Diario "La Nación". Buenos Aires, Martes 22 de enero de 2013
Nueva agenda
Reasumió Obama con un fuerte discurso progresista
Reclamó igualdad para inmigrantes y gays
WASHINGTON.-
Estados Unidos cambia y su liderazgo político intenta acompañar el
proceso. Esa voluntad reflejó ayer el presidente norteamericano, Barack
Obama, al delinear la agenda más progresista jamás escuchada a un responsable de la Casa Blanca.
Obama
sorprendió con el tono de su discurso al jurar su segundo mandato como
presidente. Al inaugurar la nueva etapa, buscó renovar la esperanza,
llamó a la unidad y prometió "un país mejor" para todos. Pero con el
reconocimiento de la existencia de profundos cambios a los que,
manifestó, "se debe dar respuesta".Una multitud de alrededor de 700.000 personas desafió el frío para seguir una investidura en la que, como parte de ese cambio, por primera vez se incorporó el español como lengua.
En su mensaje , Obama dejó en claro que en los próximos cuatro años buscará una agenda claramente progresista, basada en la "igualdad para todos", con menciones explícitas a los derechos de los inmigrantes y, por primera vez en la historia, a la población gay, así como a la lucha contra el cambio climático y la defensa de la democracia.
"Una década de guerra está ahora llegando a su fin. La recuperación económica ha comenzado. Las posibilidades de nuestro país son ilimitadas. Estamos hechos para este momento y lo aprovecharemos, siempre y cuando lo hagamos juntos", dijo Obama, al pie de las escalinatas del Congreso.
Con un impresionante esquema de seguridad, la cuidada coreografía montada para la ocasión no ahorró gestos políticos.
El español, la lengua de la minoría más numerosa de Estados Unidos, se hizo un espacio en la investidura, en la que, además, tuvieron participación tres representantes de origen latino: la jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, el poeta Richard Blanco y el reverendo Luis León.
"Señor presidente, señor vicepresidente, que Dios los bendiga a ambos todos los días", dijo -primero en inglés y luego en español- el sacerdote, responsable de la Iglesia de Saint John, cercana a la Casa Blanca.
Su español viene de familia: como muchos en este país, el sacerdote es de origen cubano. Entre el público, miles de hispanos estallaron de alegría al escuchar hablar en su lengua materna.
Pero no fue lo único. Obama no delineó la prometida reforma migratoria, pero sí clamó por la necesidad de que Estados Unidos "tenga una mejor forma de recibir a los inmigrantes", y abogó por una reforma para solucionar la situación de incertidumbre que viven millones de indocumentados.
"Nuestro camino no estará completo hasta tanto no encontremos una mejor manera de dar la bienvenida a los esperanzados inmigrantes que siguen llegando a Estados Unidos y la ven como la tierra de la oportunidad", dijo Obama.
La estimación oficial hablaba anoche de unas 700.000 personas congregadas desde el amanecer para escucharlo. Eso es mucho menos que los casi dos millones que acompañaron, hace cuatro años, la llegada del primer presidente negro en la historia del país.
Pero, aun así, fue un baño de multitud impresionante para un presidente que empieza su segunda etapa con un 51 por ciento de popularidad y amenazado por una fuerte polarización política que dificulta la gestión. Barack Obama tiene ahora poco más de un año para delinear su legado.
Sorpresivo
Fue un discurso notablemente más corto que el de su primera investidura: apenas 19 minutos. Pero sorpresivo por el tono progresista y por la idea promotora de modernizar el sistema político que encierra. Los más críticos lo vieron como demasiadas palabras en momentos en que la dificultad económica clama por realizaciones.De hecho, lo que ayer procuró hacer Obama fue ponerse por encima de la agenda política y apuntar al sentido histórico de lo que llamó "nuestra generación" y la necesidad de estar "a la altura" de los desafíos porque -dijo- si se consigue eso, "las posibilidades de Estados Unidos son infinitas".
El discurso tuvo varios pasajes en ese sentido. "Respondamos a la llamada de la historia e iluminemos el incierto futuro con la preciosa llama de la libertad", dijo el presidente, tras prestar su segundo juramento.
Con las apremiantes negociaciones sobre el techo de la deuda y el recorte del gasto público en mente, el presidente admitió que se deberán tomar "decisiones difíciles", pero clarificó que no piensa permitir que esto se haga a costa de la clase media norteamericana.
"Rechazamos la idea de que Estados Unidos debe elegir entre cuidar una generación u otra. No creo que la libertad esté reservada a los afortunados o que la felicidad sea algo de unos pocos", agregó.
Obama viene de luchar duramente contra la oposición republicana en el Capitolio para lograr que los sectores económicamente más prósperos paguen más impuestos para, de esa forma, equilibrar las cuentas públicas.
En tanto, en materia exterior, el presidente no sólo celebró el inminente fin de la guerra en Afganistán, sino que prometió el apoyo de Estados Unidos a la democracia en todo el mundo.
"Apoyaremos la democracia de Asia a África, de las Américas a Medio Oriente, porque nuestros intereses y nuestra conciencia nos llevan a actuar en nombre de aquellos que anhelan la paz", sostuvo.
Apoyo
Hubo quienes viajaron desde todos los puntos del país para la ceremonia en una Washington que amaneció soleada, pero que se fue cubriendo de nubes y volviéndose muy fría a lo largo del día.Entre lo más celebrado de la jornada estuvo el tradicional desfile del presidente por la avenida Pensilvania. Como hace cuatro años, Obama lo hizo acompañado por su mujer, Michelle. Fue tal el calor popular que en dos ocasiones tuvieron que bajarse del auto y avanzar a pie. Sonreían, posiblemente agradeciendo el baño de energía que será necesario para acometer la agenda que tiene por delante el presidente para el nuevo mandato que está comenzando.
Igualmente agradecidos y emocionados estaban los representantes de las distintas minorías que conforman el país. Entre ellas, la latina, cuyo peso demográfico, con más de 50 millones de personas, deriva cada vez más en una creciente implicación electoral, con más de diez millones de personas en las urnas, en las elecciones de noviembre último.
El 70% de esos votos fue para los demócratas, que han sabido explotar las dudas y los recelos de la comunidad latina respecto a los republicanos, incapaces por el momento de acercarse a esta comunidad en marcado ascenso y que ahora reclama que el presidente acelere la prometida reforma migratoria.
"Creo que fue un discurso poderoso, tanto en lo retórico como en lo sustancial. En él, el presidente reconoció que el país ha cambiado en términos demográficos y de valores", dijo Allan Lichtman, experto en Historia Presidencial de la American University, en coincidencia con otros analistas.
Después de jurar su cargo sobre las Biblias de Abraham Lincoln y de Martin Luther King, el presidente quiso mantener viva la memoria de ambos en su intervención, que tuvo como grandes temas la unidad nacional que logró el primero y los derechos civiles por los que luchó el segundo.
Todo esto para comenzar a delinear un nuevo tipo de liderazgo que se pondrá a prueba a partir de ahora.
LOS EJES DEL DISCURSO
- "Nuestro recorrido no estará completo hasta que encontremos una mejor manera de darles la bienvenida a los inmigrantes (...) y hasta que los homosexuales sean tratados como cualquier otra persona ante la ley"
- "La prosperidad de Estados Unidos deberá descansar sobre los hombros de una creciente clase media"
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