Diario "La Nación". Buenos Aires, 28 de abril de 2014. |
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miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
CUBA. FIDEL CASTRO EN EL MONTE. 1965.
SUDÁFRICA. EL PARTIDO DE MANDELA. 2009
Buenos Aires, Miércoles
15 de abril de 2009
El partido de Mandela
El 24 de mayo
de 1995, un día antes del debut ante Australia, Nelson Mandela llegó en
helicóptero militar a la concentración de Silvermine, en Ciudad del Cabo.
Presidente sudafricano desde un año antes y encarcelado durante 27 años por el
régimen racista del apartheid, Mandela hizo unas bromas iniciales y luego habló
seriamente al plantel de los Springboks. "Recuerden, todos nosotros,
blancos y negros, estamos con ustedes", dijo Mandela a los jugadores de la
selección sudafricana de rugby. Emocionado, el centro tres cuartos Hennie Le
Roux le regaló su gorra Springbok y el capitán Francois Pienaar lo despidió
arengando a sus jugadores: "Hay una persona para la que sabemos que
tenemos que jugar, y es el presidente".
Es el comienzo
del emotivo tramo final de "El Factor Humano". El excelente libro del
periodista inglés John Carlin, en venta desde hace unos días en Buenos Aires, y
que Clint Eastwood ya comenzó a filmar en Sudáfrica, con Morgan Freeman en el rol
de Mandela, Matt Damon como Pienaar y Scott Eastwood, hijo del director, como
Joel Stransky, el medio apertura que anotó todos los puntos en el agónico
triunfo 15-12 sobre los All Blacks neocelandeses en la final del Mundial de
rugby de 1995. Una victoria que, según Carlin, acaso salvó a Sudáfrica de caer
en una guerra civil y permitió el acceso al poder de la mayoría negra sin que
fuera necesario derramar más sangre, pese a las cuatro décadas de racismo
legalizado.
Mandela, que en
su juventud, en 1961, fundó el brazo armado del Congreso Nacional Africano
(CNA), fue al día siguiente a la inauguración del Mundial con la gorra de Le
Roux. Los jugadores cantaron el himno Die Stem, del gobierno racista, que
celebraba la conquista blanca, pero también entonaron el Nkosi Sikelele, el
himno oficial de la liberación negra, que pide la intervención de Dios para
poner "fin a todos los conflictos" y que durante los años del
apartheid era entonado por los negros en sus protestas. Los rugbiers, en su
mayoría símbolos de los afrikáner, la minoría opresora blanca de origen
holandés, habían aprendido a cantarlo apenas días antes de que comenzara el
Mundial. Es uno de los tramos más hermosos del libro de Carlin, de padre
escocés y madre española y que de niño vivió seis años en Buenos Aires, donde
retornó a los 23, en 1979, e hizo sus primeras armas como periodista en el
diario Buenos Aires Herald.
La idea de que
los jugadores cantaran el himno negro fue de Morne Du Plessis, un mítico ex
capitán de los Springboks, designado manager del equipo en el Mundial 95 y que
salió a la plaza el 11 de febrero de 1990, a celebrar la liberación de Mandela.
Al día siguiente del debut (victoria de 27-18 sobre Australia, con 22 puntos de
Stransky), Du Plessis llevó al plantel a Robben Island. De a uno, los rugbiers
entraron a la prisión de 2,5m x 2,1 en la que Mandela pasó 18 de sus 27 años
encarcelado. El preso 46664 dormía sobre un colchón de paja, con tres mantas
muy finas, y sólo salía de la prisión para realizar trabajos forzados, lavarse
con cubos de agua fría o probar comida deprimente, además de sufrir amenazas y
castigos del coronel Piet Badenhorst.
Al promediar el
Mundial, Mandela fue a una concentración del CNA en una zona rural, de las más
castigadas por el apartheid. Se puso la gorra Springbok que le había regalado
Le Roux y la multitud lo abucheó. "Esta gorra es en honor de nuestros
chicos, que juegan contra Francia mañana por la tarde". Los abucheos
siguieron. "No sean cortos de miras, la construcción nacional significa
que hay que pagar un precio". No sólo aceptaron su pedido, sino que,
además, la población negra, fanática del fútbol, pero no del rugby, comenzó a
vibrar tras el emotivo triunfo frente a Francia. Los
jugadores
salieron a
jugar ante Francia emocionados por el gesto de Mandela, de ponerse la gorra de
Le Roux sabiendo que era una afrenta para sus propios seguidores.
Mandela, que
hoy a los 90 años ya tiene fallas en su memoria, y confía en el próximo
gobierno del polémico candidato del CNA, Jacob Zuma, firme favorito en las
elecciones presidenciales del 22 de abril, dio el último gran golpe el día de
la final. Fue al Estadio de Ellis Park, corazón de la Sudáfrica racista,
vistiendo la camiseta Springbok con el número 6 del capitán Pienaar. "Ese
fue un mensaje muy fuerte", me dice Hugo Porta, mítico capitán de Los
Pumas, presente en esa final, como embajador argentino en Sudáfrica. "Sólo
recuerden que toda esta multitud, tanto negros como blancos, está con ustedes,
y que yo estoy con ustedes", arengó Mandela a los jugadores en el
vestuario. Dan Moyanne, un periodista nacido en el ghetto de Soweto y exiliado
en Mozambique, entonó ante los 62.000 espectadores Shosholoza, una canción de
esperanza del trabajador que vuelve a casa, en lengua zulú, mientras a su mente
llegaban imágenes de sus compañeros asesinados. "¡Nel-son, Nel-son!",
gritó la multitud cuando Mandela entró al campo de juego. El capitán Pienaar se
mordió los labios hasta sentir la sangre y no pudo cantar el himno negro porque
sintió que si lo hacía quedaría derrumbado por el llanto. Sudáfrica terminó
ganando 15-12 en tiempo extra ante la favorita Nueva Zelanda del gigante Jonah
Lomu. Y los negros salieron a las calles a festejar como casi nunca.
El relato final
del libro de Carlin, quien llegó a jugar de fullback en la Universidad de
Oxford, es altamente emotivo. El Mundial de rugby es una gran excusa porque su
libro, en rigor, es un homenaje a la grandeza de Mandela. A su decisión,
primero, de unir no sólo a su gente, dividida en diversas etnias, sino también de
ganarse al enemigo. De no enfrentar al tigre, que además tenía las armas, pero
sí domesticarlo, de apelar a su corazón, no a la razón, para que hubiese perdón
y reconciliación. Es notable la crónica inicial sobre cómo Mandela decidió esa
estrategia en sus último años de cárcel, cuando el mismo régimen que todavía
mataba a su gente comenzaba a tratarlo a él con deferencia, en una prisión-VIP,
con piscina, gimnasio y TV, para así comenzar a negociar una transición que
tambaleó hasta último momento, cuando la ultraderecha amenazó con un golpe de
estado.
A carceleros,
militares, ministros, servicios de inteligencia y xenófobos, Mandela sedujo
hablando en su propio idioma (afrikaan), pero también sobre su propia pasión.
El rugby, dice en el libro el teólogo y rugbier negro Arnold Stofile, "era
el opio que mantenía a los blancos en una ignorancia feliz, el opio que tenía
adormecida Sudáfrica". Negándole la droga feliz, la Sudáfrica blanca
podría salir de su sopor, afirmaba Stofile, firme defensor del boicot deportivo
en los años del oprobio, violado, entre otros, por los propios Pumas, cuando
viajaron bajo el disfraz de Sudamérica XV. Readmitir los partidos
internacionales de rugby fue parte de la estrategia de Mandela para ganarse la
confianza de la Sudáfrica blanca, que, según Stofile, tenía pan, pero extrañaba
el circo. El primer experimento, un partido contra Nueva Zelanda en 1992 en
Johannesburgo, fue un fracaso, porque el rugby aprovechó la ocasión para
reivindicar himno y bandera del poder blanco. Pero con el Mundial, los
Springboks, que hoy tienen entrenador y crack negro, pasaron a ser de símbolo
del opresor a sostenes de la democracia, aunque el debate jamás termina. Sólo
unos meses atrás se analizó a niveles oficiales si los Springboks debían
cambiar su nombre histórico, tomado de la gacela saltarina que habita en las
sabanas del sur de Africa, pero que muchos aún hoy vinculan con el opresor. No
recuerdan las lecciones de Mandela, ya frágil para intervenir en el debate.
Mandela, en rigor, advirtió el poder del deporte. Algunos, es cierto, creen que
el deporte es un anestésico poderoso que adormece a la sociedad. Mandela
registró que en el deporte perviven lealtades atávicas y lo utilizó como
herramienta trasformadora. El formidable libro de Carlin nos dice que esto no
hubiese sido posible sin un hombre como Mandela. Sin
el factor humano. .
sábado, 26 de abril de 2014
ASIA SE PREGUNTA SI EL MODELO A SEGUIR ES AMÉRICA LATINA.
Jueves 17 de
abril de 2014
Asia se pregunta si el modelo a
seguir es América Latina
Por Jacob
M. Schlesinger | The
Wall Street Journal Americas
Durante años,
los llamados tigres asiáticos, con su crecimiento acelerado, han sido
considerados como el modelo de desarrollo económico a seguir. Ahora, a medida
que la desigualdad cobra importancia, los países de Asia con crecientes brechas
de riqueza son instados a mirar el ejemplo de América Latina, donde programas
de gasto social han acortado las diferencias entre ricos y pobres.
¿Pero puede
Asia adoptar presupuestos al estilo de América Latina sin reducir su
crecimiento?
El Banco
Asiático de Desarrollo (ADB por sus siglas en inglés), sonó la alarma sobre la
creciente desigualdad en la región en su más reciente informe. Por un lado,
pronosticó para este año una tasa de expansión robusta de 6,2% para Asia en
desarrollo, un pelo superior que en 2013. Por el otro, el documento hizo
hincapié en las "brechas de ingresos más amplias" a lo largo de la
región, particularmente en los tres mayores países: China, India e Indonesia.
El crecimiento
acelerado de Asia en años recientes ha sacado a decenas de millones de personas
de la pobreza y América Latina tiene mayores niveles de desigualdad. Pero la
diferencia entre ricos y pobres se ha estado reduciendo rápidamente gracias a
políticas de redistribución. La desigualdad asiática, en tanto, ha empeorado.
El ADB cree que la desigualdad podría conducir a una inestabilidad social que
ya se ha manifestado en Tailandia, y a un menor crecimiento.
"Asia en
desarrollo está rezagada frente a otras regiones en gasto fiscal para promover
la igualdad", dice el estudio de la entidad basada en Manila. El ADB
subraya que los gobiernos de América Latina gastan 12% de su Producto Interno
Bruto en programas de "protección social", como iniciativas de
educación y salud, el doble que Asia en desarrollo.
La
recomendación del ADB: un alza del gasto público financiada por aumentos de
impuestos. El reporte señala que "el legado de prudencia fiscal" le
otorga a Asia "margen fiscal para financiar programas gubernamentales que
mitiguen la pobreza y la desigualdad" con políticas para "expandir y
fortalecer su base de recursos fiscales comparativamente limitados".
Como prueba, el
informe menciona que la deuda fiscal bruta de Asia en desarrollo y sus niveles
de impuestos son considerablemente menores que los de América Latina, y sugiere
que Asia podría elevar los impuestos y sus niveles de deuda a tasas más
cercanas a las de América Latina.
El Banco
Mundial publicó un ensayo en su sitio web titulado América Latina ya no mira
con envidia a Asia. Hoy en día, Latinoamérica "tiene una ventaja sobre el
'profesor' asiático en muchos aspectos de desarrollo, como un aumento en el
ingreso per cápita y la reducción de la pobreza y desigualdad", dice el
ensayo que resume una discusión en un panel de expertos de cada región.
El Banco
Mundial resalta que "la rapidez del crecimiento asiático sigue siendo una
meta encomiable" y señala que se espera que la expansión de América Latina
se reduzca a 2,3% este año.
También el
Fondo Monetario Internacional se subió este año al carro de la redistribución
de la riqueza para reducir la desigualdad. Pero el Fondo ha subrayado que no
quiere impuestos que minimicen los incentivos de trabajar, ahorrar e invertir,
lo que podría socavar el crecimiento.
Entonces, ¿qué
tipo de impuestos son los más efectivos? El FMI estima que menos de 15% del
ingreso en los países en desarrollo proviene de impuestos a la renta debido a
ineficiencias burocráticas y la evasión. Varios países asiáticos están
implementando impuestos al valor agregado, que son más fáciles de administrar.
Joseph
Zveglich, economista del ADB, sostiene que "el impuesto al valor agregado
tiende a ser un gravamen que no distorsiona", lo que significa que no
afecta la inversión y otras decisiones. Pero el IVA también es regresivo, ya
que los pobres tienden a gastar una mayor proporción de sus ingresos que los
ricos, y así terminan pagando una tasa de impuestos efectiva más alta.
El informe del
ADB sugiere que "destinar nuevos ingresos del IVA a elevar el gasto
público puede hacer que, en el balance, este impuesto regresivo sea
progresivo"..
CHINA SE DEBATE ENTRE REFORMAS DE FONDO O MEDIDAS DE ESTÍMULO
Jueves 17 de
abril de 2014
China se debate entre reformas de
fondo omedidas de estímulo
Por Bob Davis y Mark
Magnier | The Wall
Street Journal Americas
BEIJING- El
enfriamiento de la economía china, que según la mayoría de las previsiones
continuará en el segundo trimestre, aumentará la presión para que el gobierno
refuerce las medidas de estímulo y ponga las reformas estructurales en segundo
plano, dicen economistas.
El gobierno
anunció el miércoles una expansión de la economía de 7,4% interanual en el
primer trimestre, el nivel más bajo en 18 meses, tras un crecimiento de 7,7%
interanual en el cuarto trimestre del año pasado. Tampoco se divisan señales de
que la economía pueda crecer a mayor ritmo en el futuro cercano.
El primer
ministro y el presidente del banco central dijeron la última semana que están
abocados a impulsar el crecimiento e indicaron ante un grupo de empresarios
reunidos en la isla de Hainan que las autoridades recurrirán a la política
monetaria o "medidas de ajuste ligeramente mayores" si el crecimiento
cae por debajo de ciertos niveles. El gobierno ya anunció planes para construir
más vías férreas y reducir algunos impuestos. Los detractores dicen que en los
últimos meses las autoridades han devaluado el yuan para ayudar a los
exportadores.
Algunos
economistas sostienen que la actividad económica fue incluso menor a la
reportada en las cifras oficiales. Según estimaciones de Capital Economics,
consultora londinense que estudia datos de electricidad, del sector naviero y
bienes raíces, la economía habría crecido alrededor de 6% en el primer
trimestre frente al mismo lapso del año previo, y 6,3% en el cuatro trimestre.
"La expansión es menor a las estimaciones oficiales", señala Qinwei
Wang, economista de la consultora, quien de todos modos advierte que "la
desaceleración no es tan grave como algunos temían: no es un aterrizaje
forzoso".
El analista de
UBS Tao Wang cree que la desaceleración de la economía se traducirá en un
aplazamiento indefinido de las reformas. "El principio de hacer las
reformas en secuencia no es otro que las reformas más sencillas salen
primero", escribió Wang en una nota a sus clientes. Lo primero en la
agenda reformista, agrega, es reducir la burocracia, abrir el sector de
servicios a la inversión privada y desarrollar nuevos productos financieros.
Wang opina que tareas como la reestructuración de las empresas estatales, la
reforma agraria y un impuesto nacional a la propiedad, "avanzarán con
mayor lentitud".
Las medidas de
estímulo en las siguientes semanas probablemente incluirán la profundización de
algunas de las políticas más focalizadas anunciadas recientemente, como una
mayor inversión en transporte, renovación urbana y proyectos de energía,
señalan los analistas.
El gobierno
podría estimular el crecimiento con una política monetaria más laxa, lo que
ayudaría al sector privado a afrontar en mejores condiciones el enfriamiento de
la economía, un debilitamiento de la demanda internacional y altas tasas de
interés, dicen analistas.
Un menor
crecimiento también disminuye las probabilidades de que China permita una
apreciación importante del yuan. EE.UU. criticó duramente a China el martes por
intervenir en los mercados y dejar que la divisa se depreciara 2,5% frente al
dólar..
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