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lunes, 28 de septiembre de 2015

VATICANO - EE.UU.-CAPITOLIO. Desafío del Papa desde el centro del poder: llamó a la responsabilidad política

Diario "La Nación" Buenos Aires, Viernes 25 de septiembre de 2015

Desafío del Papa desde el centro del poder: llamó a la responsabilidad política

Fue ovacionado en el Congreso durante un discurso en el que apeló a la unidad; habló de la inmigración y el medio ambiente; dura condena a la pena de muerte




Francisco saludó a la multitud desde los balcones del Capitolio rodeado por miembros del Congreso norteamericano
Francisco saludó a la multitud desde los balcones del Capitolio rodeado por miembros del Congreso norteamericano.Foto:AFP
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WASHINGTON.- Quien conoce bien a Jorge Bergoglio lo sabe: más allá de ser un hombre de oración, de profunda espiritualidad, es un animal político. Lo demostró ayer cuando se convirtió en el primer pontífice de la historia en hablar ante el Congreso de Estados Unidos en una sesión conjunta, en la que fue ovacionado.



En ese escenario, marcado por la división entre demócratas y republicanos, y mientras afuera, en el legendario National Mall, decenas de miles de personas seguían el big event a través de pantallas gigantes, el Papa pronunció un discurso histórico.
No eludió ninguno de los grandes temas de la agenda política: advirtió contra cualquier tipo de fundamentalismo; pidió la abolición mundial de la pena de muerte, el fin del comercio de armas, luchar constantemente contra la pobreza y el hambre y cuidar la naturaleza. Abogó por los refugiados, inmigrantes e indocumentados; destacó el valor de la vida humana en todas las etapas y la importancia de la familia, y recordó que "si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se deduce que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas".



El Papa, que viajó luego a Nueva York, donde fue ovacionado en la Quinta Avenida antes de encabezar una misa en la catedral de San Patricio, hizo un claro llamado a la responsabilidad política para salir de la parálisis y "curar las heridas" del mundo.
"Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos, más que ocupar espacios", advirtió, en un discurso interrumpido 29 veces por aplausos y ovaciones y que incluso llegó a emocionar a varios legisladores. Hasta el usualmente adusto presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, lloró ante Bergoglio.



Reflejo de la polarización del Capitolio, los legisladores demócratas aplaudían con más entusiasmo y se paraban ante temas como inmigración, cambio climático y pobreza. Los republicanos hacían lo mismo cuando los temas eran libertad, familia, defensa de la vida. Aplaudieron, sobre todo, cuando el Papa -descripto como de izquierda por sectores de derecha- destacó, citando su encíclica Laudato si': "La actividad empresarial, que es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos, puede ser una manera fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos, sobre todo si entiende que la creación de trabajo es parte ineludible del bien común".
No por nada, en un discurso que sabía que era delicado y que iba a ser usado por cada facción para llevar agua a su molino, el ex arzobispo de Buenos Aires también llamó a los 435 diputados y 100 senadores del Congreso -el 30,7%, católicos- a no caer en la tentación de un "reduccionismo simplista que divide la realidad en buenos y malos, o en justos y pecadores".



"Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático", dijo el Papa en el Capitolio
"Un buen político es aquel que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu abierto y pragmático", dijo el Papa en el Capitolio.Foto:AFP
Equilibrado en todo momento, el Papa -que habló en inglés y tardó 50 minutos para leer cinco carillas- destacó las cosas en común, aclarando que lo que él buscaba era dialogar con todos los norteamericanos a partir de la memoria de su pueblo.
Y abordó los grandes temas que le preocupan -desde la exclusión, las nuevas formas de esclavitud, injusticias sociales, guerras, oleadas migratorias, la "inquietante situación social y política de nuestro tiempo"-. Para graficarlos, evocó a cuatro ilustres norteamericanos que inspiraron sueños y la grandeza del país: el presidente Abraham Lincoln, la libertad; el Nobel de la paz Martin Luther King, una libertad que se vive con pluralidad y la no exclusión; la activista católica Dorothy Day, la justicia social y los derechos de las personas, y el religioso Thomas Merton, la capacidad de diálogo.
"Me alegro de que Estados Unidos siga siendo para muchos la tierra de los sueños. Sueños que movilizan a la acción, a la participación, al compromiso", dijo, en una frase que desató una de las tantas ovaciones.
En medio de medidas de seguridad imponentes, en el Congreso reinaba un clima de inmensa expectativa, cargado de solemnidad. Ésta fue rota cuando el locutor que iba anunciando el nombre de las autoridades que llegaban al hemiciclo -incluso miembros de la Corte- a la hora de anunciar el ingreso del huésped ilustre lo presentó como "the pope of the Holy See" (el papa de la Santa Sede).
Como había hecho anteayer en su primer discurso en la Casa Blanca, Francisco comenzó destacando que también él es "un hijo de este gran continente". Y abordó la cuestión de los inmigrantes: "Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos fuimos extranjeros".
En ese momento, aludió a los indígenas masacrados en los albores del país. "Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones, desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi más alta estima y reconocimiento", dijo. "Aquellos primeros contactos fueron bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados del pasado", agregó, entre aplausos.
No ocultó su preocupación ante "una crisis de refugiados sin precedente desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que representa desafíos y decisiones difíciles de tomar". Entonces, habló de la "regla de oro" que da una medida de acción bien precisa: "Tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados", pidió. "En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades", agregó, con palabras más claras que el agua.
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¿El Papa deja su huella? Boehner renunció tras llorar con él

El poderoso presidente de la Cámara de Representantes anunció que dimitirá para "preservar el Congreso como institución"
LA NACION
Sábado 26 de septiembre de 2015

En su visita a una escuela en Harlem, Francisco les pidió a los alumnos que cantaran más fuerte
En su visita a una escuela en Harlem, Francisco les pidió a los alumnos que cantaran más fuerte.Foto:Reuters/Tony Gentile

NUEVA YORK.- Muchos hablan aquí de un "efecto Francisco". Lo cierto es que, apenas horas después de haber llorado abiertamente durante el histórico discurso en el que el Pontífice llamó al consenso y al diálogo, el titular de la Cámara de Representantes y tercero en la línea de sucesión presidencial, John Boehner, presentó su renuncia, harto de tanta fractura en el Capitolio y en su partido, el republicano.

"Lo que más me importa es preservar al Congreso como institución y, por eso, me voy", dijo John Boehner, que también se reunió brevemente con Francisco antes del discurso en el Congreso.
Sumamente emocionado, el veterano dirigente admitió que se había sentido "inspirado" por las palabras del Papa y, al igual que lo había hecho horas antes, volvió a llorar cuando relató parte del diálogo a solas que había tenido con él, durante su histórico paso por el Capitolio.

Nadie en Washington recordaba ayer precedente alguno de una situación similar con un hombre clave en la estructura de poder de este país, como es el caso de quien ocupa el tercer puesto en la línea de sucesión, después del vicepresidente, Joe Biden.
Boehner, un político del ala moderada del Partido Republicano, que desde hace un tiempo es blanco de la presión de la derecha más conservadora de su partido, con posiciones extremas en cuestiones económicas y sociales, no había anticipado a nadie de su equipo la decisión de abandonar de forma abrupta la estratégica posición. Después de tres décadas en el Congreso, se alejará por completo a partir del 30 de octubre próximo.

Un giro al que llegó apenas horas después de haberse despedido del Papa, luego de escuchar su vibrante llamado al diálogo y a la tolerancia en aras del bien común.
"Me levanté, recé mis oraciones, como cada mañana, y dije: 'Hoy es el día'", confesó el legislador de Ohio, al describir el momento en el que adoptó la decisión de adelantar de ese modo su salida de la vida parlamentaria.
"Boehner es un buen hombre", lo ponderó Barack Obama, pese a que no siempre tuvo buena relación con él. El presidente fue sorprendido por la decisión mientras mantenía una reunión con el presidente Xi Jinping, de China, en el Salón Oval.
"Creo que es alguien que entendió que, en política, hay que trabajar codo a codo aún con aquellos que no piensan igual y que no siempre se puede obtener el ciento por ciento de lo que se propone", añadió el presidente.
Enseguida, el mandatario se apoyó en lo que, apenas horas antes, había dicho el papa argentino. "Creo que los parlamentarios tendrían que aprender de lo que expuso en el sentido de que deberíamos estar abiertos unos a otros, no demonizarnos ni asumir que tenemos el monopolio de la verdad", afirmó Obama.
Los únicos que celebraban ayer eran los republicanos ultraconservadores, buena parte de ellos, alineados con el movimiento del Tea Party. "Son unos locos, son unos locos", lamentó el representante moderado por Nueva York Peter King.
Para los "halcones", la salida de Boehner es motivo de celebración. "No podíamos seguir con alguien así, estaremos mucho mejor con un líder conservador", dijo, por caso, el aspirante republicano a la presidencia, Ted Cruz. Revitalizado por la partida de quien consideraba un obstáculo, aprovechó para decir que Obama "es un comunista". Cruz forma parte del grupo de casi 30 integrantes del bloque republicano que habían apuntado sus cañones contra Boehner.
De todas formas, no está claro quién sucederá al legislador de Ohio, pero sí que su salida dice mucho sobre la situación dentro del partido y del efecto de las palabras del Pontífice. "Quiero contarles algo. Cuando la visita de Francisco llegaba a su final, hubo un momento en que nos quedamos solos. El, entonces, me pasó el brazo por el hombro y, casi abrazándome, me pidió que rezara por él", confesó Boehner. Y, al hacerlo, volvió a llorar.
Católico ferviente y promotor de la visita del Papa al Capitolio, lo había intentado antes con sus dos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. La diferencia con Bergoglio es que fue el primero en aceptar. Para Boehner, ese fue su mayor día de gloria. Un día después, y cansado de tanta disputa, decidió irse. Políticamente no resiste mucho análisis, puesto que podría haber seguido peleando. Pero ayer, en la conferencia de prensa, se lo veía francamente aliviado.

John Boehner

Presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU. Asumió el cargo en 2011, pero hacía ya años que era representante en el Congreso.
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