FUENTE: CERIR Diario "La Capital". Rosario, 9 de diciembre de 2003.
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Viernes 01 de abril de 2011
Opinión
El Mercosur debe demostrar solidez en la negociación con Europa
Federico Pinedo
Para LA NACION
"Si
la Argentina no para su política de impedir el comercio, podría poner
en riesgo la negociación de la Unión Europea con el Mercosur", retumbó
la voz del secretario de Estado. El patio central del Ministerio de
Economía alemán genera calma y aísla las conversaciones del ruido del
mundo exterior. Desde nuestra sala vidriada, cada tanto se ven entrar en
él Audi oscuros que pasean su silenciosa imagen, sofisticada y moderna,
contra las paredes y ventanas de los edificios de un siglo de coches de
caballos, y desaparecen. Justo a los 20 años de la firma del Tratado de
Mercosur, estamos allí junto a diputados brasileños, uruguayos y
paraguayos para comprender y promover la realización del tratado de
asociación entre nuestra región y la unión de 27 países de Europa.
La
frase no es agradable para los oídos de nuestros vecinos, que buscan el
acuerdo. Tampoco para nosotros, pues mientras a Guillermo Moreno se le
ocurre que hay que repatriar los BMW que ya están en nuestro puerto e
impedir el ingreso de neumáticos para autos importados, la firma
Continental anuncia una inversión en Brasil de US$ 500 millones para
fabricar neumáticos y los ladrones porteños dejan sobre tarugos a autos
de alta gama para robarles sus preciosos rodamientos. En algún punto
tiene razón el secretario cuando afirma que quien restringe el comercio
se daña a sí mismo más que a otros.
La presidenta Cristina
Kirchner relanzó la negociación con los europeos como presidenta pro
témpore del Mercosur, el año pasado en Madrid. Las conversaciones se
habían suspendido en 2004, cuando se decidió hacer una apuesta a
negociaciones globales en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Esas negociaciones se estancaron y ahora volvemos a buscar un acuerdo
con los europeos.
El acuerdo es ambicioso, pues, además de ese
contenido político, tiene un pilar de cooperación y otro comercial, que
para ser aceptado por la OMC requiere una liberalización del 90% del
comercio.
Hay hechos que ayudan al acuerdo. En primer lugar, se
mantiene el proteccionismo agrícola europeo, lo que ahora no es tan
grave, pues les vendemos nuestros productos a los chinos, y eso nos da
margen para obtener ventajas industriales a cambio. En segundo lugar, la
crisis financiera está golpeando duro al Viejo Continente. En tercer
lugar, habrá tiempo de adaptación, pues si el acuerdo se firmara ahora,
no podría empezar a aplicarse antes de 2014 y para algunos productos,
aun después. En cuarto lugar, los europeos se protegen de la importación
de materias primas, especialmente carne vacuna, pollos, caña de azúcar y
etanol, pero como nos dijeron en Bruselas el director general de
Agricultura de la Comisión Europea, José Silva Rodríguez, y el
negociador oficial João Aguiar Machado, no se protegerán de productos
alimenticios industriales, lo que nos abre una oportunidad gigantesca de
agregar valor y trabajo a nuestros productos primarios.
La Unión
Europea tiene una producción agrícola de 210.000 millones de euros, da
subsidios a los agricultores por 50.000 millones e importa en ese rubro
por 90.000 millones. El Mercosur exporta por 20.000 millones. El
impuesto a la importación promedio en Europa es del 3% y el de
agroalimentos, del 11%. Silva cree que probablemente pasemos de pensar
que lo más importante es el comercio a que es la inversión, y recuerda
que el principal rubro de transferencias a la Argentina son la ciencia y
la tecnología, en los que ya tenemos un acuerdo excelente. Las
perspectivas para el turismo, los servicios globalizados y las
industrias culturales son también sobresalientes.
A los europeos
les interesan determinados aspectos que a nuestros países no debieran
molestarles, como la protección ambiental, las condiciones laborales
dignas, el desarrollo sustentable, los marcos regulatorios estables, el
Estado de derecho y los estándares fitosanitarios homogéneos que
permitan la libre circulación de mercaderías dentro del Mercosur, según
nos comentó Aguiar Machado.
El secretario de Relaciones Exteriores
alemán, Wolf Born; el responsable de la nueva política hacia América
latina, el conde Wandersee, y políticos como el presidente de la
comisión de Relaciones Exteriores del Bundestag (parlamento), Ruprecht
Polenz, subrayaron la tradición productiva y de inversión industrial de
los alemanes y acentuaron la importancia de una base de previsibilidad
futura, como la que está dada por los valores comunes de democracia,
derechos humanos y respeto del derecho internacional, que se muestran
tan relevantes en estos días de furia en el mundo árabe.
Las dudas
Sin
embargo, la duda más reiterada que sobrevoló todas las reuniones fue
sobre la solidez del Mercosur. Las políticas imprevisibles y fuera de
reglas de la Argentina y la importancia de Brasil en la política mundial
encienden luces amarillas. Uruguay y Paraguay, como dijeron sus
representantes, buscan mejorar su productividad para poder tener mejores
salarios e intentan fomentar políticas de inversión masiva en
infraestructura y logística, seguros de que mayores y mejores
instituciones protegen a los más chicos.
Los europeos cerraron
esta semana acuerdos de libre comercio con Perú y Colombia, como los que
ya tenían con México y Chile. Con Brasil mantienen un acuerdo de
relación estratégica, que le niegan a nuestro país. El Mercosur -según
dicen- tiene poca institucionalidad y se sostiene en las excepciones. Es
que, como asegura el canciller de Lula, Celso Amorim, "debemos tener un
régimen de inversiones común y si no hay una unión económica real, las
posibilidades de consolidar una unión política no son grandes".
El
Mercosur requiere un liderazgo que se comprometa a la armonización de
políticas públicas, a la integración económica en sectores que nos den
competitividad global, a la unión energética, a la infraestructura
común, a la creación inmediata de un organismo que solucione
controversias, a una política medio ambiental regional y fitosanitaria
conjunta.
La conclusión que se puede sacar de todo esto es que una
política latinoamericanista seria es la que nos puede dar futuro, en
reemplazo de ciertas tilinguerías cipayistas y de los populismos que se
miran el ombligo y son destructivos del largo plazo..
El autor es presidente del Interbloque Propuesta Federal-Pro en la Cámara de Diputados.XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX
Martes 20 de agosto de 2013
Mercosur: Brasil, Uruguay y la teoría de las dos velocidades
Los
dos socios avanzan en un acuerdo bilateral que contempla la integración
productiva y de infraestructura; en tanto, sueñan con la posibilidad de
avanzar, de forma bilateral, en una negociación con la Unión Europea
Y
finalmente parecen haber encontrado la fórmula para cortarse solos.
Brasil y Uruguay hablan de la teoría de las dos velocidades, postulado
que se traduce en que ambos avanzarían en un acuerdo con la Unión
Europea a corto plazo mientras que el resto del Mercosur -Argentina,
Paraguay y Venezuela- se tomarían un tiempo extra.
Desde hace
tiempo, los rumores que indicaban el apuro por acordar -tanto de Brasil,
Uruguay y Paraguay- sonaban como una letanía, a raíz de la molestia de
los sectores públicos y privados de esos países con las idas y venidas
proteccionistas y dilatorias de la Argentina. Aunque en voz alta, el
gobierno brasileño siempre se preocupó por destacar el interés de
preservar las negociaciones en bloque.
Igual actitud asumieron los
europeos. A pesar de haber elegido a Brasil como "socio estratégico",
reiteraron hasta el cansancio que lo acordado -y el interés del bloque-
era negociar con el Mercosur completo.
Hace unos días, el
Financial Times publicó declaraciones del ministro de Relaciones
Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, en las que habló de los "fuertes
incentivos" para avanzar en el acuerdo (que comenzó a negociarse en
1999), pero anticipó "que cada país (del Mercosur) podría negociar a
velocidades separadas".
En el encuentro anual de la Cámara de
Exportadores de la República Argentina (CERA), que se hizo la semana
pasada, se blanqueó la situación actual del bloque.
En la sesión
del el Consejo de Comercio Exterior del Mercosur, representantes del
sector privado y público de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay
hicieron catarsis. El anfitrión, Enrique Mantilla, presidente de la
CERA, dijo que el Mercosur "es como el verdadero amor: no tiene reglas".
Mauro
Laviola, vicedirector de la Asociación del Comercio Exterior de Brasil,
pidió la palabra antes del cierre del seminario para hablar sobre la
"teoría de las dos velocidades".
"Los medios dicen que Brasil y
Uruguay pueden hacer acuerdos por separado con la UE y eso no es así.
Por la decisión 32/00, los países del Mercosur no pueden negociar de
forma individual. Esa hipótesis no es viable mientras esté esa
resolución, a menos que un buen día se reformulara. Lo que hoy es
posible es hacer un acuerdo marco al que suscriban todos los países, y
luego cada uno avanza con velocidades distintas".
Antecedentes
Luego, LA NACION mantuvo un breve diálogo con el representante de la influyente organización brasileña.
-¿Encontraron una salida elegante y legal para avanzar solos?
-Hay antecedentes para esto. El problema es que la UE lo acepte.
-¿No cree que el principal interés de la UE en este acuerdo es Brasil?
-Sí,
pero estamos imaginando hipótesis, esto no está arreglado. Es cierto
que el interés más grande es el mercado brasileño, pero Brasil no puede
hacerlo porque está preso de la 32/00.
-¿En qué consisten "las dos velocidades"?
-Es
hacer un acuerdo marco que firman todos los miembros del Mercosur.
Luego, Brasil presenta su cronograma de desgravación y recibe como
reciprocidad el esquema de desgravación de la UE. Los demás países no
necesitan seguir este mismo cronograma. Brasil y Uruguay -que
suscribirían de inmediato el acuerdo- pueden tener cronogramas
distintos. Venezuela en este momento no está en condiciones de hacer una
oferta, si todavía ni siquiera cumplimentó el 50% de las disciplinas
para sumarse efectivamente al Mercosur. Bolivia recién firmó un
protocolo de eventual adhesión, y la Argentina, por su actual posición
más bien proteccionista, no está en condiciones de hacer una negociación
comercial con la UE. Probablemente la Argentina pedirá un tiempo para
arreglar su economía y después entrar en una negociación efectiva, pero
en algún momento tiene que cumplir el protocolo del acuerdo marco.
-¿Podría darse que el acuerdo entrara en vigor entre Brasil y la UE mientras el resto de los socios sigue negociando?
-Sí,
pero todos los países tienen que firmar el acuerdo marco y asumir el
compromiso de que en determinado tiempo acordarán con la UE. Son sólo
velocidades distintas.
-¿Y si no lo hicieran en el plazo pactado, cae lo acordado por Brasil?
-Eso
no lo sé. Es un acuerdo firmado entre cuatro o cinco países y la UE.
Todos los países del Mercosur tienen que firmar ese protocolo y
comprometerse. No pueden, utilizando el subterfugio de la velocidad
diferente, jamás tratar de negociar. Las velocidades diferentes sirven
para aquellos que no pueden acomodar las cosas inmediatamente.
-Según su intuición y experiencia, ¿todo apunta a esa salida?
-Sí, en la medida en que cumplan. No sé qué pasaría si dos lo firman y los otros tres o cuatro jamás lo cumplen.
Los
"antecedentes" a los que se refiere Laviola tienen que ver con el
Acuerdo de complementación económica Nº 59, suscripto en 2003 por los
cuatro fundadores del Mercosur con Colombia, Ecuador y Bolivia (la
Comunidad Andina). "Allí hay velocidades distintas. Ecuador tiene un
plazo más largo para hacer su cronograma de desgravación, igual que
Venezuela respecto de Paraguay, y Uruguay frente a Brasil y Argentina",
dijo Laviola.
Según el Financial Times, el acuerdo con la UE se ha
vuelto una necesidad urgente para Brasil ya que fue reclasificado como
país de clase media alta y por ello, el próximo año perderá las
preferencias comerciales con Europa (la única forma de volver a esa
situación sería con un acuerdo comercial).
La exposición de Julio
Sánchez Laspina, del Centro de Importadores del Paraguay, fue una
larguísima enumeración de las quejas y desencantos de su país con el
Mercosur y la necesidad de reformular el bloque. Por enésima vez,
Paraguay habló de la importancia de poder firmar acuerdos independientes
-cruzada en la que suma a Uruguay-. A propósito, el subsecretario de
Relaciones Exteriores del Uruguay, Luis Porto, dedicó un buen rato de su
charla a las incertidumbres que genera la actual situación.
Dijo
que según la teoría, lo que hay que hacer en un escenario de
incertidumbre -"Un señor ganó el Premio Nobel por demostrar eso"- es no
poner todos los huevos en la misma canasta. "Hay que diversificar y esa
es nuestra postura", sentenció.
La CERA festejaba en el seminario
sus 70 años (ver recuadro), pero los datos que enumeró Mantilla en su
discurso no trasuntaban precisamente un clima de algarabía.
"Si
miramos nuestra performance exportadora en el ciclo 2011-2013, se
verifican síntomas de amesetamiento con un crecimiento menor al 1,2%
promedio anual y muy por debajo de la evolución del PBI. A eso hay que
agregarle un dato estructural: estamos utilizando divisas ganadas con la
exportación de recursos naturales -como granos- para importar otro
recurso natural -la energía-. Tenemos un desafío en el sector externo
que nos plantea el siguiente dilema: o exportamos de acuerdo al nivel de
vida al que aspiramos o deberemos resignarnos al nivel de vida de lo
que exportamos."
El proyecto oficial para reformar el Código Civil
en la Argentina prevé la desaparición de la fidelidad como obligación
matrimonial. La teoría de las dos velocidades parece inspirarse en el
mismo espíritu: juntos, en el gran marco formal, pero puertas afuera,
cada uno maneja sus tiempos y hace prevalecer los intereses locales.
¿Será
éste el primer paso formal para la desintegración del Mercosur o una
suerte de zamarreo que despierte al bloque del letargo de los últimos
años? Una vez más, el tiempo tiene la respuesta.
URUGUAY + BRASIL
DE NAVIPIEZAS Y MOLINOS DE VIENTO El
subsecretario de Relaciones Exteriores del Uruguay, Luis Porto, detalló
alguno de los puntos sobresaliente del Grupo de Alto Nivel.
"Arrancamos
con la integración para una complementación productiva, con foco en
tres sectores principales: el automotriz, la industria naval y la
energía eólica. La esencia es repetir lo que se hizo con la industria
automotriz. La posibilidad de que en las navipiezas haya
complementación, que algunas se produzcan en un país y otras en el otro.
Sólo Petrobras necesita 238 buques que Brasil no está en condiciones de
producir por sí mismo y que quiere que se produzcan en la región. Por
lo que este proceso de complementación tiene demanda segura", contó. Y
admitió: "Uruguay no tiene aspiración de tener una industria armadora de
buques, pero sí una industria de navipiezas".
En energía eólica
se acordó realizar un parque conjunto. "Ambos tenemos parques eólicos y
la idea es que varios de los componentes de los molinos se produzcan
entre Brasil y Uruguay. XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX |
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