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sábado, 26 de septiembre de 2015

EE.UU. BUSH 2014 Bush, bajo la lupa: afirman que sabía de las torturas de la CIA

Bush, bajo la lupa: afirman que sabía de las torturas de la CIA

Su vice, Dick Cheney, criticó el informe y dijo que la Casa Blanca conocía los "aspectos oscuros" de los interrogatorios
Diario "La Nación". Buenos Aires, 12 de diciembre de 2014.


WASHINGTON.- En medio de la conmoción global por las torturas practicadas por la CIA, el ex vicepresidente norteamericano Dick Cheney reapareció desafiante ayer para defender, una vez más, el programa de la agencia de inteligencia, criticar el escandaloso informe y admitir que George W. Bush estaba al tanto de la mayoría de los detalles de los brutales métodos de interrogación a sospechosos de terrorismo.
Cheney, monje negro de los dos mandatos de Bush y zar en las tinieblas de las agencias de seguridad norteamericanas, se sumó así a la contraofensiva de la agencia para neutralizar las críticas que la están hundiendo en su peor pesadilla. Ayer los actuales directivos de la CIA y varios de sus últimos altos cargos lanzaron una campaña para desacreditar el informe del Senado sobre las brutales técnicas de interrogatorio.

"Creo que este informe es terrible. Y me parece muy deficiente. Este informe está lleno de basura, perdónenme", dijo al canal Fox Cheney, considerado el vicepresidente más poderoso que pasó por la Casa Blanca. "No es verdad. Él se refirió de manera extensa en sus memorias; de hecho, era parte del programa y lo aprobó", contestó Cheney, cuando el periodista le dijo que el informe sugería que Bush no estaba al tanto de los aspectos "oscuros" del protocolo.

Foto:LA NACION
"Ellos no se tomaron la molestia de entrevistar a las personas clave que participaron en este programa -continuó Cheney-. ¿Qué se supone que deberíamos hacer con Khaled Sheikh Mohammed [el presunto cerebro del 11 de Septiembre]? ¿Besarlo en ambas mejillas y decirle: «Por favor, por favor, ¿nos dices lo que sabes?» Por supuesto que no."

"Hicimos exactamente lo que teníamos que hacer para dar con los que habían preparado los ataques del 11 de Septiembre y para prevenir nuevos ataques, y cumplimos exitosamente con estas dos misiones", concluyó el ex vicepresidente, que se distanció de Bush al final del mandato cuando el presidente se negó a indultar a Lewis "Scooter" Libby, el jefe de gabinete de Cheney que fue condenado por filtrar la identidad de una espía de la CIA.
Además de intentar apuntalar la dañada reputación de la CIA, Cheney, la agencia y varios ex directores temen que el histórico documento pueda ahora dejarlos ante la opinión pública como fríos torturadores y no como "patriotas", y al mismo tiempo exponerlos a procesos judiciales en todo el mundo.

Aunque el informe del Comité de Inteligencia del Senado no recomienda iniciar causas penales contra los responsables de malas prácticas y el Departamento de Justicia desestimó la apertura de cualquier proceso, la amenaza sobre los ex interrogadores y sus superiores se mantiene latente ante la exigencia de un investigador especial de las Naciones Unidas de llevar a los tribunales a los responsables de "crímenes sistemáticos".
Además, varios grupos defensores de los derechos humanos pidieron el arresto de miembros clave de la CIA y del gobierno del ex presidente George W. Bush si viajan al extranjero.
Miembros activos y retirados de la agencia atacaron ayer con vehemencia el informe al que intentan mostrar como una maniobra política de los senadores demócratas para empañar lo que ellos consideran un programa que salvó vidas americanas.
Los poderosos ex directores de la CIA George Tenet, Porter Goss y Michael Hayden, en una columna en el Wall Street Journal, calificaron el documento de un "estudio parcial marcado por errores de hecho e interpretación, en esencia un ataque partidista y pobre contra la agencia que más ha hecho por proteger a Estados Unidos".
Hayden es el más comprometido, ya que el documento describe como engañosas o directamente falsas las comparecencias que hizo, en 2007, sobre la importancia del tratamiento brutal a los detenidos para frustrar atentados terroristas.
Como Goss y Tenet, Hayden, que trabajó en la administración de ocho años de George W. Bush, describió el ataque sobre su persona como "irónico a muchos niveles", ya que estas malas prácticas precedieron a su llegada a la agencia.
El informe de 500 páginas del comité concluyó que la CIA infligió sufrimiento a prisioneros de Al-Qaeda por encima de su autoridad legal y que ninguna de las "técnicas de interrogatorio acentuadas" produjo información crítica que salvara vidas. El texto citaba documentos internos de la CIA, que documentaban en detalle cómo se emplearon el ahogamiento simulado y técnicas menos conocidas como la "rehidratación rectal".
La CIA se ve ahora en la incómoda posición de defenderse en público, dado que su misión básica es proteger al país desde el secreto. En una inusual conferencia de prensa, su director, John Brennan, defendió a la agencia de las acusaciones, pero admitió que en algunos casos se usaron métodos inaceptables en el interrogatorio de los prisioneros.
Por su parte, la senadora Dianne Feinstein, demócrata y cabeza del Comité de Inteligencia del Senado, recordó en varios tuits que "todos y cada uno de los datos en el reporte vinieron de documentos, cables u otros registros de la CIA".

El terrorismo, la obsesión extrema de la era Bush

El jefe de la CIA, George Tenet, y George W. Bush escuchan a Dick Cheney (de espaldas), días antes del inicio de la guerra en Irak. Encargado de buscarle un vicepresidente a Bush en 2000, Cheney finalmente fue el elegido por el entonces candidato. Como condición, el futuro vicepresidente exigió participar de las decisiones sobre las políticas de seguridad y exterior de la Casa Blanca. El consentimiento de Bush lo transformaría luego en el vicepresidente más poderoso en la historia del país. La relación entre ambos se enfrío en 2008.

Del editor: cómo sigue. En lugar de desprestigiar el informe, tal vez la mejor defensa de la CIA sería comprometerse a no recaer nuevamente en ese tipo de torturas.


Diario "La Nación". Buenos Aires, 12 de diciembre de 2014.

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