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martes, 3 de febrero de 2015

EE.UU. CLINTON HILLARY. INTIMIDAD Y PODER







Hillary Clinton, intimidad y poder

Desde hace tres semanas la sociedad norteamericana está convulsionada por la aparición de Viviendo la historia (Living history), la autobiografía por la que la senadora y ex primera dama norteamericana ya cobró un adelanto de 8 millones de dólares. El libro será publicado en nuestro país, en noviembre, por Editorial Planeta. Aquí, los más atrapantes párrafos
"Cuando me inscribí en la Facultad de Leyes de Yale, en el otoño de 1969, era una de las 27 mujeres inscriptas sobre un total de 235 estudiantes matriculados. Ahora esa cifra parece irrisoria, pero en esa época era toda una conquista y significaba que las mujeres en Yale ya no serían estudiantes simbólicas. Al concluir la década del 60, los derechos de las mujeres parecían ganar impulso, mientras todo el resto parecía incierto y desfasado."

El encuentro con Clinton

"Era difícil no reparar en Bill Clinton en el otoño de 1970. Había llegado a la Facultad de Leyes, y se asemejaba más un vikingo que a un becario de ¤ regreso después de dos años en Oxford. Era alto y apuesto, con una barba rojiza y una maraña de cabello rizado. Poseía además una vitalidad enorme, que parecía irradiar de su cuerpo. Cuando lo vi por primera vez en un aula de la Facultad de Leyes pronunciaba una filípica ante un público extasiado formado por sus compañeros de curso. Mientras pasaba, lo escuché decir: ... y además, cultivamos las sandías más grandes del mundo. Le pregunté a un amigo: ¿Quién es ése? Oh, es Bill Clinton -me respondió-. Viene de Arkansas, y no habla de otra cosa. (...) Nos conocimos verdaderamente una tarde de la primavera siguiente en la biblioteca legal de Yale. Yo estaba estudiando en la biblioteca, y Bill estaba de pie en un pasillo, hablando con otro estudiante. (...) Me di cuenta de que no dejaba de mirarme. Estuvo mirándome durante un rato, así que me puse de pie, fui hacia él y le dije: Si tu intención es mirarme y la mía devolverte la mirada, será mejor que nos presentemos. Soy Hillary Rodham. Y así fue. Según Bill, él no lograba acordarse ni de cómo se llamaba. Los dos queríamos visitar una muestra de Mark Rothko en la Yale Art Gallery, pero a causa de un problema laboral algunos edificios universitarios, entre los que se contaba el museo, estaban cerrados. Bill y yo ya nos íbamos cuando él decidió que tal vez nos dejaran entrar si nos ofrecíamos a sacar los desechos del pórtico de la galería. Al observarlo alegar los motivos de nuestra admisión, pude ver en acción por primera vez todo su poder de persuasión. Tuvimos todo el museo a nuestra disposición. Vagamos por la galería hablando de Rothko y del arte del siglo XX. Quedé sorprendida por su conocimiento de temas que, a primera vista, parecían insólitos en un vikingo de Arkansas."

Caldo y jugo de naranja

"(...) Cuando volví a Yale, el domingo a la tarde, Bill me llamó por teléfono y me escuchó toser y respirar mal debido al fuerte resfrío que me había pescado. Suena terrible, me dijo. Una media hora más tarde, llamó a mi puerta, munido de caldo de pollo y jugo de naranja. Todavía recuerdo con gusto su aspecto. Una de las primeras cosas que recuerdo haber notado de Bill era la forma de sus manos. Tiene muñecas finas y dedos esbeltos, como un pianista o un cirujano. Ahora sus manos muestran las marcas de la edad, después de millones de apretones de manos y de golpes con los palos de golf y de kilómetros de firmas. Son, como su propietario, maduras pero todavía expresivas, atractivas y fuertes. En cuanto Bill vino a salvarme con el caldo de pollo y el jugo de naranja, nos hicimos inseparables."

El encuentro con Bush padre

"Me di cuenta de lo poco familiarizado que estaba el presidente Bush con los problemas que debía enfrentar Estados Unidos cuando hablé con él durante una cumbre sobre educación realizada en Charlottesville, Virginia, en septiembre de 1989, donde había reunido a todos los gobernadores (Bill Clinton era gobernador de Arkansas). (...) Hablamos del sistema de salud estadounidense. Le dije que teníamos el mejor sistema de salud del mundo en el caso de un paciente que necesitaba un trasplante de corazón, pero no si queríamos que un niño o una niña sobrevivieran a su primer cumpleaños. En ese momento, nuestra tasa de mortalidad infantil se encontraba en el puesto número 19, en el nivel mundial. El presidente Bush se mostró incrédulo y me dijo: No puede ser cierto. (...) Al día siguiente, durante una reunión con los gobernadores, George Bush le pasó una nota a Bill: Dile a Hillary que tenía razón.

El dormitorio

"Sabía que nunca me acostumbraría a los agentes del Servicio Secreto apostados junto a la puerta de nuestro dormitorio. Para los presidentes anteriores, ése era un procedimiento estándar y, al principio, el Servicio Secreto se mostró irreductible: no querían cambiar en absoluto la costumbre. ¿Y si el presidente sufriera un ataque cardíaco en medio de la noche?, me preguntó un agente cuando le sugerí que se apostara al pie de la escalera en vez de hacerlo en el segundo piso, donde dormíamos. Tiene 46 años y está en perfecto estado -le respondí-. ¡No tendrá ningún ataque al corazón!"

El encuentro con Jackie

"(...) Jackie me recibió en la puerta del ascensor, en el piso quince (...). A los 63 años seguía siendo tan bella y peculiar como cuando se presentó por primera vez a los estadounidenses como la fascinante esposa de John Fitzgerald Kennedy.
"(...) Lo primero que advertí en su departamento era que desbordaba de libros. Se los encontraba en todas partes: sobre la mesa, bajo la mesa, a los costados de los sillones y divanes. Era la única persona que conocí capaz de decorar su casa con libros. He tratado de copiar el efecto que vi en el departamento de Jackie y en su casa de Martha's Vineyard, juntando todos los libros que Bill y yo poseíamos pero, como era previsible, los nuestros nunca parecían tan elegantes."

La cena con Chirac

"Conociendo la importancia de la larga y compleja relación entre Francia y Estados Unidos, en febrero de 1996 Bill y yo estábamos ansiosos antes de la primera cena oficial con el presidente Jacques Chirac y su esposa Bernadette. Aunque Chirac hablaba en inglés fluidamente y en su juventud había viajado ampliamente por Estados Unidos, su afecto personal por el país no siempre se traduce en el respaldo de su gobierno a nuestra política. (...) El primer obstáculo por superar para esa cena era el menú. Los franceses son legendarios por la calidad de su cocina, por lo que me angustiaba por servirles una comida perfecta en la Casa Blanca. (...) Desde aquella cena hasta nuestros sucesivos encuentros con Chirac, Bill y yo descubrimos que, a pesar de que el mundo de la diplomacia es un territorio espinoso, está lleno de sorpresas. Naturalmente, me gustan muchas comidas estadounidenses, dijo el presidente Chirac, sentado a mi diestra. Saben, trabajé en un restaurante de la cadena Howard Johnson."

Monica Lewinsky

"Un viernes a la noche, el 14 de agosto de 1998, Bob Barnett se reunió conmigo en el Salón Oval para enterarse, como amigo, de cómo estaba soportando la situación. Bob me preguntó si estaba preocupada. No, respondí, simplemente me disgusta que todos tengamos que padecer esta situación. Entonces Bob me dijo: ¿Y si fuese peor de lo que sabes? No creo que sea así. Se lo he preguntado a Bill muchas veces. Bob insistía. ¿Y si Starr (el magistrado titular de la pesquisa) le hace otras acusaciones? No creo en nada que Starr pueda decir o hacer, en base a mi experiencia personal. Pero -prosiguió Bob- debes enfrentar el hecho de que algo de todo esto puede ser cierto. Mira, Bob -respondí-, mi marido puede incluso ser culpable, pero nunca me ha mentido.
"Temprano a la mañana siguiente, sábado 15 de agosto, Bill me despertó como lo había hecho durante meses. Pero esta vez no vino a sentarse junto al lecho, sino que caminaba de arriba abajo de la habitación. Por primera vez me dijo que la situación era más grave de lo que había admitido antes. Había debido testimoniar ante el Gran Jurado que había existido una intimidad impropia. Me dijo que lo que había existido entre ellos había sido una relación breve y esporádica. No me lo había dicho siete meses antes porque le avergonzaba demasiado admitirlo y porque sabía que me enfurecería y me haría sentir herida.
"Yo apenas si podía respirar. Jadeante y nerviosa, rompí a llorar y le grité: ¿Qué estás diciendo? ¿Por qué me has mentido? Mi furia aumentaba a medida que pasaba el tiempo. Lo siento. Lo siento muchísimo. Sólo quería protegerte y proteger a Chelsea. Yo no podía creer lo que oía. Hasta entonces había pensado que era una estupidez prestar atención al asunto de esa muchacha, y que Bill se hubiera dejado atrapar. No podía creer que hubiera hecho algo que ponía en peligro nuestro matrimonio y a nuestra familia. Estaba aterrorizada, con el corazón destrozado y herida."

Por qué siguió casada

"Después de lo que pasó, constantemente se me pregunta por qué Bill y yo permanecimos juntos. No es una pregunta que me guste, pero dada la naturaleza pública de nuestras vidas, sé que es algo que se me preguntará una y otra vez. ¿Qué puedo decir para explicar un amor que ha persistido por décadas y ha crecido a través de nuestras experiencias al criar una hija, enterrar a nuestros padres y querer a nuestras familias extendidas, de una vida llena de amigos, una fe común y un fuerte compromiso hacia nuestro país? Todo lo que sé es que nadie me entiende mejor y nadie me puede hacer reír de la manera que Bill lo hace. Incluso después de todos estos años, él sigue siendo la persona más interesante, energizante y viva que conozco".

Ingreso en el Senado

"El 13 de enero de 2001 ingresé en el recinto del Senado para jurar sostener y defender la Constitución de los Estados Unidos de cualquier enemigo, externo o interno... Cuando giré y miré hacia la galería superior, vi a mi madre, a mi hija y a mi marido que me sonreían."

Adiós a la Casa Blanca

"Tres días más tarde, un lluvioso atardecer de sábado, hicimos una fiesta de despedida para todos aquellos que habían trabajado en la Casa Blanca durante los ocho años precedentes, bajo un dosel erigido en el prado sur. Cuando se alzó el telón, aparecieron los Fleetwood Mac. En cuanto el grupo atacó los acordes iniciales de Don't Stop Thinking About Tomorrow (No dejes de pensar en el mañana), el himno de la campaña de Bill en 1992, brotó de la multitud un coro alegre que repetía el estribillo.
"Me sé de memoria ese estribillo. Posiblemente sea un lugar común, pero contiene la frase que mejor resume mi filosofía política: It's always about future (siempre se trata del futuro). Y es lo que se debe hacer para lograr que Estados Unidos sea un país más seguro, más inteligente, más rico, más fuerte y mejor."
"Tres días más tarde hicimos una fiesta de despedida para todos aquellos que habían trabajado en la Casa Blanca durante los ocho años precedentes, bajo un dosel erigido en el pragar común, pero contiene la frase que mejor resume mi filosofía política: It's always about future (siempre se trata del futuro). Y es lo que se debe hacer para lograr que Estados Unidos sea un país más seguro, más inteligente, más rico, más fuerte y mejor". .
Corriere della Sera/LA NACION. Traducción: Mirta Rosenberg 
 
Foto: Reuters y Reuters Corbis

Una Imagen de enero de 1998, que muestra al entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton junto a su esposa, bailando en St. Thomas, Isla sVírgenes. Foto AFP

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Revista "Viva" del diario "Clarín". Buenos Aires, 24 de abril de 2008.

Diario "La Nación". Buenos Aires, 2 de mayo de 2000.
Mónica Lewinsky. Diario "La Nación". Buenos Aires, 21 de enero de 1998.

Diario "La Capital". Rosario, 20 de noviembre de 2003.

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Diario "Clarín". Buenos Aires, 19 de enero de 1997.
Diario "Clarín". Buenos Aires, 4 de octubre de 1998


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