La provisión de servicios esenciales ha ido disminuyendo
progresivamente a lo largo de los años, debido a la reducción del
financiamiento y a que se le da mayor prioridad al cierre de los
campamentos”, alerta Amnistía Internacional en un informe difundido el
mes pasado. Esta ONG advierte que un mínimo de servicios básicos es
necesario para que la situación de saneamiento no empeore y para que no
aumente el riesgo de enfermedades que se transmiten por el agua y las
heces.
Justamente, entre otras adversidades, el país ?que
tiene una población de 10 millones de habitantes- también está sufriendo
desde hace cuatro años y medio una terrible epidemia de cólera, que ya
ha provocado casi 9 mil muertos y 750 mil contagios.
Ante este complicado panorama social, el presidente
haitiano, el cantante popular Michel Martelly, se quejó en noviembre
pasado que tras el terremoto su país sólo ha recibido cuatro mil
millones de dólares de los 12 mil millones que la comunidad
internacional se comprometió a entregar. Y por si fuera poco, Haití se
encuentra hoy por hoy sumergido nuevamente en una crisis política
provocada por las diferencias entre el presidente Martell, y el Poder
Legislativo.
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