Diario "La Capital". Rosario, Martes, 22 de octubre de 2013
Brasil da comienzo a la explotación de su yacimiento petrolero gigante
Hubo protestas de sindicalistas que denunciaron una "privatización" del recurso. Un consorcio liderado por Petrobras, más dos estatales chinas, Shell y Total, trabajará en el "presal" frente a Río de Janeiro.
Acuerdo. Los integrantes del consorcio festejan la concesión durante el acto en el centro de Río de Janeiro.
- Un consorcio formado por las petroleras angloholandesa Shell, la francesa Total, las estatales chinas Cnooc y Cnpc y la brasileña Petrobras, fue el vencedor y único oferente de la mayor subasta petrolera de la historia de Brasil, la del campo Libra. Este se ubica en el litoral marítimo frente a la ciudad de Río de Janeiro. La licitación provocó violentos disturbios con manifestantes que protestaban contra la licitación. Asimismo, otros consorcios no se presentaron a la competencia, probablemente por considerar poco ventajosas las condiciones impuestas por el nuevo régimen de explotación creado por Brasil para su enorme yacimiento marino "presal", del que forma parte el campo Libra.
Petrobras, la estatal brasileña, será la operadora
del yacimiento, además de tener una participación de 10 por ciento en el
consorcio, igual que cada una de las petroleras chinas, pero además
detentará otro 30 por ciento por el nuevo marco normativo establecido
para la explotación del "presal". Este régimen, denominado "de reparto",
impone una fuerte presencia del Estado, tanto en la gestión del recurso
como en la división de las ganancias.
Pago excedente. Además, el consorcio
en el que Total y Shell tienen una participación de 20 por ciento cada
una, ofertó entregarle al Estado el 41,65 por ciento del petróleo
"excedente" (el que sobra una vez descontados los costos de producción),
y que es el mínimo exigido por el gobierno. Esta suma de condiciones
del nuevo régimen petrolero creado para el yacimiento presal fue muy
criticado en medios privados afines a las multinacionales petroleras, lo
que se evidenció ayer en la ausencia de otros consorcios competidores
en la licitación. Se calcula que el campo Libra tiene entre 8.000 y
12.000 millones de barriles de crudo. Esa sería suficiente cantidad de
petróleo para casi duplicar las reservas existentes de Brasil o cubrir
la demanda mundial de crudo por 19 semanas.
Otras seis empresas que se habían inscripto en la
subasta, entre ellas la española Repsol y la malaya Petronas, decidieron
retirarse de la compulsa. La ausencia de al menos otro consorcio de la
licitación es una clara señal de descontento con las condiciones
impuestas para el presal por el Estado brasileño, según consideran
analistas del sector. Para los críticos de izquierda, fue también una
señal de falta de competencia.
La alta participación de Shell y Total en el
consorcio sorprendió al mercado, que apostaba por el protagonismo de las
corporaciones estatales chinas, que al final resultaron minoritarias.
Incidentes. La licitación fue
realizada en medio de un "clima de guerra" en las afueras del hotel
Windsor, en el barrio Barra da Tijuca de Río de Janeiro, cercado por
unos 1.100 efectivos del ejército apoyados por agentes de la Fuerza
Nacional de Seguridad y de las diversas policías para evitar que se
acercaran varios centenares de manifestantes para protestar contra la
subasta. Por la mañana, manifestantes enmascarados protagonizaron
violentos enfrentamientos con los efectivos, que reprimieron con gases
lacrimógenos y balas de goma. Sobre el mediodía los trabajadores
petroleros que protestaban comenzaron a desconcentrarse. Al menos seis
personas resultaron heridas, un auto de la prensa fue incendiado y se
encendieron fogatas hechas con basureros, residuos y otros elementos, a
modo de barricada en varias partes del barrio, llegando incluso hasta la
playa Tijuca. En esta, durante gran parte del día los bañistas se
habían mostrado indiferentes a los incidentes mientras reposaban sobre
la arena a pocos metros de los uniformados totalmente equipados.
Un éxito.Pese a las protestas, el
gobierno celebró el "éxito" de la subasta, la cual, según el ministro de
Minas y Energía, Edison Lobao, abre "un nuevo tiempo en Brasil en
materia de exploración de petróleo". El ministro salió así al cruce de
las principales críticas, casi todas provenientes de grupos de izquierda
que consideran a la licitación como una "privatización" y una "entrega"
de la mayor riqueza del país a capitales extranjeros.
Además, los tribunales brasileños rechazaron durante
el fin de semana nada menos que 24 demandas que exigían la suspensión de
la subasta, a la que cuestionaban por presunta inconstitucionalidad,
entre otros motivos.
La presidenta Dilma Rousseff dijo que la subasta en
aguas ultraprofundas es un acontecimiento que "marcará al país por
generaciones". Además, "la presidenta autorizó el empleo del ejército
exclusivamente para este evento, y para que esté en el entorno del
hotel", declaró el ministro de Justicia José Eduardo Cardozo.
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