Traducir

martes, 7 de octubre de 2014

BRASIL. ELECCIONES 5 DE OCTUBRE DE 2014.

Diario "Clarín". Buenos Aires, 7 de octubre de 2014.

 

La clase media brasileña se convierte en árbitro de las próximas elecciones

Por Loretta Chao, Reed Johnson y Luciana Magalhães
SÃO PAULO-Juliana Oliveira disfruta de una vida que parecía inimaginable durante su niñez en una región pobre del noreste de Brasil. Tiene dos títulos universitarios, un buen sueldo en una joyería multinacional y un apartamento en esta costosa ciudad cosmopolita.
No obstante, Oliveira, de 33 años, está reconsiderando su respaldo al Partido de los Trabajadores (PT) en la elección presidencial del 5 de octubre. El PT ha gobernado durante una década de rápida expansión económica que impulsó a millones como ella a una creciente clase media, pero ha estado manchado por la corrupción, observa.
"Brasil ha mejorado, pero lo podemos hacer mucho, mucho mejor", dice Oliveira, quien votó por Dilma Rousseff en 2010 pero también estuvo entre el millón de manifestantes que salieron a las calles el año pasado a protestar contra la corrupción y los deficientes servicios públicos.
Oliveira personifica las crecientes expectativas y demandas más exigentes de la clase media de Brasil, que ahora conforma 47% del electorado y cerca de 55% de su población. Los economistas llaman a este grupo la Clase C, en el medio de cinco categorías de ingresos que van de la A a la E.
Las mayores exigencias de la Clase C son una razón importante por la que el PT se encuentra enfrascado en una batalla electoral imprevistamente difícil con el Partido Socialista Brasileño y su candidata Marina Silva, a quien las encuestas la muestran empatada en una segunda vuelta con Rousseff. Según una encuesta publicada el martes por Ibope, ambas recibirían 41% de los sufragios en esta ronda, que tendrá lugar el 29 de octubre. El candidato de centroderecha Aécio Neves quedaría en el tercer puesto en la primera vuelta.
"Esta es una nueva clase media que tenía acceso a bienes de consumo y créditos y está agradecida a los gobiernos del PT", dice Mauro Paulino, director general de la encuestadora Datafolha. "Pero ahora quieren más".
El auge de la clase media de Brasil se asemeja al de otros países latinoamericanos que han logrado reducir considerablemente sus niveles de pobreza y desigualdad de ingresos. La cantidad de brasileños que viven en la pobreza cayó de 26% en 2002 a 10% en 2012, durante la gestión del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y de Rousseff.
Sin embargo, la clase media brasileña es mucho más pobre que las de países desarrollados, lo que resalta el largo camino que tiene por recorrer. La Clase C en Brasil abarca familias que ganan el equivalente a entre dos y 10 veces el sueldo mínimo, o aproximadamente entre US$900 y US$3.800 al mes. El diverso grupo incluye desde profesionales como Oliveira hasta re-sidentes de menores ingresos que viven en las favelas.
"La Clase C no es un tipo de clase media como la de Estados Unidos", dice Marcelo Neri, secretario de Asuntos Estratégicos de Rousseff. "No tiene dos perros, dos autos, esa no es la idea".
Obtener votos de este diverso grupo será un desafío, debido a que sus prioridades cambian constantemente y su lealtad política está en disputa, dice Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil entre 1995 y 2003. "Aún no están arraigados, se están moviendo", señala el ex mandatario. "No tienen vínculos de lealtad a un partido o a una concepción del mundo".
Oliveira, por ejemplo, no ha decidido por quién votará. Aunque es crítica del PT, también ve el Partido de la Social Democracia Brasileña de Neves como "elitista". Y ve con recelo a Silva por sus posturas evangélicas sobre el aborto y el ma-trimonio homosexual.
Algunos observadores afirman que parte de lo que está en juego en la pelea por los electores de la Clase C es el papel que tendrá el Estado: el modelo paternalista e intervencionista del PT; o el modelo menos estatista y favorable para las empresas que promociona Neves; y una "tercera vía" que intenta impulsar Silva.
Si bien les ha ido bien en la última década, muchos electores de la Clase C se ven afectados por la débil economía y la inflación. El Producto Interno Bruto se contrajo 0,6% en el segundo trimestre y muchos economistas prevén poco crecimiento este año. Mientras tanto, tras años de realizar cuantiosas compras a crédito, muchos están agobiados por las deudas.
Miembros jóvenes de la Clase C con un mayor nivel de educación y mejores salarios están entre los que respaldan a Silva, según las encuestas. Fue este grupo, junto con las más privilegiadas clases A y B, el que conformaba gran parte de los manifestantes el año pasado.
Mientras más se baja en la escala de ingresos, mayor es el respaldo a Rousseff. Muchos votantes de bajos recursos sienten que la cuestión primordial en esta elección es si quieren arriesgarse a perder algunos de los avances que consiguieron durante la gestión del PT dando su apoyo a Silva o Neves.
Jesse Silva Dantas, de 33 años, logró salir de una favela de Rio de Janeiro gracias a sus negocios de lavado de autos y reparación de celulares. Sin embargo, cree que muchos brasileños aún dependen de las iniciativas centrales del PT como Bolsa Familia, un popular programa de pagos de efectivo a familias de bajos ingresos. "Lula mejoró nuestras vidas, a la gente de las favelas", dijo en referencia al ex presidente. "Por lo tanto, seguiré con Dilma".
Mientras considera sus opciones, Oliveira dice que lo que define el paso a la clase media no es tener más tarjetas de crédito o electrodomésticos, sino una mejor educación y una mayor conciencia política. "Cuando uno tiene educación tiene una mente crítica, y es más difícil ser manipulado", observa..


El banco central es un tema de campaña en Brasil

Por   | The Wall Street Journal Americas


 BRASÍLIA-La independencia del banco central no es un tema en el que la mayoría de los políticos pierdan mucha saliva, pero en medio de una reñida contienda presidencial, es algo que los electores brasileños no dejan de escuchar.
Ante la impotencia del banco central para contener la inflación, las principales candidatas presidenciales se han expresado abiertamente sobre quién debería controlar la institución.
El organismo forma parte del Ministerio de Hacienda, pero tiene un estatus especial y es bastante autónomo. Su presidente, Alexandre Tombini, tiene el cargo de ministro y se reporta directamente a la presidenta, Dilma Rousseff. Tanto Tombini como los gobernadores de la institución dependen de la confianza de la mandataria y no tienen períodos fijos de gestión.
Rousseff defiende esta relación como necesaria para mantener a la entidad enfocada en políticas que beneficien a todos los brasileños, no solamente a los inversionistas y el sector financiero.
No obstante, en momentos en que la inflación ronda 6,5% y el bolsillo de los brasileños se encoge, la principal rival de Rousseff, Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño, se ha mostrado partidaria de un banco central independiente similar a los de Estados Unidos, Europa y algunos países de América Latina.
Silva, quien lidera las encuestas más recientes, quiere que los ocho gobernadores de la institución se desempeñen durante períodos fijos y restringir la capacidad del poder ejecutivo para despedir a su presidente. El objetivo, explican sus asesores, es permitir que el banco central pueda elevar su tasa de interés de referencia, conocida como Selic, todo lo que sea necesario para combatir la inflación sin interferencias políticas.
El asunto, técnico y aburrido para la mayoría, ha dado pie a un debate sorprendentemente acalorado, en el que las candidatas se acusan mutuamente de rendirse a los intereses creados.
El equipo de Silva dice que el banco central no ha combatido la inflación de manera suficientemente enérgica porque está preocupado de que nuevas alzas en la tasa de referencia perjudiquen el crecimiento y el empleo en un año electoral. El banco central elevó la tasa Selic en 3,75% entre abril de 2013 y abril de 2014, y la ha mantenido en 11% desde entonces.
La campaña de Silva también ha arremetido contra el banco central por intervenir regularmente en los mercados de divisas con el objetivo, dicen, de fortalecer el real frente al dólar. Consideran que se trata de una maniobra muy arriesgada para combatir la inflación que podría conducir a una extensa y brusca devaluación de la moneda brasileña una vez que la intervención llegue a su fin.
"La política monetaria no se puede basar en caprichos y cambios de ánimo políticos", dijo el lunes Mauricio Rands, uno de los principales asesores de Silva, durante un foro público.
El gobierno de Rousseff niega que intervenga en las decisiones del banco central. Ella y sus partidarios han contraatacado con anuncios en televisión advirtiendo que un banco central independiente podría convertirse en una herramienta del sector financiero.
La publicidad muestra alimentos que desaparecen de la mesa de los brasileños comunes y corrientes mientras un grupo de banqueros sentados en una sala oscura traman un alza de las tasas de interés. Una voz en off dice que la autonomía del banco central, como la propone Silva, significará darles a los banqueros "un gran poder de decisión sobre su vida y la de su familia; los intereses que paga, su trabajo y hasta su salario".
El debate ha tocado una fibra en algunos votantes en un país donde las tormentas económicas usualmente elevan a los titulares temas técnicos y esotéricos.
Ricardo Fernandes, un joven de 25 años, trabaja estacionando vehículos a apenas un par de cuadras de la imponente sede del banco central en Brasília. Aunque no sabe explicar exactamente cómo un banco central independiente afectaría su vida, dice que los reportajes televisivos lo han convencido de que es una buena idea. "Apoyo la autonomía del banco central", afirma. "Creo que es más probable que Marina le dé autonomía al banco central".
André de Almeida, un residente de Brasília, cuenta que también ha seguido la cobertura del tema en la televisión, pero que apoya lo contrario. El estudiante de administración de empresas se opone a la autonomía del banco central porque "los bancos privados tendrían demasiada influencia sobre éste, y los bancos habitualmente prefieren tasas de interés más altas". Almeida, de 28 años, no quiso revelar por quién votará, pero insistió en que la autonomía del banco central no influirá en su decisión.
Silva y otros partidarios de un banco central totalmente independiente dicen que el actual sistema hace que la entidad sea vulnerable a la influencia política.
Gustavo Franco, ex presidente del banco central, le dijo algo similar a The Wall Street Journal hace unos años. En una entrevista en Nueva York, afirmó que fue retirado de su cargo en 1999 por el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso bajo presión política.
En ese entonces, el real era blanco de los especuladores y Cardoso quería adoptar un tipo de cambio libre para repelerlos. Franco dijo que se opuso a esa medida porque vincular el real con el dólar había sido un pilar del plan del gobierno para combatir la hiperinflación de principios de esa década. Un vocero de Cardoso no quiso comentar.
Rousseff sostiene que su gobierno no interfiere en las decisiones del banco central sobre las tasas y que la autonomía de facto que ella le otorga a la institución es suficiente.
En un reciente encuentro con periodistas, Rousseff manifestó que la independencia equivale a convertir el banco central en un "cuarto poder". Aseguró que la entidad no prioriza la creación de empleos, por lo que la independencia "en realidad retira comida" de la mesa de los trabajadores.
-Jeffrey T. Lewis contribuyó a este artículo..


Diario "La Nación". Buenos Aires, 6 de octubre de 2014.

Electrizante final en Brasil: Dilma Rousseff y Aécio Neves se enfrentarán en un cerrado ballottage

La presidenta obtuvo el 41,6% de los votos, que no le alcanzaron para asegurarse cuatro años más en el Palacio del Planalto; el socialdemócrata sorprendió al reunir el 33,6% y Marina Silva quedó tercera, con 21,3%; el ballotage será en tres semanas





RIO DE JANEIRO.- La presidenta Dilma Rousseff deberá esperar tres semanas para saber si renovará su mandato como presidenta de Brasil. En unas elecciones cargadas de incertidumbre, la mandataria conquistó ayer el 41,6% de los votos, según el Tribunal Superior Electoral de Brasil (TSE), que escrutó casi en su totalidad los votos, por lo que deberá ir a ballottage frente al candidato del Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), Aécio Neves , que sorprendió con un 33,6% de los votos.
El economista de centro-derecha quedó finalmente en segundo lugar, muy cómodo en su diferencia con Marina Silva , del Partido Socialista de Brasil (PSB), que obtuvo el 21,3% de los sufragios, un número similar al que había conseguido en las elecciones de 2010, en las que también quedó tercera.
Cuando Silva entró en la campaña en agosto, después de la muerte del candidato del PSB, Eduardo Campos, por un accidente aéreo, se instaló en el segundo lugar en intención de voto, que hasta ese momento ocupaba Neves. Sin embargo, en los últimos días, la ecologista comenzó a perder fuerza y ayer las últimas encuestas volvían a ubicar al economista en el ballottage.
Muy lejos quedaron los ocho candidatos que también intentaron, sin éxito, llegar al Palacio del Planalto. La izquierdista Luciana Genro, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), quedó con un 1,6 %, mientras que los otros siete, con menos del 1%.
Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña, es el ex gobernador del estado de Minas Gerais, el segundo más poblado del país. Descendiente de una familia de políticos, es nieto de Tancredo Neves, el primer presidente electo tras el régimen militar que murió sorpresivamente un día antes de su toma de posesión. El economista propone una mayor apertura al capital privado, la autonomía del Banco Central y la búsqueda de más acuerdos bilaterales con Europa y Estados Unidos.
En las elecciones de ayer, los brasileños también votaron a los gobernadores de los 27 estados, a la tercera parte del Senado (27 escaños) y la totalidad de la Cámara de Diputados (513 bancas).
La jornada electoral comenzó con la apertura de los 450.000 colegios electorales a las 8 de la mañana, que cerraron a las 17 (hora local). Debido a los tres diferentes husos horarios que existen en el país, las últimas mesas en cerrar, en Acre, lo hicieron a las 19 (hora argentina). Además, hubo 200 puestos de votación en el exterior.
Por primera vez, la votación se realizó con urnas electrónicas a nivel nacional y el TSE repartió nuevas máquinas que permiten identificar al votante por su huella dactilar. Este nuevo sistema produjo demoras de hasta tres horas al momento de la votación.

Una señal para la Argentina

Las elecciones en Brasil inauguran la agenda electoral de la región, que seguirá con comicios presidenciales el próximo domingo en Bolivia y en tres semanas, en Uruguay. En la Argentina, en tanto, dentro de un año se elegirá a un nuevo presidente.
Para Dante Sica, director de la consultora abeceb.com y ex secretario de Industria y Minería de la Nación, los resultados de Brasil representan "una señal para la Argentina y para Uruguay, ya que se está evidenciando una insatisfacción con la política económica".
"Es probable que Argentina se enfrente -como en 2014- a una demanda poco dinámica desde Brasil, cuya economía se expandiría apenas 1%. Esto significará que nuestras exportaciones industriales seguirán sin ser traccionadas por el mercado brasileño. Mientras tanto, y según el éxito con que se implemente el giro en la política económica el año próximo, las perspectivas para el vecino podrían ser algo más favorables a partir de 2016", analizó Sica.
En cuanto al futuro de las relaciones bilaterales entre Brasilia y Buenos Aires, el ex funcionario opinó que, gane quien gane, "la recomposición de la relación bilateral tendrá que aguardar a 2016, una vez que asuma un nuevo gobierno argentino"..

El perfil

Dilma, la ex guerrillera que se volvió experta en eludir obstáculos

Por   | LA NACION

RÍO DE JANEIRO.- La vida de Dilma Rousseff, la primera mujer en convertirse en presidenta de Brasil, estuvo siempre cargada de obstáculos, y para asegurarse la reelección tendrá que superar otro más: el ballottage.
Hija de un inmigrante búlgaro, el abogado y emprendedor Pedro Rousseff, y de la maestra brasileña Dilma Coimbra Silva, la presidenta nació el 14 de diciembre de 1947 en Belo Horizonte, Minas Gerais, donde tuvo una infancia típica de clase media junto con sus hermanos Igor y Zana Lucia (fallecida en 1976). Cursó la primaria en una escuela católica privada, frecuentaba clubes sociales; estudió piano, guitarra y francés, y desarrolló su pasión por la literatura europea.
Al fallecer su padre, en 1962, dejó una significativa herencia, pero su madre la cambió a una secundaria estatal. Fue allí donde despertaron sus intereses políticos y se volvió "bien subversiva" frente al régimen militar que acababa de instalarse, en 1964. Comenzó a militar en el movimiento estudiantil y se unió, con tan sólo 17 años, al grupo Política Obra (Polop), ligado al Partido Socialista Brasileño (PSB). Fue allí donde conoció a su primer marido, Claudio Galeno de Magalhães, con quien estuvo casada desde 1967 hasta 1969.
Ya en la Universidad Federal de Minas Gerais, donde estudiaba Economía, ingresó en la guerrilla, primero en el Comando de Liberación Nacional (Colina) y luego en la Vanguardia Armada Revolucionaria Palmares.
Uno de sus compañeros era el abogado Carlos Franklin Paixão de Araújo, diez años mayor que ella, de quien se enamoró. Se separó de su anterior esposo e inició con Araújo una relación de casi 30 años, fruto de la cual es su única hija, Paula, nacida en 1976.
Antes de eso, los dos fueron detenidos, torturados y presos por los militares. En los últimos años de la dictadura, ambos se acercaron a Leonel Brizola y ayudaron a fundar el Partido Democrático Laborista, que sería la fuerza de Rousseff hasta que, en 2000, se afilió al PT.
Fue en Rio Grande do Sul donde forjó su estilo gestor-administrativo. Trabajó en la Secretaría de Economía de Porto Alegre y más tarde en la Secretaría de Minas, Energía y Comunicación del estado. Se volvió entonces una experta en asuntos energéticos, y, por eso, se la presentaron a Luiz Inacio Lula da Silva, su futuro padrino político.
Llegado al poder, Lula la nombró ministra del área (2003-2005). Se ganó fama de dura, pero el entonces presidente ya la veía como un cuadro muy leal. Fue así que tras el escándalo de sobornos legislativos del "mensalão", que forzó la renuncia del jefe de Gabinete José Dirceu, la nombró para reemplazarlo y comenzó a prepararla como su sucesora para 2010.
Entonces, se presentó un obstáculo de salud: fue diagnosticada con linfoma que la obligó a someterse a quimioterapia. Lula lanzó su candidatura con decisión resaltando sus cualidades de luchadora y se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil, cargo que asumió el 1º de enero de 2011. En su primer año de gestión alcanzó gran popularidad por echar a siete de sus ministros -la mayoría heredados del gobierno de Lula- acusados de corrupción.

Más programas sociales

Sin el carisma de Lula logró ganarse el apoyo de las clases más bajas por la profundización de los programas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza. A nivel internacional se concentró en el Mercosur, la región, los vínculos con el grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), y reencaminó las relaciones con Estados Unidos por un tiempo hasta que estalló, el año pasado, el escándalo del espionaje internacional estadounidense.
En el área económica es donde su gestión recibió más críticas, con la desaceleración del crecimiento (0,3-0,9% para este año) y el alza de la inflación (6,5%). Pero su imagen de buena gestora comenzó a caer tras las masivas protestas que estallaron el año pasado en reclamo de mejores servicios públicos y en rechazo de los enormes gastos para el Mundial.
Desde entonces, nunca logró recuperar la popularidad que tenía, y menos contribuyó la nueva serie de acusaciones de corrupción dentro de la estatal Petrobras, que se transformó en uno de los ejes de la campaña de la oposición

El perfil

Aécio, heredero de una dinastía que lo formó para llegar al Planalto

Por   | LA NACION
RÍO DE JANEIRO.- Toda su vida se preparó para ser presidente de Brasil. Aecio Neves, de 54 años, proviene de una tradicional familia política del estado de Minas Gerais, con una exitosa carrera en cargos legislativos y como gobernador, dueño de un carisma natural y con gran atractivo entre las mujeres.
El candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) nació el 10 de marzo de 1960 en Belo Horizonte, capital de Minas Gerais. Es uno de los tres hijos del político minero Aecio Cunha y de la ama de casa Inés María Neves, hija ella del político Tancredo Neves, primer presidente elegido tras la dictadura en Brasil (1964-1985), pero que nunca llegó a asumir el poder.
Pasó gran parte de su infancia en los campos de la familia en Claudio y São João del Rei, montando a caballo y jugando al fútbol (es fanático del Cruzeiro), hasta que se mudó con sus padres y sus dos hermanas, Andrea -hoy su principal asesora- y Ángela, a Río de Janeiro. De adolescente en Río de Janeiro se apasionó por el surf, la bossa nova y el emergente rock brasileño.
Llevaba una vida despreocupada, mezclando playa, chicas, drogas -no tiene problemas en reconocer que fumaba marihuana- y estudios universitarios en Economía hasta que su abuelo materno lo mandó llamar a los 21 años para ayudarlo en su campaña por la gobernación de Minas Gerais y, ya en el poder, como su secretario privado. Fue su despertar político y en los años siguientes, ya con la dictadura en declive, participó en el movimiento Diretas Já por elecciones directas. Al ver sus aptitudes, su abuelo -una figura muy querida y respetada en Brasil- lo tuvo como su mano derecha en la campaña por la presidencia, que no pudo asumir al morir un día antes, el 21 de abril de 1985, víctima de un tumor.
Neves se convirtió en su heredero político; al año siguiente fue elegido diputado nacional por Minas Gerais, cargo para el que fue reelegido en 1990, 1994 y 1998, y llegó a ser presidente de la Cámara baja en 2001 y 2002. Allí impulsó medidas de transparencia y en contra de la corrupción.
En ese entonces estaba casado con la abogada Andrea Falcão, madre de su hija Gabriela (1991). Se divorció en 1998 e inició un período en el que se ganó gran fama de mujeriego, participando de fiestas con bellas acompañantes en las boites del elegante barrio carioca de Leblon y en las más exclusivas playas de Florianópolis. Fue así que conoció a su actual esposa, la ex modelo Leticia Weber, 20 años menor que él, con la que el año pasado tuvo a los mellizos Julia y Bernardo.
Pese a su agitada vida social, siempre seguido por papparazzi, en 2002 fue elegido gobernador de Minas Gerais por dos períodos (2003-2010). Su administración se caracterizó por lo que él llamó un "choque de gestión", con el que logró reducir los gastos, modernizar el aparato estatal y capacitar a los funcionarios públicos. Algo similar pretende hacer hoy con todo Brasil: dar prioridad a la iniciativa privada y recuperar el "trípode económico" -responsabilidad fiscal, baja inflación y tipo de cambio fluctuante- establecido por el ex presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), su mentor político.
Neves dejó la gobernación de Minas Gerais con una aprobación récord del 92% e inmediatamente se lanzó al Senado en 2011, desde donde ha pasado los últimos años como un férreo opositor al gobierno de Dilma Rousseff y a las políticas del Partido de los Trabajadores (PT).
Tras un par de meses en que su campaña quedó relegada por la sorprendente irrupción en la contienda de la ecologista Marina Silva, ahora finalmente tendrá la oportunidad de rivalizar con Rousseff e intentar sacarla del Palacio del Planalto..

Las propuestas políticas

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario